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Tu Precio por Anita_Black

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Seguía sin confiar plenamente en él. Por lo que había visto y estudiado en el comportamiento de ese hombre solamente una cosa había concluido: era recto. Se había arriesgado muchísimo al contarle que Bruce era perseguido, no ahondó en detalles porque ni ella misma los sabía con precisión y él, Barton, tampoco los había pedido. Pero no importaba.


Tal vez el rumbo cambió, pero no los planes a mediano plazo. Si hacía esto era por salvar su propio pellejo, y también por Bruce. Natasha estaba convencida de que ambos merecían un poco de paz después de años de vivir entre la mierda. Era una lástima, ese Barton era muy bien parecido e inteligente, pero ella lo era más.


"No existe ningún Banner en los reportes del Ejército".


Natasha centró sus ojos en los de Barton y sonrió sarcásticamente.


"Ross se encargó de que no existieran. Su persecución es contra las leyes de tu país y de tu Ejército. De todos modos, no estás buscando en los archivos correctos. Tal vez si lo haces entre los maravillosos experimentos que hace tu país para aniquilar a sus enemigos".


Clint frunció el ceño y volvió a su tablet. Bien, tendría que esperar a llegar a Nueva York y a su despacho desde donde podía infiltrarse a la información clasificada del Ejército. Así que experimentación… ¿Bombas? ¿Armamento que no era informado ante la ONU? El caso era realmente interesante y su vena de investigador estaba excitada. No sería difícil encontrar la información una vez tuviera los medios adecuados, y siempre los tenía. Además, sin poder ni querer negárselo, esa chica pelirroja era todo un caso a investigar también. Le agradaba. Y era indudable que lo que fuera que tuviera Bruce también lo tenía Stark, tal vez podría acabar con la investigación del secuestro muy pronto.


La puerta del despacho de Banks se abrió suavemente y Loki asomó la cabeza. Natasha y Clint le miraron.


"Bruce despertó", fue lo único que dijo el pelinegro dirigiéndose a la chica.


Clint asintió a Natasha y ambos se encaminaron a la habitación. Loki ya llevaba una bandeja con un vaso de jugo de naranja y un salero. Fue el primero en internarse en la habitación y Thor se apresuró a preparar el jugo para que Bruce pudiera beberlo.


Natasha se aproximó hasta la cama y se sentó junto a Bruce, acariciándole los cabellos.


"¿Estás bien?", le preguntó con suavidad, inclinándose para que él la escuchara mejor.


Clint miró aquello con un poco de asombro. ¿Cómo es que esa chica podía pasar de miradas y acciones asesinas a parecer un tierno gatito? Era una caja de sorpresas y se encontró pensando que quería conocer todas esas sorpresas.


"Necesita tomar esto antes de poder hablar y entender lo que va a suceder ahora", le informó Thor a la chica y entre ambos acomodaron a Bruce para que pudiera estar en una mejor posición para beber. Para nadie pasó desapercibida la mueca de dolor que apareció en su rostro cuando lo sentaron en la cama. Pero bebió con avidez y eso fue una buena señal para Thor.


"Será mejor que nos dejen solos", habló Barton cuando Bruce recargó su cabeza en la almohada con pesadez una vez hubo terminado el jugo.


Thor asintió y sin mirar a Loki (aunque éste parecía querer llamar su atención con la mirada) salió de la habitación para llamar a Steve. Loki no se lo pensó mucho y salió también.


"Dime que estamos en España y ese chico que se parece a Loki es sólo su hermano gemelo perdido", musitó Bruce en voz baja a Natasha, que no había parado de acariciarle los rizos. Ella sonrió un poco y luego se puso seria, de ese tipo de seriedad que asustaba a Bruce. "¿Cómo nos descubrieron?", preguntó también con seriedad.


"Stark… es poderoso, Bruce", respondió ella. "Fue mala idea robarle a alguien como él".


"¿Iré a la cárcel…?", se asustó Bruce, porque si iba a la cárcel no dudaba que pronto Ross estuviera en Tórtola para llevárselo.


"No, tranquilo. No levantará cargos por el robo". Natasha desvió un poco la mirada cuando vio la confusión en el rostro de su amigo. "Ese bastardo te contagió de algo. El rubio es médico y tenemos mucha suerte de que lo sea… creí que te ibas a morir".


Bruce parpadeó aún más confundido.


"¿Por eso volvimos a este lugar?"


"Sí. El médico quería llevarte a un hospital, pero sé lo peligroso que es para ti, así que los convencí de regresar…"


"Nat…"


Bruce estaba mirando a Barton, que hasta entonces había parecido una sombra. La pelirroja sintió cómo su amigo apretaba su mano bajo las sábanas.


"Mi nombre es Clinton Barton", se presentó el investigador acercándose a la cama. Se quedó a los pies de ésta, mirando de brazos cruzados a Bruce y a Natasha. "Soy detective privado y estoy aquí porque el señor Stark me contrató para encontrarlos. Sin embargo el rumbo de las cosas cambió radicalmente, y por supuesto los incluye a ustedes".


Bruce miró a Natasha buscando por algo que le dijera que no estaba en un triller psicológico.


"Nos iremos a Nueva York con Stark", le soltó Natasha de sopetón.


"¿Qué…?"


"Bruce…"


"¡No puedo volver a Estados Unidos! ¡Natasha, sabes que…!"


"Bruce, cálmate y escúchame", le dijo ella firmemente deteniendo las ganas que Bruce tenía de levantarse y salir corriendo a donde fuera.


---


"… Sí, sigue un poco deshidratado pero fuera de eso está bien. Creo que tienes que venir y explicarle tú por qué van a llevárselo… Ok, te espero", Thor cortó la llamada y se giró con el ceño fruncido sólo para encontrarse con la sonrisa de Loki.


¡Maldita sea! Ese chico era realmente precioso.


"Entonces…"


"Escucha, Loki", interrumpió Thor firmemente al otro que ya se acomodaba una hebra de cabello negro y brillante sobre una oreja. "Te agradezco… tus atenciones y tu ayuda. Pero yo tengo que volver a Nueva York muy pronto y…"


"Sólo quería saber si quieres continuar con lo de hace un rato. Pocas veces llegan hombres como tú a este lugar", sonrió Loki, aunque por dentro comenzaba a temer que Thor no quisiera nada.


Thor sonrió de medio lado y negó con la cabeza.


"No voy a negarte que me encantaría. Pero estoy aquí por un asunto profesional y por amistad, no puedo darme el lujo. Mejor podrías decirme si hay algún lugar aquí en el pueda comer algo y darle algo también a Bruce, está famélico".


Loki se mordió los labios, pero pronto sonrió y asintió. Bien, si no sería por sus encantos sería por su modosidad. Loki tenía que hacer esto sí o sí.


La cocina no era un lugar muy grande, pero había de todo y de buena calidad con el afán de complacer esos paladares exigentes. Para los chicos no había tales concesiones y se conformaban con lo que encontraban o los platillos más simples que les hacía la cocinera. Esta vez era diferente porque Banks parecía morsa vieja cuando dormía. Loki se limitó a pedir varios emparedados sencillos rápidamente. Era obvio que Thor se sentía incómodo mirando a los pocos chicos que ya estaban ahí comiendo algo, y él comenzaba a molestarse porque se tragaban con la mirada al rubio.


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James estaba en el jardín comiéndose la cabeza. El agente y el médico seguían en El Candil, ¿y si les preguntaba quién era el hombre rubio? ¡No sabía qué hacer! Tenía miedo y era horrible porque él nunca tenía miedo salvo en sus pesadillas. Sentía que todo le temblaba y si alguien le viese ahora mismo juraría que no era él. Siempre amargado, siempre triste, siempre serio…


Una camioneta con con carrocería y vidrios negros pronto hizo aparición por el camino directo. James se quedó mirándola confuso. Más gente extraña, más complicaciones con lo que le había pasado a Bruce, tal vez alguien que también conocía al Capitán Rogers…


Y de pronto se quedó de una pieza. La camioneta estacionó a unos cuántos metros de él. Y no era gente extraña, era él. El Capitán Rogers… Steven Rogers… Steve… El nombre llegó con una claridad aplastante a su cerebro. Y no pudo moverse aunque quisiera. Se había congelado en su sitio.


Steve resopló fastidiado al tener que volver a ese horrible lugar. Había sido todo un problema conseguir la camioneta con los vidrios polarizados y además con los asientos modificados para poder llevar a un enfermo. Pero el dinero todo lo podía; le fastidiaba en el fondo porque él nunca fue alguien que apreciara las cosas materiales, tenía que reconocer sin embargo que el dinero compraba cualquier cosa. Cualquier maldita cosa… o eso le había enseñado Tony.


Vio a alguien de pie cerca en una postura extraña. Se abrazaba a sí mismo como si tuviera frío. Eso hizo fruncir el ceño a Steve y se quitó las gafas oscuras y se acercó a ese tipo, tal vez lo estaba esperando para guiarlo como sí el fuera un jodido príncipe retrasado. Estaba acostumbrado a eso.


Sin embargo se detuvo a punto de llegar al otro. Las gafas oscuras cayeron al suelo cuando sus manos comenzaron a temblar. No podía ser. Estaba alucinando. Tenía que estar alucinando. Él no… ¡Era imposible!


Los ojos grises estaban muy abiertos, la brisa proveniente del mar mecía sus cabellos castaños -ahora largos-, como en aquellos atardeceres de otoño en Brooklyn hace tantos años.


"¿Bucky?", balbuceó Steve sin poder creer lo que estaba viendo. No podía ser.


James frunció el ceño. ¿Bucky? A lo mejor estaba equivocado, a lo mejor en realidad no conocía para nada ese rubio y era sólo su mente perdida jugándole una mala pasada.


"James", repitió Steve más fuerte, con más aplomo.


Y James abrió más los ojos, dejó de abrazarse a sí mismo y vio sorprendido cómo las lágrimas comenzaban a resbalar por los ojos azules de ese hombre. No era una mala pasada de su mente. Sí lo conocía. Lo había reconocido.


Steve rompió la poca distancia casi con desespero. ¡Necesitaba tocarlo! ¡Saber que era real y que estaba vivo! Que no fuera como en esas pesadillas en las que Bucky se iba de sus brazos y caía por el acantilado en medio de un bombardeo en Iraq.


James se quedó estático cuando el rubio lo aprisionó entre sus brazos. Cuando le escuchó sollozar su nombre, cuando vio que toda la determinación mostrada antes se quebraba como el cristal más fino. El rubio le tomó la cara, James se reflejó en esos ojos azules tan claros y cristalinos ahora por el llanto.


"No puede ser… estás vivo… Bucky… James… estás vivo…"


Steve balbuceaba y creía que el corazón le estallaría dentro del pecho. Y entonces lo notó y frunció un poco el ceño en medio de la desbordante alegría que estaba sintiendo. En los ojos grises de Bucky había algo raro, como si fuera la primera vez que lo veía, como si…


"James, ¿sabes quién soy, verdad?", preguntó cautelosamente, apretando entre sus palmas las mejillas rasposas de Bucky.


Había tal desespero en los ojos azules, tal esperanza en su propio corazón, que James asintió despacio.


"Steve…", murmuró temblando de miedo y desconcierto.


Steve pegó su frente a la de Bucky con una sonrisa enorme. Ahora nada le importaba salvo el hecho de que tenía a su Bucky frente a él. Rogaba que no fuera un sueño. Aunque pronto recordó en dónde estaba y por qué. Sorbió sin mucha elegancia pero no le importaba teniendo frente a él a quién le conocía en lo más profundo e íntimo de su ser.


"¿Qué haces aquí? ¿Qué pasó en Iraq? ¿Por qué no me buscaste? ¡Maldita sea, Bucky! He estado llorando todos estos años sobre una jodida tumba vacía…"


Las preguntas comenzaron a bombardear a James a tal velocidad que lo abrumaba. Se separó bruscamente del rubio.


"Yo… Steve…"


La actitud de Bucky comenzó a asustar a Steve.


"James, ¿de verdad sabes quién soy?", preguntó de nuevo cautelosamente, esta vez no se acercó tanto aunque tuviera ganas de romperle los huesos al otro con un abrazo que había estado esperando sólo en sueños.


"Sé que tu nombre es Steve. Sé que te conozco… de antes", musitó James desviando la mirada. Ahora que lo tenía enfrente, que lo había visto llorar por él con un cariño que no había sentido nunca desde que despertó con la amnesia… estaba aterrorizado.


Steve recuperó toda compostura. No había que ser un genio para comprender esas palabras y esa actitud. ¿Cuántas veces no lo había visto a lado de Sam? Y aunque el dolor y la alegría y todo se mezclaba dentro de él en esos tomentos no dejaría a Bucky allí, perdido. De ninguna manera.


"¿Tienes algo aquí que valga la pena?", inquirió con más aplomo, obligándose a no derrumbarse más. James le miró de nuevo confundido. "Porque si es así quiero que lo tomes. Te vas conmigo y te haré recordar todo".


James abrió la boca como pez fuera del agua. Era lo que había estado esperando durante años. Su anhelo más grande que ahora tomaba forma en la figura alta, fuerte y decidida frente a él. Asintió con ímpetu y sin poder contenerse se abalanzó a ese cuerpo y se fundió en un abrazo que estaba lleno de promesas con ese hombre. Sin embargo tenía que ser sincero, y tenía que serlo ahora antes de que el otro se arrepintiera porque entendió el anhelo ajeno. Se separó un poco y vio la triste sonrisa del rubio.


"Trabajo aquí", dijo decidido y resignado a cualquier reacción. "Soy un…"


"Ve por tus cosas. Tendremos tiempo y te juro que recuperaremos el perdido", zanjó Steve mostrando una seguridad que no sentía en realidad. Pero estaba seguro de hacer traer a todo el Ejército si alguien se atrevía a detener su intento de llevarse a James, de recuperar lo que le había sido arrebatado de manera cruel. Sabía que estaba en un estado de shock tranquilo, pero ya lidiaría con ello. Estaba entrenado para no dejar vencer a los demonios mientras estuviera en un empresa. Y esta vez (menos esta vez) no sería la excepción.


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Thor revisaba a Bruce ya un poco preocupado por la tardanza de Steve. Estaba hartándose de ese lugar; sobre todo del tener que pasar más tiempo con Loki, no quería nada más con ese chico aunque le gustara tremendamente. No era conveniente y aunque se decidiera a mandar todo a la mierda ciertamente un chico como Loki no le convenía. ¡Por Dios! ¡Que era un gigoló! Y por muy lindo y amable que se mostrara… No. Definitivamente no.


"Lo siento", musitó preocupado cuando Bruce se tensó en la cama. Volvió a su trabajo serenándose.


Bruce por su parte quería morirse en esos momentos. Era una mezcla de todas las peores emociones que un ser humano podría soportar. La vergüenza de que ese médico le estuviera tocando allí… la impotencia por lo que sucedería pronto. Incertidumbre, furia y mucho, mucho miedo. Todo se le había salido de las manos. Tendría que ver a Stark, tendría que soportar el tenerlo cerca y rogar cada día porque nada más saliera mal.


El plan de Natasha y Barton era inteligente, pero él no podía confiar en el agente. No podía confiar en absolutamente nadie más que en Natasha. Y ella había estado tan segura… Su vida estaba en riesgo por cualquier flanco. La dichosa enfermedad que le había contagiado el animal de Stark, el latente peligro de que si salía de Tórtola Ross lo atraparía… "El mejor escondite es precisamente frente a las narices del enemigo", le había dicho el agente Barton. Pero Stark podría saber quién era en realidad, podría….


"La irritación está remitiendo pero irá lento", escuchó al médico y Bruce ni siquiera se movió. "Será mejor que comas ese emparedado, si no comes te desmayarás en el camino".


Bruce resopló con la cara en la almohada. Tal vez eso sería lo mejor. Y si tenía suerte quizás se muriera de tristeza y angustia.


Thor se mordió los labios al no ver reaccionar a Bruce. Pobre muchacho, pensó. Se agachó hasta que su boca quedó a poca distancia del oído de su improvisando paciente.


"Escucha, Bruce, en cuanto tenga listos los exámenes toxicológicos y los cure a ambos yo mismo te acompañaré a denunciar a Stark, mi primer diagnóstico será suficiente para hacerle pagar lo que te hizo. Y te aseguro que ni con todo su dinero podrá librarse".


Bruce frunció el ceño y se atrevió a mirar al médico por el rabillo del ojo.


"¿Lo que me hizo?", preguntó débilmente.


"Es una violación, Bruce…", respondió Thor con prudencia. Al parecer Bruce seguía en shock, pero Thor no sabía que no era precisamente por lo que había pasado con Stark.


"No… yo acepté… yo…"


Thor no tuvo tiempo de procesar esa declaración porque la puerta se abrió y al fin Steve hizo su aparición. No entró solo, el compañero de Loki, ese tal James, entraba con él. Thor se apresuró a cubrir a Bruce con la manta.


"¿Aquí?", preguntó Steve a James.


James asintió con una postura rara que dejó a Thor confundido. Que él supiera Steve ni siquiera había visto a ese chico anteriormente.


"Pude haberte visto antes", musitó Steve con una actitud cansada.


James desvió la mirada. ¿Cómo le decía que había estado aterrorizado por su presencia e hizo de todo para no encararlo antes?


"No importa. Apresúrate", le sonrió Steve tranquilizadoramente. James obedeció y pronto se acercó a su lado de la habitación para sacar sus ahorros. Era lo único que se llevaría, eso y una cadenita de la que todavía colgaba un pedacito de algún tipo de dije, esa que era lo único que había rescatado de esa vida anterior a la amnesia.


"¿Steve…?", interrogó Thor al ver a su amigo tan ensimismado en James.


El rubio de cabellos cortos salió de su letargo y sonrió a Thor sin alegría. Al otro rubio no le pasó desapercibido que Steve tenía los ojos arrasados.


"¿Podemos llevárnoslo ya?", preguntó Steve de nuevo con seriedad, miró sólo un segundo a Bruce y agradeció que estuviera de espaldas en la cama.


"Primero tienes que hablar con él", le recordó Thor alzando una ceja.


Steve respiró profundamente. Cierto. Estaba aquí en primer lugar para llevarse a ese chico y evitar que Tony muriera… que ambos murieran. Asintió resueltamente y se acercó a la cama donde reposaba Bruce. Éste tenía la cara hundida en la almohada que a primera vista parecía ser dura. Steve adelantó una mano para tocarlo y obligarle a mirarlo, pero no lo hizo.


"Bruce", comenzó en voz baja, suponía que hablarle familiarmente evitaría algún desastre. Más del que Anthony ya había hecho. "Tenemos que llevarte a Nueva York, espero que a estas alturas sepas la razón".


Bruce tardó una eternidad (le pareció a Steve) en girar la cabeza, pero finalmente lo hizo y Steve dio un paso atrás cuando vio la sonrisa de Bruce. Y entonces Bruce comenzó a reírse, sus hombros se sacudieron en la cama y la risa se escuchó en todo el cuarto (James dejó lo que estaba haciendo para verlo, Thor se preguntó si el trauma estaba apareciendo de esa singular manera, y Steve sintió temor de pronto). Y entonces la risa se convirtió en llanto, un llanto que sin pretenderlo les partió el corazón. Era agudo y miserable.


"Procuraré que no tengas que verlo más de lo necesario", le dijo Steve al comprender la actitud de ese chico. Estaba destrozado. ¿Qué era ese maldito lugar? ¿El infierno en la tierra?


Natasha se adentró a la habitación al escuchar a Bruce, pensando que tendría que golpear a alguien por hacerlo llorar de esa manera. Tiró el morral que ya traía consigo otra vez y se apresuró a acercarse a Bruce para acariciarle los rizos. Él sacó una mano de entre las sábanas y atrapó una de ella. Necesitaba el contacto físico mientras se quebraba de esa manera. Necesitaba sacar toda su frustración ahora, porque después no podría seguir.


Nadie habló mientras veían romperse a ese chico en mil pedazos. Natasha tampoco, porque una sola vez en el tiempo que se conocían Bruce había llorado así, la vez que se sinceró con ella y le contó sus miedos y el por qué estaba huyendo del mundo y de sí mismo. E igual que esa vez Natasha lloró con él y le susurró cosas al oído, espejismos e ilusiones de que todo estaría bien, haciéndole creer que la vida había sido ya demasiado puta con ellos, que tendría que recompensarlos de alguna manera para bien.


Barton la miraba mientras se adentraba a la habitación para recoger el morral que contenía ese par de vidas desdichadas. Loki, desde el umbral de la habitación se sintió de pronto tan egoísta. Pero por lo que había escuchado las vidas de Bruce y Natasha cambiarían, él también quería eso. Al menos salir de ese lugar, hacerse por fin alguien.


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Dejó la copa ya casi vacía en el escabel a su lado. Sus ojos estaban fijos en la belleza del mar que se abría ante sus ojos. El paisaje de las Islas era hermoso, a lo lejos podía escucharse el ruido de tambores y alboroto. La gente de ese lugar y los turistas normales celebraban el final del dichoso Carnaval. Cerraban un ciclo, según le habían explicado el primer día que llegó.


"Tony, Obi acaba de dejar el hotel y va directo al Aeropuerto. Tal vez quieras que nos vayamos con él. Puedo avisarle a Steve y sinceramente no creo que ponga objeción".


La suave voz de Pepper le hizo girar la cabeza y mirarla. La luz natural que venía del ventanal hacia brillar sus anaranjados cabellos. Tony adoraba el color natural de Pepper, no era del rojo de la sangre y tampoco del rubio del sol. Era un color intermedio, como una zanahoria. Recordó la primera vez que le dijo eso, hace muchos años cuando eran adolescentes y ella estaba enamorada de él, 'Señorita zanahoria'. Pepper se había molestado mucho, y luego él cambió el apodo en honor a las coquetas pecas que aún adornaban su rostro níveo.


"¿La cagué, verdad?", preguntó casi en un murmullo. "Ahora sí la cagué hasta el fondo".


Virginia pocas veces veía a Tony en ese estado, después del secuestro se volvió menos frecuente que él mostrara vulnerabilidad. Para él había supuesto un reto el no dejarse vencer o aparentar no hacerlo. Virginia era de las pocas que sabía que Tony tenía un corazón bajo la armadura imaginaria que se había forjado a sí mismo, aunque poco a poco también a ella cerraba ese corazón. Y era de las pocas en saber que ese corazón estaba fracturado, que simplemente terminó por resquebrajarse con lo vívido en cautiverio durante tres meses.


Suspiró con tristeza y se acercó a Tony lentamente, esperando que como muchas otras veces éste se moviera para evitar el contacto. No lo hizo. Y ella le abrazó con fuerza agradeciendo a los cielos que él aceptara ese pobre consuelo.


"La cagaste", confirmó ella con una sonrisa, su tono de voz salió sin más pretensión que camaradería y el pretender levantarle un poquito el ánimo. "Pero puedes solucionarlo. Limpia esa mierda".


Tony sonrió porque era muy difícil escuchar a Pepper hablar de esa manera. Siempre correcta, educada y distinguida.


"¿Cómo puedo limpiar algo de lo que estoy embarrado yo también?"


"Me refería a tu mierda, Tony. Sánate primero a ti mismo, y entonces será más fácil poder mirarlo a la cara".


Tony no contestó a eso. Ya lo había intentado. Había intentado superar todo, ¡que se lo dijera Samuel Wilson al mundo si no era así! Pero nadie le había enseñado cómo hacerlo. Wilson no estaba por esa labor, su labor era escucharlo, permitir que se desahogara. Pero Tony había aprendido que cuando las palabras pierden significado se pierde la libertad. Y él aún estaba en cautiverio y no podía liberarse.


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Steve, a pesar de lo que ocurría a su alrededor estaba pletórico. Debía disimular por supuesto. Al único que le dijo quién era James realmente fue a Thor. Quiso ser cortés y decirle a Banks que se llevaba también a James, pero el viejo había dado orden de no ser molestado. Mucho mejor, que lidiara con la sorpresa después.


Bruce fue ayudado por Loki y el médico para vestirse aunque él protestó diciendo que no estaba inválido. Un poco adolorido y débil por la infección, pero nada más. Thor no hizo caso, había tenido que lidiar con pacientes que se sentían superman todo el tiempo. La ropa era cómoda y de algodón, nada que pudiera incrementar la irritación.


Natasha sólo esperaba que todo estuviera listo. Al anochecer estarían ya en Nueva York, abriéndose a la posibilidad de una nueva vida. Barton quería tirarse en una cama y dormir lo que pudiera, ya estaba agotado física y mentalmente y si hubiera sido por él se habría ido en un avión comercial, pero Steve le había pedido que se fuera con ellos y hablar sobre el nuevo eje de investigación con respecto al secuestro y el posible asesino. Ellos eran los que pagaban al final de cuentas.


Y cuando Bruce, Natasha, Clint y James ya estaban en la camioneta (los tres primeros sin explicarse y sin ganas de hacerlo realmente qué hacía ahí el chico de barba partida. Ya tenían suficiente con sus propios pensamientos), Thor le pidió a Steve un momento. El Capitán le rogó no tardara demasiado.


Loki no había podido decirle nada Thor con todo lo acontecido desde la última vez que habían estado solos. Pero se alegró infinitamente cuando vio al rubio acercarse a él.


"Gracias por todo", le dijo Thor con una sonrisa contrahecha. "Quizás en otras circunstancias…"


"Llévame", le suplicó Loki con su mejor carita de cachorro abandonado. "Te juro que no seré una molestia, estaré a tu servicio si quieres, llévame contigo".


Thor abrió los ojos como platos. ¡Ese chico estaba demente! No pasó por alto su insinuación de 'estar a su servicio'. Qué lástima que Loki fuera lo que era, porque como él había dicho, en otras circunstancias no habría dudado demasiado.


"Estás confundido, Loki", le dijo lo más suave que pudo. "No somos una brigada de rescate, no como tú quieres verlo. Espero que tengas una vida plena", agregó por mera educación.


"¡Por favor!", rogó Loki. "Quiero irme de aquí… Thor".


La manera en que lo miraba, la manera en la que pronunciaba su nombre. Thor cerró los ojos un momento. No debía, simplemente no debía y no podía. Estaba comprometido. Su vida era suficientemente deprimente como para agregarle más problemas y sin duda Loki lo sería. Un hermoso problema de maravillosos ojos verdes y cabellos negros como la noche.


No supo por qué lo hizo, pero lo hizo. Thor sacó un fajo de billetes y se los entregó a Loki. Y Loki lo miró ofendido y se quedó estático en la puerta de El Candil con el dinero en la mano viendo como su oportunidad de cabellos rubios se iba. Thor no vaciló, subió a la camioneta y despejó sus pensamientos para conectar una intravenosa en el brazo de Bruce al mismo tiempo que Steve arrancaba.


La camioneta se perdió de vista. Loki respiraba entrecortadamente, con las lágrimas de frustración y rabia resbalando por su cara. ¿Qué podía esperar? Thor lo había dicho todo con ese gesto tan humillante. Él vendía su cuerpo. El otro era un sueño de vida perfecta. Alguien como él no cabía en esa vida perfecta sin manchas. Aquellos que se habían ido tenían suerte, algo que él ni siquiera merecía.


Gruñó lentamente y rompió los billetes hasta que le dolieron las manos y los pedacitos caían al suelo.


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Por alguna causa incomprensible para Pepper, Tony no quiso regresar a los Estados Unidos con Obadiah, así que ella tampoco lo hizo. Estaban ya en el jet privado y ella había sido la encargada de supervisar que la camilla y las bolsas con los medicamentos que había pedido Thor estuvieran en su sitio. Por supuesto el jet tenía compartimentos separados. Ella, Tony, Steve y Thor viajarían en uno, en el otro el muchacho y la mesera con el agente Barton para vigilarlos.


Ambos miraron atentamente cuando Steve estacionó y la gente que habían contratado ayudaron para trasladar a Bruce al jet sin moverlo demasiado (y él seguía protestando hasta que Natasha le dijo que pocas veces había sido tratado con tanta delicadeza y se dejara de tonterías y lo aprovechara; él refunfuñó pero ya que su vida seguiría siendo una putada…).


Algo se removió en el estomago de Tony cuando vio a Bruce. Como cuando cenaba demasiado y muchos irritantes, como una gastritis de pura bilis subiendo por su esófago. Pero no lo perdió de vista hasta que comenzaron a subir. ¿Tan mal había quedado aquél sirviente por su culpa? No era como que lo hubiera atravesado con una vara de metal.


Steve arribó a su encuentro minutos después. Suponía que Tony o Virginia habían visto a Bucky y él quería explicar su presencia. El piloto anunció que se pusieran los cinturones de seguridad porque estaban a punto de despegar. Steve, Tony y Pepper hicieron lo propio.


"Encontré a Bucky", soltó sin tapujos dejando a Pepper con la mano en el aire y a Tony mirándolo con extrañeza.


En el otro compartimiento Bruce se acomodó en un asiento, no quería viajar en la camilla y sentirse como moribundo con las atenciones de Nat y Thor, como le había pedido el médico que le dijera. Sí, que sentía que las pocas fuerzas que tenía le fallaban, pero estaba harto de esas miradas de lástima. Ya había llorado lo que tenía que llorar, ahora tenía que poner el cerebro de nuevo en funcionamiento si quería ser libre.


Thor no protestó demasiado y se lo permitió con la condición de que le dijera sobre el más mínimo malestar después de reconectar la intravenosa. Y entonces miró cómo el jet se elevaba y el mar perdía dimensión, dejando Tórtola, las Islas Vírgenes Británicas y a Loki en ese miserable bar.


James iba por las mismas, pero no había nada que extrañaría de ese lugar. La esperanza brillaba en sus ojos antes apagados. Y a Natasha no le pasó desapercibido.


"¿Vas a decirnos qué haces aquí?", le preguntó sin soltar una mano de Bruce, que también puso atención. Barton tenía los ojos cerrados pero sus oídos estaban en alerta.


"Steve", respondió James con una sonrisa. "Él sabe quién soy".


Y solamente por respeto a lo que estaba sucediendo con Bruce, James no se echó a reír a carcajadas por las caras de sorpresa que pusieron. Porque sí, ahora tenía una razón para sonreír y ponerse a reír si quería. Por el ahora, por el milagro, por Steve y por él mismo.


 

Notas finales:

¡Fans del Thorki no me maten! Esto se solucionará, lo prometo. Pero pues ponganse en el lugar de Thor, Loki es... lo que es.

Tony y Bruce tendran su encuentro en el proximo capitulo y bueno... presentare a otros personajes :P

Si llegaste hasta aqui mil gracias!! Y sorry  por tanto fic xD


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