Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿AQAC? por G-tzii

[Reviews - 287]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bien volví y... me iré lentamente para que no me tiren tomates... sufrirán... 

Capítulo 8.

 

Armadura rota.

 

 

-Estás más alto desde la última vez que te vi –La mujer guardó sus gafas en su carteras mientras sonreía con burla.

 

-Será porque no te veo desde los cinco –Seung Hyun se cruzó de brazos mientras ladeaba su rostro alzando las cejas. –Ni siquiera te recuerdo. Así que prácticamente eres alguien que no conozco.

 

-Qué amable –Ella se sentó en la primera banca y se cruzó de piernas. –Por si no lo recuerdas me llamó Nicole.

 

-Ok –Seung Hyun asintió. –Ahora dime qué quieres, Nicole. Estoy re ocupado, sabes.

 

-Así veo –ella sacó un cigarrillo y lo prendió mientras le daba una calada. –Sigues jugando a ser payasito. ¿Quieres?

 

-No, gracias. Sólo fumo Malboro rojo. Muy amable.

 

-Oh, siento no ser tan sofisticada –ella hizo un puchero. –En fin, quiero invitarte una cena.

 

-No quiero.

 

-Eres tan difícil –ella soltó una carcajada. –En fin, ¿qué debo hacer para que vayas?

 

-No tuve padres, pero la madre de Young Bae me enseñó que no saliera con extraños.

 

-Muy gracioso –ella soltó el humo y sonrió mientras alzaba una ceja. –Tengamos una cena civilizada, como la gente. Nos hacemos cariño y nos halagamos y luego nos dejamos en paz, ¿sí?

 

-¿A quién quieres impresionar? –Seung Hyun sonrió perversamente- ¿Al hombre por el que me dejaste tirado aquí en Chicago y te fuiste a Corea?

 

-Qué listo –ella volvió a sonreír. –Sólo actuemos amistosos, ¿sí? Hazme un favor, yo te regalé la vida.

 

-Prefiero que no me la hubieras dado  -la mujer frunció el ceño. Seung Hyun ni siquiera se inmutó, su mirada cada vez era más oscura. –No entiendo por qué me trajiste a la vida para dejarme tirado como un perro huacho.

 

-Se suponía que serías de ayuda –ella torció sus labios. –Que arreglarías algo en la relación con tu padre, pero él siguió siendo muy hijo de puta, lo sabes, ¿no? No lograste salvar nada. No, es más, fue peor.

 

Seung Hyun frunció el ceño. No quería oír la palabra Padre. Prefería mil veces cenar con esa mujer antes de escuchar hablar de aquel hombre, no, de ese bastardo.

 

-Claro, fue peor –Seung asintió. –Y en vez de llevarme contigo, me dejaste en la mierda, ¿se siente bien?

 

-Oh, por favor. No te hagas el mártir, mi amor –ella soltó una carcajada y soltó más humo mientras tiraba la colilla al suelo y la pisaba con su tacón negro. –Gracias a ti el hombre que se supone que es tu padre no me amó nunca más. Creo… que después de todo, te amó más a ti que a mí, ¿no?

 

Seung Hyun sintió todo su cuerpo tensarse. Sus músculos se contrajeron y su ceño se frunció demasiado. Su armadura de roca se estaba derrumbando. Su cabeza comenzaba a doler. Y su corazón, si es que tenía uno, se estrujaba.

 

-Cuando llegó un hombre que de verdad me amó, no lo dudé y me fui con él. Yo sí quería ser feliz. 

 

-Tan egoísta –Seung Hyun negó con la cabeza con una sonrisa burlona. -¿Y ahora quieres fingir ser buena delante de él?

 

-Hazme el favor –ella sonrió mostrando sus dientes muy blancos. –Los dos sufrimos, estamos a mano, ¿sí?

 

-No, no quiero hacerte el favor –Seung Hyun sonrió burlonamente. –Puedes guardarte el teatro.

 

-Oh, vamos. Prometo sacarte a pasear en recompensa.

 

-Ni siquiera miles de paseos reconstruirán toda mi infancia llorando.

 

-Me lo estás haciendo difícil, Seung Hyun –ella se puso dura.

 

-Tú me dejaste tirado cuando más te necesité. Cuando más necesitaba que me protegieras, no lo hiciste.

 

-Tú me quitaste el amor de quien amaba.

 

-¡Eso no era amor! ¡Ni tampoco lo quería! –Seung Hyun gritó. Por primera vez su muralla comenzaba a caer. -¡Eso fue un abuso! ¡Y tú me dejaste cuando sucedía frente a tus narices!

 

-¡¿Y qué querías que hiciera?! –Ella se puso de pie y caminó hasta el menor.

 

-¡Sacarme de la mierda como cualquier madre sensata haría!

 

-Pues, te traigo a la realidad, Seung Hyun. Yo no soy sensata –ella le apuntó con el dedo. –De haberlo sido no me habría embarazado nunca.

 

-Lo bueno es que te deshiciste de mí, ¿no? –Seung Hyun metió sus manos a sus bolsillos. –Espero que te vaya bien en tu cena. Mándale mis saludos a tu enamorado.

 

-Ah –la mujer tomó su bolso y se puso los lentes. –Al parecer creciste bien, te convertiste en un hombre inteligente y bien fornido. Voy a volver, lo sabes.

 

La mujer se fue caminando con mucha tranquilidad. Seung Hyun sabía que a ella no le importaba, o quizás lo fingía. Tenía un premio en lo descarada. Ni siquiera se conocían y era capaz de venir a pedirle algo, y encima a recordarle en su cara la existencia de aquel hombre que se suponía era su padre. La furia subió a su cabeza. Sabía que los tres seguramente habían estado escuchando aquella conversación más no le importó. Su cabeza traía demasiadas cosas como para pararse a pensar.

 

Sintió unos pasos acercarse a él, pero ignoró completamente cualquier cosa que sucediera a su alrededor. Claro que no tenía padres. No los tenía. El padre era un maldito hijo de puta que quizás estaría por ahí maltratando a alguna mujer o violando niños sin compasión alguna. Y la madre había vuelto a Chicago seguramente siguiendo al mismo hombre por el que dejó tirado a su hijo en un momento terrible. Claro que él no tenía padres, las únicas personas que se acercaban al concepto de padres eran los padres de Taeyang, quienes le recibieron cuando lo encontraron con las ropas sucias y rotas llorando cerca del circo cuando tenía cinco años, o al menos eso recordaba, porque estaba tan jodidamente golpeado que se podría decir que iba casi inconsciente en ese momento. ¿Y viene ahora en todo su esplendor a pedirle que vaya con ella? Seung Hyun sintió la rabia hervirle y tomó la silla que estaba su lado y la lanzó lejos, haciéndola trizas contra las gradas.

 

-¡Ah! –Seung Hyun sintió una mano en su brazo, pero no volteó. Simplemente se zafó rápidamente y comenzó a caminar, dando patadas a todo lo que encontraba.

 

-S-seung Hyung… -La voz débil de Ji apenas se oía. No quería molestarlo, pero no quería dejarlo andar solo así. Se veía descontrolado, como si fuera a explotar en algún momento. No iba a mentir, sí le daba algo de miedo que lo golpeara por molestarle, pero su corazón le decía que no lo haría. No quería entrometerse, pero desde que escuchó la conversación fue tarde para no hacerlo.

 

Seung Hyun pasó de Ji Yong y siguió su camino. ¿Qué se había creído? ¿Qué iría con ella? ¿Qué la ayudaría? ¿Por qué habría de hacerlo? Seung apretó sus dientes y sus manos. Nunca, nunca en toda su puta vida imaginaría por todo lo que pasó cuando le dejó, nunca. Por eso que el amor era una mentira de mierda más para él. Siempre diciendo que el amor de madre es el más bueno de todo, el incondicional. Pero ahora resulta que es una jodida mentira. Si ese no existe, entonces, es imposible que haya otro. Ni siquiera está el de familia, ¿cómo se supone que sepa querer algo o alguien? Seung Hyun golpeó la pared con fuerza, pero no sintió dolor. Volvió a golpearla con más fuerza, pero seguía sin sentirlo. Siguió dando golpes frenéticos mientras apretaba sus labios. Comenzaba a sentirlo, comenzaba a sentir el dolor, pero no de su mano, de su garganta, un dolor casi asfixiante que estaba carcomiendo todo por dentro.

 

-¡Seung Hyun! –Ji Yong tomó su brazo con fuerza, aunque obviamente el mayor tenía más que él. Pero sacó fuerzas desde sus adentros para detenerle, su mano iba a quedar morada de tanto golpear la maldita pared de cemento. -¡Seung Hyun, basta!

 

-¡Déjame! –Seung Hyun se soltó fuertemente lanzando a Ji unos cuantos pasos atrás. Su gritó le salió desde el estómago, totalmente retenido y con ellos varias lágrimas de sus ojos. Ji Yong sentía que su corazón se rompía en miles de partes, y no sabía cómo armarlo. -¡Déjame en paz! ¡Déjame solo! ¡Ah! ¡No necesito ni de ti ni de nadie! ¡No necesito su jodida lástima! ¡Vete a la mierda! –Seung Hyun caminó unos pasos más, se escuchó un sollozo doloroso desde su garganta al tiempo en que fue cayendo lentamente hasta quedar de rodillas en el suelo mientras cubría su rostro con sus manos, una de ellas ya bastante roja por los golpes y con algunas heridas en ellas.

 

Ji Yong sintió algunas lágrimas caer por su mejilla. Esto era lo más doloroso que había visto en su vida. Su corazón se había roto, pero no porque Seung Hyun le gritara, sino porque Seung Hyun lloraba, porque él sufría. Y su corazón sufría con el suyo. Fue en ese momento en que Ji Yong cayó en la cuenta de que se había enamorado de Seung Hyun. O quizás, se había dado cuenta que lo estaba desde el principio. Su corazón se había abierto totalmente a Seung Hyun, se había entregado a él, al extremo, que su dolor también le dolía en el alma.

 

Ji secó un poco sus lágrimas y se acercó silenciosamente. Seung Hyun lloraba amargamente y sus sollozos graves eran cada vez más dolorosos para Ji Yong. El menor se agachó frente a él y le miró unos momentos, luego tomó su mano llena de heridas en silencio y se quitó el pañuelo rojo que traía amarrado a su pantalón de cuero negro. Pasó el pañuelo con mucha delicadeza por la mano de Seung Hyun para que no le doliera. Lo que menos quería era provocarle más dolor. Seung Hyun sorbió su nariz y miró a Ji Yong unos momentos. El menor enredó el pañuelo en la mano de Seung con delicadeza mientras miraba las heridas. Seung Hyun tenía tantas heridas, y lo peor es que tenía más heridas emocionales que físicas, y esas eran más terribles. No pudo evitar soltar un par de lágrimas mientras amarraba el pañuelo en su muñeca. Seung Hyun vio las lágrimas de Ji caer en su mano. El menor se secó inmediatamente el rostro y luego sonrió de medio lado algo desganado.

 

-No voy a dejarte solo –Ji Yong le miró unos momentos. –Aunque me lo pidas.

 

-…. –Seung Hyun no dijo nada. A Ji Yong no le importó, no esperaba respuesta, no la necesitaba.

 

 

Ji Yong caminaba en silencio. No sabía qué decir, aunque quizás no necesitaba decir anda. Apostaba que Seung Hyun no quería hablar. Metió sus manos a sus bolsillos, hacía demasiado frío. El viento era demasiado frío y golpeaba con fuerza su rostro. Miró unos minutos a Seung Hyun, parecía perdido, como si su mente estuviera en un universo alterno, quizás. A Ji le habría gustado sacarlo de ahí.

 

-Lo siento –la voz grave de Seung rompió el extraño silencio.

 

Ji Yong no respondió. Creyó que no era necesario. No quería adentrarse en el tema, no quería preguntar, y quizás el mayor no quería responder. Ahora sabía más cosas sobre Seung Hyun. Sí tenía padres, bueno, si se podía decir así. Su madre era una mujer muy oscura que lo dejó abandonado a los cinco años al descubrir algo horrible. Y su padre, quizás estaba dando vueltas por el mundo, aunque Ji Yong suponía que era mejor para Seung Hyun ni siquiera verlo. También sabía otra cosa: no es que Seung Hyun no tenga sentimientos, al contrario, los tiene, pero nunca ha recibido amor, así que no sabe lo que es eso, y por ende no sabe recibir ni dar tampoco.

 

Siguieron caminando en silencio. Cuando Seung Hyun se había puesto de pie y había secado su rostro, simplemente dijo que le iría a dejar a su casa. No le preguntó nada y le siguió. Entendió que no había conversación en ese momento que fuera suficiente como para que Seung dejara de pensar en lo que había sucedido. Había oscurecido, Ji Yong ni siquiera había llamado a sus padres desde la tarde anterior, había pasado la noche afuera y tenía su celular apagado, apostaba que tendría un castigo.

 

Se detuvo al llegar al frente de su casa. Sabía que no podía llegar con Seung Hyun, sólo sería más problemático, pero no quería dejarlo solo y menos en una noche tan fría. Imaginaba que Seung Hyun probablemente llegaría a su casa a fumar mirando en el balcón de su casa con las luces apagadas, como la madrugada anterior. Sacó las manos de sus bolsillos, miró unos segundos al mayor, él sólo miraba la entrada de su casa.

 

-Entra ya –cerró sus ojos y luego sonrió de lado. –Terminarás de hielo si sigues aquí afuera.

 

-¿Y tú…?

 

-Sólo ve –Seung Hyun le miró unos momentos, Ji sintió que su corazón se oprimía. De nuevo esa mirada. Esos ojos que había visto la primera vez que chocó contra Seung Hyun. Un rostro que constaba de una sonrisa rara en sus labios y unos ojos que mostraban tanto dolor. –No alcanzarás ni a parpadear y me verás de nuevo, ni tiempo te daré a que me extrañes.

 

-Tonto –Ji habló en voz baja y luego sonrió un poco. Avanzó unos pasos y se giró. Seung Hyun mantenía su rostro ladeado sin muchas ganas. Ji se elevó un momento y le besó los labios. –De la buena suerte.

 

Seung Hyun se rió unos momentos, ese enano sí era astuto. Luego Ji Yong se fue casi dando brincos a casa.

 

Ji Yong inhaló fuerte antes de entrar a su casa. Entró en silencio, la casa estaba mortalmente en silencio. Caminó por el largo pasillo de la entrada y vio la luz encendida de la sala. Sus padres cenaban, uno al frente del otro, pero sin mirarse. Su padre leía el periódico distraídamente y su madre apenas podía pestañear, de hecho, Ji creía que tenía más ojeras que antes.

 

-Estoy aquí.

 

-¡Dios, Yongie! –Su madre le miró preocupada. -¿Dónde estabas? ¿Por qué no avisaste?

 

-Lo siento, mi celular se apagó –su padre dejó el periódico y le miró. –Me quedé con Daesung.

 

-¿Cómo está Kang? –Su padre se acomodó en la silla. Lo bueno era que Daesung era muy amistoso con ellos, así que ellos le tenían familiaridad.

 

-Está bien –Ji respondió ligero. Sintió su celular vibrar en su pantalón, pero no iba a sacarlo, porque obviamente su mentirita piadosa de que lo tenía apagado sería un desastre. –Les ha mandado saludos. Lo siento de nuevo por no avisar.

 

-Está bien, pero abrígate. Te enfermarás.

 

-Está bien –me giré y caminé a la cocina. –Por cierto, aprobé Anatomía. –Saqué un vaso con jugo mientras sacaba el celular de mi bolsillo.

 

-Eso es bueno, te felicito, hijo –su padre sonaba orgulloso.

 

Ji Yong desbloqueó el celular, tenía un mensaje. Un mensaje de Seung Hyun, casi escupió el jugo de su boca al verlo. Lo abrió rápidamente.

 

“¿Por qué tu habitación es rosa?”

 

-¿Qué rayos…? –Ji Yong miró el mensaje.

 

-Yongie, ven. Quiero preguntarte algo –su madre le llamó.

 

Ji guardó rápidamente el celular y caminó hasta la sala de nuevo. Su madre le sonrió un poco. Ji Yong todavía pensaba en el mensaje. Su habitación no era rosa, era blanca. Nunca había tenido una habitación rosa, la única rosa era… ¡oh!

 

-… Entonces con tu padre queremos saber cuándo y dónde harás tu práctica como enfermero.

 

-¡No puede ser! –Ji Yong abrió mucho sus ojos y se giró hacia las escaleras, ¿no sería capaz, no?

 

-¿Qué no puede ser?

 

-¡No puede ser que… que todavía no me han dicho dónde será la práctica! ¿Lo puedes creer? ¡Mañana mismo le reclamaré a mi profesor en jefe! –Ji Yong entró en pánico. -¡No, es más! ¡Ahora mismo iré a enviarle un mail para que me lo diga!

 

Y dicho esto Ji Yong salió corriendo por las escaleras. Pasó de su habitación y entró rápidamente a la que estaba al final del pasillo del segundo piso. Cerró la puerta y entonces se giró. Sus ojos se abrieron demasiado cuando vio a Seung Hyun muy campante sentado en el marco de la ventana.

 

-¿Qué demonios haces aquí? –Ji habló en susurro.

 

-Pues… -Seung Hyun miró toda la habitación. –No sé… hacía frío afuera.

 

Ji Yong no dijo nada. Sin querer, en el fondo sabía que quizás Seung Hyun no quería estar solo.

 

-¿Cómo subiste?

 

-Trepando.

 

-¿Te crees el hombre araña?

 

-Nop, pero no sería malo tener un súper poder así.

 

-Idiota.

 

-No sabía que te gustaba el rosa.

 

-Me gusta –Ji Yong asintió. –Pero no para pintar mi habitación, esta es la de mis padres. Ahora ven, la mía está al otro lado del pasillo. Ji Yong abrió la puerta lentamente y miró, preocupándose que sus padres no vinieran. Ji Yong tomó la mano del mayor y salió corriendo hasta el otro extremo del pasillo. Entró rápidamente y cerró la puerta.

 

Seung Hyun miró a todos lados. Ji Yong tenía un estante lleno de libros, eran bastantes. Seung siempre odió leer, pero ahora le entraba curiosidad por saber qué leía Ji como para que tuviera un estante lleno de ellos. Ji no tenía una cama gigante como él, pero la del menor parecía más cálida. Tenía un clóset gigantesco, apostaba que tenías bastante ropa. Y tenía muchas, muchas cajas y tomó una para ver que tenía, cadenas, anillos, aros. Seung Hyun levantó las cejas.

 

-No sé qué haces de enfermero, cariño. Deberías ser modelo.

 

-Já, já. Muy gracioso –Ji Yong se sentó sobre la cama. No sin antes poner seguro a la puerta. –No es muy grande, pero es lo que tengo. –Ji Yong sonrió abriendo sus brazos para indicar su habitación.

 

-Es como la cuarta parte de mi departamento… -Seung se sentó a su lado. –Pero es más acogedor.

 

Ji Yong tragó saliva. Su corazón volvió a oprimirse. Seung Hyun se acomodó en la cama y se estiró mirando al techo mientras se cruzaba de brazos y cerraba los ojos.

 

-Oye, Seung…

 

-¿uhm?

 

-Yo pensé… que tus padres estaban muertos… -Ji no quería preguntar directamente, pero tampoco quería quedarse con preguntas en su cabeza.

 

-Me gustaría que lo estuvieran –Ji no pensó que su respuesta sería tan fría. –Esa mujer no tiene corazón, Ji Yong. A diferencia de mí, bueno, yo lo tengo, supongo, no sé cómo funciona, pero ahí está. Dudo que ella tenga uno.

 

-Entiendo… -Ji Yong asintió. –Ella es algo… oscura.

 

-Oscura es lo menos que es. Créeme.

 

-Uhm… -Ji Yong asintió. -¿Y tu padre…?

 

-No sé. Si está vivo o muerto, no me importa –nuevamente sonaba frío. –Ojalá fuera la segunda.

 

-¿Qué fue lo que descubrió tu madre para que te dejara tan pequeño? –Ji Yong sintió nervios. En el fondo de su corazón sabía la respuesta, pero quería corroborarla.

 

-Ya está, enano –Seung Hyun se sentó y se cruzó de piernas mirando a Ji con una ceja alzada. -¿Por qué tan curioso? No me gustan las preguntas, y no me gusta que sepas mucho sobre mí. Cuanto más sabes del otro más te interesa su vida, y eso lleva a sentimientos raros, y ya te dije que yo no tengo esos sentimientos raros. Así que descártalos tú también, Ji Yong. Hablo en serio.

 

-Si me respondes, los descarto –Ji Yong rodeó la cama y se sentó a su lado.

 

-No quiere saber –la mirada de Seung Hyun se ensombreció.

 

-Sí, quiero. –Ji quería saber, porque sea lo que sea que pasó, dejó a Seung Hyun roto y eso tenía mucho que ver con él. Porque aunque dijo que descartaría sus sentimientos por él, era tarde, porque ya lo estaba amando.

 

-Ah… -Seung Hyun sonrió y cerró los ojos mientras pasaba sus manos por detrás de su cabeza y la apoyaba en la cabecera de la cama. –Digamos que él tenía un cariño especial por mí. Bueno, más que por mí, por mi cuerpo. Ya sabes, nada se me resiste, ni él.

 

Ji Yong sintió escalofríos por todo su cuerpo.

 

-Recibí de él mucho más que cualquier otro niño. Solamente que no lo pedí, ni lo quise. Fue contra voluntad, ¿sí sabes de que te hablo, cierto?

 

Seung Hyun alzó una ceja y dio un vistazo a Ji. Este parecía perdido. Sonrió de medio lado y se relajó. Ji Yong se perturbó. No podía ser posible que Seung Hyun hablara de una violación de tal magnitud como si hablara del clima. El menor llegó a la conclusión de que aquello era un mecanismo de defensa de parte de Seung para que no vieran su parte vulnerable, como aquella tarde cuando lloraba tanto y se lastimó la mano. Ahora entendía de dónde traía tanto dolor. Ji Yong tocó su pecho, su propio corazón dolía mucho.

 

-Lo siento.

 

-Te dije que no querías saber –Seung Hyun soltó un suspiro. –Cambia esa cara, así te ves feo.

 

Ji Yong intentó medio sonreír, pero no podía lograrlo mucho.

 

-Oye, Seung –El mayor volvió a mirarle. Ji le miró fijamente unos minutos. Seung Hyun no siempre estaba en el circo, había algo más que él hiciera con su vida. -¿Trabajas además del circo? ¿Tienes una profesión además de ser acróbata?

 

-¿Nunca callarás esa boquita que tienes, cierto? –Seung Hyun sonrió de medio lado. –Mejor úsala para algo más, cariño. Me tienes mareado con tantas preguntas y créeme que ya no quiero responderlas. Y no quiero que sigas con tus intentos de detectives.

 

-Lo siento.

 

-Mejor dime algo sobre ti ya que tanto quieres hablar.

 

-Me gusta el rosa.

 

-Algo menos evidente, carita bonita. Eso era re obvio. –Ji Yong se sintió ofendido. –Y no me digas que eres gay, porque eso también es re obvio.

 

-Cretino.

 

Seung Hyun se rió. Por fin lograba que Ji Yong dejara de mirarle con lástima. Ji simplemente sonrió. Sabía que Seung Hyun era una persona rota, pero quería darle amor, todo el amor que no había tenido, quería que lo tuviera. Aunque tuviera que darle su vida entera, lo haría, pero lo haría sentirse amado.

 

 

 

 

Notas finales:

Bien, asjhgdfsjhfdhadjsishgjdah perdóoooooooooooon. Dejen sus comentarios respecto a esto. Sus golpes, sus insultos y todo lo que se les ocurra XD No sé qué más decirles, no me odien (? 

 

IJHVSHGDHA YO LOS AMOR <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).