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Tu Precio por Anita_Black

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Notas del capitulo:

Hola! Muchas gracias aquienes leyeron toooodo lo anterior xD

Este cap esta muy largo pero pues es que me emociono, espero que no sea una molestia :P

"Encontré a Bucky"


Pepper bajó la mano lentamente, parpadeando en total confusión.


Tony no mostraba una mueca muy distinta, pero era obvio que estaba llena de incredulidad.


"Steve, ¿de qué estás hablando?", preguntó Pepper con reserva.


"¿Otra vez con eso, Steve?", inquirió enseguida Tony con fastidio y sin permitir que su marido contestara a Pepper. "Cada vez que te alteras sales con lo mismo. Se supone que ya lo habías superado; James Barnes murió en Iraq y el hecho de que no se hayan encontrado sus restos no quiere decir…"


"Está vivo", interrumpió el rubio molesto con el desdén de Anthony. "Está ahora mismo aquí, en este jet".


Pepper abrió la boca sorprendida y Tony cerró los ojos y recargó la cabeza en el respaldo del asiento. ¡Genial! Para agregar más mierda al asunto, ahora resultaba que Steve había perdido un tornillo.


"¿Vas a decirme que subiste a un tipo extraño al jet porque crees que es Bucky…?"


"¡No creo, Anthony! ¡Es él!", refutó Steve alterado.


"Basta, por favor", intervino Pepper cuando vio las intenciones de Tony de comenzar otra discusión que ahora mismo, que estaban tan cansados y abrumados, a nadie convenía. "Steve, ¿quieres explicarnos esto, por favor?"


El suave tono en la voz de Pepper tranquilizó a Steve. Suspiró y dejó de apretar sus manos en un puño, ni siquiera se había percatado de esa reacción de su cuerpo.


"Lo vi apenas, trabajaba en ese bar. Tiene algún tipo de amnesia pero sabe quién soy, dijo mi nombre y te lo juro, Pepper, vi algo de ese Bucky al que perdí en su mirada. Es él", explicó Steve casi suplicante, como esperando que Pepper le confirmara que efectivamente era su amigo y que le dijera que lo recuperaría por completo.


Pero Pepper se mordió el labio inferior sin poder creerlo. Es decir, ¿qué probabilidades había de que James Buchanan Barnes resultara vivo y encima de ello que Steve lo hubiese encontrado milagrosamente después de años y años de búsqueda por los mejores medios disponibles? Sonaba efectivamente a locura.


Y tan sonaba a locura que Tony comenzó a reírse siniestramente en el asiento. No había abierto los ojos, pero Pepper y Steve lo miraron con los ceños fruncidos.


"¿O sea que subiste al jet a un prostituto porque de alguna manera se parece a Barnes y ahora lo entrenarás para sustituir al que perdiste? ¿También te lo follarás?"


Steve se levantó como impulsado por un resorte, casi rompiendo el cinturón de seguridad, y se abalanzó hacia Tony. Le tomó del cuello de la camisa aunque su intención habría sido apretarle el cuello hasta que dejara de ver ese brillo burlón en los ojos del otro.


"¡No, Steve! ¡Basta!", gritó Pepper que también se había levantado para intentar contener el verdadero odio que vio en los ojos de Steve.


"¡No te atrevas, Anthony Stark…!", dijo el rubio entre dientes, pero se interrumpió cuando Tony lo miró con pánico y el poco color que tenía se desvaneció en segundos.


Tony comenzó a boquear en busca de aire. Estaba teniendo un ataque. Steve maldijo, lo soltó y echó a correr hacia el otro compartimiento mientras Pepper desabotonaba la camisa para que el oxígeno lograra entrar en la cerrada garganta de Tony.


"¡Thor!", gritó Steve al abrir la puerta que lo separaba de los otros. "Es Tony, está teniendo un ataque".


Ni tardo ni perezoso Thor se levantó y siguió a su amigo. Barton despertó de su duermevela y se levantó también para ir tras los rubios.


Bucky había mirado con anhelo a Steve, pero él parecía muy alterado y finalmente posó sus grises ojos en Natasha y Bruce. Ella le apretó más la mano a Bruce y ambos tragaron en seco. Si Stark tenía ataques por la enfermedad, podían suponer que tarde o temprano Bruce también los tendría.


"Entonces… ¿dices que él te conoce?", preguntó Natasha a Bucky casi con frialdad. Era obvio que intentaba alejar de sus mentes lo que sucedía con Stark, pero a Bruce no le pasó desapercibido que la mano de Natasha temblaba casi imperceptiblemente.


Bucky también entendió la intención de Natasha y comenzó a relatarles parte de su historia porque, finalmente, en estos momentos Natasha y Bruce eran los único que conocía realmente y aunque en El Candil nunca fueron demasiado cercanos, eran ellos los que lo reconectaban con su realidad inmediata. Steve era una expectativa, ellos tangibles ahora.


Tony se había doblado en el asiento intentando jalar aire, pero simplemente no podía y la sensación de pánico dificultaba aún más la tarea. Pepper daba ligeros golpes en su espalda que no ayudaban realmente. Y al fin Thor apareció en su campo de visión. Lo obligó a ponerse derecho en el asiento y comenzó a dar un masaje tosco en el anillo traqueal de Tony para provocar la tos refleja.


El millonario comenzó a toser y el aire al fin entró a sus pulmones. Se dejó caer agotado en el asiento, con la boca muy abierta para atraer más aire.


"¡Dios!", exclamó Pepper llevándose las manos a la cara muy asustada.


"No quiero esperar demasiado para comenzar con los exámenes, Steve", dijo Thor alejándose de Tony para darle más espacio. "Necesito toda la información que tengan hasta ahora de los síntomas de Anthony para ver cuáles serán los más urgentes de hacer. Si los tengo esta noche mañana mismo podemos comenzar".


"Yo tengo toda esa información", reveló Barton mirando a Tony. Esto se estaba complicando cada vez más y ciertamente no quería en sus archivos un caso no resuelto.


Steve asintió y miró el techo por unos momentos. Finalmente bajó la cabeza y fijó su mirada en Tony que aún jadeaba un poco. Pepper ya estaba sirviendo agua en un vaso de cristal para dárselo a beber.


"¿Estás bien?", le preguntó con un deje de preocupación. Porque sí, a Steve todavía le preocupaba Tony y no querría de ningún modo verlo morir.


Tony correspondió su mirada con los ojos vidriosos. Pero asintió y le hizo un gesto con la mano como confirmándole que estaba bien.


"Pepper, procura que duerma lo que resta del viaje. Si ocurre algo más…"


"Está bien, Steve. Vete por favor", le dijo ella sin mirarlo y pretendiendo sonar tan dura como sonó. No quería más discusiones que sólo lograban estos episodios en Tony.


"Puedo quedarme yo…", comenzó Thor.


"No es necesario. Ve a atender a tu paciente, te necesita más", le interrumpió Pepper también. "Tony va estar bien, vayan y hagan lo que tengan que hacer", agregó dirigiéndose a los tres hombres que a su parecer sólo estorbaban porque ninguno realmente se preocupaba por Tony. No como ella.


Pronto estuvieron solos. Como fue en un principio y como ella quería que fuera al final. Ya fuera pronto o tarde, muy tarde.


"Te voy a subir el sueldo", musitó Tony después de beber el agua. "O tal vez te lo bajaré. ¿En serio, Pep? ¿Agua? Prefiero un whisky…"


"Déjate de tonterías, ¿sí? Por una vez, Tony, déjate de tonterías", murmuró ella sentándose a su lado y sin importarle que Tony pudiera rechazarla lo abrazó. Él se tensó pero finalmente claudicó en los brazos de Pepper. La única al parecer que seguía amándolo aún con todas su fallas. Y era consciente de que eran muchas.


---


"Wow… Eso es… El mundo es un pañuelo", fue todo lo que dijo Natasha cuando Bucky terminó su relato. Éste sonrió en total acuerdo.


La puerta se abrió y Barton fue el primero en entrar, mirando de reojo a Natasha. Thor le siguió y se acomodó cerca de Bruce, y Steve hizo lo propio a lado de Bucky y como pequeño consuelo a la tormenta en su mente posó una mano sobre una de Bucky, éste no protestó pero tampoco correspondió, cosa que a Steve no pareció importarle.


"¿Ese cabrón está bien?", inquirió Natasha sin dirigirse a nadie en particular. "No es que me importe, pero…"


"Anthony está bien, señorita", contestó Steve mirándola fijamente. "Su única preocupación es su amigo, lo sé, pero le voy a pedir que deje sus insultos para otro momento".


Natasha le sostuvo la mirada de manera altiva y un muy incómodo silencio tensó todavía más el ambiente. Barton veía el duelo de miradas muy divertido, ella era todo un caso, pero conocía un poco más a Steven Rogers, un Rogers militarizado y duro como él solo cuando se sentía amenazado. Y cuando ya todo parecía a punto de explotar como una olla de presión, Thor salvó la situación.


"Agente Barton, ¿podré disponer de su información esta noche?"


Todos respiraron más tranquilos. Sobre todo Bruce, que conocía los arranques de Nat y el cómo vapuleaba a quién fuera con una mirada o palabra hiriente.


"También tenemos que arreglar el asunto de la investigación", agregó Steve que muy en el fondo se sintió intimidado con la intensidad de los ojos verdes de la pelirroja.


El viaje continuó de manera relativamente normal. Barton habló con Steve y Thor en privado, alejados solamente un poco de los otros tres. Bruce dormitó después de que Thor le obligara a comer una ensalada ligera porque ya comenzaba a temblar de debilidad. Natasha y Bucky también comieron aunque ella lo hizo sin empacho y se empacó todo lo que había en la charola, Bucky todavía se sentía un poco fuera de lugar aunque cada vez que miraba a Steve éste le sonreía.


Las nubes grises se veían bajo el jet a poca distancia. Estaba lloviendo, pero Natasha y Bucky se habían pegado a las ventanillas para ver el paisaje neblinoso. Ansiosos por esa nueva vida, por su libertad, por el futuro que esperaban no fuera un reflejo de la lluvia que les daba la bienvenida.


Aterrizaron en la pista privada cuando la lluvia era ya un diluvio. Los autos estaban esperando y de uno de ellos apareció Harold Happy Hogan con sendo paraguas. La gente contratada esperaba de igual modo para trasladar a Bruce en una ambulancia modificada para que no pareciera ambulancia.


Bruce volvía a temblar, pero de miedo. Se dejó llevar rogando porque no hubiera camionetas del Ejército alrededor, y casi se le detiene el corazón cuando vio a varios hombres con uniforme militar, pero el Agente Barton le susurró que era normal que en el Aeropuerto Kennedy estuvieran los militares, y que ninguno estaba allí por él.


Tony, desde la limusina, no había perdido detalle de Bruce otra vez. Era como un imán para su mirada, pero estaba seguro de que no podía mirarlo de la misma manera en cuanto lo tuviera enfrente. Sin embargo no pasó por alto que la mesera se apresuró a inclinarse hacia él cuando la cuadrilla militar que custodiaba las pistas privadas aparecieron a un lado del hangar, y mucho menos cuando Barton hizo lo mismo.


"Tony, ponte la chaqueta, vas a resfriarte y Jarvis me matará sin eso sucede".


Las palabras de Happy le sacaron del trance y Tony rodó los ojos y sonrió un poquito sinceramente. Volvía a su vida, a los cuidados de Jarvis como si él fuera un niño pequeño. Y ahora mismo daría todo por borrar esos últimos dos días, por borrar al sirviente, a la mesera, al tipo que Steve decía que era Bucky, incluso a Thor y a Barton.


Steve no hizo su camino a la torre ni en la limusina ni en la ambulancia. Pidió un taxi de sitio y se llevó a Bucky con él, dándole su chaqueta porque el otro ni siquiera eso se había llevado de Tórtola, solamente apretaba la bolsa de plástico donde llevaba sus ahorros y la cadenita. Bucky se sentía raramente cómodo a su lado. Pero no hablaron mucho porque la situación aún no era la adecuada para ello. Steve quiso tomar la ruta de Brooklyn hasta Manhattan para ver si Bucky reaccionaba a su antiguo barrio, pero concluyó que era mejor llevarlo cuando no fuera de noche, con el diluvio inundando las calles y con una losa de piedra a la que llamaba "Tony y sus tonterías" a sus espaldas.


---


La basura se acumulaba en cada esquina, los papeles de colores, los confetis y todo rastro de lo que había sido una fiesta. Todavía olía a pólvora quemada de los fuegos artificiales que dieron cierre al Carnaval ese año. A lo lejos el rumor de las olas del mar que golpeaban en la playa y el viento del anochecer meciendo sus largos cabellos negros mientras él se abrazaba a sí mismo sintiendo un poco de frío. Quizá no era que realmente hacía mucho frío en Tórtola donde el sol dejaba su calor aún cuando ya se hubiera ocultado, quizás era el vacío que se podía ver en las calles, las luces apagadas de los locales cerrados, en las ventanas de las pocas casas y de los muchos hoteles; turistas y locales que se entregaban al sueño para viajar al otro día hacia sus actividades comunes y países de origen. Quizás era su propio vacío.


Había huido de El Candil por esa noche porque Banks se puso todo histérico cuando le dijeron que James también se había ido. El viejo había hecho una rabieta monumental, había pateado cosas diciendo que esos estúpidos riquillos se sentían dueños del mundo. Y su berrinche era más que nada porque él no podía hacer algo al respecto; no podía ir a reclamar a James (¡Por el que ni siquiera pagaron!, había gritado). ¡Pobre viejo idiota! Ahora Loki lo veía en su justa medida: ellos eran mercancía para el viejo, valiosas joyas que engalanaban el espectáculo, joyas que con el tiempo, de mano en mano, perdían brillo y pulcro, joyas que cuando ya no eran moneda de cambio eran desechadas como basura.


Ahora que lo pensaba bien se daba cuenta de su estupidez. No sólo el pretender que alguien a quien acababa de conocer le salvara de ese vacío continuo, sino la manera tan deprimente en la que se lo pidió. Él no suplicaba, no se rebajaba… Loki sonrió con sarcasmo a la noche. Sí se rebajaba. ¿Por qué James tuvo que decirle todas esas cosas? Era verdad que desde la primera noche que se vendió un pequeño atisbo de auto odio apareció en su alma, y que cada noche desde ese entonces crecía gradualmente. Lo desechaba porque al final de cuentas siempre vio esas vidas ajenas a la suya como si fueran una película, una ficción de la que él no podría ser participe nunca. Ahora lo dicho por James calaba en su mente, lo sucedido con Bruce le gritaba que algún día podría ser él el que terminara herido por algún loco al que no le importaba en realidad lo que él, Loki, pensara o sintiera. Sólo una joya que comenzaba a perder brillo. Y James tuvo tanta suerte. Y Natasha tuvo tanta suerte. Y Bruce… de verdad esperaba que Bruce estuviera bien, el pobre y tonto Bruce que fue vendido también y al que pisotearon de una manera peor de lo que lo pisoteaban a él. Maldijo una y mil veces a Banks y luego se maldijo a sí mismo. Total, el viejo no era el culpable, él no le había puesto una pistola en la cabeza para abrirse de piernas y saborear uno y mil miembros masculinos todos esos años.


No culpaba tampoco a Thor. ¡Qué absurda pretensión la suya! Pero lo que sí surgió fue una semillita de rencor. Si Thor se hubiese ido sin más ahora no estuviera como estaba. No. Le dolió la humillación y la nada sutil manera de decirle que no era ni valía nada, sólo billetes, dinero que cambiaba de mano una y otra vez hasta desgastarse. Porque Loki era orgulloso, era lo único que quedaba en él. Orgullo. Ese que le hacía levantarse cada tarde y mirarse al espejo, perfumarse, peinar sus cabellos. Ese que era alimentado cuando un cliente lo llamaba y le decía que era precioso. Ese orgullo que se enarbolaba cuando dejaba satisfecho a su comprador de turno y también le llenaba de billetes. Thor… ¡Vaya! Ni siquiera había dejado satisfecho a ese rubio idiota y él le llenó de billetes.


Loki comenzó a reírse amargamente mientras doblaba en una esquina oscura. El ruido proveniente de la vieja cantina acalló su risa. Podría meterse y pretender ser uno de esos machos descerebrados que se emborrachaban hasta el hartazgo pretendiendo olvidar. Claro que cuando le vieran le sacarían a patadas porque los 'maricas' no eran aceptados en la cantina. Para eso estaban los bares de ambiente, para eso se había edificado El Candil. ¡Ja! Loki podría recitar uno por uno los nombres de esos hombres que ahora se emborrachaban en la cantina como trogoloditas, y podía hacerlo porque muchos habían llegado hasta el muelle, hasta el bar y hasta su cuerpo. Por eso no era buena idea entrar. Así que pasó de largo y justo en ese momento salía cantando una estúpida canción de borrachos un hombre con botella en mano.


Loki hizo una mueca y pretendió cruzar la calle. Sin embargo el hombre se le quedó mirando fijamente, con el ceño fruncido y el aliento a tequila.


"Te conozco", le dijo el hombre arrastrando las palabras.


"Me temo que no", respondió el pelinegro.


"Loki…"


Y Loki se congeló. Tornó a mirar al hombre intentando reconocerlo. Y cuando el hombre sonrió Loki le reconoció.


"¿Erik?"


"¡Me recuerdas! Yo no te he olvidado, ¿sabes?", rió estúpidamente aquél hombre.


Loki negó con la cabeza. Por supuesto que recordaba a Erik Selvig. El muy idiota había llegado a El Candil unos tres años atrás. En realidad era una anécdota muy graciosa para Loki porque Erik no se había enterado que el espectáculo era de hombres para hombres; él había esperado encontrar una bonita chica. Y como el muy idiota no quiso parecer impertinente, se había llevado a Loki a una habitación nada más para salir del paso. Le pagó de todas formas pero la noche se había convertido en una amena plática. Loki lo recordaba aparte porque Erik era un hombre muy inteligente que hablaba de ciencias y cosas que él en realidad no entendía, pero siempre había admirado a las personas listas.


"¿Qué haces aquí?", preguntó Loki.


"¡Carnaval! Amo Tórtola", contestó Erik tambaleándose.


"Vamos, te acompaño a tu hotel. Estás como una cuba".


---


Natasha se mordió la lengua para no soltar la exclamación de asombro. Y llevaba varias mordidas. Primero las calles (aunque no pudiera apreciarlas en todo su esplendor por la gruesa cortina de agua), modernidad y lujo por todas partes. En una curva, a lo lejos, divisó la Estatua de la Libertad. Supo cuando pasaron por Times Square porque lo había visto en películas y noticieros. Y entonces Barton empezó a decirle cuando pasaban por algún lugar emblemático de la ciudad (el Empire State, Cetral Park, el Museo Metropolitano de Arte) y finalmente que ese rascacielos tan espectacular era la torre Stark; pisos y pisos de tecnología, investigación y oficinas.


"¿Ahí viviremos?", soltó de pronto la chica.


Clint sonrió al ver que no pudo contenerse. Pobrecilla. Cuánta miseria debió ver para que todo esto que a él le parecía monótono y plástico para ella fuera una tierra de dulces.


"Sí. Los últimos pisos son habitados únicamente por Stark. El penthouse, en el último, ahí es donde se instalarán", explicó el agente. Iba a decirle que si se lo permitía, él podría mostrarle Nueva York pero no lo hizo porque Thor carraspeó mientras revisaba el suero de Bruce.


Cierto. No eran vacaciones y la torre Stark iba a ser para Bruce una prisión, no un hotel de cinco estrellas… Natasha también debió pensarlo, porque no miró a Bruce hasta que la ambulancia se internó en el rascacielos para estacionar justo detrás de la limusina de Stark.


"Quiero caminar", le dijo Bruce a Thor cuando éste ya estaba a punto de asegurar la camilla después de haber desconectado la intravenosa. "Puedo hacerlo…"


"Sé que puedes hacerlo, pero no vas a llegar lejos. Estás débil, no quisiste comer mucho y la fricción puede incrementar la irritación, así que…"


"No quiero que me vea así, echado como si me estuviera muriendo", refutó Bruce con mucha templanza.


Thor supo que se refería a Stark. Y es que desde la ambulancia podía verse el ascensor abierto; las puertas eran sostenidas por el chófer, Happy, recordaba Thor que era llamado, y por supuesto Stark y Pepper estaban esperando también. El médico pensó que Stark sí era un cabrón. ¿Qué esperaba para subir a su palacio y ver lo menos posible a su víctima?


"Como quieras", respondió Thor con una pequeña sonrisa. Permitió que Bruce bajara por su propio pie, pero seguía dolorido y el esfuerzo se veía en su rostro. Thor bufó en su mente, era lógico. Y para evitarle un desmayo lo cargó en sus brazos.


Bruce jadeó e intentó zafarse, pero Thor era alto, y muy fuerte. Sobre todo fuerte.


"Dijiste que no querías que te viera echado" explicó el rubio ante la mueca de asombro de su paciente. "Ahora deja de moverte porque si te tiro y te partes la cabeza no me sentiré culpable".


El tono de Thor no era serio, todo lo contrario. Bruce finalmente, y sobre todo por la taquicardia que lo asaltó de pronto, bajó los hombros y se dejó llevar por el fuerte médico. Sin poder evitarlo sintió una especie de protección, se sintió seguro. Miró más allá del rostro de Thor para ver a Natasha y al agente Barton. Ella le miraba con una mueca divertida casi imperceptible, y él miraba a otro lado. Y Bruce se sonrojó sin saber por qué.


"Puedes recargarte, no te voy a comer", escuchó al rubio. Y Bruce se sonrojó aún más.


"Tony, subamos de una vez. Ellos pueden subir en el próximo", dijo Pepper entre dientes.


"Nunca he huido de mis responsabilidades, Pep", respondió Tony con seriedad. Quería probar terreno, ver si el sirviente querría huir de su cercanía o siquiera lo miraba a la cara.


Ella resopló, pero no dijo más. Y es que ni ella era capaz de mirar a ese muchacho por mucho tiempo.


Happy solamente seguía sosteniendo las puertas del ascensor sin entender la conversación de su jefe y su amiga. A él y a Jarvis sólo les habían informado que se preparan un par de habitaciones de invitados y se hiciera traer de un laboratorio médico lo necesario para los exámenes que le harían a Tony. Aunque Happy se muriera de curiosidad y aunque había maquilado con Jarvis conjeturas con lo que había sucedido, se conformaba con saber que sacaría el chisme de la propia Pepper más tarde.


Natasha pasó primero al ascensor con su actitud desparpajada, obviando cómo la tal Virginia le miraba de arriba bajo. Thor y Bruce siguieron y finalmente Barton. Bruce no miró a Tony. No quería hacerlo porque tenía muy grabado en su mente la manera en la que el otro lo miró cuando… sucedió aquello, y también estaba avergonzado. Sin darse cuenta se hundió en el cuerpo de Thor y escondió su rostro entre el cuello amplio y los cabellos dorados y agradeció sin palabras que el médico lo apretara un poquito, como diciéndole 'Aquí estoy y no voy a dejar que Stark te toque un pelo'. Natasha hizo lo propio al tomarle una mano otra vez desafiando con la mirada a los otros tres, dando a entender y dejar claro que Bruce no estaba solo.


El ambiente podía cortarse con un cuchillo. Y es que Tony no apartaba la mirada de Bruce; el miedo en ese cuerpo era evidente. Lo que le jodía de toda la situación actual era que ese chico no protestara al verse obligado a estar cerca de su 'violador', que hubiera aceptado ir a vivir en su torre… aunque quizá lo único que le interesaba era sanarse de lo que le había contagiado, tal vez incluso planear junto a la mesera volver a robarle… Pero esa postura, esa inocencia… Le jodía que fuera como un animalito de laboratorio, sin voz ni voto, sin rebeldía, sin siquiera gritarle que se jodiera y que lo odiaba. Ahora que lo pensaba tampoco había dicho ni pío mientras lo follaba, aparte de los jadeos de dolor. ¿Sería su manifestación a lo vivido? Con Wilson había aprendido que había muchas maneras de reaccionar ante eventos traumáticos y él mismo sabía de ello. Y también estaba Odinson. Tony sabía perfectamente que nunca le agradó al médico, y a decir verdad el sentimiento era mutuo. Ahora sin embargo ese recelo parecía haber incrementado horriblemente, y protegía al chico como si la vida se le fuese en ello.


Fueron minutos eternos para todos, atrapados en dos flancos en el ascensor. Tony pensó de pronto que había sido una muy mala idea subir todos juntos. Comenzaba a sentir algo muy desagradable en el pecho y que estaba seguro no era por el veneno o la mierda que estuviera acabando con sus días; de pronto tuvo el impulso de tocar esos rizos y sin darse cuenta dio medio paso adelante. Thor hizo lo mismo pero hacia atrás.


Y las puertas se abrieron justo a tiempo. Thor no perdió tiempo, salió lo más rápido que pudo y fue capaz de respirar con normalidad. Esperaba que Steve no demorara demasiado porque él tendría que marcharse con el agente Barton y aunque la chica parecía dispuesta y capaz a sacarle los ojos con las uñas a cualquiera no deseaba dejarlos solos con Stark, no cuando ya estaban en su terreno.


"Buenas noches, doctor Odinson… Buenas noches a todos".


Edwin Jarvis se quedó un poco afrentado por la cantidad de gente que salió del ascensor. Se acercó a Tony, pero éste negó con la cabeza fastidiado.


"Buenas noches, Jarvis, ¿en dónde se instalarán los invitados?", preguntó Thor.


"Por aquí, doctor"


Natasha, que había estado mirando todo ese lujo fascinada, reaccionó cuando Clint la tomó de un brazo para obligarla a caminar. Él pensaba que mientras menos estuvieran en contacto con Stark sería mejor.


El pasillo, aún alumbrado, parecía lúgubre. Bruce se aferró sin pensar a Thor. Para él era el camino a una prisión. Por mucho que estuviera seguro, por mucho que Barton le dijera que ahí estaría a salvo él solamente concluía que la poca libertad que tenía en Tórtola se había acabado. No era prisionero de Ross, cierto, pero estaría bajo el techo de un hombre del que no estaba convencido que fuera mejor que el General. Bajo el techo de un Capitán que seguramente no era muy diferente tampoco a esos otros militares de los que fue preso hace cinco años. Bruce encontraba muchas fallas en el plan, y ahora que había visto ese lugar estaba seguro que habría cámaras de seguridad en todas partes, que ese tal Jarvis sería un guardia que vigilaría sus pasos… Era una prisión.


La habitación en la que entraron era enorme y elegante, con un ventanal al fondo que seguramente sin la lluvia les daría un paisaje maravilloso de la selva de asfalto.


Thor depositó a Bruce con cuidado en la cama.


"¿Te irás?", le preguntó Bruce y Thor tuvo un intenso deja vú que le lastimó el corazón. Era como ver otra vez a Loki suplicándole que se lo llevara.


"Tengo que preparar todo para hacer los exámenes. Si me apresuro mañana estaré aquí para comenzar", le explicó.


"Gracias", le sonrió Bruce.


Thor sólo pudo corresponder esa triste sonrisa.


"La habitación de la señorita…"


"No", interrumpió Natasha al mayordomo. "Yo me quedaré con Bruce".


"El señor Stark solicitó dos habitaciones de invitados", refutó Jarvis.


"Me importa un pito lo que Stark haya solicitado. Me voy a quedar con Bruce".


Clint carraspeó. Esa fiera echaría a perder todo si no se controlaba.


"Jarvis, si la señorita dice que se queda, se quedará no importa lo que hagas. Y no creo que al señor Stark le moleste en absoluto".


"La cena estará lista en un par de horas. Debo suponer que la tomarán aquí", dijo Jarvis comenzando a comprender que aquellos dos jóvenes no eran precisamente 'invitados'.


Ni siquiera esperó una respuesta, Jarvis se marchó con el ceño fruncido.


"Natasha", comenzó Thor mirando a la chica. Y Clint vio de nuevo con sorpresa cómo en esos ojos verdes había ahora calidez. "Espero que te asegures de que Bruce coma bien y de que duerma, ambos háganlo. Mañana será un día delicado y necesitan recuperarse un poco del viaje y de todo".


"Por supuesto. Muchas gracias por todo, Thor", sonrió la chica. "También a ti, Barton. Gracias".


"Agente Barton, entre más pronto tenga la información…", habló Thor ya dispuesto a marcharse.


"¿Me da un par de minutos, doctor?"


Thor asintió y se despidió para alcanzar a Jarvis y darle la información nutricional que Bruce necesitaría. Ya no le iba a poner suero, así que los alimentos serían ahora su única fuente de energía.


"Natasha, si no te controlas…"


"¿Controlarme?", inquirió la chica botando al suelo la bolsa de lona. "¿Crees que soy yo la que necesita controlarse? ¡No me pidas que actúe frente a esa gente como una lame botas porque no voy a hacerlo! ¡Aquí la víctima es Bruce…!"


"Y ellos los del poder", zanjó Clint sin alterarse. "No te pido que lamas las botas de nadie, pero evita romperle la nariz a alguien. Mientras estén aquí clandestinamente Bruce está seguro. Piensa en eso".


"¿Por qué nos ayuda, agente Barton?", preguntó Bruce desde la cama.


Clint le miró unos momentos sin contestar. Respiró profundamente y habló:


"Porque sé lo que es perder la libertad injustamente. Sé lo que es perder a alguien muy importante en tu vida. Los veo mañana durante los exámenes. Buenas noches".


Natasha le siguió con la mirada hasta que Clint cerró la puerta de la habitación. Luego negó con la cabeza para despejarse y al fin miró a Bruce componiendo una sonrisa, sonrisa que flaqueó al ver a su amigo tan desanimado. Se lanzó a la cama sin delicadeza, a lado de Bruce.


"Vaya, no rebotaste", le dijo divertida.


Bruce no contestó y cerró los ojos.


"¿Quieres hablar de ello?"


"¿De qué?", preguntó él sin abrir los ojos.


"De todo. De estar aquí, de tener que ver la cara de ese miserable, de…"


"No, Nat. No quiero hablar de ello ahora".


"Entonces podemos hablar de lo suave que está la cama y de que le pediré a ese mayordomo estirado todo lo que quiera hasta sacarlo de sus casillas".


Bruce se rió un poquito.


"Thor es muy guapo, ¿verdad?", preguntó la chica de pronto, acomodándose muy cerca de Bruce.


"Pensé que te fijarías en el agente Barton".


"Oh… bueno, Barton es…"


"¿Te sonrojaste?"


"Cállate, señor me sonrojo cuando un guapo rubio me toma entre sus brazos".


Bruce perdió la sonrisa y la miró un poco asustado. Ella se mordió la lengua.


"¡Lo siento! No quise… ¡Mierda! Debo aprender a callarme la boca".


"No lo hagas, Nat. Nunca te calles. El silencio sólo conduce a la desdicha y tú lo sabes tan bien como yo".


"¿Quieres tomar una ducha? Me imagino que habrá jacuzzi".


Y Buce recuperó la triste sonrisa.


---


Bucky miraba a Steve hablar por teléfono mientras caminaban por el estacionamiento. Ahora estaba más inquieto que antes. Al parecer al rubio no le importaba mucho mantenerlo a su lado, y no le iba a importar que su marido estuviera enfrente.


"Sí, supongo que tendrás que hablar también con el chico, un nuevo paciente, te pagaré las terapias también… Ok, disculpa mi ofensa. Está bien, nos vemos mañana entonces. Y gracias por todo, Sam".


Steve suspiró sonoramente cuando guardó su móvil.


"Steve", habló Bucky al fin y sintió su garganta picarle. "Puedo ir a un hotel o algo…"


"Tenemos que arreglar primero tu situación legal, iremos a West Point para pedir información. Requerirán pruebas de ADN y bueno…", el rubio suspiró de nuevo. "No te preocupes, Buck, pronto recuperarás tu identidad y seguramente serás una celebridad. Esta noche nos quedaremos aquí. Ya le había dicho a Anthony que dejaría la torre, pero también le prometí a Bruce que procuraría que lo viera lo menos posible, tengo que poner los puntos sobre las íes con Anthony".


"Están casados", obvió Bucky en voz baja.


"Técnicamente. No somos una pareja desde hace mucho tiempo y pronto estaremos divorciados", se detuvo para mirar de frente a Bucky y le tomó de nuevo por las mejillas. "Escucha, sé que debe ser muy difícil lo que estás pasando ahora mismo y si por mí fuera te llevaba ahora mismo a otro lugar para pedirte que me cuentes todo lo que recuerdas y comenzar a hacerte recordar nue… tu vida antes de Iraq".


"También era un soldado".


"Sargento. Sargento James Buchanan Barnes, líder junto conmigo del Comando Aulladores".


"No puedo recordar eso…"


"No importa. No te presiones ahora. Sé que te duele no recordar, y te aseguro que a mí también… No sabes cuánto".


Bucky miró la intensidad en los ojos azules de Steve, el tono en que había dicho eso último. Su voz, que también tenía presente en esos sueños… como si Steve y él… como si… Trago en seco cuando vio que el rubio desviaba su mirada hacia sus labios. ¿Iba a besarlo?


El ascensor abrió sus puertas y Steve y Bucky se separaron con un sobresalto. Thor lo miraba sorprendido, y el agente Barton entrecerrando los ojos.


"Ya están instalados, y me alegra que llegaras ya", habló Thor mirando a su amigo y al chico James. "Si me queda tiempo, también puedo hacerle algunos exámenes básicos a James, aunque supongo que lo llevarás con el Coronel Rhodey".


"Eso sería genial, Thor. Muchas gracias por todo, y lamento que las vacaciones se hayan convertido en esto gracias a Tony".


"No es tu culpa. Steve, sobre Bruce y la chica…"


"Te prometí que los trataríamos bien, y sabes que siempre cumplo mis promesas".


"Bien. Buenas noches"


Clint se despidió también y ahora sí mortalmente cansado.


"Ya le pedí a uno de mis socios que le enviara la información, doctor. La verdad es que quisiera irme a dormir ya. Fue un un fin de semana algo ajetreado, ¿tiene auto aquí?", inquirió Clint.


"Pediré un taxi, agente".


"¡Oh, vamos! Ambos estamos metidos en esto y tendremos que trabajar juntos en el caso. Mi auto está allí, lo llevo a su casa".


Thor no rezongó demasiado. Él también quería dormir ya.


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Tony ignoró olímpicamente al hombre con el que Steve hizo su arribo a la torre. También ignoró a Steve. Estaba molesto por todo, y porque Thor le había advertido que si consumía alcohol no podría hacerle los exámenes pertinentes. Solamente porque Pepper y Jarvis casi le asesinan con la mirada dejó sus intenciones de emborracharse hasta caer en coma. Fue el primero en retirarse de la sala para ir a su habitación. Pepper podía quedarse si quería, al fin de cuentas la habitación de invitados que Jarvis había arreglado para la mesera no iba a ser ocupada. Y suponía que Steve se llevaría ni tardo ni perezoso al nuevo Bucky a su cama.


En el pasillo se detuvo sin embargo fuera de la otra habitación de invitados. Esperaba que el sirviente… Bruce, se recordó era su nombre, que Bruce y Natasha hubieran cenado bien y pudieran ser capaces de dormir. Era lo único que podía esperar, porque él no podría. Él se atormentaría en auto culpa como siempre, sólo que ahora tenía una más grande a la que enfrentar a solas, también como siempre.


"Aléjate de ahí".


Tony se giró para ver a Steve y sonrió con sarcasmo.


"Te recuerdo que esta es mi torre, mi casa, puedo estar donde yo quiera".


"Déjalo en paz, Anthony. Tú no lo viste deshacerse en llanto por tu culpa. Ya le arruinaste la vida, no lo incrementes más".


Eso paralizó a Tony. Había arruinado otra vida. Claro, era la única conclusión a la que se podía llegar a estas alturas.


"Duerme bien, Steve. Si es que planeas sólo dormir con tu chico perdido".


Steve apretó los puños y se obligó a callarse mientras miraba marcharse a Tony a su habitación.


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Bruce había caído dormido en la cómoda cama después de ducharse, cenar un poco y rumiar su desgracia, Natasha todavía no. El cielo se había aclarado y las luces de la ciudad se colaban por las cortinas semicorridas. Ella no tenía tanto sueño y cansancio, acostumbrada a estar alerta durante las madrugadas. Velaría el sueño de Bruce mientras seguía mascando lentamente el pan fino que había sobrado de la cena, ya habría tiempo para que ella descansara de verdad. Las pesadillas eran recurrentes en su amigo, y suponía que después de esto lo serían más. La necesitaba.


Steve se acomodó en el sillón de su habitación viendo dormir a Bucky en su cama. Su futuro se veía esperanzador ahora que lo había encontrado. Y no le importaba que no recordara su relación y cuánto lo había amado y aún lo amaba. Él lo haría recordar, o lo volvería a conquistar.


Thor terminó de leer el expediente sintomático de Stark en su laptop. La apagó y se recostó con la intención de dormir. Pero en cuanto cerraba los ojos la imagen de Loki aparecía en su mente. Esos ojos tan expresivos, la sonrisa tan coqueta. Sus finos cabellos negros… su boca… su boca en su miembro. Thor gimió un poco y se vio en la necesidad de tocarse recordando esa boca. Murmuró el nombre de Loki mientras subía y bajaba su mano al mismo ritmo con el que Loki… Un mensaje en su celular le obligó a abrir los ojos. Maldijo y lo tomó para ver de quién era.


"Mierda", susurró al silencio y oscuridad de su habitación. Tendría que contestar el mensaje de Jane, su prometida.


Clint echó al bote de basura la botella de cerveza vacía. Su puntería seguía tan fina como siempre. Se rió un poco y luego volvió a acariciar la foto en sus manos. Bobbi se veía tan hermosa en esa foto con sus cabellos rubios y su boca carmín, sonriéndole a la cámara. A él. ¿Cuántos años? ¿Seis o siete? ¿Cuánto hacía que Bobbi había muerto y lo dejó con el corazón destrozado? Dormitó en el sillón de su sala y en su sueño inmediato apareció una cabellera imposiblemente pelirroja… La foto de Bobbi cayó de sus manos.


Loki estaba ya desesperado. Desesperado porque el idiota de Erik había caído en la cama del hotel con el brazo aprisionándolo. ¡Con mil demonios! Pesaba una tonelada. Y sus ronquidos iba a volverlo loco… ¡Banks lo mataría por no estar ya de vuelta en El Candil!


Tras el último intento de despertar a ese mastodonte (listo pero borracho) se dio por vencido. Erik era peso muerto. Lo único que pudo hacer fue moverse un poquito para quedar de espaldas. Sus ojos se posaron en el equipaje de su captor. I love NY, rezaba la etiqueta chueca en la maleta. Eso frustró a Loki, porque pensaría en Nueva York, por lo tanto en Thor… mejor se dormía.


 

Notas finales:

Aqui ya vemos las broncas de cada uno y la unica y verdadera razon por la que Thor no se llevo a Loki xD

Bobbi es Barbara Morse (Mockingbird), mujer de Clint en los comics. 

Gracias por leer tanto!


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