-Xiao LuHan, está usted en serios problemas, ¿Cree que hacer lo que gusta cuando gusta es moralmente correcto? Un secuestro es un delito federal que se paga con la cárcel ¿Qué dirá en su defensa cuando presente los cargos?- Luhan se dio la vuelta mientras sonreía sarcásticamente, todo el asunto le parecía muy socarrón.
Se cruzó de brazos, mientras veía a la persona frente a él con una sonrisa victoriosa.
Todo pareció ocurrir con una rapidez que no era capaz de describir.
Hizo memoria de lo que había sucedido horas, muchas horas atrás.
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Iba tranquilamente a la escuela, tomo el autobús en la parada y como le era usual se sentó al fondo, ya con los audífonos puestos se dispuso a escuchar su lista de reproducción favorita, mientras veía por la ventana como los caminos se diluían por la velocidad y todo parecía un difuminado de sombras.
En la soledad, se dejó llevar por la tranquilidad de los pianos de Lizst.
Al llegar al instituto, camino directo al departamento de música, mientras iba de camino a los salones vio por los pasillos una sombra conocida, aguzo la vista mientras detenía el paso, descubrió una tenebrosa verdad, veía al gigante que solicito su “servicio” aquella extraña ocasión.
Con temor corrió a esconderse detrás de un arbusto, mientras veía como segundos después se encontraba con un chico bajito al que abrazo con fuerza, lo alzo del piso en un abrazo, y sin importarle la guitarra que llevaba en la espalda lo sostuvo por un par de segundos más.
Luhan se sintió un retorcido acosador al darse cuenta de que cada clase de la que salía, hacía uso de su vista de halcón hasta encontrar al gigante de sonrisa tenebrosa para luego ver todos y cada uno de los movimientos de este.
¿Por qué lo espiaba? Fácil si el alto descubría que Luhan, el sexoservidor que casi se folla, estudia en su mismo colegio, haría uso de su sensualmente grave voz para comentar a las personas que Luhan es un prostituto, las personas tenían el presentimiento de que lo era, pero si era confirmado, entonces sería el fin de su nula vida social y también le expulsarían de la universidad.
Por un simple gigante de ojos siniestros y sonrisa de loco, todo su esfuerzo se iría directito a la basura.
No podía permitirse darse el lujo de que lo viera.
Pero después de pasar medio día evitándolo, simplemente llego un instante en el que decidió tomar la rienda de la situación, él no era un cobarde para huir, por lo que llenó de valor, se escondió tras un arbusto mientras esperaba por la salida del alto por una de las salas de instrumentos de cuerdas, aquel donde estaban las guitarras acústicas y eléctricas, los violines, los cellos entre otros. Lo más seguro era que saldría de allí, pero salieron personas, de poco a poco pero no salía el árbol con piernas.
Tenía la esperanza de que al salir, caminaría hasta él y saldría para atacar.
Dio un vistazo a su reloj, era hora de la salida del horario establecido, salían personas y comenzó a frustrarse.
-¿A quién vigilamos?- una voz gruesa hablo a sus espaldas y Luhan se sobresaltó, se quedó de piedra a ver que era Chanyeol, el gigantes de ojos psicópatas, sin pensarlo, le cubrió la boca con una mano, mientras se levantaba para llevarse consigo al alto, veía a los lados mientras se lo llevaba de incognito a una de las salas de maderas, cerró la puerta tras sí, mientras el alto veía con susto al rubio.
-¿Qué es esto? ¿Un secuestro?- pregunto con miedo, mientras Luhan lo veía atentamente, afortunadamente nadie se dio cuenta de nada, no le tomó mucho tiempo pensar rápido en una solución y se agradecía mentalmente por lo rápido que fue.
-Más o menos.- Luhan musito con una sonrisa malévola, mientras se daba la vuelta y cerraba con seguro, vio los ojos muy abiertos del alto.
El alto tomó aire.
Luhan esperaba por una reacción.
-¡Auxilio! ¡Me secuestran!- comenzó a gritar mientras golpeaba las ventanas para que alguien le ayudará, al no ver a nadie, se dio la vuelta derrotado, mientras se tumbaba en el suelo.- ¡Auxilio un rubio lindo me secuestra!- seguía gritando y pataleaba, entonces fue cuando Luhan recordó que llevaba la magia en su bolsillo.
Se acercó con el paño hasta Chanyeol y cubrió su boca y nariz hasta que cayó desmayado.
Si, definitivamente el cloroformo era mágico.
*****
Luhan, comenzó a dar vueltas mientras pensaba en algo rápido, simplemente no pensó muy bien al traerlo en una casa abandonada y en ruinas, en su cabeza se veía mejor, pero ahora no sabía que más seguía, tal vez conseguir una silla donde sentarlo y amarrarlo.
“Genial, Luhan, ¿Por qué no de una vez lo amordazas y consigues un revólver?, digo, tal vez si terminaras siendo un criminal, entonces te preparas bien.”
Después de unos largos instantes donde se reprochó a sí mismo, busco en toda la casa, o lo que quedaba de ella, una silla, que no tenía la esperanza porque bueno, lo único que había era trozos de madera, polvo y escombros. Y para su sorpresa en una de las habitaciones encontró una silla que aunque no estuviera en tan perfectas condiciones podría ser de ayuda.
Lo sentó en la silla y seguido corrió a la ferretería de al lado a comprar cuerda con parte del dinero que irónicamente le dio el alto y de donde planeaba amarrarlo. Hermosas circunstancias que le obligaban a utilizar su dinero en su contra.
Después de varios tantos minutos amarrando al alto contra la silla, y asegurarse de que no escaparía, fue con calma a la tienda para comprar unos snacks y bebidas, había leído que el tiempo de duración de cloroformo era considerable pero no muy largo.
Se recostó en la pared, mientras esperaba a que el alto despertara, se decidió a comer patatas y un refresco de manzana, minutos pasaron y Luhan se quedó varado en la indecisión, ¿Qué haría una vez que despertara?
Tal vez lo sabría en cuando pasara, pero no podía simplemente cruzarse de brazos mientras lo que amaba hacer era arrebatado de sus manos solo por lo que se dedicaba para hacerlo. Es decir, no es como si a alguien le gustara sufrir y se ofreciera para compartir veladas con extraños sedientos de sexo fácil y rápido.
Una lágrima rebelde estuvo a punto de caer pero se contuvo con todas sus fuerzas, ya no había vuelta atrás, ese era el único medio que tenía, por el momento, para pagar su universidad y el alquiler del departamento.
Chanyeol comenzó a abrir los ojos lentamente, con una mueca de dolor, hizo fuerza para levantar sus brazos y masajearse la cabeza, pero al darse cuenta de que estaba imposibilitado por los amarres fuertes de la cuerda abrió los ojos muy grandes y vio a su captor.
El rubio lindo de ojos distantes, comía papas relajado, sin prestar mucha atención de la mirada alerta del alto.
-¿Tu? No entiendo, ¿Porque el afán de secuestrar personas que solo se acercan a saludar?- comento mientras dejaba de moverse, sentía el leve presentimiento de que si se seguía moviendo brusco terminaría rompiendo la silla y por consiguiente terminaría con el culo en el suelo.
Mejor convencería pacíficamente al rubio de dejarlo irse.
-Escucha, Chanyeol o como sea, te reconozco, tú me reconoces, eso está más que claro.- se pauso mientras dirigía su mirada indiferente a sus ojos, y sintió como le quemaba esa mirada, tan intimidante, el alto se quedó hechizado por los ojos preciosos del rubio.- Y eso es un problema, nunca he mezclado mi trabajo con el colegio, estoy bastante consciente de las consecuencias que me traería si alguno de los rectores se entera de como uno de los estudiantes gasta su tiempo fuera de manera moralmente incorrecta.- se pauso y hecho un vistazo a otro sitio con una ceja alzada en molestia, Chanyeol permanecía quieto y callado, el rubio era intimidante de una forma que no lograba comprender. ¡Y eso que él era mucho más alto!
No podía evitar sentir la piel erizada y su atención sobre el cuerpo recostado en la pared de manera egocéntrica.
No podía evitar encogerse de sumisión y miedo de cometer un error.
¡Qué sensación tan más increíble! Estaba siendo seducido por sus ojos que lo asesinaban, por sus labios fruncidos levemente, por sus palabras frías y crueles.
-Ambos no podemos darnos el lujo de vernos envueltos en tremendo escándalo, no me interesa tenerte cerca para “pasar a saludar , no me interesa tenerte de amigo ni ningún derivado, por ello es necesario que no abras la boca, no me conoces ni yo te conozco, no me interesas y yo no te intereso, punto final.- poso sus ojos fríos en él y Chanyeol sintió como si trataran de asesinarlo y esfumarlo, le brillaron los ojos al darse cuenta de lo que había dicho el rubio.
Dijo que era necesario, ni siquiera le pidió un favor, fue una especie de orden.
Sonrió bobamente.
-Disculpa, me tienes secuestrado en un lugar abandonado y a kilómetros alejado de la civilización, mientras no me pides de no favor, me exiges que haga como que no te conozco, no sé si me asesinaras y venderás mis órganos en el mercado negro, solo quiero una cosa antes de que decidas hacer lo que sea conmigo.- hum sí, eso sonó tan bien, si, que el rubio lindo hiciera con él lo que sea.
Después de pensar un rato sobre lo que sería tener a ese pedazo de perfección en su cama, dirigió su vista a sus ojos indiferentes.
Y como vio que el chico, que se hacía apodar Luce, no pregunto ni reacciono en lo absoluto.
-Tu nombre, quiero saber tu nombre, solo eso.- pidió con los ojos brillantes y suplicantes, el rubio le dirigió una mirada de molestia.
¿Su nombre? ¿Era enserio?
-Absolutamente no, tenía la leve esperanza de que captaras rápido ¿Qué parte del no me conoces no entiendes?- pregunto molesto para luego sonreír burlón, si definitivamente se estaba burlando de él, pisoteo su orgullo haciéndolo parecer un completo retrasado mental.
Si le preguntamos Chanyeol al respecto, lo único que diría seria que no importaba, pues lo único que podía pensar era en esa sonrisa descarada y burlona.
Porque eso, para el alto significaba ganar un poco.
-Solo creía que era injusto, sabes mi nombre pero yo no sé el tuyo.-le reclamo sin tratar de ser irrespetuoso, siendo el secuestrador malvado de la historia no descartaba la clara diferencia de edad.
-¿Y qué? tú me lo dijiste, yo no te lo pregunte.- se defendió mientras se cruzaba de brazos claramente molesto por una discusión tan increíblemente absurda.
-Es injusto, no hay democracia en lo nuestro.-lloriqueo el más alto frente a la indiferencia del rubio de ojos bonitos.
-No hay nada entre nosotros y nadie hizo mención de clases, pero si así lo quieres, considéralo monarquía totalitaria, si no quiero hacer algo simplemente no te explico- cruzo una mirada glacial con el castaño de ojos grandes que se derretía por los ojos exhaustos y gruñones del rubio.
-No seas así conmigo- hacia una especie de berrinche que el mayor no estaba dispuesto a soportar un instante ni de broma.
-Xiao LuHan-musito a lo bajo.
-¿Cómo? No escuche bien.- el alto se acercó al rubio esperando que lo repitiera, pero al ver como el rubio ponía los ojos en blanco apostaba a que no lo haría.
-No lo repetiré- se dio la vuelta dispuesto a irse.
-Xiao LuHan, está usted en serios problemas, ¿Cree que hacer lo que gusta cuando gusta es moralmente correcto? Un secuestro es un delito federal que se paga con la cárcel ¿Qué dirá en su defensa cuando presente los cargos?- Luhan se dio la vuelta mientras sonreía sarcásticamente, todo el asunto le parecía muy socarrón.
Se cruzó de brazos, mientras veía a la persona frente a él con una sonrisa victoriosa.
¿Qué cómo se había librado de los amarres? poco importaba. No le interesaba a Luhan, así como nada que no tuviera algo que ver con el mismo. El alto parecía lleno de confianza de un instante a otro.
-Haz lo que quieras.- dio por terminada la conversación, suponía que si el alto comprendía un ligero porcentaje de lo que había dicho entonces estaría seguro de que no iría por la universidad gritando en lo que Luhan se dedicaba, entonces todo estaría bien.
El alto sin saber que hacer simplemente trato de encontrar una forma para que el rubio posara esos bonitos ojos molestos en él una vez más.
Por lo que se adelantó y se posó delante de Luhan.
-Ten por seguro que no diré nada.- y el rubio pareció satisfecho.- Con una condición.- Luhan borro la sonrisa de su rostro por una que decía más o menos un “Olvídalo gigante demente”.
Chanyeol era de los que nunca se daba por vencido cuando querían lograr algo, de esos molestos insistentes que realmente sacaban de quicio a Luhan.
-Ten una cita conmigo.- y Luhan definitivamente no sabía que esperar del alto.