LuHan sabía que soñar con el gigante comenzaba a ser una muy mala, enserio, mala señal.
Al despertar y ser consciente de los rápidos sucesos en su sueño se decidió por crear teorías que explicaran la razón de que aquel poste se colara en su cabeza cuando dormía.
La primera y la que prefería tomar, era porque había pasado casi todo el día viéndolo, lo invito a una “cita” y por ello había soñado con él. Todo sin vincular alguna especie de sentimiento remoto al cariño o cosas así.
La segunda que era la que le ponía la piel de gallina y le hacía negar frenéticamente con la cabeza; era que quizá, tan solo quizá, eso era una señal de que debía ser su amigo. Pero siendo realista eso no sería posible ni aunque quisiera, pero no es como si LuHan quisiera o algo así. Todo él debía mantenerse alejado de las personas, debía protegerse de todos y ChanYeol no sería la excepción.
Sus pensamientos seguían al aire mientras se dirigía a la universidad, debía conseguir concentrarse en las clases porque repetir curso no estaba incluido en sus planes.
Al entrar a economía sintió una ráfaga de tristeza y soledad que le invadió, nadie se había percatado de su presencia, ni siquiera cuando había llegado un poco tarde. Nadie le había dado los buenos días, nadie lo había saludado, nadie le había preguntado por su día.
Pero era lo normal, sabía que no debía ponerse de esa manera pero no lo evito y cuando estuvo en el lugar más alejado del salón con cautela seco una lagrima que iba cayendo mientras trataba con fuerzas el detener ese comportamiento.
Al terminar la clase se preguntó si realmente él estaba destinado a la soledad, nunca se había sentido triste por considerarlo, ¿Por qué ahora era diferente?
Luego recordó al gigante y sintió que lo necesitaba. Necesitaba de sus palabras de aliento y su sonrisa despreocupada. Pero no quería ser dependiente de alguien, ese era el primer paso de su hundimiento hacia el largo camino de su destrucción.
En mitad de una lucha interior, se decidió recostar en uno de los bancos en el área verde la universidad. No vio quien estaba a su lado y realmente no presto atención a la enorme sonrisa maniaca de este.
Genial.
-¿Problemas?
LuHan con ironía subió los hombros. Chanyeol busco en su mochila y de esta saco una paleta de limón que le ofreció al rubio. LuHan la acepto y se relajó al sentir su sabor ácido y dulce.
Los caramelos lo tranquilizaban y era una suerte que el alto se lo ofreciera en momentos tan extraños y difíciles como esos.
-Si, tú
ChanYeol un poco desconcertado, se dio la vuelta viéndolo a la cara pero LuHan mantenía los ojos cerrados, disfrutando del caramelo o evadiendo el contacto visual del alto en lo posible.
-¿Yo soy el problema?
El rubio asintió con la cabeza.
LuHan sonrió aun con los ojos cerrados, debía comenzar a controlar su sinceridad o terminaría alejando a la única persona que parecía interesada en hablarle, era como un cachorro en busca de amor. Pero eso era lo que quería, alejarlo ¿no? Entonces ¿Por qué le preocupaba considerarlo?
-Eres muy insistente en querer mi atención cuando es claro que no deseo ofrecerla a nadie
No sabía porque lo dijo, no quería referirse a eso pero fue un simple impulso que no supo controlar.
Se quedó pensando en un universo en el que ChanYeol no fuera el ChanYeol insistente y sonriente que era y no pudo ser capaz de evitar sentir un estremecimiento. Sería un mundo muy jodido.
-Tengamos otra cita
LuHan abrió los ojos y sus ojos se fueron directo al alto que solo se limitaba a sonreír. Él acaba de aceptar que no le daría su atención ni a él ni a nadie y el solo se limitaba a invitarlo a otra cita. Cuando el rubio estuvo a punto de hablar el alto simplemente acaricio su cabello de manera cariñosa y dirigió su vista a un punto en la nada.
-Creo que debemos volver a salir, porque no creo una sola palabra de lo que dijiste.
LuHan sorprendido abrió la boca pero nada salió de esta.
Chanyeol le sonrió y se fue no sin antes decirle que pasaría a su departamento esa noche y que no se molestara en ir a trabajar. LuHan reacciono segundos muy tarde.
*
Pasaba los canales sin molestarse en ver de qué se trataba cada película, estaba inquieto y no sabía porque. Bueno si lo sabía pero era tan terco que no planeaba aceptar ni si quiera en su cabeza.
Se levantó dispuesto a tomar una ducha pero el timbre sonó. Cuando abrió la puerta se encontró al gigante con un ramo de flores blancas. LuHan se sorprendió por la rapidez con la que había llegado, no hacer media hora había salido del colegio.
-No quería que fueras a ese lugar y huyeras de mí
Se explicó al ver el rostro avergonzado del rubio. Aun vestía la ropa que había usado para ir al colegio en cambio a ChanYeol le había dado tiempo de hasta calzarse muy bien, retocarse lo rulos descuidados y de comprar flores.
Quizá LuHan había perdido demasiado tiempo con el televisor o quizá el tiempo para él avanzaba muy rápido.
LuHan se hizo a un lado y lo dejo pasar.
Era la primera vez que ChanYeol veía tantos trofeos y diplomas en una sala. Eso lo intimidaba mucho. Bueno, la inteligencia de LuHan lo intimidaba mucho ahora que el hecho de recordarle que su coeficiente intelectual estaba muy por encima del resto y del suyo propio le hacía tener miedo de cometer algún error.
LuHan le dijo que solo se daba una ducha, se vestía y entonces podrían irse, lo dejo sentado en el sofá de la pequeña sala.
ChanYeol veía su alrededor con una fascinación como de un infante. Veía desde la pared de color perlado hasta los detalles de madera en la mesita frente a él. Todo el lugar era tan LuHan y eso le encantaba. Pero él seguía ahí sentado en silencio.
Habrían pasado treinta minutos y LuHan aún no hacia presencia y entonces tuvo miedo. Quizá se habría escapado por la ventana para evitar ir a su cita. Pero no le importo considerar que lo plantara en su propio apartamento sino que tuvo miedo porque estaban en el quinto piso y para bajar abría que recorrer unas escaleras frágiles-de potencial peligro- de metal para llegar al suelo. Pero no solo eso, también sintió miedo de tan solo pensar en LuHan, tan frágil y pequeño, caminar las peligrosas calles de noche. Imaginaba locos borrachos que secuestran a niños bonitos para la venta órganos o peor para su venta misma.
ChanYeol se levantó del sofá y con los nervios de punta se dirigió a la habitación de LuHan, que no le costó encontrar, porque el departamento era muy pequeño. Cuando abrió la puerta encontró al rubio frente al espejo y vio lágrimas que caían de su rostro.
LuHan intento secarlas y hacer como si nada hubiera sucedido. Podría distraer la atención a aquello y simplemente mostrarse molesto por la intrusión a su habitación.
Pero Chanyeol se acercó y lo abrazo. Lo abrazo con tanta fuerza y calidez que LuHan no pudo evitar hundirse en su pecho y dejar que las lágrimas siguieran cayendo.
-Soy horrendo, no entiendo porque insistes conmigo.
Chanyeol beso su cabeza aun sin soltarlo. ChanYeol había escuchado el murmuro tembloroso y lleno de dolor de LuHan y se sentía muy triste.
-No lo eres, LuHan, eres precioso, hermoso ¿sabes?
ChanYeol sintió como si su corazón se rompiera en mil pedazos, no quería que LuHan siguiera trabajando de esa forma. Ni que llorara tan desconsoladamente. No quería ni iba a permitir que se rompiera más y más.
Se separó de él, tomo su rostro entre sus manos y lo vio a los ojos.
-No me daré por vencido hasta que seas feliz.
ChanYeol quería decirle más cosas, como que iba a lograr que dejara ese trabajo y que haría hasta lo imposible por verlo sonreír, pero LuHan con los ojos llorosos lo abrazo con tanta fuerza que lo dejo sin palabras.
-Gracias ChanYeol.
El alto sintió como una lagrima caía de su mejilla, no pudo contenerse por mucho tiempo y lo envolvió entre sus brazos, protegiéndolo de todo.