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Forever Young por kakashiruka

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Notas del fanfic:

Espero que no sean más de 4-5 capítulo.


La idea es que los capítulos no sean largos xdd.


Me gustaría presentar (No prometo NADA!!) SouRin (que es la principal), MakoHaru, SouMako, RinHaru, y SouRInHaru.

Notas del capitulo:

Aloha soy khevhin y eso es Yaoi.

Hace poco vi Free! y me encantó. Antes por el trazo y lo sexy que es, amaba ya a SouSeme (porque suke, já!! nadie se monta a Souseme ¬¬) y cuando vi free! amé a Haru porque le apasiona el agua como a mi <3 (pese a que no nado como él y.y) y Rin también, pero no tanto xddd

 

Bueno, eso, disfrutenlo, y espero que les guste =D 

De alguna manera pensó que todo pudo haber sido más romántico. Pero tres meses sin ver a su compañero le hicieron saltar sobre él apenas cruzó la puerta de su departamento.

De seguro dejarían el licor caro para la velada de la siguiente noche. Verlo dormir a su lado, enrollado en las sábanas, le recordaba a los tiempos de su niñez. Cuando competían por todo y pese a ello lograban afiatar mucho más el lazo de su amistad. Claro está que también existieron cosas malas, como por ejemplo Haru. Sin embargo eso ya era algo enterrado, pese a que Rin compartía departamento con él en Australia.

Ya eran 5 años en que Rin llevaba en dicho país, nadando, mientras que él permanecía en Japón como entrenador de futuros nadadores profesionales, en la misma academia donde trabajaba Makoto, pero éste último con enfoque a los más pequeños.

--¿No puedes dormir, Sousuke? – preguntó Rin acorrucándose en dirección a su compañero.

--Solo estoy pensando – comentó mientras le acariciaba el cabello.

En cambio en ese mismo año cumplirían 4 de estar juntos. Para un año nuevo que Sousuke incitó a Rin volver a Japón, durante los fuegos artificiales le confesó sus sentimientos. Después de eso solo guardaron un silencio incómodo hasta volver a casa de Sousuke, dónde no dijeron palabras hasta cuando el sol ya había salido y sus cuerpos estaban desnudos entre las sábanas, como en ese preciso momento.

--¿En quién diablos estás pensando? – preguntó entre somnoliento e irritado.

--¿Eh? ¿Estás celoso? – Preguntó pícaro.

--No te creas – resopló orgulloso al sentarse en la cama, dando la espalda al otro –. Oye.

--Dime.

--¿Has estado viendo a alguien últimamente?

--No.

Técnicamente no mintió. Para si, ver a alguien significaba al menos llamarlo luego de tener sexo, y eso no había pasado. Pero pese a ello no se sentía culpable, de alguna forma había sido una rara manera de desquitarse por las palabras tan hirientes que le había lanzado Rin en la discusión de la última vez que había ido.

Cuando Rin se comenzó a levantar de la cama y buscar sus rompas en el suelo, Sousuke preguntó sobre el motivo de hacer eso.

--Quiero evitar lo que pasó la última vez. De verdad lo siento – dijo sin poder mirarlo a los ojos.

--Deja eso ahí – pronunció mientras se levantaba de la cama, quitándole las ropas de las manos –, esta semana eres mío.

Callando los argumentos de Rin a besos, poco a poco lo iba empujando a la cama. Le desprendió de la camiseta que se había alcanzado a colocar, y depositando ambos cuerpos en el lecho fue acariciándole suavemente, derribando así las últimas barreras que le iban quedando de resistencia.

A la mañana siguiente despertó a Rin con el desayuno a la cama. Claramente había dormido más que él, de seguro el viaje junto con la demanda física de esa noche le habían agotado bastante.

--Te odio – declaró Rin mientras masticaba su tostada.

--¿Eh? ¿Qué hice ahora? – preguntó con una sonrisa en su boca.

--Odio que compres a la gente con tus modales de niño explorador. Esa sonrisa perfecta, tus modales de caballerito.

--¿Tengo una sonrisa perfecta? – preguntó mirando a los ojos, mientras acercaba su rostro al de Rin.

--Mi madre decía eso – evadió la mirada, aún con la boca llena, mientras se le coloreaban de a poco las mejillas.

--Entonces si le pido tu mando – interrumpió para darle un beso tras la oreja –, ¿Me la dará?

Aquel atrevimiento hizo enfurecer a Rin, en su buen sentido, al punto que se puso de pie y se fue a la ducha maldiciendo todo.

Cuando saliera, Sousuke le propuso salir a dar una vuelta. Rin aceptó, con la condición de que fueran a ver la tumba de su padre.

A la tarde dieron un paseo por la playa. Como era época de otoño el cielo estaba nublado y solo corría una brisa bastante fresca. Recordando una de sus competencias de niño, quisieron recrearla. El asunto consistía en quien llegaba primero a la feria artesanal de la playa, por la arena. El perdedor debería cocinar el almuerzo del día siguiente; Sousuke ganó.

--Me acuerdo que esa vez habíamos apostado el billete que encontramos en las rocas – dijo Rin entre risas, mientras recuperaban el aliento sentados en unas bancas.

--Y me obligaste a llevarte sobre mis hombros por toda una vuelta alrededor de la piscina.

--Pensé que eso había sido cuando competimos por primera vez en estilo mariposa.

Llegando a casa no dudaron en abrir la botella de licor. Sentados en el sofá interrogó a Rin sobre su estadía en los últimos meses en Australia, enterándose entre otras cosas que acababa de ganar una medalla hacía pocos días en una competencia típica de la zona.

Poco a poco Sousuke se iba acercando a Rin, tal como cuando empezaron a salir. Primero le preguntaba sobre muchas cosas para que perdiera la noción del espacio, ayudado plenamente por el alcohol, luego colocando su brazo en la espalda de Rin, para luego hacerlo descansar de a poco sobre su pecho.

--Te extrañé mucho – dijo Sousuke mientras le acariciaba el cabello a Rin.

--Claro, lo noté por tantas llamadas que hiciste – dijo irónico.

--En las noches me acordaba de ti. Me encantaba imaginar cosas sucias contigo.

--Asqueroso – replicó indiferente.

--¿Acaso tú no te tocabas pensando en mí?

Entre suaves caricias entre los dos guardaron silencio unos instantes.

--Vamos a la cama, estoy lo suficientemente ebrio.

Al llegar al dormitorio Sousuke le tomó por la espalda, besándole la nuca de manera tan íntima que las rodillas de Rin iban cayendo lentamente, hasta pegar su pecho en la cama. Mientras le quitaba el pantalón respiraba profundo en los oídos de Rin, declarándole el deseo que sentía en ese momento, cuánto lo había extrañado esos tres meses de no hablar, donde siquiera hubo un mensaje.

--¿Aquí? – Preguntó Sousuke mientras introducía un dedo al trasero descubierto de Rin –, ¿Aquí te tocabas cuando me extrañabas?

A juzgar por los gemidos de Rin, que solo pronunciaban placenteros el nombre de su compañero, era el lugar exacto para una atención personalizada. Siguió masajeándole suavemente con los dedos, pero él mismo se sentía inconforme de tan escuetos llamados de la boca contraria, asique lentamente, dando besos en forma descendiente por la espalda de del de cabello rojo, llegó a sus muslos, a las cuales mordió suavemente para avisar de su presencia.

La reacción fue la esperada. Los gemidos aumentaron, y mientras más repasaba con su lengua el contorno de la cavidad de Rin, más contraía éste los músculos de aquella zona, llegando al punto de pedirle el plato de fondo.

En un principio pensó en torturarlo unos minutos más, pero ya el tiempo de distanciamiento le estaba pasando la cuenta. Le había deseado todo el día, y si fuera por él no le hubiera dejado salir del departamento. Asique lentamente colocó su pecho en la espalda de Rin para ir abriéndose lentamente camino y adentrarse en el cuerpo contrario. En tanto le embestía lentamente, iba besando suavemente su cuello, sin soltar las manos de las de su compañero.

A diferencia del día anterior, esa noche pudieron hacer las cosas con más calma, y no por mero desahogo sexual, sino que aprovecharon la instancia para obligarse mutuamente a decir cosas tan vergonzosas como se les iban ocurriendo en el momento.

Para cuando terminaran, ambos se quedaron abrazados en la cama, robándose besos de los labios, y jugando con las manos.

Pero al día siguiente cambió todo del cielo a la tierra. De tan solo una patada Rin botó de la cama a Sousuke.

--¡Levántate y vístete, animal! – gritó enfurecido.

De ninguna manera lógica logró concebir que lo despertaran de esa manera, menos con los antecedentes que había dejado aquella noche. Intentando preguntarle al airado sobre el porqué de su comportamiento solo recibió más insultos y ordenes que se alistara para salir.

Por razones de seguridad personal, y evitar incidentes tales como el ocurrido hacía tres meses, se dio una ducha rápida, y vistiéndose pronto se marcharon a la parada de autobuses.

Rin no le miraba a los ojos, y por más que le preguntaran no respondía. Mientras que Sousuke seguía sin entender todos aquellos movimientos, hasta que tomaron el bus que personalmente conocía muy bien dónde llegaba.

--Fue Makoto, ¿No? – preguntó Sousuke, rompiendo el silencio, mientras iban sentados en el bus.

Cuando quiso tocarle el brazo para que al menos le mirara, Rin reaccionó esquivo, al punto en que evitó completamente el tacto. Con ello terminó de confirmar que se encontraba en un abismo peor que en el de hacía tres meses.

--Lo traje como prometí, Doctor – saludó Rin mientras llegaban al hospital.

--¿Qué te pasó, Sousuke? Me asusté al ver que dejaste de venir de la nada – comentó extrañado el médico, mientras el de cabello oscuro le esquivaba la mirada como un niño avergonzado.

--Se cayó al nacer – dijo Rin –, contra eso no hay remedio.

Rin se quedó sentado en unas bancas mientras duraba la sesión de rehabilitación. De alguna manera se sentía culpable por el hecho de que Sousuke no fuera, ya que lo más probable era que sus palabras habrían sido el gatillante para tan estúpida acción. Pero culpándose y pidiendo perdón no se iba a solucionar el asunto, o al menos aún no era el momento para hacer aquello.

Al terminar, en tanto Sousuke se cambiaba de ropa, consultó al doctor si aquellos meses en que faltó le habían afectado mucho a la rehabilitación, a lo cual le contestaron que no, debido a que fue poco el tiempo de su inasistencia, comparado a los 5 años que ya llevaba.

--¿Algún día se recuperará? – preguntó con mucho pesar y angustia en la mirada.

--Ha tenido mucho avance en este tiempo, pero también hay un factor emocional que por lo que veo es el que no le deja avanzar con más fuerza.

De regreso a casa, mientras iban en el bus, Sousuke quiso interrogarlo.

--¿Fue Makoto, no?

--Haru llamó a Mako ayer, y así se enteró de que estaba por aquí. Hoy en la mañana me contó que estaba preocupado por ti – declaró sin poder mirarle a la cara.

--Después de la pelea las sesiones me recordaba mucho tus palabras. No tuve la fuerza suficiente para soportarlo y dejé de ir – explicó con calma.

La mirada de Rin, quién iba para el lado de la ventana, se escapó aún más en el paisaje, queriendo ocultarse de su amigo, quién al notar una lágrima desprendida de sus ojos, quiso limpiársela, mas Rin le evito con un ligero manotazo. Le conocía lo suficiente para saber que no estaba enojado, solo estaba luchando con ese orgullo competitivo que le estaba matando al sentirse tan culpable de poder perder para siempre al ser que más amaba en ese destello de vida llamado tierra.

Sabiendo todo eso Sousuke solo atinó a tomar la mano de su acompañante en lo que duraba el viaje de regreso.

Lo primero que hizo Rin al llegar, antes de cocinar como había dictaminado la apuesta, fue tomar su celular e informarle a Haru que se quedaría una semana más de lo previsto para arreglar “ciertos asuntos”.

Al fin de cuentas se quedó para supervisar que Sousuke fuera a las sesiones, además de acompañarlo a ellas, ya que, en algún momento Haru se lo comentó, pese a la mala relación entre éste último y Sousuke, que no tener al ser amado junto a él podría generarle ciertos topes en su avance físico. Además de que estuviera lejos practicando el sueño de los dos no ayudaba mucho a la causa.

Ante de salir a las sesiones de Sousuke, éste le pidió que cómo motivación para ir, que durante el tiempo que estuviera ahí, le cocinara. Asique al volver se encontraba frente a la cocina, mientras Sousuke le miraba desde la mesa, como pensando alguna manera para molerle.

--Sousuke, alcánzame la sal.

En tanto iba a dejársela, aprovechó de acomodarse tras del cocinero.

--Huele delicioso.

--Aprendí esta receta de Kou – respondió Rin centrado en lo que hacía.

--Me refería a ti – pronunció mientras le abrazaba por la espalda.

El cuerpo de Rin se movía bruscamente para buscar soltarse, pero no lo lograba, antes bien Sousuke le advirtió que si seguía moviéndose así lo iba a excitar. Coloreándosele las mejillas se resignó a tenerlo ahí. Pero tal como estalla una bomba, una duda le saltó a la mente.

--Sousuke, ¿Por qué no vienes conmigo a Australia? Te cocinaría todos los días, además estoy seguro de que hay mejor tecnología para tu…

--Voy al baño – interrumpió, escapándose de inmediato.

Era la misma reacción de hacía ya tres años, asique no le extrañó. En su momento también habían discutido eso con gritos y portazos. La verdad es era que Rin desconocía los motivos de ello. Ya a esa altura no dudaba de los sentimientos de Sousuke, pese a que había encontrado los mensajes en su celular, de un par de tipos que había visto durante esos meses, pero que Sousuke nunca respondió.

En algún momento Sousuke le había comentado que al mirar el mar se sentía contactado con Rin, tal como éste lo hizo el tiempo que se encontraba en Australia, sin embargo eso era una mentira y lo peor, una que siquiera tenía ambición de convencer. Porque pese a que Rin era feliz en aquella relación, había días en que le deseaba y no estaba, o simplemente gritarle a la cara que era el estúpido más grande del universo, pero solo tenía una cama vacía al llegar.

Cuando llegó el día de su ida arreglaron juntos las maletas de Rin. Les costó salir del departamento, como cada vez que se juntaba. Probablemente por el dolor que les implicaba a los dos distanciarse, o por la incertidumbre de no saber si existiese un reencuentro.

Llegando al aeropuerto esperaron hasta que llamaran a Rin. Para cuando lo hicieron se despidieron de la manera más sutil que encontraron, manteniendo la calma hasta que los ojos de Rin se llenaron de brillo.

--S-Sousuke, yo… -- intentó decir entre un suave sollozo.

Una sonrisa brotó de los labios de Sousuke, junto a una caricia en el cabello de Rin. Sabía claramente lo que quería decir, y por lo menos para él las palabras ya no hacían falta, el solo hecho de haberlo visto llegar a su departamento sin previo aviso le decía lo suficiente para estar seguro de aquellos sentimientos. Quién cruza los continentes para ver a “solo un amigo”.

--Oye, tranquilo, no es necesario que lo digas, entiendo – dijo al tratar de tranquilizarlo.

--¡No, idiota! Vine especialmente para esto y aún no lo he dicho – recalcó con rabia –. S-siento haberte llamado lisiado. Me sentí mal, atacado por ti, y no lo pensé… yo de verdad te pido perdón, porque yo te… t-te…

En un intento de embestida escondió su rostro en el torso de Sousuke, a causa de no poder contener las lágrimas emanadas por la profundidad de sus sentimientos, junto con las palabras que no lograba cómo enunciar, sin caer en un llanto descontrolado.

Por más serio que buscaba ponerse Sousuke no lo lograba. Los brazos de rin le abrazaban fuerte, y sentir aquello, junto con sus palabras tan sinceras le cautivaba el alma, y pese a que eso hacía más difícil la despedida, se sentía feliz. Feliz de tenerle ahí, feliz de que pese a todo el sentimiento sobreviviera a tantos años; feliz de que existiera.

--No quiero asustarte, pero mucha gente nos está viendo – dijo a modo de humorada Sousuke –, a mí no me interesa si piensan que soy homo o no, pero si tu hermana se entera…

Dándole un puño en el estómago calló Rin a Sousuke.

Limpiándose las lágrimas, quiso darle un beso, pero se sintió algo intimidado por la enorme cantidad de gente que se hallaba, asique se tomaron las manos disimuladamente y se despidieron.

Sousuke no se fue del lugar hasta que vio desaparecer el avión de Rin en el cielo, pensando que la próxima vez sería él quien viajaría dónde su amante.

Notas finales:

No olviden comentar, ya que no pagan den las gracias ¬¬ jajajaja 


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