Una Melodía por TamashiChiheisen

Mello no sabía que estaba haciendo, en ese momento su cerebro parecía estar apagado, pero solo quería hacerlo, de alguna manera había obtenido una sensación de afecto a dichosos instrumento o solo lo hacía por Near, o más bien, por ambas cosas, porque nadie en su sano juicio arriesgaría su vida por algo tan insignificante como un instrumento de viento poco común, pero a Mello no le importaba, lo haría y punto.

Apenas entró ya podía sentir un aire sofocante y un calor infernal, las tablas se desterioraban velozmente y los muros se debilitaban cada vez más, Mello se dio cuenta de que no calculó bien el tiempo, debía salir de ahí inmediatamente o sería demasiado tarde, la casa en cuestión de minutos se echaría abajo, y eso no lo quería, no con él y la Ocarina adentro.

Corrió lo más rápido que pudo subiendo por las escaleras teniendo cuidado con los escombros y las llamas que cada vez más se expandían. El pasillo de arriba ya era irreconocible, y ya comenzaba a sentir como el humo llenaba sus pulmones, con una mano se tapó la nariz y boca para evitarlo aunque sea un poco.

Abrió la puerta de una patada y entró a la habitación lo más rápido que puro, miró a su alrededor, apenas si sabía en donde quedaban los restos de sus cosas, miró al lado de su cama, ahí seguía su cajón, casi intacto, pero se notaba que las llamas comenzaban a devorar la madera amenazando a destrurirlo todo. En un movimiento rápido abrió el cajón con cuidado a no quemarse. Ahí seguía la Ocarina, con su hermoso color azul que brillaba fuertemente reflejando las llamas, seguía perfectamente bien, suspiró de alivio.

La tomó con delicadeza y la miró completamente cersiorándose de que estaba bien, sonrió al ver que estaba completa. La aseguró bien entre sus manos y se dio la vuelta para comenzar a correr. Se detuvo en seco al ver la puerta (lo que quedaba) ya no estaba, se había derrumbado segundos atrás y él no se había dado cuenta. Chasqueó la lengua, ahora debía buscar una ruta alternativa y el tiempo se agotaba.

Miró la habitación de un lado a otro fijándose en cada detalle que podría haber oculto entre las ardientes llamas, sintiendo como su cuerpo comenzaba a debilitarse bajo los efectos de la escazes de oxígeno y el humo en el aire que llenaba sus pulmones intoxicándolo lentamente. Su mente reacciona a una idea que a buena hora se le ocurre pasar por su cabeza y se da una palmada en la frente por haber sido tan tonto: Podía salir por su ventana. Sí Mello, eres un tonto. Pensó para caminar hacia el marco semidestrozado, podía sentir el piso arder bajo sus pies, y los grados de su piel habían aumentado peligrosamente, era casi como si las llamas ya lo estuvieran envolviendo. Cuando su mano tocó el marco tiñiendo sus dedos de carbón, escuchó unas cosas crujir y se dio cuenta ya demasaido tarde, era el suelo ¡el mismo maldito suelo en el que estaba parado! y antes de que se volviera a golpear el suelo de madera comenzó a fragementarse y a partirse velozmente cayendo con un Mello encima sosteniendo la Ocarina fuertemente, abrazándola contra su pecho. Cayó al primer piso desplomándose sobre una superficie algo suave. Se levantó de golpe con un dolor de cabeza y sintiendo su nariz gotear un brotante líquido rojo, suspiró de alivio al notar que afortunadamente había caído a un sofá, no podría tener tanta suerte como en ese momento.

Levantó la vista observando el enorme agujero que había formado por su torpe y un poco dolorosa caída, tomó deseperadamente la Ocarina y se aseguró de que seguía bien, por suerte también estaba intacta, sí, realmente no podía tener más suerte, excepto que ahora el problema era que debía salir pero rápido. Se levantó del sofá bruscamente y ladeó rapidamente la cabeza en dirección a la puerta, por suerte aún era algo visible, se acercó rápidamente para derribarla y poder salir seguro hasta que unas voces lo interrumpieron, obviamente se tratarían de las de Near y su madre, y aunque él ya estuviera lo suficientemente retrasado como para escapar, decidió prestarles atención para saber de qué hablaban -O mejor dicho gritaban-.

—¿Crees que estará bien? —Esa pareció haber sido la voz de su madre.
 
—Por supuesto que debe estar bien, no se preocupe. —Esa es la de Near.

—¡Pero ya lleva mucho tiempo adentro! creo que algo le habrá pasado —Decía ya con una voz de desesperación.

—Es cierto, pero de seguro estará bien, saldrá pronto yo confío en él. —Near sonaba seguro de sí mismo.

—¡Pero no lo soporto! ¡se está tardando demasiado! ¡realmente creo que algo le pasó! —Dijo ya con una voz que parecía que ya estaba llorando, Mello sintió algo de lástima y felicidad al saber que su madre realmente se preocupaba por él, así que es cuerto que decía la verdad.

—Si crees que en verdad le pasó algo, iré a buscarlo, no quiero perderlo.

—¡Pero espera! ¡no te arriesgues tú también! ¡yo ctambién confío en mi hijo por eso estoy segura de que está bien!

Mello se sentía altamente conmovido, y al saber que Near arriesgaría también su vida por salvarlo. Se levantó y abrió la puerta de una patada, saliendo hacia la libertad y la seguridad del mundo exterior, al instante cayó de rodillas al suelo porfin podiendo aspirar el aire limpio, sabiendo que su estado estaba mal, levantó la vista y vio que su madre y Near lo observaban impresionados.

—¡Mello! —Gritó Grace corriendo hacia él —. Mello ¿estás bien?

—S-sí... estoy bien —Dijo algo agotado, levantó la mirada hacia Near, quién lo observaba con lágrimas en sus ojos. Mello le extendió la Ocarina —. Toma.

Near acercó sus pequeñas manos lentamente, impresionado sujetó la Ocarina liberando las lágrimas, la juntó con su pecho y miró a Mello

—Gracias...