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A TU LADO por run4fun

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Notas del capitulo:

MUCHAS GRACIAS POR LEER Y POR SEGUIR ESTE FIC….


Espero  disfruten de este nuevo cap. Y que esperen al siguiente.

VERDADES

 

Al abrir sus ojos se dio cuenta que no se encontraba en su habitación, no, esta tenía una decoración muy inusual y extraña. Muy diferente a la suya.

 Se reincorporo,  lentamente viéndose a sí mismo vendado y limpio, la mayoría de sus heridas ya habían sanado, claro que al ser un caballero dorado era lo más natural. 

Miro a su alrededor, no sabía con exactitud donde estaba, solo vino a su mente la última cosa que vio antes de caer inconsciente a causa del desangramiento  y la debilitación de su cuerpo.

-Shaka…- dijo al verle ingresar por la puerta.

-ya te sientes mejor? –pregunto, al verlo despierto.

-eso parece. – Aiora se sentó a un lado de la cama. Agacho la vista, no sabía que decir, se sentía incómodo.

- te desmayaste.- hablo Shaka acercándose a él. -  así que te traje a mi recamara, para dejarte descansar un poco. –

- su pongo que tengo que darte las gracias, no? – Shaka arrugo el entre cejo, por sus palabras, sonaba arrogante y el no esperaba ese tipo de comportamiento por parte de el otro.

- solo si tú lo creer conveniente, caballero. –  dijo sereno.

-Shaka, Shaka, Shaka! – Exclamo cansado, poniéndose en pie con lentitud, -  a veces pareces una persona sensata y tan diferente a lo que aparentas, alguien amable y condescendiente. – Shaka permanecía en silencio.

- incluso. – prosiguió, mirándole de reojo. -  cuando sentí la calidez de tus labios, pude notar lo humano que eres, lo dulce y tierno que eres. – ante estas palabras, Shaka volteo su vista en otra dirección. Para evitar que Aioria no notara su leve sonrojo.

- no comprendo tus palabra. – dijo sereno apartándose hacia la ventana de su cuarto.

- era de esperarse, - volteo a ver el otra dirección, decepcionado. El silencio  se hiso presente por unos minutos, era incómodo.

- dime una cosa, Shaka. – se acercó a, el hasta tenerlo cara a cara, Shaka dirigió su vista nuevamente a él, expectante.

-si el patriarca te ordenara matarme, tú lo harías? –

Shaka se quedó callado, la verdad no había pensado en ello.

- yo…-

-no, no hace falta que me contestes, está clara tu respuesta. – Aioria sabía que Shaka era un hombre de principios, alguien que dejaba de segundo plano sus sentimientos, alguien que anteponía su deber a cualquier cosa, alguien parecido a Shura.

Se dirigió a la salida de la recamara, al estar casi afuera, se detuvo. - solo espero que ese día nunca llegue, Shaka, pues si llega, tanto tu como yo terminaríamos destrozados. – le sonrió amargamente mientras dejaba la habitación, Shaka se quedó tieso y confundido por sus palabras.

Lentamente se dirigió hacia su cama, está aún tenía el aroma de Aioria impregnada el ella, respiro afligido. –Aioria…- porque, se preguntaba una y otra vez porque no tenía el valor suficiente como para encarar sus sentimiento, como para decirle a Aioria lo que sentía hacia él, porque se acordaba cada que quería hacerlo, si una parte de él quería gritar a los cuatro vientos lo que sentía la otra le indicaba que un caballero como él no podía albergar ningún tipo de sentimientos hacia otro caballero y menos hacia alguien como Aioria.

Se puso en pie rumbo a su sala gemela para  meditar o al menos intentarlo. Necesitaba organizar sus ideas, pensamientos  y también sus sentimientos.

 

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Ahí estaba, frete suyo, el hombre que era causante de la mayor parte de sus desdichas. El hombre al que quería destruir y matar con sus propias manos por el engaño que cometió contra él.

-lamento no haberte mencionado antes mis planes con el patriarca, pero tú sabes, él es quien manda aquí. – hablo cínicamente Aioria lo miraba con ira contenida, quería matarlo, hacerlo sufrir. -  la verdad, al fin de cuentas, todos salíamos ganando, bueno… - lo miro sonriente. –unos más que otros. – hablo feliz acercándose más a Aioria, este apretó los puños.

- espero no me guardes rencor por lo ocurrido.– Death intento tocar su hombro, entonces Aioria reacciono, de un movimiento rápido sostuvo la mano de mascara, poniéndolo contra una pared.

- no te atrevas a tocarme. – hablo furioso, ejerciendo mucha fuerza en su agarre.

- no es bueno guardar rencor,  eso no es propio de un caballero como tú.-hablaba  con algo de dificultad, pero sin dejar de lado su cinismo.

- cállate! – bramo furioso, tirándolo al suelo.

Lentamente y sin apartar la mirada de Aioria se puso en pie. -  no me digas que no te la pasaste bien.  – Aioria le propino un fuerte puñete en el rostro, para luego sostenerlo del cuello y alzarlo.

Death no podía quitárselo, no lo podía creer, Aioria, lo había superado en fuerza.  Sentía como poco a poco Aioria ejercía más fuerza, quitándole la respiración y  rodeando su cuerpo con su cosmos, impidiéndole movimiento alguno, no le entendía, Aioria,  no portaba su armadura y el con la suya puesta no podía apartar a Aioria ni lanzar golpe alguno contra él.

La cara de terror que Death puso al sentirse desfallecer, fue algo ratificador. Quería matarlo, acabar con su nefasta existencia de una vez, así ya no vería su repulsivo rostro de nuevo, pero lo pensó, el matarlo no le devolvería nada de lo que le habían quitado, ni tampoco,  redimiría su orgullo ni dignidad.

Así que lo soltó. Death cayó al suelo, de rodillas, e intentando retomar todo el aire que necesitaba con urgencia.

-  no vales la pena, - le dijo mirándolo con desprecio. – eres tan miserable y poca cosa que no me voy a ensuciar las manos con una sangre tan sucia y asquerosa como la tuya. – se   dirigió hacia la salida del templo de cáncer.

- pero eso sí, - volteo a verle, mientras Death permanecía aun en el suelo, arrodillado, con ambas manos en su cuello. – no vuelvas a dirigirte a mí nunca más, ni siquiera, quiero que me mires. -   le sonrió con altivez.  -   Porque si lo haces, acabare con tu miserable vida y pondré  tu rostro junto con los de tus desgraciadas víctimas. – Aioria se alejó, rumbo a su templo.

- maldito niñato. – Death se sobaba la garganta, por poco y muere asfixiado, sin poder evitarlo. Lo sabía, Aioria le había superado en fuerza, no sabía cómo, pero ahora poseía muchísima más fuerza que antes.

-maldito…- trago con dificultad mientras se reincorporaba, apoyándose en una de las columnas. -  me las pagaras. -

 

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Habían pasado años, años, en los que todo había cambiado, la  vida  en el santuario ya no era la misma, todo había empeorado con el paso del tiempo. Cada vez había menos caballeros o aspirantes pues las pelas eran muy duras, arduas   y desiguales; los entrenamientos eran insoportables, crueles, sangrientos y despiadados.

 Aquellos que vivian a los alrededores del santuario, vivian asustados, atemorizados, temerosos, rogaban e imploraban para no ser asesinados, entregaban todas sus pertenencias a aquellos soldados que a punta de lanza los amenazaban y los hostigaban, en ocasiones por diversión y en la mayoría del tiempo por órdenes del patriarca, les quitaban lo poco que poseían y si se reusaban, terminaban muertos.

Si, los enfrentamientos eran constantes, la muerte y la injusticia se respiraba por doquier, nada era como debería ser  y lo peor,  todo era consentido, todo esteba permitido por el mismo hombre quien se supone debía de imponer la paz y la justicia como máxima autoridad,  ese hombre quien se hacía llamar  a si mismo patriarca, pero que no tenía ni una pisca de serlo.

 Este, solo se encargaba de hacer cumplir sus órdenes, su voluntad,   de ser adorado  y temido. Nadie podía  renegar u objetar algo  ya que  aquel que dudara o tratara de levantarse en su contra, siempre terminaba muerto, y de la manera más cruel y dolorosa posible.

Apretó los puños, furioso, odiaba a ese hombre, lo odiaba y despreciaba.  Pero más que nada odiaba en lo que se había convertido, se odiaba por seguir sus órdenes, por seguirlo, por no hacer nada más que observar como todo se venía abajo. Como gente inocente moría sin razón, no era lógico, ellos debían de proteger a las personas, pero hacían todo lo contrario mataban sin piedad y sin cuestionamiento alguno.

Respiro agobiado al momento en el que apartaba la mirada del campo de batalla.

No deseaba pensar en ello, le hacía mucho daño saberse sumiso e impotente. Bajo la mirada, avergonzado, sentía tristeza y rabia, deseaba tanto olvidar quien era y que había hecho.

 

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Ares sonrió al ver a Shaka ingresar por la puerta del gran salón. Tenía un propósito en mente y para cumplirlo necesitaba de ese caballero.

-me mando a llamar,  señor– hablo Shaka sereno y haciendo una leve reverencia ante este.

-así es Shaka, deseaba hablar contigo. – Ares se acomodó en su trono. – necesito que te dirijas hacia el Tíbet. –

-el Tíbet? –

-sí, he oído que ahí se encuentra refugiado el caballero del primer templo, el carnero. – se puso en pie. – lo necesito aquí, así que te pido vayas y lo llames, intenta convencerlo de volver y si es necesario oblígale a venir hasta aquí. – Shaka lo miro confundido.

- necesito verificar la lealtad de ese caballero hacia el santuario. – Shaka comprendía el hecho de que el caballero de Aries debía de permanecer en el santuario pues ese era su lugar, Pero en realidad había algo que no entendía, porque justo ahora.

-pero señor, usted sabe que ese caballero aún se rehúsa a volver, es más, él está en complot en contra de nosotros. –

-precisamente por eso Shaka, quiero que vayas y de ser posible me lo traigas a la fuerza, sé que con tu fuerza y tus habilidades puedes hacerlo, así que ve y tráemelo. – ordeno ares en tono serio, Shaka arrugo el entre cejo. Se veía indignado, él no era del tipo que le gustara hacer las cosas a la fuerza.

- hare lo posible para presentarlo ante usted, señor, pero no le aseguro nada. – Shaka salió del templo notoriamente molesto, dejando a ares enfadado por sus últimas palabras.

 

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-buenas tardes, caballero. – 

Aioria volteo a ver rápidamente hacia quien le había saludado. Se sorprendió al ver a Camus parado justo detrás de él y mirándolo de una manera muy diferente, no parecía ser el mismo tras su larga estancia en Siberia.

Ambos se quedaron viendo a los ojos por un largo tiempo hasta que Camus decidió apartar su vista.

-con permiso, Aioria. – salió del quinto templo rumbo al suyo.

-qué extraño. – Aioria se cruzó de brazos mientras miraba a Camus alejarse rumbo a su templo. Le extraño que le haya saludado y más que lo haya llamo por su nombre. – que pretenderá ahora. -

….

-CAMUS! – milo corrió hacia este al verle ingresar a su templo, había sido larga la ausencia de Camus y no podía  contener su alegría y emoción al verle nuevamente.

-dime como te fue con tu discípulo? – Camus lo miro de reojo mientras se apartaba de milo lentamente ante la mirada incomprensible de este.

-luego de casi medio año sin vernos, así es como te comportas! – le grito molesto por su actitud indiferente.

- Milo. – dijo con pesar volteando a verle. – ahora estoy muy cansado y  quisiera que dejaras tu agresividad, alteración e indignación para otro momento, sí? – Camus estaba por retomar la caminata, pero milo lo sujeto de un brazo para detenerlo. 

- eso es todo lo que sientes, luego de no vernos por tanto tiempo? Es todo lo que tienes para decirme? – Camus lo miro sereno.

-que quieres que te diga? –

-no lo sé!  - grito histérico.

- un hola Milo,  como te ha ido,   sí, yo también te he extrañado y  me alegra verte luego de tanto  tiempo.– milo se veía muy molesto, Camus solo se soltó de su agarre.

- solo te diré una cosa, milo.  – Camus le dio la espalda, milo lo miraba atónito. – muy pronto todo va a cambiar. Todos aquí se llevaran una nada grata sorpresa y es muy  probable que tu tengas que cambiar tu actitud hacia cierta persona. – Camus le sonrió, para luego ir escaleras arriba rumbo a su templo.

- a que rayos se refiere con eso. – milo estaba más molesto que desconcertado. – que se joda! -

 

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-así que vienes a visitarme, que raro, no suelo recibir visitas “amigables” provenientes del santuario. – mu parecía ocupado arreglando una armadura de bronce. Mientras Shaka permanecía a su lado.

-esa es la armadura del dragón, si no me equivoco. – mu asintió levemente, mientras volteaba a verle.

-dime Shaka, que es lo que verdaderamente te traer por aquí? – pregunto mirándole detenidamente, Shaka dirigió su vista hacia el horizonte.

-en realidad no comprendo cómo es que un caballero como tu haya decidido venir  hasta aquí tan solo para preguntarme que es lo que traigo entre manos al ayudar a unos insignificantes caballeros  de bronce que pretenden  desprestigiar el santuario. Si para alguien como tu esto sería lo más irrelevante del mundo.-

-son órdenes del patriarca. – hablo sereno, mu sonrió, Shaka no hacia las cosas porque se las ordenaras, a menos que el estuviera de acuerdo u obtuviera  algo que le conviniera.

-me lo imagino, debe de estar muy insufrible, como para que tu hayas decidido obedecerle y alegarte de del santuario. -

-tu…conoces al actual caballero de leo, Aioria? – Shaka volteo a verle, mu solo lo miro algo sorprendido por la pregunta.

-no entiendo a qué viene tu pregunta – dirigió su mirada hacia la armadura del dragón. – pero si, si lo conozco. -

-que tan bien lo conoces? – pregunto interesado, mu lo miro de reojo. – es que…necesito saber que tan leal y digno resulta ese caballero pues como tú sabrás nadie confía en el por su relación sanguínea con, el caballeros de sagitario.  -

-lo conozco lo suficiente como para decir que es una buena persona y que es muy injusto lo que le pasa. – dijo mu en tono melancólico. Ante su respuesta, Shaka bajo la mirada.

-Shaka, tu eres lo suficientemente inteligente y observador como para suponer que el patriarca no es quien aparenta, o me equivoco?- dijo dirigiéndose hacia él, Shaka,  solo se quedó callado,

-acaso tú estás de acuerdo con todo lo que pasa, con la traición que se lleva a cabo, acaso tú…-

-mu, no vine a hablar de mi posición ni de mis ideales, tan solo quiero saber si aún te reúsas a regresar al santuario. –

-así es, - respondió seguro. – y ten por seguro que pronto todo se terminara, todos deberán de responder por sus acciones erradas y  El santuario, volverá a ser lo que un día fue. La paz será restablecida.  – mu se alejó de Shaka dirigiéndose hacia su residencia.  

Shaka no entendía el sentido de sus palabras, pero no pondría en tela de juicio sus ideales ahora.

-No puedo obligarte a ir al santuario por más que el patriarca me lo haya ordenado,   solo te digo que con tu actitud evasiva solo lograras enfurecer más al patriarca y que  desconfié de tu actuar. –

-Créeme que eso me tiene sin cuidado. – mu lo miro a los ojos y aun que Shaka permanecía con los suyos cerrados noto un dejo de tristeza  en su rostro.

- abre los ojos, Shaka. – le sonrió, Shaka lo miro incomprensible. – abre los ojos a la realidad y  date cuenta de que esto no es lo correcto. Hazlo, antes de que sea tarde. – sin mediar más palabras, mu, dejo solo a Shaka. Este se quedó pensando por un tiempo al momento en el que usaba su velocidad de la luz para encaminarse nuevamente al santuario.

 

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-¿piensas ir? – le pregunto alguien a sus espaldas, pero el no volteo a verle. Sabía quién era y no deseaba verle.

- tengo que. – respondió serio.

- ¿por qué te ofreciste? – volvió a preguntar intrigado.

-¿por qué no?- sonrió ante su respuesta. -  además,  se trata de una parte de mi vida, la más deshonrosa de todas– ensombreció su mirada.- La reparare, reparare el daño y la traición que mi hermano cometió.- trago pesado, el no creía en esa mentira por más que se lo repitieran, por más que el mismo se empeñara en creerlo, nunca se haría a la idea de que su hermano traiciono a su diosa. – y  lo hare sin importar que. – sin decir más,  se apartó rumbo a la salida de su templo.

- Aioria. – dijo en un susurro, volteando en dirección a su templo. Sabía que tras su partida no volvería a ser el mismo, lo presentía, algo pasaría, algo que sabía, cambiaría la vida de todos como la conocían. – tal vez mu tenga razón. – inicio la subida hacia su templo.

 

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Estaba furioso, todo este tiempo había vivido con una venda en los ojos, había vivido sumergido en una mentira, una mentira que destruyo su vida, que  casi lo orilla a cometer un acto imperdonable, una mentira que lo llevo a odiar el recuerdo de su hermano.

Todo para nada, todo el sufrimiento por el que paso, no representaban nada, todo por lo que lucho no valía nada, su dolor no tenía razón de ser, si su hermano jamás había hecho nada indebido jamás había sido un TRAIDOR, mas a lo contrario, él había luchado por la justicia, él había sido el que salvo la vida a su diosa, él había sido un verdadero caballero al protegerla, hiso lo correcto, y por eso murió.

 Sentía tanto desprecio y rabia contra sí mismo,  por pensar mal de su hermano, por haber sentido odio y desdeño por él, sabiendo que debía de sentirse orgulloso y privilegiado al tenerlo como hermano.

Se sentía tan indigno pues: sus actos, sus pensamientos y sentimientos habían sido  inapropiados.

Al llegar  a su templo, lo miro por unos varios minutos, cada parte de ese lugar, oscurecido, lúgubre. Apretó los puños con rabia  y comenzó a destruirlo todo, se desahogaba con las paredes, con los muebles, con todo, hasta dejarlo todo destrozado

-ahhhhhh!- , grito de rabia, de coraje, de dolor.

 Pero sabía que su ira no sucumbiría, no  hasta acabar con ese hombre, hasta verlo sangrar hasta la muerte, hasta oírlo gritar de dolor, hasta que revelara las mentiras que ocultaba tras esa mascara.

 Agitado y furioso, comenzó a subir las escaleras rumbo al templo principal, iba a encarar a ese hombre y haría todo lo posible para desenmascararlo, no le importaba si perdiera la vida en el proceso, dejaría a ese hombre al descubierto.

Shaka sintió su presencia en leo, lo sentía inestable, perturbado y molesto, como nunca antes.

 Como lo intuida, Aioria estaba en descontrol y terminaría cometiendo una locura.

-a donde te diriges, caballero? – Shaka se interpuso en su camino al verle pasar, si tenía que interferir para evitar que hiciera una estupidez lo haría.

- no te importa.- dijo furioso mientras lo apartaba de su camino.

- no pasaras por este templo en ese estado. – hablo nuevamente, interponiéndose en su camino, Aioria bufo, mirándolo mientras negaba con la cabeza.

- de seguro tú ya lo sabias, Shaka – Lo miraba  decepcionado y  dolido.- lo sabias todo y lo ocultaste. – la voz  se le quebraba con cada palabra.

- no sé de qué hablas. - Shaka dijo sereno e intentando tocarlo,  pero Aioria lo aparto bruscamente de sí.

-¡MALDITA SEA SI LO SABES Y  LO SABES A LA PERFECCIÓN! – Aioria poso ambas manos en su cabeza, eso era demasiado para él, estaba a punto de venirse abajo y tener un colapso nervioso. Su temblor cada vez de hacía más fuerte y la respiración se le dificultaba más y más. Así que decidió proseguir su camino, pues su objetivo era el patriarca y nada ni nadie  lo, detendría.

- espera. – Shaka intento detenerlo nuevamente.

- déjame! – grito furioso, mientras salía por la puerta rápidamente.

Shaka se veía anonadado, esta vez Aioria no se controlaría sabía que era capaz de todo con tal de desahogar su frustración y dolor, así que decidió ir tras él, ahora  no podía dejarlo solo y menos dejarlo con ese hombre tan peligroso y poderoso.

 

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Los guardias en la entrada intentaron detenerlo, pobres ilusos, creer que podían detenerlo con su nivel de poder era risible. Se deshizo de ellos fácilmente.

Tras esas cortinas carmesí, estaba ese hombre, el impostor, el traidor, el hombre que le destruyo la vida sin razón, sin piedad. El hombre que le quito lo que más amaba, el hombre que jugo con él y se burló de sus sentimientos, el hombre al que ahora odiaba más que a nada.

Le sorprendió la  manera fría y cruel con la que admitió su traición, tras acusarlo, fue como un puñal en su corazón y decir que lo mataría al igual que lo hiso con su hermano lo lleno de rabia y coraje, no eso no lo permitiría, antes ese hombre  pagaría, si,  lo haría pagar por sus actos.

Lo confronto y lo acabaría sin importar nada, usaría todo su poder y pondría todo su empeño, se llevaría a ese hombre al averno junto con el si era necesario.

Pero como un acto desolador, Shaka apareció para detenerlo, no lo entendía, Shaka,  se interponía en su camino. El, quien sabia cuanto había sufrido, el, quien parecía demostrar afecto hacia él, Aioria, estaba más decepcionado, de todos los caballeros, él había ido a detenerlo. Lo suponía, ahora el hombre que tenía en frente no era más que Shaka de virgo, el caballero de la sexta casa, protegiendo y defendiendo a su ilustrísima, o al menos eso parecía ante los ojos de Aioria.

Así que lucharon. Uno ensimismado en otro, ninguno de los dos quiso usar su golpe más poderoso, pues sabían que si los usaban terminarían por hacer un daño irremediable.

- Jamás pensé que este caballero viniera a interferir. – pensaba ares mientras observaba batallar a Shaka contra Aioria.

Sonrió. –creo me desharé de este estorbo de una vez por todas, este es mi momento. – ares comenzó a concentrar una gran cantidad de cosmos en su mano derecha, y justo cuando estaba por lanzarla la enorme cosmos energía en contra de Aioria, escucho la voz de saga en su mente.

-NO! No lo hagas. – Ares se sorprendió,  era la primera vez después de mucho tiempo que escuchaba la voz de saga. –detente. – ares sonrió para sí, sabía que saga aun guardaba afecto hacia el caballero del quinto templo y que si había salido de su trance había sido solo para impedir su muerte.

-Tengo que hacerlo, sino, el que terminaría muerto serias tú. – le respondió.

-No lo mates. – hablo saga nuevamente, ares sonrió divertido.

-Entonces prefieres que el caballero de virgo lo acabe, dime, quieres que se vuelva a repetir la misma trágica escena de amor, la  que presenciaste entre los caballeros de: sagitario y capricornio. –

-No…-

-entonces?... no lo entiendo, Después de cómo se burló de ti aun lo sigues protegiendo? –

- me lo merecía…si,  el único que le ha hecho daño he sido, yo. Yo lo orille hacer lo que hiso….lo lastime

-Pues  yo no me voy  a arriesgar a perderlo todo, solo por este caballero. -   hablo observando atento como Aioria y Shaka se lanzaban un técnica y ambos, tras su choque de energías, caían uno en dirección contraria del otro. – perfecto. -  dijo dirigiendo su cosmos hacia Aioria.

-No.

– no te preocupes, no lo matare, solo hare que vuelva a ser un buen chico. -

-Espera! – saga intentar detenerlo pues ya sabía lo que haría, pero ares ya  había lanzado la técnica contra Aioria.

Shaka tras reponerse de la caída, vio horrorizado como un rayo de luz roja atravesaba a Aioria.

-ahora harás todo lo que yo quiera, no serás más que un títere. – Aioria permanecía arrodillado, sentía un dolor punzante en la cabeza. No lograba ni siquiera ponerse en pie, se veía desconcertado y todo lo veía borroso, solo escuchaba la voz de ares.

-serás un maligno satán jajaja. – ares reía abiertamente, mientras Shaka veía todo anonadado, esa no era su intención, el solo quería que ese hombre no terminara por hacerle daño a Aioria, por eso no uso todo su poder contra él. Pero se equivocó, al ver a Aioria en manos de ese hombre, como su títere, sin voluntad, se había equivocado, y todo había sido su culpa.

No pudo evitar el derramar un par de lágrimas al verle pasar por su lado y ver sus ojos color  jade reemplazados por unos de color rojos,  llenos de nada, no parecía tener emociones ni voluntad. Que rayos  era lo que le había hecho ese hombre a Aioria.

- ya puedes retirarte, Shaka. – le hablo al verle aun parado en medio del templo viendo tieso en dirección hacia donde Aioria se había ido.

-y  gracias nuevamente por tu ayuda. – hablo con cinismo. -  en verdad que eres un buen caballero,  cumples con tu deber sin precedentes.– Shaka volteo a ver al patriarca,  por primera vez sentía eso que los humanos  llamaban, ira.

Sin decir nada comenzó a bajar las gradas rumbo a su templo, estaba desconcertado, estaba indeciso, había hecho mal al ayudar y ser cómplice en algo como eso, lo sabía y no se lo perdonaría jamas.

-Aioria…-

 

CONTINUARA….

Notas finales:

Muchas gracias por seguir mi fic y por sus comentarios, espero lo sigan hasta el final, pues aún hay mucho por leer, si,


 Hasta la otra y gracias de nuevo por su apoyo.


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