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TAL VEZ EN OTRA VIDA por karenka sutcliff

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo corderos del amor (?) XD jajajajja .

He aquí un nuevo capítulo, es algo nuevo, espero no decepcionarlos, en breve traeré historias de “mundos alternos” claro, si no muero en el intento jajajajajaja.

 

 

 

….

–Will cariño mío~– canturreó el pelirrojo amanerado mientras profesaba nuevamente su letanía de amor hacia su estoico jefe.

–No puedes negarlo, estamos hecho el uno para el otro, es el destino quien nos tiene aquí reunidos.

–Deja de decir idioteces, será mejor que no me quites el tiempo, no quiero pasar más horas extra contigo– advirtió el gerente del despacho.

–Tú siempre tan frío, me encantan los hombres rudos Will mi amor~–

–Honestamente– William no entendía esa obsesión de Grell por ser maltratado

–No importa cuántas vidas tengan que pasar Will, tú siempre serás mi hombre favorito, te amo más de lo que te puedes imaginar.

–Yo no soy “tu hombre” – declaró el mayor.

–Quizá … en otra vida yo pueda ser físicamente “una mujer” – Grell habló con algo de dolor en su voz.

–¿Qué hay de ese maldito demonio? – William trató de cambiar el tema aunque no quería sonar celoso.

–Mi pobre Will,  ¿estás celoso?, yo nunca te voy a dejar~ – Grell dijo con más ánimos.

–¿Crees en las vidas pasadas? – preguntó William.

–Bueno, yo no recuerdo nada de mi vida humana, ¿tú recuerdas algo? – Grell habló con emoción. William frunció el ceño como con molestia pero en ese momento no dijo nada.

–Te imaginas, juntos en nuestras vidas humanas, amantes por supuesto, pero un amor imposible, donde trágicamente morimos pero el destino nos reúne nuevamente en esta obra trágica donde la vida y la muerte han sido amantes eternamente~– dijo Grell con ensoñación.

–Desde que yo recuerdo Will… siempre hemos estado juntos, tuvimos un comienzo difícil yo lo sé, pero el amor triunfó y yo sé que…

–¡Sólo cállate ya! – gritó William con exasperación y enojo, ¿cómo era posible que Grell no pudiera recordarlo?, todo lo que vivieron en el pasado, Gracias a él es que Grell ahora era un shinigami.

……………

Las tendencias suicidas de Grell habían cedido, después de todo la vida no era tan mala, no desde que conoció a William, de cierto modo era triste pues en palabras de la muerte ellos no podrían verse jamás, no a menos de que una muerte aconteciera y no era seguro que William viniera personalmente, pero después de todo, aquel shinigami se las había arreglado para visitar todas las noches a la pelirroja.

Una relación secreta, “oh, tan romántico” pequeños paseos nocturnos, veladas inolvidables y Will era todo un caballero, siempre respetuoso. Pero no era suficiente, ese amor tenía que consumarse, ambos deseaban estar juntos para siempre, pero sería imposible, ella tenía que morir de lo contrario sería William quien pereciera y un romance así no valía la pena, bien lo decía el viejo segador peliplata. “el amor nos vuelve locos”.

Simplemente no podía evitarlo, era algo natural en ella, los inocentes coqueteos, esa sonrisa natural y espontanea, aquellos seductores ojos.

La tenía tomada por la muñeca, en un agarre sumamente doloroso.

Cual si de una muñeca de trapo se tratara la arrojó a la cama, la pelirroja estaba agotada, fue arrastrada desde el jardín de su hogar hasta una de las habitaciones de la gran casa, subió descuidadamente los escalones, jamás dejó de forcejear en busca de la libertad, lo cual se le hizo infinito, trastabillo cada paso, casi a rastras, primero la sujetó del cabello y ahora por los brazos, seguramente habrán moretones para el atardecer.

–Por favor NO– gritó ella, lo que se avecinaba ya era rutina pero aún así era algo a lo que jamás se acostumbraría.

–Sí te mueves o tratas de huir te azotaré 100 veces más, no es una broma– amenazó el viejo cruel quien rasgó el blanco vestido por la espalda, la pálida piel quedó expuesta a la corriente helada de viento, sus vellos se erizaron, no pudo evitar temblar, ¿frío, miedo?. Su tío acarició la suave piel de durazno, relamiéndose los labios, este sería el único contacto del cual podría disfrutar, Grell estaba prohibida.

No es su culpa, ella simplemente fue cordial con aquel hombre, no había mala intención en ella.

–Eres un demonio, una señorita decente no provoca esas reacciones en los hombres– acusó su tío, y es que era verdad, Grell provocaba bajas pasiones en cuanto caballero le conocía, incluso en el, en su misma sangre y eso es lo que el tipo odiaba. Desearla de tal manera era un pecado mortal y como buen hombre de mente cerrada, la culpa la tenía la pobre chica.

Uno, dos… diez azotes y la pobre joven se rindió, de nada servía seguir llorando y mendigando perdón, las mejillas de Grell estaban sonrojadas por la fiebre y empapadas en lagrimas, sus ojos estaban abiertos mirando a la nada, su respiración era lenta, dos golpes más y el viejo estaba satisfecho. Su tío abandonó la habitación cerrando la puerta de golpe dejando a solas a una devastada pelirroja. “¿Que culpa tenía ella de ser una mujer?”, “¿Qué culpa tenía de ser hermosa?”.

–Will– susurró Grell antes de quedarse profundamente dormida.

Una terrible ansiedad lo invadía desde hace días, el temor de perderlo le hacía sentir que no podría seguir viviendo. Era frustrante, él un dios de alto rango, sometido por los encantos de un vil mortal. Era ridículo, humillante.

 “¿Qué pasaría sí mandan a alguien más a cosechar su alma?”.

El trabajo es lo más importante. Las semanas pasan lentas y aburridas en el mundo shinigami, pero la “vida” si es que se le puede llamar vida… es más llevadera con aquella mujer a su lado, los días siguientes al suicidio fallido de Grell, William le ha vigilado muy de cerca, al principio invisible a los ojos de la pelirroja, cual se dé un ángel guardián se tratara, “un ángel  guardián de la MUERTE” que se encuentra al acecho de su alma, al igual que un demonio.

 

La sociedad suele ser chismosa y lengua larga y aunque son educados para ser refinados, nos damos cuenta que el dinero no compra un buen corazón. Grell era la niña mimada más odiosa del mundo pero no es porque le plazca humillar, simplemente así fue criada, desde pequeña quedó a cargo de su cruel tío quien sólo le ha enseñado lo cruel de la humanidad.

En uno de sus paseos Grell se vio inmiscuida en una pelea.

La joven pedía clemencia y es que Grell la tenía sometida en el suelo, sus finos y delgados dedos se enredaban en los mechones caoba de la criada mientras con la otra mano en forma de puño no dejaba de golpear el rostro y el estomago de la mujer.

–¡Esto te enseñará a no meterte conmigo!– gritó Grell quien no pareaba de golpear a la doncella que no hizo más que tratar de cubrir su rostro de los salvajes golpes de la pelirroja desquiciada.

¿Cuál fue el error de la mujer en desgracia?, llamar prostituta a Grell, igual que lo hacían de su madre fallecida, increíble, hace años que la mujer murió junto con su marido y a la fecha la gente seguían hablando de ella. Los Sutcliff tenían mala fama, tanto los hermanos como sus mujeres, Grell no era la excepción. La niña coqueta le causaba problemas a la reputación de su tío.

Una vez que los sirvientes lograron separar a Grell de su víctima, regresaron a casa, su tío estaba fúrico, él no permitiría ser la burla de sus conocidos y socios, Grell tendría que pagar.

 Una muerte, es todo lo que necesitaba para ver a William.

–Te voy a castigar– murmuró el viejo al oído de Grell aspirando el tierno aroma de la pelirroja mientras acariciaba la pierna de su sobrina.

–Nunca más– murmuró Grell quien sacó un cuchillo de su corsé.

Uno, dos, 10 puñaladas. La sangre salpicaba las mejillas de Grell quien se encontraba en pleno éxtasis jugando con las entrañas de su abusador, a horcajadas sobre el cuerpo inerte,  Grell alzó la mirada, ¿un shinigami?.

–Will~ –

–No, no soy Will– dijo con una sonrisa perversa, los ojos rojos brillaron en las tinieblas.


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