Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Conóceme Antes por KazumiYagami

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola gente! Espero estén de maravilla.

Sin más, les dejo el capítulo 3, agradeciéndoles inmensamente el hecho de que se animen a leer y me dejen su opinión sabiendo qué les va pareciendo esta rareza de Fic ;')

CAPÍTULO III

Las manos en sus bolsillos sudorosas las movía, apaciguando en algo su rabia, su inminente frustración. Quería golpearse, reprenderse, cualquier cosa estaba bien si podía compensar, aunque fuese un poco, su tonta actitud de adolescente rebelde y despreocupado. Y es que esta vez sí se había pasado, y pareciera que sólo lo notó al ver tan desolada expresión de tristeza en el cálido rostro de su hermano menor, el único que la vida le había regalado.

Ahora caminaba en círculos fuera de la gran puerta de roble que permitía el ingreso a la biblioteca, sabiendo sin mucho esfuerzo que Near, la mayor parte del tiempo se la pasaba allí cuando los visitaba escasas veces al año. Cuando al fin se decidió a abrir la puerta y asomar la cabeza, divisó a su hermano sobre el sofá principal, arrodillado sobre los cojines y mirando el jardín desde la ventana, ido seguramente en sus muchos pensamientos.

—¿Nate?

Apenas arrastró el nombre del albino, éste se levantó sin darle la cara, llevando sus pasos tranquilos hacia la salida, de seguro para escapar de ahí y no escucharle, ni siquiera permitir que se disculpara, ignorándolo olímpicamente. El de ojeras negras, no obstante, en ese mismo y breve instante cerró la puerta tras él impidiéndole escapar, cosa que sin duda molestó al pequeño lo que demostró con un leve ceño fruncido.

—Quiero disculparme contigo como es debido. Déjame hacerlo por favor.

¿Alguna respuesta? Sólo una característica manía, el pequeño jugando con algún mechoncito de su cabello acompañado de un puchero, que por más que reprimió, delató al menor y su molestia.

Elle sonrió con dulzura, pues sabía que Near era un chico bastante especial e inteligente a pesar de su corta edad, no era cosa de ganarse su confianza otra vez a base de algún nuevo juguete o promesa, que sabía en cualquier momento podría romperse. Su hermano era esa clase de niño sensible que recordaba cuando le lastimaban, y lamentablemente, estaba perdiendo sus puntos a favor ahora, por un estúpido error de preferir cosas sin sentido antes que a su familia.

Al parecer le iba a costar quedar bien esta vez.

—No seas cruel, sé que estuvo mal lo que hice, pero siempre se pueden conversar las cosas.

Ambas miradas azabaches se encontraron entonces, el de cabellos claros lentamente subió su cabecita y lo miró insistente, dudoso de dejarle hablar. Al final, simplemente se dio la vuelta regresando al gran sofá marrón en la esquina de la sala y sentándose en él, todo para recoger su pomposo peluche blanco y comenzar a acariciarlo con mucha delicadeza mientras lo abrazaba.

—Que sea rápido— Dijo demasiado serio, costándole mantenerse frío en aquel instante, pues reconocía que nunca le gustaba comportarse así con alguien que quería, menos con Elle, que era su mayor compañero de vida a pesar de la distancia, pero no podía perdonarlo así como así, sino… ¿Cuántas veces más lo haría?

—Pues bien, soy culpable— Reconoció divertido, rascándose la cabeza— Te mentí y no tengo excusas para lo que hice, ¿Sí? Pero no era mi intención hacerte daño.

—Eso no es algo que escuche por primera vez.

—Pero sabes que no miento— Se acercó tomando el lugar vacío junto al menor, teniendo una distancia considerable. No fuera a ser que por alguna mal palabra dicha resultara herido por un repentino ‘ataque de peluches voladores’ en la cabeza— Soy un idiota por siempre estar de fiesta en fiesta y dejar lo verdaderamente importante de lado, ya ves todos los problemas que le provoco a Watari y ya perdí la cuenta de cuantas reprimendas me ha dado.

El pequeño lo observó de reojo, no pudiendo evitar sonreír levemente por la expresión de culpa que en la cara del Elle se formó.

—Es cierto, al menos estás siendo sincero, pero ¿Qué me asegura que no lo volverás a hacer?— Apretujó su juguete, descansando su cabecita en él.

—Está bien, hagamos algo. De seguro no volverás a creerme si te lo prometo, así que…— Pensó el pelinegro un momento, posando su mano en su mentón y haciendo muecas de que debatía en su cabeza un gran dilema— La próxima semana se terminan las clases en la Universidad y mis vacaciones te las dedicaré de lleno a ti, ¿Te parece? Haré todo lo que me pidas e iremos donde desees, solos, tú y yo.

Mmmm, mmmm.

Nate dudaba, jugando ahora con los dedos de sus pies, y paradójicamente, Elle también lo hacía en ese momento. No podía negar que la idea le gustaba, después de todo hace meses que no lo veía y en su estancia en Inglaterra no había día en que no lo recordara, a pesar de estar plagado en exámenes o tomando estudios especiales, inevitablemente se le venía la figura flacucha de su hermano a la cabeza.

Tal vez, sólo tal vez, estaba pensando en doblegar su actitud de enojo para con el otro, más si le mostraba esa sonrisa tan juguetona, como gritando en su interior que lo disculpara y volvieran a ser lo mismo de siempre, un par de unidos hermanos.

—Vamos Near, sino te gusta la idea, cualquier cosa que me pidas estará bien.

—Pero te va a costar— Se bajó del mueble, yendo a parar –con éxito esta vez– hasta la salida, donde se volteó para ver la reacción de su pariente.

—¿Cómo es eso?

—Una salida— Levantó el dedo índice de su mano derecha apuntando en dirección al mayor— La última vez que vine estaban construyendo una juguetería en la avenida principal. Quiero que vayamos— Después de todo el rato el pequeño recién sonrió abiertamente, demostrándole a su hermano mayor que había una esperanza, y de ser posible, la oportunidad de no volver a defraudarle.

—Pues eso no suena para nada mal— Dijo, llevando el dedo pulgar hacia su mentón y la mirada al techo.

—Y que me compres lo que yo quiera, ¡De otro modo no te disculparé!

Fue todo lo que escuchó el universitario antes de verlo con sorpresa desaparecer tras la puerta abierta con una sonrisa traviesa e inocente en su infantil rostro, dejándolo, prácticamente con la boca abierta, ¿Acaso estaba jugando? Elle sólo atinó a sonreír como un crío, pero no de cualquier manera, sino de esa forma que sólo con su hermanito podía demostrar y dejarse ver.

Después de todo, parecía seguir siendo un niño o al menos así se sentía con Nate.

—¡Hey, vuelve aquí pequeño abusador!— Y se fue corriendo tras Near, el que iba muchos metros lejos de él.

.

No terminaba de creerlo por completo, es más, aún asombrado se miraba el cuello abriendo y cerrando los ojos constantemente, todo para asegurarse de que su vista no le estaba jugando una mala broma, o bien, sufría de alguna especie de alucinación, pero no. Uno, dos, tres, seguir contando sus parpadeos era inútil, nada haría desaparecer las marcas rojizas en su blanca tez.

Una simple visita al lavado y en un rápido vistazo de reojo las descubrió en el reflejo del espejo. Vaya sorpresa se llevó.

—No me lo creo… No puede ser— Susurró quizás por cuánta vez mientras acariciaba su escote, ahora corriéndose la camisa a un lado y deteniéndose aliviado casi al instante.

Y es que por suerte no llegaban más abajo.

Ahora bien, cómo llegaron allí y quién había sido el causante de ellas a Matt no le costó demasiado recordarlo. Con un naciente y más que creciente estallido colorado en sus mejillas se lanzó de espaldas sobre el mullido acolchado de su cama para cubrir por inercia su rostro con la almohada, debido a la mezcla de vergüenza y escalofríos involuntarios que parecieron apoderarse de cada fibra de su cuerpo de pronto.

Allí, sin mucho esfuerzo a su memoria se vino cada segundo de lo que había vivido la noche anterior, de esas sensaciones tan extrañas para él y que único culpable era…

—Light.

Sí, delineó en un susurro el nombre del adonis hombre que le había hecho experimentar aquello tan nuevo:

La música aún seguía insistente en el piso de abajo, pero él se hallaba allí, desconectado del mundo entero, con su rostro totalmente ardiendo, y quién no, si los labios del atractivo chico castaño se encontraban demasiado cerca, casi rozándose con los suyos, sólo chocaban sus alientos que se combinaban haciéndose uno y estremecían deliciosamente el frágil cuerpo de Matt, el mismo que sentía que en cualquier momento robarían su boca, aquella que la invitaba a un pecado que nunca antes había sentido ni mucho menos disfrutado en su vida.

—Yo…— Balbució nervioso y más que sonrojado sobre esos carnosos labios, desviando de inmediato su mirar hacia cualquier parte que no fueran esos almendrados ojos mieles que necios en él estaban— Light, creo que deberíamos irnos de a…

—Por favor— Sin embargo, el otro lo calló, suplicando con candidez sobre su perlado cuello, haciéndole estremecer incluso más que antes— ¿Puedo tocarte?

¡¿Qué clase de pregunta era esa?!

Matt no pudo evitar abrir sus ojos con sorpresa por lo que escuchó. El bombeo de su corazón se aceleró más aún por dimensional pregunta salida tan fogosamente de aquella boca difícil de resistir para muchos, y es que ahora descubría cuan nervioso le ponía ese chico, y más que eso, el peligro que corría si no le ponía un alto ahora mismo, ¡Ahora ya!

—E-estás borracho, no sabes lo que dices.

Trató de apartarlo, empujando aquel fornido pecho con toda la fuerza que le permitían la tensión en cada uno de sus músculos, pero el japonés no cedía, parecía obstinado con él, ahogado en el trago y su despecho de herido, sumándole incluso, esa llameante calentura que inevitablemente le demostraba a Mail con tan intensas miradas sobre su tembloroso ser.

—¿Quieres hacerlo conmigo?

Las insinuaciones al oído seguían, candentes y tentadoras, difíciles de rechazar, provocando insolentes el más ameno de los espasmos en todo el cuerpo de Jeevas. Y justo fue allí cuando el ojimiel, sin previo aviso, empezó con aquel ataque sobre la superficie de tan níveo cuello, recorriendo esa piel con potentes lamidas que hicieron quejarse al instante a su dueño, importándole nada cuanto porciento de acuerdo con ello estuviera aquel chico sin nombre, sí, el que de un momento a otro pareció olvidar.

El despecho de un hombre engañado era sin duda único y peligroso, ahora Jeevas lo sabía, siendo al parecer el juguete de consolación para quien quería olvidarlo todo, pero no estaba dispuesto a eso, él no era así.

No podía dejarse llevar, ni por muy bien que se sintiera aquello.

—Light no… ¡Maldición!— Y otra vez sus manos tratando de alejarlo, pero Yagami lo impidió aprisionándolas en un fuerte agarre, tan improvisadamente que el de ojos verdes quedó desprotegido, a merced de aquel que ahora bajaba su mano hasta la altura del ombligo y levantaba su camisa a rayas sin permiso— ¡Espera, ¿Qué rayos haces?!

La desesperación lo invadió, y más que rápido, se removió esperando librarse de tan fuerte enganche, pero el mayor de ambos seguía ido en el contacto y las lamidas, esas que aumentaron pasando de ser leves a mordidas que lo sonrojaron aún más y le obligaron a cerrar los ojos por el temor, por el miedo a no saber de qué modo terminaría todo.

—Me dejarás hacerlo…— Jadeó Yagami— Y lo disfrutarás.

Más que suplica, aquello sonó condena.

Mail no se lo creía. No podía estar pasándole eso, si ni siquiera se percató de cuando fue llevado a alguna habitación vacía y lanzado a la cama con total brusquedad, preso entre cuatro paredes que en seguida fueron aseguradas por su atacante, con una mirada enrojecida recorriéndole surtida de una pizca de amenazante lujuria que erizó los vellos de Matt hasta las puntas, y es que era como si el castaño lo comiera con el simple hecho de mirarle.

—¡Esto no es gracioso!

El grito que soltó fue desesperado, justo cuando Light se posó sobre él, así es, en el mismo instante en que percibió que el mayor comenzaba a desabrocharse el cinturón y bajar el cierre de su pantalón con lentitud mientras lo miraba como si de un pedazo de carne se tratase, pero obviamente, con tanto ruido tras esa maldita puerta cerrada nadie lo escucharía, nadie lo ayudaría. Sólo eso pensó.

—Ya no te resistas— Espetó el castaño en un claro estado de ebriedad y algo de inconciencia, de seguro sin tener la más mínima idea de lo que estaba por hacer.

Pronto siguió el botón del pantalón de Matt, quien jadeó involuntario a pesar de todo, sintiendo su rostro arder y ahogando sus leves quejidos reprimidos por esa intrusa lengua que ahora lamía su oreja con total salvajismo.

—¡Detente, detente!

¿Y luego que pasó? El peso completo del cuerpo del mayor caer sobre el suyo sintió, inerte y borracho, nada más ni nada menos. Así fue, pues inesperadamente, aquellas delicadas caricias en sus caderas pararon y todo ataque cesó de improviso.

Al no haber movimiento, al menos por unos cuantos segundos, Matt se preocupó. Entonces dio una leve palmadita en el hombro del castaño, mientras preguntaba si todo estaba bien, pero ninguna respuesta hubo, simplemente ronquidos, que sonoros acariciaron no muy gratamente el oído izquierdo del menor.

Allí se dio cuenta. Light se había quedado dormido.

Ahora recordaba todo eso, que palpable en su piel se dejaba notar. Se sentía extraño, y esta vez, rozó sin querer la comisura de sus labios con las yemas de sus dedos, produciéndose una inexplicable, pero agradable corriente eléctrica por toda su espina dorsal mientras su vista color esperanza se perdía en el blanco techo de su dormitorio.

Y de seguro, pudo haber seguido mucho tiempo así, quizás toda la tarde de no haber sido por el repentino ruido seco que se escuchó tras la puerta de su habitación, más específicamente del comedor. Rápido se levantó para ir a ver, de seguro era Mello y ahora habría oportunidad de preguntarle qué era toda esa actitud de indiferencia que se cargaba desde que llegaron, durante todo el día encerrándose en su cuarto y él no tuvo más remedio que dejarlo así. El rubio no era de escuchar razones y Matt lo conocía perfectamente como para saber que no lo vería quizás hasta la mañana siguiente, pero repentinamente ahora estaba allí, cogiendo de la mesa sus llaves junto a su casco, una chaqueta que tal vez de donde había sacado y ¿Largándose?

—Espera Mello, ¿Adónde vas?

—No sé si llego, no me esperes.

Fue todo lo dijo, ni siquiera se dignó a mirarle para contestar tan vaga respuesta y lo más rápido que pudo se dispuso a atravesar el marco de la puerta principal, siendo seguido por todo momento por el de cabellos rojos, quien a toda costa quería detenerle para al menos conseguir una explicación, pero grande fue la sorpresa para ambos cuando Mihael chocó de frente con cierta persona que conocían muy bien.

—Ah, eres tú, ¿Ibas a alguna parte Mello?

—¿Yagami? ¿Qué demonios haces tú aquí?

El rubio no tardó en reprocharle la visita, pues si apenas se llevaban en la Universidad y la única razón para que se dirigieran la palabra era que mantenían amigos en común, entonces no entendía qué carajos pretendía ni mucho menos qué hacía ahí como idiota parado frente a su apartamento.

—Vine a verte, me dejaste preocupado con tu actitud de esta mañana, ¿Qué te ocurrió?

Así que era eso… Tratando de quedar bien.

—No me jodas Yagami, te interesa una puta mierda mi vida, ¡Déjame en paz!

Y se largó, dejando a los dos en el pasillo, tan preocupados y atados de manos que no supieron hacer más que dejarlo partir. Si hacían lo contrario, sólo empeorarían las cosas, lo sabían mejor que cualquiera. A veces, nada ni nadie podía contra ese temperamento tan jodido que se cargaba el rubio.

—¡Mello! Tsk, demonios, ese niñato.

.

Entrada la tarde, la mansión se hallaba impecable, reluciente y tal cual como el anciano protector de los Lawliet la había dejado antes de partir en busca del hijo menor de la familia. Aunque, sin dudas, la fiesta de la noche anterior había dejado bastantes sorpresas, pero Watari al parecer estaba curado de espantos con el tan rebelde Elle, o eso pensaba tal vez.

Ahora Near y él ya se encontraban sentados en la mesa del gran y llamativo comedor de roble, todo estaba listo para cenar y sólo esperaban la presencia de Ryuuzaki, como se hacía llamar a veces entre su círculo más cercano. El mayor servía la comida como desde hace años solía hacerlo, algunos pastelillos y demás dulces para el mayor, una vasta cantidad de ensaladas y carne para el pequeño, unas cuantas bebidas y otros víveres para degustar conformaban la cena de aquel día.

El ‘hacer tiempo’ en alguna conversación trivial se tajó de inmediato, en el preciso instante en que el sonar de la puerta abrirse se escuchó, haciendo ingreso el pálido ojeroso junto a otro de profundos ojos rojos, cosa que sin duda alarmó a ambos. El albino, al ver al acompañante de su hermano, quedó sorprendido de sobremanera al percatarse de quien se trataba.

—Watari, Near— Apresuró en decir Elle, apenas vio la expresión de pregunta en ambos, sobretodo en el hombre canoso y abriéndole camino a su compañero pelinegro— Él es mi amigo Beyond, se quedará con nosotros por algún tiempo en lo que encuentra donde vivir.

—Buenas.

Bufó indiferente el de ojos rojos levantando una mano con desgana en señal de saludo, sin disimular –para nada– la penetrante mirada que posó directo sobre la figura del peliblanco, quien al percibirlo tan insistente, simplemente desvió sus profundos pozos negros hacia su plato de comida, amparando una sensación escalofriante que recorrió contra voluntad todo su pequeño cuerpo, y también, albergando en su rostro un encantador rubor que contagió a Beyond de una sonrisa, tan desencajada y torcida, que no pasó por alto para el mayor de todos los presentes allí.

—Ya veo, un invitado. Pediré que pongan otro puesto en la mesa— Aclaró el estimado Señor Quillish, evidentemente disgustado, caminando con paso firme hasta la puerta— ¿Me permites unos minutos Elle?

Ryuuzaki sólo lo miró, encogiéndose de hombros y siguiéndole el paso convencido de que otra reprimenda parecía ser.

Y más temprano que tarde, ambos, amigo y hermano de Elle quedaron a solas, alojando un silencio en demasía incómodo para la criatura de vestimenta color leche, ¿Pero a Birthday le importó? Para nada, disfrutaba como loco la tímida actitud que en el pequeño se había formado, y es que no le tomó demasiado tiempo darse cuenta que al adorable hermanito de su amigo no le gustaban las personas desconocidas, ni mucho menos entablar conversación con quien no fuera digno de su confianza, dejando en evidencia que su coraza fría no era más que una pantalla para su timidez.

Aquello, le pareció encantador.

Tan mono.

—Cuando te vi en la biblioteca supe de inmediato que eras familiar de Elle— El pelinegro se acercó sin opresiones a Near, sentándose junto a él, acercándose incluso con la silla para verle mejor. Sabía que al pequeño no le gustaría que invadiera su espacio personal, pero ni le importó, al contrario, degustaba maravillado cada una de las expresiones del menor— Tienes su mismo rostro, ¿Lo sabías?

Un leve respingo fue todo lo que recibió de Near en lo que enredaba con desespero un mechón de su cabello entre sus dedos pulgar e índice, seguramente exacerbado no sólo por la cercanía de tan extraño adolescente, sino que también por la noticia de que justamente ése sería el nuevo huésped que debía recibir en su casa, y es que con eso de que le costaba llevarse bien con personas desconocidas, era difícil hacerse a la idea.

Sin embargo, era amigo de Elle, así que debía hacer un esfuerzo en socializar con el recién llegado. Era lo mínimo que podía tratar.

—Sí, suelen decirnos eso– Masculló a duras penas, retraído, queriendo parecer indiferente a todo, aun así le pareció buen momento para dar a conocer la pregunta que le venía rondando hace un buen rato en la cabeza, con tanta sequedad que Beyond no pudo evitar sonreír de lado— Y usted, ¿Por qué vivirá con nosotros?

—Ah, eso…— Le hizo ademanes con la mano para restarle importancia al asunto— Mi ex–novio me echó del apartamento que compartíamos, eso pasó.

—¿Ex–novio?

Nate miró directo a los rojos ojos de Birthday, con evidente curiosidad. Por alguna razón desconocida para el pequeño, le producía demasiada intriga el tema, luego de presenciar aquel momento entre su hermano y otro chico en la misma cama sobretodo.

—Sí, pero es un tema que me gustaría olvidar. Era bastante celoso, ¿Sabes?… No soportaba la idea de que me gustaran las cosas tiernas y frágiles— Susurró, tentativamente cerca de la orejita del menor— …Como tú.

Para qué decir el escalofrío que el muchachito sintió recorrer por toda la faz de su espalda. El cálido aliento del otro chocando en su lóbulo lo había estremecido de sobremanera, más cuando de reojo divisó la roja mirada de su nuevo compañero de casa atravesarle hasta el alma. Ahí recién, temeroso y corrompido por tan fieros ojos, se alejó con exagerado disimulo, sólo consiguiendo que la sonrisa retorcida del otro se acrecentará sin más.

Definitivamente, ya no le parecía tan agradable como la primera vez.

Notas finales:

A estas alturas yo creo que igual se hacen una idea de lo que más o menos está pasando o pasará a futuro, sobre todo con un par por allí, ¿O no?

Subiré el próximo capítulo la próxima semana, y desde allí comenzará lo nuevo, digo, para quienes ya habían leído este Fic con anterioridad, así que, nos estamos leyendo.

Estoy trabajando en mis otros Fics también, quizás en el transcurso de estos días me anime a publicar nuevo capítulo de "El estigma de Beyond Birthday", en eso ando :')

Saludos, se cuidan~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).