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Tu Precio por Anita_Black

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Tenía quizá un perímetro de cinco centímetros únicamente para seguir observando al rubio.


James sentía una punzada de dolor en el pecho. No podría explicarse por qué.


Había salido de la habitación decidido a enfrentarse a ese rubio, ver si aquél cuando le mirara tendría algún destello de reconocimiento en sus ojos. Pero se paralizó cuando escuchó la voz de ese otro hombre. Cuando se asomó al despacho le reconoció. Era el hombre con el que había estado la noche anterior, el que le decía que podía llamarlo 'Obi' si quería.


Hubiera mandado todo a la mierda si no supiera por alguna extraña razón que el rubio no vería con buenos ojos lo que él era. Podía burlarse de Loki y de sus demás compañeros, podía rebajarlos y humillarlos con palabras. Pero la única verdad es que él no era mejor que ellos. Nunca se había entregado a un cliente y el único que lo intentó casi muere en sus manos; pero él sí que pasaba las noches de espectáculo en El Candil follando a algún hombre rico. También se vendía.


James sabía que no era heterosexual. Lo sabía porque de verdad había noches en que disfrutaba de esos cuerpos limpios y perfumados. Le excitaba tener un cuerpo cálido, una voz masculina que le gritara que aumentara el ritmo, que lo partiera en dos, que lo follara hasta cansarse. Pero por alguna razón sentía aversión a que alguien lo tomara a él.


Hacía mucho tiempo que dejó de atormentarse realmente por ese pasado que no recordaba. Porque estaba vivo, y de alguna manera sentía que no debería estarlo, que algo había sucedido en ese pasado que no estaba en concordancia con la vida. A veces todavía soñaba cosas raras, cosas que sentía habían pasado en su vida anterior a la amnesia. Y todos esos sueños eran malos, perturbadores. Hombres que explotaban, literalmente. Dunas de humo y sangre. Gritos. Disparos incesantes de armas que taladraban sus oídos y que le hacían despertar temblando y con la sensación del miedo en su mente y cuerpo.


Sin embargo también tenía sueños en los que unas manos fuertes le sostenían… una voz muy lejana y distorsionada que le gritaba que no se fuera. 'James'. Esa voz le gritaba su nombre. Por eso sabía que se llamaba así, o al menos quería creer que ese era su nombre porque la desesperación de esa voz denotaba un sentimiento más profundo que sólo el de pérdida.


Pero enterraba todo eso en lo más profundo de su mente, quizás a la espera de que algún día tomara sentido. Ahora sólo podía autollamarse un sobreviviente. El Candil no era un lugar que le gustara y se asqueaba de sí mismo cuando se hundía en la reflexión. Pero era algo fácil de hacer, o al menos fue más sencillo con el paso del tiempo. Se iría como todos los que ya no le eran útiles al viejo Banks. Se iría y con lo que había ahorrado podría comenzar a investigar quién era, cómo fue que un día simplemente despertó con el brazo izquierdo casi despedazado en un albergue en medio de Europa Central, sin saber quién era y por qué estaba vivo.


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"El jet aterrizará en tres horas en una pista privada de Beff Island", informó Pepper separando el celular de su oreja.


"Bien", asintió Steve mirando de reojo a Tony, que sostenía un paño con hielo en su hinchada nariz, cortesía de la pelirroja. "Llama también a Jarvis y a Happy, informales que llevamos a alguien. Que Jarvis aliste una habitación en el penthouse".


"¿En el penthouse?", preguntó Pepper con cautela.


"En el penthouse, Virginia. Necesitaremos que le hagan exámenes a Tony y al muchacho por igual. También sería bueno que le digas a Jarvis que haga llevar de un laboratorio todo lo necesario para ello. Yo llamaré a Sam, creo que lo vamos a necesitar. Quizá podamos terminar con toda esta mierda pronto", finalizó suspirando.


Pepper asintió sin más palabras. Cuando Steve se ponía todo serio le llamaba por su nombre, y realmente a ambos les preocupaba mucho lo que estaba sucediendo con Tony. Ella realmente comenzaba asustarse con los arrebatos cada vez más temerarios de su amigo. Tony había sido más bien caprichoso y engreído desde siempre, pero después del secuestro todo fue a peor. De verdad era increíble que Tony no sólo se metiera en ese lugar, sino haber hecho lo que hizo con ese muchacho. Y ahora todo parecía inundarse en un charco de agua turbia.


Con un suspiro volvió la vista al celular para llamar a Jarvis. Steve se alejó de ella y del rincón dónde habían mantenido la conversación casi en susurros. Miró a Obadiah Stane.


"Tony, Virginia y yo nos vamos al hotel. Obi, no creo que tengas nada más que hacer aquí, así que si quieres te llevamos".


"Mi auto está en el estacionamiento. Iré a por él y los alcanzo en el hotel", respondió Obadiah. Su dolor de cabeza había aumentado horriblemente, pero al menos tenía en sus manos el USB. Esto era más que beneficioso, con toda la confusión y los problemas en los que se había metido Anthony podía poner en marcha sus planes más pronto de lo que imaginó. Sabía que Tony había dado ya síntomas de algún mal, así que tenía que pisar terreno con maestría. Aún era pronto para desenmascararse.


Steve asintió.


"Me gustaría hablar con mi amigo antes de irnos", le dijo a Banks.


El viejo asintió a su vez y le indicó que lo siguiera.


James, al ver que el viejo y el rubio se acercaban a la puerta reaccionó dando un ligero bote y se alejó por el otro lado. No. No tenía el valor. Ese rubio le provocaba muchas cosas, algo que le dolía. Todavía no.


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"Así que Nueva York", sonrió Loki. "A mí me gustaría viajar a Nueva York algún día; la gran manzana, Times Square, la Estatua de la Libertad. Nunca he estado en Estados Unidos".


"Vivo allí, pero nací en Australia", dijo Thor devolviendo la sonrisa y mirando esos ojos verdes tan expresivos y brillantes. "Mi padre hizo muchos negocios en América y decidí estudiar Medicina en Nueva York. Y ya no quise irme…"


Thor se interrumpió al darse cuenta de que estaba hablando con ese chico muy familiarmente. Y no era que fuera una persona grosera, pero no tenía por qué hacerlo. No volvería a verlo en cuanto se marcharan de ahí y ciertamente las expresiones corporales del otro eran claramente coqueteos.


Afortunadamente la puerta de la habitación se abrió y entraron Steve y el hombre que era dueño del lugar, suponía Thor.


"¿Cómo está?", preguntó Steve sin atreverse a acercarse demasiado a la cama dónde Bruce reposaba al parecer en completa paz.


"Mejor", respondió Thor volviendo a su actitud profesional. "No ha habido señales de alergia al antibiótico. He desinfectado todas las heridas y aplicado un ungüento que aliviará la irritación".


Steve se mordió los labios y tomó a Thor de un brazo para alejarlo de los otros dos. Banks por su parte sí se acercó a la cama y miró a Bruce con pena. Loki lo siguió cuando entendió que los dos rubios querían hablar en privado.


"Thor, sé que estás molesto y que quieres denunciar a Tony, pero esto va más allá de una simple noche de locura de su parte", comenzó Steve suavemente. Conocía bien a Thor, y sabía que no consentía ninguna situación injusta. Además era obvio que Tony no era santo de su devoción. "Ahora sabemos a ciencia cierta que Tony sufre alguna enfermedad. El agente Barton ha estado investigando el móvil del secuestro durante meses, y ha llegado a la conclusión de que el objetivo es matar a Tony. Él piensa que ha sido envenenado o algo desde las últimas semanas".


"¿Y eso justifica la barbarie que hizo contra ese chico?", inquirió Thor comenzando a cabrearse otra vez. "Steve, te aprecio, pero no puedo solapar algo así por tu miedo al qué dirán. Siento lo de Anthony, pero…"


"Thor, déjame terminar. Nos vamos a llevar a éste chico a Nueva York. Pensaba pedirte, suplicarte si es necesario, que seas tú el que haga los exámenes toxicológicos no sólo a Tony, también a éste… Bruce. Entiende que es una situación delicada, si Tony acude a cualquier hospital o algo así el potencial asesino sabrá que le hemos descubierto y eso echará por tierra la investigación de Barton. Te aseguro que le proporcionaremos al chico todo lo que esté en nuestras manos para que se sienta cómodo. Y te juro que si él quiere denunciar a Tony después de todo no pondré ninguna objeción. Por favor no creas que esto no me molesta, pero tampoco quiero que Tony muera mientras yo me quedo de brazos cruzados".


Thor le miró con el entrecejo fruncido. Negó con la cabeza en un gesto resignado.


"Supongo que lo llevarán en la clandestinidad".


"Barton asegura que es lo mejor y yo creo que es obvio", respondió Steve aliviado. "Nos iremos en cuanto tú me digas que podemos trasladarlo".


"Llévense también a la chica, su preocupación era sincera. Si Bruce ve a alguien conocido con él le evitará sentirse secuestrado. Porque es prácticamente lo que están haciendo con él. ¿Irónico, no?", inquirió Thor molesto. No le gustaba la idea, pero él tampoco dejaría que Anthony muriera injustamente, aunque fuera sólo porque sus principios no se lo permitían.


"Lo haré. Los trataremos bien, te lo aseguro", contestó Steve sintiéndose mal por el tono acusador de su amigo.


"Te llamaré cuando despierte y esté seguro de que puede viajar. No es necesario que todos nos quedemos aquí"


"Gracias, amigo", dijo Steve antes de centrar su atención en Banks, e inevitablemente en Bruce.


Frunció el ceño. Era cierto que ese chico era… ¿lindo? Sí, eso era. Tenía facciones varoniles en el rostro (al menos lo que Steve podía ver porque estaba echado de espaldas en la cama y su rostro estaba de lado, descansando sobre la almohada), pero de alguna manera le hacían parecer no tan masculino, no en el sentido estricto y rudo de la palabra. Pudo ver entonces algunas marcas de dientes rojizas en la espalda que no estaba totalmente cubierta por una manta y que ya se veían limpias, sin embargo una especie de salpullido enrojecía sus alrededores.


Si hubiera sido menos prudente habría destapado ese cuerpo para ver con sus propios ojos lo que Anthony le había hecho a su parte baja. En lugar de ello hizo una mueca y volvió a concentrarse en Banks.


"Necesito hablar con usted", le dijo simplemente.


Banks resopló. Estaba cansado por no dormir nada, preocupado y sintiéndose culpable por Bruce. Y aquello se le estaba saliendo de las manos. Pero no podía luchar contra gente rica y poderosa como aquellos.


Ambos salieron de nuevo de la habitación, pero Banks se detuvo un momento para mirar a Loki.


"Facilita al doctor todo lo que te pida, Loki. Llámame si necesitan algo que no sepas o si Bruce sufre algún cambio".


Loki asintió con seguridad.


---


Obadiah ya se había largado pero ni Pepper ni Tony objetaron. Realmente comenzaba a ser fastidioso con sus resoplidos molestos. Se había llevado el USB, pero ambos suponían que era lo mejor.


Pepper revisaba la hinchazón en el rostro de Tony, y éste miraba de reojo a la mesera pelirroja que seguía mirándolo como si le deseara la más dolorosa y lenta de las muertes. Vale, ahora no podía culparla. Ya no. En el fondo sabía que había sido bastante bastardo con el chico de la limpieza. Sin embargo seguía cabreado. Y también preocupado y ansioso. Era un genio también para ocultar sus verdaderas emociones, pero esto seguramente lo sobrepasaría tarde o temprano.


Steve iba a irse de la torre. Lo dejaría así sin más. Bueno, eso estaba bien por un lado. Podría dejar de pensar que tenía a alguien durmiendo a su lado o cerca de él (puesto que ya no compartían cama desde hacía meses) que era un afiche a su riqueza. Quería Steve a su modo, pero esto había terminado con la paciencia del rubio. Por otro lado, si por algo prefería tener a Steve con él era por sentirse protegido. Antes no le importaba, hacía de su vida lo que quería porque así había sido educado y porque sentía que lo merecía. El secuestro había dejado profundas secuelas sin embargo. El síndrome post-traumático había comenzado a ceder gracias a las terapias con Wilson, pero los ataques de ansiedad y pánico no.


Estaba seguro que eso le había pasado la noche anterior. Muy aparte de la lujuria y la impresión que le había dejado ese chico también estuvo la ansiedad. Necesitaba desfogarse y dejar de pensar. Nada mejor que el sexo para ello. Lástima de consecuencias. Quizás habría vuelto alguna vez a ese lugar para volver a llevarse a la cama a ese chico. Ahora tendía que llevarlo consigo, tal y como pensó en un primer momento. Pero las circunstancias habían cambiado totalmente. Ahora ambos estarían bajo tratamiento médico. ¡Bah! Tony sabía que algo pasaba con él; Barton ya le había dicho que sospechaba que las secuelas del secuestro no se limitaban a sus propios traumas. El saber que había alguien por ahí acechándolo realmente no le importaba, él mismo ya lo sospechaba (¡Por algo era tan inteligente!). Si se moría no importaba. Tenía ya hecho un testamento en el que todos sus bienes serían repartidos entre quiénes le importaban en verdad y una gran cantidad estaba destinada a seguir ayudando a los orfanatos y toda clase de fundaciones que valían la pena, como hasta ahora.


Tony había perdido gradualmente sus ganas de vivir. De nada servía ser un genio si lo que creaba eran armas para destruir a la humanidad; de nada servía su filantropía si cada día había más muerte y miseria en el mundo; de nada servía todo el dinero que tenía si con ello no podía comprar felicidad o paz; de nada servía tener un esposo como Steve si él se había encargado de matar la relación casi desde que inició. Si ese esposo no lo protegía… Y de nada servía tener a personas valiosas a su lado como Pepper, Jarvis, Happy y Rhodey si él se encargaba de alejarlos con su altanería.


Las voces de Banks y Steve llamaron su atención y alejó la mano de Pepper que hacía un pequeño masaje con el paño cubierto de hielos.


"Creo que lo más conveniente sería que Bruce tomara esa decisión. Estoy seguro de que ustedes se asegurarán de que esté bien, pero después de lo que le hizo su marido no creo que quiera siquiera verlo. Respecto a Natasha la respuesta es no. Ella trabaja aquí y no pienso deshacerme de ella".


Al fin ambos se adentraron al despacho. Todos estaban cansados y abrumados.


"Traté de ser considerado con usted, señor Banks", replicó Steve en un tono molesto. "Pero si se hace el difícil tengo otras maneras de convencerlo. Si no me entrega al chico iré a las autoridades de las Islas para que le vengan a cerrar el negocio. Estoy seguro de que no es legal".


Banks palideció ante esas palabras. Miró a Natasha en busca de apoyo, pero ella sólo miró entrecerrando los ojos a Barton.


"También yo puedo denunciar a su esposo por violación…"


Steve se rió amargamente interrumpiendo al viejo.


"Usted sabe que el único perjudicado será usted y toda la gente que trabaja aquí. El sólo nombre de mi marido, o el mío ya que estamos, puede aplastarlo como una cucaracha".


Banks estaba perdido y lo demostró con la mueca impotente en su rostro.


"Está bien, llévense a Bruce. Pero Natasha…"


"La señorita irá en calidad de acompañante de Bruce", instó Steve y luego la miró a ella. "Supongo que el agente Barton ya le ha informado lo necesario para explicar por qué debemos llevarnos a su amigo".


Natasha se limitó a asentir, y luego dirigió su mirada a Banks.


"Mi deuda está saldada, Banks. Me iré con Bruce".


Banks supo que se refería a la vez que él la salvó de aquella golpiza. Natasha llevaba suficiente tiempo trabajando en El Candil, haciendo lo que él quería y cómo lo quería. Y sabía también que si ella no lo había matado ya por haber vendido a su amigo era por lo mismo.


"Qué oportuno, ¿verdad? Estás aprovechando esta situación para irte de aquí", recriminó Banks de todos modos.


"Cuando las oportunidades pasan frente a ti no debes desaprovecharlas", respondió ella alzando una ceja.


No había más qué discutir. A Bruce podía reemplazarlo, no habría problemas. A Natasha… vale, que nadie era indispensable.


"¿También ella se quedará en el penthouse?", preguntó Pepper mirando a la otra mujer con desdén.


"Dile a Jarvis que arregle dos habitaciones", zanjó Steve. "¿Tienes algo qué decir al respecto, Anthony?", preguntó a su esposo, que había estado extrañamente callado durante mucho rato.


Tony resopló con una mueca divertida.


"Eres el Capitán Rogers, todos debemos obedecerte", le dijo con un brillo en los ojos.


---


Steve, Tony y Pepper se marcharon de El Candil; Banks agradecía por ello. El Capitán volvería cuando su amigo el médico le informara que todo estaba listo para el traslado. La presencia de ese tal Barton era menos agobiante aunque no menos preocupante. Sin duda era alguien del lado de la ley, del lado que no le convenía tener en contra.


Él y Natasha le pidieron su despacho para ultimar detalles de algo que francamente ya no le importaba a Banks, él sólo quería que toda ésta pesadilla terminara pronto. Así que él marchó a su habitación para dormir lo que pudiera, ordenándole a James (al que se había encontrado espiando de nuevo fuera de su despacho, no sabía que fuera tan metiche) que no le molestaran para nada, ni siquiera para ver cómo Bruce y Natasha se marchaban de El Candil.


James por su parte estaba en un huracán de emociones. 'Capitán Rogers'. El cargo le sonaba, el apellido le parecía familiar… O tal vez era sólo que estaba seguro de que él conocía a ese hombre y al revés. Ahora se maldecía y quería partirse la cabeza en cualquier pared. Debió haberse presentado ante el rubio antes de que éste se marchara. Pero también, por alguna razón, le había sentado mal saber que era esposo del hombre que hirió a Bruce. ¡Todo era tan jodidamente confuso en su cabeza!


Loki observaba a Thor revisar a Bruce abriéndole un ojo y tomándole una muñeca para verificar que el latido de su corazón fuera relativamente normal.


Desde que Banks y el otro guapo rubio abandonaron la habitación no habían hablando mucho. Las preguntas que Loki hacía sobre la vida de Thor eran contestadas con monosílabos o cortadas antes de profundizarlas. Loki estaba un poco decepcionado. A lo mejor ese médico no era gay y él haciéndose ilusiones. Aunque algo positivo era que no lo había tratado o mirado mal. A primera vista era un buen hombre.


Thor suspiró casi imperceptiblemente y acomodó la manta sobre el cuerpo de Bruce con delicadeza. Eso hizo sonreír a Loki, al parecer Bruce se había ganando la ternura del médico aún estando inconsciente.


"Así que te llamas Loki"


Loki alzó el rostro y miró a los ojos al otro hombre, un poco sorprendido porque pensaba que ya no iba a hablar con él nunca más debido a ese extraño y repentino mutismo del imponente rubio.


Asintió con una sonrisa y Thor soltó una pequeña carcajada.


"Es curioso", dijo con esa voz profunda.


"¿El qué?", preguntó Loki.


Thor suspiró más fuerte y se incorporó para tomar asiento en la otra cama, justo en frente de Loki.


"Tu nombre y el mío. Mi madre es una gran estudiosa de las mitologías del mundo y las tradiciones familiares. Me nombró en honor a uno de sus dioses favoritos: Thor".


Loki arqueó las cejas. Sabía quién era el Thor del que hablaba el otro porque en sí su propio nombre (uno que él había escogido) también fue seleccionado por leer la mitología nórdica.


"Si mis padres hubieran tenido otro hijo quizás le hubieran nombrado Loki… o tal vez Huitzilopochtil, mamá también ama la mitología Azteca".


Loki rió tapándose la boca sin olvidar que Bruce estaba ahí.


"En realidad yo escogí el nombre. Crecí en un orfanato y realmente no sé si quién me trajo a la vida me puso siquiera uno. Allí me pusieron Tom, pero la verdad es que no me gusta mucho", dijo Loki batiendo sus pestañas. Era inevitable para él, menos cuando tenía a un hombre como… Thor frente a él. Eso le sorprendía… ¿sería alguna clase de señal?


"Loki o Tom, ambos son bonitos", sonrió Thor. Y luego desvió la mirada. ¿Qué diablos pasaba con él? Estaba ahí por un deber profesional, nada más.


Cerró los ojos y se estiró un poco para deshacer el molesto nudo en su espalda por la tensión del día. Adiós vacaciones en una isla caribeña.


"¿Cansado?", le preguntó Loki.


"Sí. Supongo que no estaba listo para encontrarme con esto cuando decidí venir a Tórtola", respondió Thor cerrando los ojos y dejando caer su cabeza hacía atrás.


Loki quería hacer muchas preguntas respecto a quiénes eran los amigos ricos de Thor, pero ahora que sabía su nombre y le veía con esa expresión de serenidad… ¡Era tan atractivo! Se relamió los labios y decidió intentarlo. Se levantó del alféizar y se acercó a la cama en la que Thor estaba sentado.


Thor abrió los ojos de golpe al sentir las manos de ese chico en sus hombros. Se inclinó y lo miró interrogativamente.


"Un pequeño masaje para que puedas seguir atendiendo a Bruce como hasta ahora", explicó Loki inocentemente, empezando a mover sus manos por sobre los fuertes hombros cubiertos por una fina playera blanca.


Thor alzó una ceja.


"¿Será gratis?", inquirió. Aunque se arrepintió cuando vio al otro tensarse. "Lo siento, no quise…"


"Será gratis", dijo Loki volviendo a sonreír. Eso había dolido, sin embargo. Pero tenía a ese hombre bajo sus manos, y era ya un hecho que le gustaba tremendamente.


Thor no dijo más y se dejó hacer. Se sentía estúpido por haber hecho esa pregunta. Él no era nadie para juzgar al otro chico; si había crecido en un orfanato seguramente su vida no había sido nada fácil y quizá por eso había terminando en un prostíbulo como aquél. ¿Cuántos cuerpos habían pasado por esas manos? ¿Cuántos habían mancillado ese cuerpo y observado esa cara angelical con lujuria? Era triste pensar en algo así.


Loki sabía lo que hacía, pensó entonces Thor. Apretaba justo donde estaba tenso, y un pequeño gemido se le escapó cuando Loki recorrió sus hombros hasta su cuello. Podía casi sentir el suave latido de ese corazón en su espalda. Las manos eran mágicas…


Loki se encendió con el gemido que el rubio había dejado escapar. Se acercó un poco más a esa ancha y trabajada espalda. Thor era un nombre conveniente; ese hombre parecía efectivamente un dios. Un dios sexy que lo estaba volviendo loco y que le hacía fantasear sobre una y mil cosas. Sabía que estaba haciendo un buen trabajo, a veces él se ofrecía para dar masajes a sus compañeros, masajes por los que cobraba por supuesto.


Siguió trabajando en los hombros y espalda alta de Thor con maestría. Se emocionaba cuando el otro hombre suspiraba en aprobación. Parecía estar ya totalmente relajado y Loki estuvo seguro de que si lo recostaba se quedaría dormido plácidamente. Pero él tenía otros planes.


Bajó lentamente sus manos siguiendo con el movimiento, masajeando esos músculos. Sus manos pronto alcanzaron las clavículas sobresalientes, y pronto ya estaban en los pectorales. Loki intentaba serenarse un poco, porque ese cuerpo era absolutamente atractivo y apetecible. Pero se pegaba poco a poco a esa espalda.


Thor estaba en el Valhalla, como decía su madre cuando él se perdía del mundo. Era tan relajante y esas manos largas y delicadas lo tocaban con tanta suavidad, que no sintió siquiera cómo Loki se pegaba a su cuerpo y en un momento dado se restregaba sutilmente contra él.


Loki siguió frotando, amasando el pecho y pronto a las prominentes costillas. Su rostro se acomodó entre la cabeza y el hombro de Thor, los cabellos dorados haciéndole cosquillas en la cara. Y entonces se aventuró a probar esa piel bronceada. Atrapó entre sus labios la oreja y ronroneó en ella.


Thor no puso resistencia. Él no había tomado vacaciones, pero sí su sentido común. Ese chico era un hechicero… un maldito y deseable hechicero que solamente con sus manos y su sonrisa lo había cautivado.


Entonces Loki se separó de él. Thor hizo un ruidito de disgusto. Pero pronto encontró la razón.


Loki se había levantado de la cama para ahora estar frente a Thor. Le tomó el rostro con esas manos mágicas y acarició un momento sus mejillas para bajar en otro masaje por su cuello, por sus hombros, por su pecho y su estómago mientras él bajaba hasta acuclillarse, sin despejar sus intensas esmeraldas de su rostro.


Todo en la habitación desapareció de la mente de Thor; sólo tenía ojos y demás sentidos para ese precioso chico.


Loki se acomodó entre las piernas del rubio y las separó sutilmente, pronto y con destreza desabrochó el pantalón de fina tela holgada y descubrió un enorme bulto bajo unos bóxers rojos. Se relamió los labios, haciéndole agua la boca. No tardó en desabotonar los bóxers y ver en toda su gloria ese enorme miembro semierecto y venoso… perfecto.


Thor reprimió un gemido, cerró los ojos y se echó hacía atrás recargándose en sus codos cuando esa boquita apetitosa de Loki atrapó su masculinidad. Era un maldito experto, pronto descubrió, porque ya estaba totalmente duro en unos segundos y sentía escapar pre seminal. Loki recogía con su lengua el líquido mientras jugaba con el orificio del glande y una de sus manos subía y bajaba a lo largo del tronco.


Thor iba a volverse loco de placer y seguramente soltaría la retahíla de exclamaciones que se esforzaba por acallar si abría los ojos y miraba lo que Loki le estaba haciendo. Pero estaba imaginándolo. Sus cabellos negros enmarcando ese fino rostro, sus largas pestañas apretadas sobre sus ojos mientras le hacía la felación. Su boca succionando y su mano trabajando a lo largo de su erección.


El trasero de Thor se contraía en la cama evitando envestir a Loki. En unos momentos sintió el placentero hormigueo en el vientre bajo. Estaba por venirse y apretó la sábana con sus manos, y cuando sintió la respiración de Loki sobre su vello púbico, haciéndole un perfecto garganta profunda se corrió con fuerza.


Loki se tragó todo y dejó escapar ese maravilloso miembro con un chasquido de su boca. Se lamió los labios sensualmente y alzó el rostro para ver a Thor. El portentoso hombre lo miraba ya con cierta curiosidad y mucho placer. Su pecho bajaba y subía con rapidez por el esfuerzo de no hacer prácticamente ningún ruido.


Loki sonrió y se levantó con la intención de sentarse a horcajadas sobre esas poderosas piernas y sentir en su trasero ese miembro que aún laxo se veía imponente.


Sin embargo un débil gemido los sorprendió. Thor agrandó los ojos volviendo a la realidad. ¿Qué cojones estaba haciendo? ¿Cómo pudo permitirse perder el control de esa manera? ¡Joder!


Hizo a un lado a Loki, se levantó y abotonó su ropa interior y sus pantalones. En un momento ya estaba en la cama dónde Bruce se removía con los ojos cerrados. Colocó una mano en la frente del muchacho para comprobar que la fiebre hubiera desaparecido por completo. Ya no era mucha, menos mal.


"¿Cómo te sientes, Bruce?", preguntó suavemente inclinando un poco el cuerpo del muchacho. Como médico experimentado sabía que hablarle familiar y suavemente a los pacientes los tranquilizaba.


"Sigue doliendo…", balbuceó Bruce.


"¿Te duele el cuerpo?", cuestionó Thor dejando de mover a Bruce. No estaba seguro si le dolía su parte baja o era algo emocional. Aunque probablemente eran ambas cosas.


Bruce no contestó y se lamió los labios partidos y secos. Thor se apresuró a tomar una torunda de algodón y empaparla en agua para pasarla sobre los labios de Bruce. Éste aprisionó ávidamente.


"Necesito el jugo o agua de coco. Está deshidratado", dijo en dirección a Loki, pero no lo miró. "Sería bueno que también trajeras a su amiga, la pelirroja".


Loki reaccionó y asintió a la orden de Thor. Ya hablarían de lo que acababa de pasar entre ellos. Porque Loki estaba dispuesto a convencer al otro de sus planes. Por ahora no podía dejar que Bruce se sintiera peor. Salió de la habitación apresuradamente, intentando bajarse la calentura y otras cosas abanicándose con una mano. ¡Menudo sexy rubio!


 


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