CAPITULO 1 -SOLEDAD-
-Eso fue compañeros un momento de reflexión, nunca se den por vencidos.-Otra tonta platica de como Dios quiere que sea feliz- ahora pasaremos al receso.
Genial otro dia mas en el que estare solo como un idiota.
Suspire mientras me levantaba y me dirigi hacia la puerta del pequeño cuartito.
El lugar no era muy espacioso, era un edificio que se componía de dos plantas, nosotros nos encontrábamos en el segundo piso.
Camine por el estrecho pasillo de ese lugar hasta llegar a la tienda para comprar alguna que otra chucheria para luego irme sentar como un hongo venenoso a alguna esquina.
Pasaron 10 minutos, todavía faltan 20 para entrar al cuarto de pláticas.
Estaba sentado en una banquita de ahi escuchando música. Hasta que vi que alguien se acercaba a donde yo me encontraba.
-Daniel, ¿como se llama el profesor de Formacion?. -Llego un compañero del grupo y escuela.
-Eh... Alberto. -Respondi.
-Gracias. -Y se fue.
Si, nos conocemos pero solo se interesa en el mismo y gente que es "popular". Todos son iguales, hasta los servidores, igual de hipócritas que todos en este estúpido lugar. Lo se parezco una vieja amargada pero si estuvieran en mi lugar entenderían el porque de mi actitud.
Pasados los 20 minutos mas largos de mi vida, nos llamaron a oración. Realmente no se porque sigo viniendo a este lugar, antes venia porque mi Tia y mi mamá me obligaban, pero ahora vivo solo. Supongo porque no tengo nada mas que hacer.
Entramos y nos dieron unas pláticas que tratan de lo mismo que la primera, siempre que las escucho me dan ganas de llorar, pero no quiero verme como un niño llorón asi que me muerdo la lengua. Pero Dilan, el siempre llora para llamar la atención de los demás, no se que problemas tendra pero no es para hacerse la víctima en todo.
Pasada ya una hora nos podíamos largar de ese lugar.
Me sentía liberado, no se me gusta cuando estoy yo solo, sin conocer a alguien, cuando solo soy alguien mas del gentío, me siento mejor conmigo mismo.
Saliendo de ahi pienso que llegaré a mi casa y podre pasarmela en mi cuarto haciendo lo que se me venga en gana, y mas porque es sábado, y el lunes no tengo clases.
Camine como una hora para llegar a mi casa, saque las llaves de mi bolsillo izquierdo, abrí la puerta y entre a la fortaleza donde podía ser yo mismo.
-Ah... Hogar, dulce, hogar. -Mencione.
Al entrar me quite los tennis y la sudadera que traía puestos y los deposite en el sofa. Al dejar las cosas vi a mi pequeño, un perrito blanco que adopte hace poco.
-Hola baruch ¿Que hiciste en todo lo que no estuve? –Yo pienso que èl es mi único amigo.
Estuve viendo la televisión mientras comía unas palomitas, asi paso mis sábados en la noche.
-¿Porque no puedo estar asi siempre? Odio a la gente... -Susurre para mi mismo.
De repente se me antojaron unas fresas con crema, escuche de algunos compañeros decir que por la avenida Obregón hay una tienda donde las venden muy ricas. Mire la hora, llegaría como en unos 20 minutos.
-Que flojera...~ -Grite mientras hacia la cabeza hacia atrás- Ay ni modo, voy a alistarme para ir.
Me levante y me dirigi a mi cuarto, me puse una camisa negra con un estampado blanco, una chaqueta negra con las mangas de cuero y unos jeans azules holgados. Termine de cambiarme y me vi al espejo. La misma cara de siempre, unas ojeras muy notorias debajo de mis ojos cafés, mi cabello castaño oscuro alborotado, el cual ya tengo bastante largo, a los hombros para ser mas exacto. Agarre una liga y me sujete el cabello. Pues para no ser tan malo conmigo mismo, me veo bien. Nunca suelo verme tan "normal'' cuando salgo.
Agarre camino hacia ese lugar, no duro mucho el recorrido, tal y como calcule solo dure unos 20 minutos, mire el reloj, eran las 7:43, muy temprano todavía.
El local estaba abierto, creo que como es sábado cierran mas tarde; entre y busque alguna mesa libre para sentarme. Vi que había una cerca de una ventana, cuando me dirigia hacia la mesa un empleado del local de casi mi misma edad paso por enfrente mio haciendo que me tirara la bebida que llevaba encima.
-Agh... -Solté mientras me veía.
-L-lo s-siento. -Escuche que me decían pero no veía a nadie; hasta que voltie hacia abajo, el muchacho estaba tirado en el suelo cubierto con la bebida.
-Ah, descuida, no importa. -sonreí- fue un accidente. -Le tendi una mano para ayudar a levantarse. Era mas bajo de lo que me imagine, bueno, eso y que yo era muy alto.
-!De verdad lo siento¡, que vergüenza... -Me decia mientras se levantaba. Al levantarse del todo y de arreglar su uniforme, miro directamente a mis ojos, pero luego se agacho y quito rápidamente su mano.
-!De nuevo, lo siento muchísimo¡ -Grito con la cabeza agachada, y salio corriendo.
El jefe del local no paraba de disculparse por el incidente, hasta dijo que para compensarlo todo lo que ordene sera invitado por la casa.
Vaya hasta que me iba bien en algo.