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Perdidos en la bruma por Eliade

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  • Por el bien de todos espero que esta vez sea lo que decís- dijo Shukaku al encuentro de sus hermanos- Yo ya he intervenido suficiente y  no me quiero ni meter ni enemistar con Kurama o Matatabi. -

 

El mapache estaba en su forma humana; era un doncel de aspecto delicado, tez pálida y un tanto enfermiza, pelo rojo y largo hasta la cintura. En su cara delicada siempre se mostraba un gesto de amargura y enojo. Siempre se las había dado de duro, cruel e insensible pero en el fondo se preocupaba mucho por sus hermanos, y más recientemente por sus jóvenes hijos: Temari, Kankuro y pronto, cuando naciese en un mes Gaara. Shukaku había sido el último dios en enamorarse, esto había ocurrido hacía unos diez años escasos. Antes de ese momento siempre estaba reprochando a sus hermanos por andar con enredados en relaciones con aquellos desagradables seres. Ahora estaba felizmente casado con un hombre llamado Rasa y lucía con orgullo su embarazo de ocho meses. Todo entres ellos ocurrió muy rápido, en dos meses empezaron a salir, en seis vivían juntos, al año se comprometieron, a los dos años se casaron, tres años más de su enlace tarde tuvieron a sus hija Temari, Kankuro nació cuando su primogénita tenía cerca de los dos años y tres años más tarde de la venida de su segundo hijos esperaban un varón, al que decidieron llamar Gaara.

 

Fugaku miró al bebé que dormía en la cuna, como su hijo anterior era un doncel. Sasuke tenía unos meses de nacido y aunque le parecía un bebé adorable y le amaba como padre, no podía evitar sentir un rechazo a su segundo hijo. Suspiró,no entendía muy bien por qué Sasuke recordaba a Mikoto y no es que la odiase pero ella fue un impedimento para que él pudiese estar con la persona a la cual amaba realmente. Se llevó un mano en la cabeza, no quería que Sasuke le produjera esa sensación de asco y rechazo. Quería poder adorar a su bebé como todo buen padre sin embargo no podía. Salió despavorido de la habitación del niño y vio a Itachi dirigirse hasta el cuarto de Sasuke.

  • Sasuke, ¿Está bien, padre?

  • Si, Itachi, no te preocupes.

  • Es que has salido con muy mala cara de su cuarto.

 

No sabía por qué con Itachi no sentía esa aversión. Quizá Itachi no se le parecía tanto a Mikoto como lo hacía Sasuke. Su primogénito, a pesar de ser un doncel, se parecía más a él.

 

  • Quieres mucho a Sasuke,¿no?- el menor asintió con la cabeza- Hazme el favor de quererle por los dos Itachi.

 

Itachi que era un niño muy perspicaz entendió que había algo en Sasuke que no le agradaba a su padre. Ese algo era tan fuerte que su papá no podía querer a Sasuke. A partir de ese momento Itachi se sintió en la obligación de dar al menor todo el amor que su padre no podía ni iba a darle.

Entró a la habitación de su hermano y metió sus pequeñas manos por los barrotes de madera de la cuna. Con cariño, amor y ternura acarició suavemente la piel de su hermanito.



  • No te preocupes pequeño bebé, tú serás la luz de mi vida Sasuke.-

Algo en el corazón de Kokuo se removió, Itachi tenía muchas cosas del anterior Matatabi. De su hermano fuerte, bueno, generoso y protector.  No pudo más que sentir lástima de los dos pequeños humanos. Los dioses no estaban a su favor. Kurama haría hasta lo imposible por destruir a los que llamaba despectivamente “ los hijos de Indra”. en su rencor no podía entender que esos frágiles humanos también eran descendientes e hijos de Matatabi.

 

  • Tendrás que ser muy fuerte y valiente Itachi, te queda una vida muy larga y las circunstancias no son favorables- le dijo Kakuo al viento como si el menor pudiera escucharle.


Era una plegaria, una oración y el deseo de que la ruina de la familia Uchiha y las dos ramas de la familia de Kurama, los  Namikaze y los Uzumaki pudiesen ser felices. Era el gran anhelo de que Kurama y Matatabi volvieran a ser los de antaño.

 


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