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Aroma a Hotel por Yuki_1

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"Aroma a Hotel"
por Yuki



Había sido un día agotador, es decir, un día como cualquier otro. Tetsu los había perseguido para que grabaran, Ken le había puesto algo realmente asqueroso en la bebida, y Yukihiro no había dicho mucho, pero se le notaba en la cara que estaba nervioso. Y, finalmente, como se iban a quedar hasta tarde, tuvo que cancelarle a esa persona. Pero algo que él nunca iba a imaginar iba a ser que tras haber tomado aquel brebaje de Ken iba a huir en dirección al baño para estar vomitando alrededor de treinta minutos. Para cuando salió, Tetsu estaba que se arrancaba los pelos y miraba de forma asesina a Ken. Y al final, como no se sentía del todo bien lo dejaron irse antes, lamentándose por haberle cancelado a esa persona.

Abrió la puerta con pesadez y se quedo unos segundos contemplando la oscuridad de su departamento hasta que se decidió a entrar. Se quitó las botas y las tiró en la entrada junto con su mochila. Pasó de largo la cocina y se dirigió al cuarto, e ignorando la tenue luz que la puerta entornada dejaba ver, entró.
Su sorpresa fue enorme cuando descubrió que todas las cosas que estaban tiradas en el piso habían sido removidas y apiladas a un costado, y que el cuarto entero se hallaba sumido en la mágica luz que escapaba de varias velas repartidas por diferentes lugares de la habitación, haciendo que esta se sumergiera en un aire místico y a la vez romántico. Y allí, justo frente a él, sonriendo, se hallaba el causante de todo.
Parado a los pies de la cama, con una tierna sonrisa en su rostro, se hallaba Sakura, que lo miraba divertido al ver su cara de sorpresa y su boca entreabierta.
Una energía se apoderó de él, y antes de que su amante se diera cuenta se había abalanzado a sus brazos con un sonoro “Sakura” saliendo de sus labios.
Perdieron el equilibrio y los dos cayeron sobre la cama que los recibió suavemente, mientras ellos se fundían en un apasionado beso. Dejando por momentos que Hyde dirigiera todo aquello para luego rodar sobre la cama y quedar encima. Se separaron lentamente y se sonrieron.
- Pensé que no te iba a ver hoy – le dijo con un asomo de lágrimas en los ojos.
- Hacia bastante que no nos veíamos, entonces decidí pasar a darte una sorpresa.
- ¿Cómo entraste? – pregunto con curiosidad.
- Forcé la cerradura – respondió rápidamente.
- ¡¡YAT CHAN!! – pero aún así estaba contento. No importaba si Sakura había roto la cerradura para poder entrar, estaba seguro de que tampoco le habría importado que rompiera la puerta entera. Hacía un par de meses que no se veían, y él de verdad había anhelado ese encuentro.
Sakura aprovechó los labios entreabiertos de Hyde para besarlo y dejar que su lengua vagara en aquella cavidad. Hyde pasó de aferrarse a la espalda de su pareja a posar sus manos en la nuca de este para profundizar el beso, enredando sus dedos en el cabello, e introduciendo su lengua para llevar a Sakura hasta el límite. Siempre le habían dicho que era bueno en ese tipo de cosas.
Se separaron jadeando por la falta de aire. Con un movimiento Sakura rozó su miembro con el de Hyde por sobre la ropa, haciendo que este último echara la cabeza hacia atrás. Aprovechando aquella visión tan tentadora del cuello de su pareja para atacarlo, succionando y... mordiendo.
- No dejes marcas... ¡Ay! – se quejó con lagrimitas en los ojos al recibir un mordisco en el cuello.
- Perdón Perdón – se disculpó al ver que la predisposición de su pareja de repente desaparecía ante aquella acción.
De nuevo arremetió contra su cuello, pero esta vez lamiendo la zona del mordisco que se encontraba “ligeramente” enrojecida, obteniendo un gemido de placer como respuesta, aventurándose a dejar varias marcas más en el cuello de su pareja.
Metió las manos debajo de la remera para acariciar su pecho, encontrándose con aquellos dos piercings en los pezones. Sintiendo que la remera estorbaba, quitándosela lentamente besando cada tramo de piel que iba descubriendo, apreciando el calor de esta con sus labios, viendo como Hyde enloquece, terminando de sacarse la remera él mismo. Y luego introducir ambas manos debajo de la musculosa de Sakura y acariciar con ternura su espalda haciéndole cosquillas. Irguiéndose para acto seguido quitarle la prenda y dejarla a un costado, observando el ejercitado pecho de su pareja para después posar sobre él un par de besos anhelantes volviendo a recostarse.
Sakura se alejó un poco para admirar la belleza del rostro de Hyde nublado de lujuria, para luego bajar por el cuello y ver el camino de marcas que había dejado y detenerse finalmente en los brillantes piercings.
Se levantó y se acostó al lado de Hyde, contemplando fijamente aquella autoflagelación.
- ¿Sakura? – preguntó extrañado y con cierto tono de desesperación en la voz.
- Nunca me gustaron esos malditos aros – exclamó enojado tocando uno de los pezones, extrayendo un gemido que el portador ahogó en su boca.
Hyde sonrió, así que era otra vez aquél tema sobre los aros, y pensar que él lo creía zanjado.
- Parece que tendré que convencerte otra vez de lo buenos que pueden llegar a ser – dijo levantándose y colocándose sobre él de manera felina.
- Buenos para ti, porque a mí me parecen una estupidez.
Acto seguido dirigió sus manos al pecho de Hyde, tomo los piercings y tiró de ellos, haciendo que soltara un sonoro grito de placer, al cual Sakura respondió con una sonrisa de triunfo que molestó visiblemente a su amante, y en venganza, de un saltito, se sentó sobre el miembro erecto, obteniendo un quejido de placer y dolor a la vez, haciendo que Sakura cerrara los ojos.
Al abrirlos, ante él, se hallaba la imagen de Hyde, con los ojos vidriosos, y los carnosos labios separados, la cabeza levemente hacia atrás y algunos mechones de cabello adhiriéndose a su frente por el sudor que comenzaba a hacerse presente. Podía sentir la temperatura de su cuerpo a través de sus manos situadas en su abdomen. Todas aquellas sensaciones lo hicieron enloquecer.
Agarró a Hyde por los hombros y en un rápido movimiento lo dejó debajo de él para besarlo con cierta violencia, haciendo que Hyde se aferrara a su espalda, para finalmente separarse dejándole un pequeño mordisco en el labio inferior.
Bajó su boca que deseaba seguir probando aquel cuerpo, ignorando el cuello para detenerse sobre uno de los pezones, lamiéndolo, succionándolo y dejando suaves mordiscos repartidos por su alrededor, comenzando a enrojecer y sensibilizar la zona. Mientras que una de sus manos jugaba en uno de sus costados acariciando la piel desnuda, bajando hasta el borde del pantalón y metiendo un digito dentro, moviéndolo por toda la cintura del pantalón provocándole escalofríos.
Dejó en paz su pecho para bajar hasta su ombligo e introducir su lengua, recordando aquél día en el que se encontró con un piercing allí también.
Dirigió sus manos a la bragueta del pantalón y la abrió lentamente abandonando el ombligo para dedicarse a succionar muy suavemente los bordes del calzoncillo. Haciéndole perder la razón a Hyde con la cercanía de su boca a su miembro, haciéndolo desear ese contacto, extrayendo jadeos entrecortados de los labios de su amante mientras que este enrienda sus dedos en las hebras azabaches.
Comenzó a sacar los pantalones lentamente, acariciando la piel de sus muslos, y luego del resto de las piernas, para terminar de quitar completamente el pantalón, dejando a Hyde solamente en ropa interior.
- Tienes hermosas piernas, ¿te lo habían dicho alguna vez?
Pero Hyde no pudo responder a aquella frase porque Sakura le había abierto las piernas y le besaba la sensible piel de la parte interior de los muslos, produciendo una corriente eléctrica que recorrió la espalda de su amante, que no podía evitar gemir al sentir como Sakura comenzaba a succionar dejando marcas que luego recorría con la lengua. Marcas que iban trazando un camino hacia su ingle que se encontraba despierta y clamando por atención.
Sakura posó un dedo sobre la erección de Hyde viendo como este cerraba los ojos con fuerza ante aquel roce, haciendo que Sakura se sonriera ante el nivel de excitación que le provocaba. Y cuando le iba a quitar los calzoncillos, Hyde lo detuvo con un gesto y se escabulló de debajo de él.
- Yo también quiero jugar.
Apoyando las manos en los musculosos hombros de su pareja que lo miraba atónito, lo tumbó sobre la cama.
Le desabrochó el botón del pantalón y con los dientes, y de manera provocativa, bajó el cierre. Para después sacarle los pantalones de manera rápida y arrojarlos lejos, quedándose ante el miembro de Sakura oculto debajo de los boxers, que Hyde también quitó enseguida.
La preocupación de Sakura comenzaba a crecer, preocupación que se hizo realidad al ver como su pareja acercaba su rostro a su erección haciendo que se tensara. Todavía no se había olvidado de que aún tenía los aparatos puestos.
Pero todo su nerviosismo se fue cuando, con gran destreza, Hyde acercó sus labios y exhaló un suspiro sobre la punta, extrayendo una exclamación de placer por parte de Sakura. Viendo como el nerviosismo de Sakura había desaparecido, prosiguió. Comenzó a lamer su miembro, primero el glande, formando círculos, después bajando para lamer desde la base hacia arriba y volver a la húmeda punta para soplar. Escuchando la respiración acelerada de su amante, que gimió sonoramente al sentir como por primera vez desde que aquello había comenzado su miembro se encontraba dentro de la boca de Hyde. Succionando suavemente, enloqueciéndolo, dirigiendo una de sus manos a la cabeza de Hyde, diciéndole que aumente el ritmo. Pero él no lo hacía, siguió con sus succiones lentas, sacándolo entero de su boca para suspirar sobre la punta que comenzaba a gotear e introducirlo de nuevo, tratando de llevarlo lo más profundo que su garganta pudiera. Aumentando las succiones como le exigía aquella mano en su nuca, y luego sincronizándose con el vaivén de las caderas de Sakura, para finalmente con un gemido, correrse dentro de su boca intentando tragarse su semilla sin lograrlo, dejando que esta resbalara por la comisura de sus labios.
Al levantar la vista se encontró con un Sakura jadeante que se aferraba a las sabanas, bañado en transpiración, con los ojos cerrados. Esto provoco una sonrisa de suficiencia en el rostro de Hyde, que al volver a posar los ojos en su pareja se encontró con su mirada fija en él. Sakura se acercó, y con su pulgar limpió aquél hilo de semen que trazaba un camino desde su boca hasta su mentón...
- Es inevitable que el gato se manche con la leche –
Ese comentario hizo que su amante se sonrojara mientras observaba como Sakura se sentaba a su lado sobre la cama, lo que Hyde aprovechó para acercarse a él y posar sobre sus labios un beso casto, un beso de niños.
Lo acostó suavemente, y lo besó, tan sólo juntando sus labios, entonces la lengua de Sakura comenzó a hacer presión sobre los labios del otro, pidiéndole permiso para entrar, permiso que fue concedido. Besándolo dulcemente, dejando derretir su lengua en aquella boca. Y mientras sus lenguas se entrelazaban, él aprovechó el momento para suavemente recorrer el cuerpo de Hyde hasta llegar al calzoncillo y con lentitud quitarlo, a lo que el aludido respondió ayudándolo para facilitarle la tarea.
- Ahora es mi turno – fue lo que Sakura le dijo luego de separarse y mirarse por unos momentos.
Le ordenó que se pusiera de espaldas a él y que levantara sus caderas. Hyde cerró los ojos, hacía mucho que no lo hacían... iba a doler.
- Por favor, despacio – pidió cerrando los ojos con fuerza, mitad por la vergüenza que le daba la pose, mitad por el dolor que vendría a continuación, dejando escapar algunas lagrimitas ante este último pensamiento - ¿Qué est... – no pudo terminar la frase, la repentina invasión de gemidos en su garganta se lo impidió.
Ciertamente su sorpresa fue enorme cuando en vez de sentir el duro miembro de Sakura luchando por entrar, sintió las manos de este que le separó las nalgas e introdujo dentro de él su lengua. Acción que extrajo gemidos, casi gritos, de la boca de su amante.
Moviéndose dentro de su entrada, humedeciendo la zona. Jugando en aquella cueva, disfrutando como Hyde comenzaba a retorcerse del placer, perdiendo el habla, sólo jadeando con la boca abierta, dejando que la saliva humedeciera el lecho, hasta llegar a acabar con un grito áspero, ensuciando las sábanas con su semilla.
Sus piernas no pudieron aguantar más su peso y se desplomó sobre el colchón. Sakura se recostó a su lado, observando su rostro enrojecido, sus párpados tiernamente cerrados, su cabello revuelto dándole un toque más aniñado, y sus labios entreabiertos tratando de conseguir más aire. En ese momento, se hallaban resumidos el cielo y el infierno en una sola persona.
Acarició su rostro, corriendo algunos molestos mechones que se le habían pegado a la frente por el sudor. Se acercó a él y cumplió la petición de esos eróticos labios, besándolo. Sintiendo como, poco a poco, Hyde se hacia más participe de aquél beso. Viendo como volvía a excitarse con tan sólo el contacto de sus labios, de sus lenguas que batallaban dentro de sus bocas. Ahondando el beso cada vez más hasta que se separaron, quedando unidos solamente por un hilo de saliva.
Sakura trazó un recorrido con la vista por el cuerpo de Hyde, hasta detenerse en sus ojos. Se sintió hipnotizado por esos ojos cargados de un deseo aplastante, aquellos ojos en, cual oscuro espejo, podía verse reflejado, donde podía ver las llamas del danzante fuego de las velas.
Esa imagen, encendió en él una enorme hoguera, haciendo que sin aviso y en un rápido movimiento tomara a Hyde y lo dejara debajo de él. Y agarró la musculosa que su pareja le había quitado y había dejado allí cerca.
Para cuando Hyde reaccionó, se hallaba bajo la perturbada mirada de deseo de Sakura que se encontraba peligrosamente situado entre sus piernas, además, con su musculosa le había atado las muñecas, manteniendo una mano sobre ellas, ejerciendo la suficiente presión para que no pudiera soltarse. Mientras que con la otra mano rozaba su pecho mandando descargas eléctricas que recorrían su columna cada vez que la yema de alguno de esos dedos lo tocaba. Bajando por el pecho, por la cintura, deteniéndose un instante en su nuevamente erguida erección, para después acariciar sus piernas, haciéndolo estremecer.
Le gustaba estar entre sus piernas y ver su cuerpo desde ese ángulo, ver el rostro sonrojado, y las marcas que trazaban un mapa por todo su cuerpo, su miembro erguido, húmedo, suplicante, y aquella pecaminosa cueva que lo llamaba a entrar, a invadir, corromper...
Rápidamente y guiado por el deseo tomó una de las extremidades de Hyde y la subió a uno de sus hombros para poder tener una mejor entrada. Lo observó lascivamente unos instantes y se relamió los labios.
- Por favor Sakura...
Pero el ruego nunca llegó a su fin. Sin previa preparación Sakura introdujo toda su longitud dentro de Hyde, arrancándole lágrimas de los ojos que cerró con fuerza al sentir el dolor que aquella intromisión en su cuerpo le había provocado.
- No, Sakura... sácalo... ¡sácalo! – rogó entre sollozos con voz ahogada.
Pero él no lo escucho, y sin esperar a que su amante se acostumbrara realizó la primera envestida, cerrando los ojos, sintiendo la estrechez de su pareja que comenzaba a hacerle daño. Fijando su mirada en como su miembro entraba perfectamente en esa cavidad, deteniéndose en la forma en la que podía entrar y salir con cierta dificultad, sonriendo de forma lasciva al ver como su miembro entraba y salía salpicado por la sangre que brotaba de la herida que él le había provocado y que caía en las sábanas manchándolas.
Las lágrimas corrían por su rostro, quería que Sakura lo dejara, le dolía, no estaba seguro de poder soportarlo. Sintió como comenzaba a moverse dentro de él y se tensó, no quería que lo hiciera y se lo hizo saber, necesitaba acostumbrarse. Pero él no lo escuchaba, tenía los ojos cargados de deseo pero su mirada no se centraba en su persona.
Le soltó las muñecas para poder aferrarse mejor a la cintura de Hyde y así poder realizar las primeras envestidas con más comodidad. A estas le siguieron otras, y entonces la penetración comenzó a ser más sencilla a medida que él cuerpo de su pareja fuera relajándose y acostumbrándose a la medida de Sakura.
Lentamente las estocadas comenzaron a hacerse más rápidas, entonces se agarró a la cintura de Hyde para cumplir su propia exigencia de llegar más profundo. Sintiendo como la entrada de su amante comenzaba a succionarlo dejándose llevar por el placer que estaba, poco a poco, venciendo al dolor.
Paulatinamente se había ido relajando gracias a las caricias que su pareja le proporcionaba y comenzó a sentir el placer del sexo, comenzó a apreciar como succionaba el miembro de Sakura exigiéndole que fuera más profundo. Las manos de este situadas en su cintura le quemaban y a la vez sentía la presión que estaban ejerciendo sobre él. Pero no importaba cuanto intentará, su amante no podía alcanzar aquél lugar, así que quitó su pierna del hombro de Sakura y envolvió la cintura de este con sus piernas para hacer que él pudiera tocar aquél punto que lo enloquecía. Abrigando ambos cuerpos en el calor de la intimidad, haciendo que su pareja pudiera explorar hasta el lugar profundo.
El cuarto comenzó a llenarse de gemidos, jadeos y palabras entrecortadas. El sonido del coito golpeaba contra las paredes y regresaba hasta sus oídos haciendo que Hyde se sonrojara. El calor que comenzaba a aumentar en la habitación hacia que incrementara el olor a sexo.
Las velas consumiéndose, la ropa esparcida por toda la habitación, la cama revuelta, las sábanas manchadas de semen, lágrimas y sangre. Y allí, sobre el lecho, se encontraba la pareja.
Sakura había aumentado el ritmo de las penetraciones nuevamente mientras se agachaba sobre el cuerpo de Hyde besando su pecho, mordiéndolo, lastimándolo sin querer y después lamiendo la sangre que brotaba por las heridas. Sintiendo la húmeda erección de su pareja golpear contra su vientre.
Hyde aprovecho el momento en el que Sakura se agacho sobre él para pasar sus manos, aún atadas, sobre la cabeza de este y así quedar colgado de su cuello.
El baterista se incorporó lo suficiente para poder dirigir una de sus manos a la entrepierna de su amante viendo como este al sentir su roce en esa zona se estremecía de placer en sus brazos.
Las embestidas comenzaron a cobrar fuerza, volviéndose así más violentas y más frecuentes haciendo que Hyde gritara y se aferrara a la espalda de Sakura con sus uñas hasta finalmente marcarlo. Sintiendo como la mano en su entrepierna aumentaba el ritmo quizás haciéndole un poco de daño. Comenzando a estrecharse para darle más placer a su pareja y a sí mismo.
Cerca del clímax Sakura dirigió la mano que se encontraba masturbando a Hyde a la entrada de este, introduciendo un digito junto con su miembro para dilatar más la zona.
Sakura había dejado de acariciarlo, acción que como consecuencia hizo que soltara un gemido de disgusto, hasta que sintió como algo quería abrirse paso dentro de él, se detuvo a observar a Sakura, pero su cuerpo no se lo permitió ya que una intensa ola de placer recorrió su organismo haciendo que arqueara su espalda, sin poder evitar gritar y arañar más la musculosa espalda de su pareja.
Sentía llegar el clímax a su cuerpo, entonces quitó aquel digito invasor y comenzó a penetrarlo más rudamente. Lo tomó fuertemente por la cadera y profundizó la última estocada que los llevo al orgasmo a ambos.
Se corrieron al mismo tiempo, Sakura dentro de Hyde y este último salpicando sus abdómenes y enterrando por última vez sus uñas en la espalda de Sakura. Ambos jadeando cerraron los ojos por un momento. Luego, el baterista, salió lentamente de su amante dejando su cuerpo lánguido acostado sobre la cama, y miró las sábanas manchadas de sangre para después ir a recostarse a su lado y con extrema delicadeza desatarle las muñecas.
Tomó las sábanas y cubrió a ambos con ellas, quedando en silencio, sólo oyendo sus respiraciones entrecortadas.
Hyde se encontraba acostado a su lado, boca abajo con el rostro volteado hacia otro lado. Él estaba seguro de que su amante estaba enojado por la forma tan violenta en que lo había tratado, él sabía que había hecho mal, pero no había podido frenar el deseo de hacerlo suyo a toda costa. Así que junto valor para poder enfrentarlo…
- Hyde… - se aventuró tímido.
No obtuvo respuesta, eso lo empezó a asustar, así que se dispuso a intentarlo otra vez, y cuando iba a hacerlo…
- Sakura – se tensó al oír su nombre – eso… - una pausa ¿por qué una pausa? - … fue increíble – respondió mientras se daba la vuelta y observaba el perplejo rostro de su amante.
Lo miró detenidamente. Sinceramente el comentario lo había dejado estupefacto, pero que sorpresa se llevo cuando Hyde volteo y pudo ver su rostro de frente y pensando con cordura, estaba pálido y ojeroso, eso lo aterro un poco.
- ¿Estas bien? – preguntó preocupado.
- Si – asintió en seco, para después mirar la preocupación reflejada en los ojos de su pareja y terminar por responder algo más concreto – bueno… duele y dolió, pero fue increíble.
- Perdón.
Hyde se acercó a los labios de Sakura y los besó tiernamente dejándole saber que se encontraba bien. Sakura sonrió, tenía a una persona maravillosa como pareja, una persona que lo había perdonado muchas veces. Se sintió afortunado. Él, aquél hombre que lo miraba con ternura era su amante, sólo suyo. Con esos pensamientos en su cabeza y una sonrisa, envolvió el cuerpo de Hyde con sus brazos y este se acomodó en aquél lugar que lo hacía sentir tan seguro y descansó su cabeza sobre uno de los musculosos hombros de Sakura.
Sakura besó su frente, lo miró y lo estrechó un poco más entre sus brazos.
- Te Amo – le dijo sonriéndole.
Le levantó el rostro y lo besó con ternura. En el medio del beso Hyde abrió su boca permitiéndole a Sakura introducir su lengua. Fue un beso corto, cargado de sentimientos, no como los besos que se daban durante el sexo, una suave caricia de la cual se separaron lentamente cada uno absorbiendo la esencia del otro.
- Yo también.
Por fin podía responder a aquella frase. Quería ver la reacción de su Sakura, así que se enderezó apenas y grabó en su memoria como poco a poco el rostro de Sakura se llenaba de alegría y se iluminaba con una enorme sonrisa. No pudo resistirlo y volvió besarlo, con delicadeza y suavidad, como si ambos fueran a romperse si aquél contacto se hacía más apasionado.
Hyde acomodó su cabecita sobre el pecho de Sakura escuchando el corazón de este que con cada latido lo iba adormeciendo. Se abrazaron mutuamente y cayeron exhaustos en el sueño.

Se despertó al día siguiente por un ruido, y al abrir los ojos se encontró con el culpable, Sakura ya estaba levantado y había tirado algo de lo que estaba sobre su mesa de luz, o eso era lo que creía. Se quedo observando su amplia espalda, avergonzándose cuando vio las heridas que sus uñas le habían provocado. Desvió la mirada.
Escucho la cama crujir tras él y se percató de que su amante ya se había despertado así que se volteo a verlo.
- ¿Te desperté? Perdón – se disculpó mientras se acercaba a besarlo de forma inocente en los labios.
- ¿Qué hacías?
- Te quería preparar el desayuno, pero sin querer patee uno de los platos con las velas y lo rompí.
- No importa – porque así era Sakura, ese era su Sakura, tan tierno y brusco a las vez, y así como era lo amaba.
Hyde se acercó gateando y se abrazó a la cintura de su pareja apoyando la cabeza sobre su regazo, mientras Sakura acariciaba con dulzura su cabello revuelto.
- ¿Te alcanzo tu ropa?
- No, me voy a ir a bañar – no tenía porque apurarse, de todas formas ya era muy tarde para ir al estudio, luego llamaría a Tetsu y le contaría lo sucedido, aunque lo más probable era que Ken ya lo hubiera contado por él.
- Entonces yo te voy a hacer el desayuno y si termino rápido voy con vos – le informó poniéndose la musculosa.
Sakura le dio la espalda otra vez y él pudo apreciar que esa musculosa no tapaba ninguno de los rasguños. Se sonrojo. Definitivamente, si Sakura no se había traído una campera, él no lo pensaba dejar salir así.
Espero a que su pareja abandonara el cuarto para levantarse. No podía caminar bien, aunque hacia el intento, pero le seguía doliendo. Tomó una toalla y se dirigió al baño.
Ya en el baño se miró al espejo, estaba pálido, y a sus enrojecidos e hinchados ojos los decoraban unas profundas ojeras, además de tener los labios un poco hinchados también. Posó la vista en su persona, deteniéndose a observar las marcas que Sakura le había dejado por todo el cuerpo. Se molesto un poco, pero al recordar la noche que habían pasado le resto cierta importancia.
Se metió en la ducha y comenzó a bañarse muy lentamente. Porque sabía que Sakura terminaría el desayuno antes, entonces entraría al baño y se bañaría con él, pensó con una sonrisa en los labios, entonces, quizás podrían continuar…


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