Era uno de los edificios más lujosos de Japón. El Roppongi contaba con más de 50 pisos donde albergaba restaurantes, departamentos, salas de cine e incluso un museo. Ante la mirada de todos, solo era un prestigioso edificio y su dueño un nuevo magnate que había salido de la nada y sin dudarlo había ordenado que lo construyeran hace algunos años, así como otras propiedades de menor tamaño.
En el piso 35, alguien se acerco al elevador.
Presionó el botón que tenía un triángulo inverso y espero unos segundos en lo que los números arriba de las puertas metálicas subían hasta su piso. Su mirada se mostraba cansada, harta solo de pensar en verlo nuevamente ¿Acaso esto nunca iba a terminar, vida tras vida? Eran los pensamientos que siempre lo perseguían. Era como si hubiera firmado un contrato con el mismo diablo, aunque sabia que este tipo era mucho peor. Frunció el ceño.
-Finalmente- bufo cuando vio las puertas del elevador abrirse en su piso, entro y presiono B5.
Se recostó en uno de los lados del elevador y suspiro, pronto todo terminaría ya que este era el año donde su jefe tendría toda la fuerza necesaria para llevar a cabo su plan. Planes que fueron destruidos por dos simples chicos hace siglos. Vio al frente su reflejo sobre una de las puertas metálicas y movió un poco su flequillo rubio para acomodarlo atrás de su oreja. Los números disminuían pasando del piso 35 donde lo había tomado hasta el sótano 5. Cuando el elevador paro presiono el botón rojo que se suponía era para las emergencias y no fueron las puertas frente a él sino a sus espaldas las que se abrieron dándole paso a un largo pasillo.
-Deidara, tarde como siempre- le dijo una voz que al parecer lo había estado esperando.
-Kabuto, temprano como siempre- dijo indiferente –A diferencia tuya, a mi si me gusta dormir- le dijo dando un sonoro bostezo.
-Tenemos muchos problemas- se acomodó los lentes mientras comenzaban a caminar por el pasillo, continuo –Al parecer Orochimaru y Jiraiya han comenzado a moverse y lograran reunirlos si no hacemos algo.
-¡Te dije que debías enviarme a mí a Texas!- reclamo el rubio –Yo lo hubiera eliminado sin problemas. No tienen recuerdo alguno, son blancos muy fáciles. Diablos.
-Pues con o sin recuerdos, esa persona pudo liberarse de Sasori sin problemas.
-Oh, eso si es divertido. Me imagino su cara- dijo mientras reía sonoramente.
Llegaron a una puerta de tono grisáceo oscuro. Deidara suspiro y empujo la puerta, por lo que le había contado Kabuto se imaginaba como iba a estar la reunión de ese día. Dentro había una enorme mesa ovalada con 12 sillas alrededor, una de ellas mas grande que las otras para dejar en claro quien era el que daba las ordenes. Solo 2 sillas estaban ocupadas y se veían algo impacientes, Deidara vio su objetivo pelirrojo sentado en una de aquellas sillas así que fue a sentarse a su lado. Lo único que disfrutaba de aquellas reuniones es que podía molestar a Sasori y ahora tenia buen material para sacarlo de sus casillas.
-Debido a un error, la reencarnación del sol esta en Japón- dijo una voz grave.
-Deja enmendarme- dijo Sasori –Esta ves lo matare a él y al otro.
-Ah no, sabes muy bien que Sasuke es mío- exclamo Deidara.
-Pues yo aun lo veo respirando- objeto el pelirrojo.
-¡BASTA!- todos vieron hacia la silla más grande. El estaba vestido con una túnica negra muy típica de Japón. Por más que los siglos pasaran no podía adaptarse a las nuevas modas.
-Lo sentimos Madara-sama- dijo Kabuto disculpándose por los otros ya que sabía que no lo harían ellos, continuo -Según el informe de Zetsu. La reencarnación del sol se encontrara con su contraparte esta noche en un restaurante.
-Esos dos viejos se las han ingeniado para que no me de cuenta de sus movimientos hasta ahora- dijo Madara dejando ver su odio hacia el recuerdo de aquellas dos personas.
-Perfecto, entonces solo debemos ir a ese restaurante y acabar con ellos- dijo Deidara con un brillo en sus ojos.
-Esta vez no quiero errores- señalo Madara viendo fijamente a sus subordinados.
-Yo nunca he f...- sus palabras fueron interrumpidas cuando Madara alzo una de sus manos y mostro un pequeño frasco el cual estrujo en sus manos al mismo momento que Deidara parecía que le faltaba el aire.
-Sin errores- recalco.
-Entendido Madara-sama- dijeron al mismo tiempo los hombres en aquella mesa mientras Deidara trataba de recuperar el aliento.
Mientras tanto en un lujoso restaurante...
-No puedo creer que me hayas obligado a esto Orochimaru- reclamaba un azabache tomando un poco de vino.
-Solo es una cena. Mastica rápido y te iras rápido.
-Muy gracioso- bufo el menor.
Una vibración en la bolsa de su chaqueta alerto a Orochimaru de que tenía un mensaje. Fue directo al globo de mansaje.
Viejo verde
Creo
Que tene
Mos un probleta 7:35 PM
En ese momento la mesa comenzó a temblar. Orochimaru solo veía como su vino hacia pequeñas ondas. Algo pasaba y por el mensaje de Jiraiya era algo grave. El pelinegro frente a el parecía perdido en sus pensamientos viendo el menú y no se había percatado de todo el movimiento.
-Sukasa tenemos que irnos- se levanto tomando del brazo al azabache.
-¡Espera! Y que paso con la cena, quiero terminar con todo esto- reclamo mientras se soltaba del agarre del mayor.
-No es momento para tus caprichos.
Un silencio invadió el lugar, el sonido de las personas platicando y del movimiento de los cubiertos sobre los platos ceso por unos segundos para luego dar espacio para un estruendoso sonido que estremeció todo el local. Había sido una explosión a las afueras del restaurante que había llenado de polvo y humo la entrada. Las personas comenzaron a correr y gritar buscando la salida más cercana. Orochimaru sabía muy bien de quien se trataba. Entre la cortina de humo y de personas corriendo asomo un rubio con la mirada fija en ellos.
-Maldición- bufo el mayor.
-¡Que diablos pasa!- interrogo Sukasa mientras veía todo ese caos y cubría su boca para no tragar humo.
-¿Sabes lo que me encanta de este tiempo?- interrogo Deidara mientras se acercaba –Que el dinero es lo mas poderoso que existe y solo con unos cuantos millones, todo esto junto con sus muertes quedaran en el olvido.
-¿Muertes?- interrogo Sukasa comprendiendo cada vez menos todo aquello.
-No te preocupes Sasuke, no tienes porque comprenderlo. De todas formas morirás en este momento.
-¿Sasuke?- medito, ese nombre ya lo había escuchado antes.
-Tan hablador como siempre chico- Orochimaru se ponía en modo de defensa.
-Ok, basta de pláticas. Esta vez no debe haber errores- alzo la mano y en ella tenia algo que asemejaba una bola –Mueran- dijo mientras lanzaba aquello.
Orochimaru comenzaba a hacer un sello con las manos pero algo lo detuvo, aquella extraña bola había desaparecido en el aire –Justo a tiempo- pensó.
-¿Me extrañaste?- una voz aterciopelada sonó en la oreja de izquierda de Deidara haciendo que la piel de su cuello se erizara.
-¡Pero que demonios!- exclamo furioso el rubio mientras era abrazado por la espalda, impidiéndole sacar otra de sus destructivas bombas.
-Puedes llevártelo- dijo un azabache atrás del rubio mostrando una sonrisa picara.
-Solo no destruyas muchas cosas- le regaño el mayor tomando a Sukasa por el brazo y arrastrándolo en contra de su voluntad.
-¡MALDITO SUELTAME!
-Yo también te quiero mucho Dei- todavía sosteniéndolo en un fuerte abrazo, el azabache comenzó a besar lentamente el cuello del molesto rubio –Pero sabes muy bien que no puedo dejar que lo mates- decía mientras mordía un poco el lóbulo del ojiazul que se retorcía en los brazos del azabache.
-Esta vez no dejare que interfieras- bufo deidara.
-Umm vainilla... delicioso- dijo hundiendo su nariz en uno de los mechones rubios.
Deidara impulso su brazo hacia atrás golpeándolo con el codo en el estomago. Cuando aquellos brazos dejaron de apresarlo rápidamente saco 4 pequeñas bolas. Itachi ya no estaba junto a él.
-Porque no solamente vienes conmigo- el azabache estaba sentado a dos mesas de distancia con una copa de vino en la mano.
-Quiero ver tu cara cuando mate a Sasuke. Esa será la mejor venganza de todas- lanzo las bolas a diferentes direcciones del restaurante.
-Oh, Orochimaru dijo que no destruyéramos muchas cosas... Creo que lo pondremos un poco furioso- dijo con una sonrisa en su rostro y colocando la copa vacía sobre la mesa.
Una enorme explosión sacudía el suelo nuevamente.
-Ese idiota- pensó Orochimaru al escuchar tras el la explosión, recordando como se ponía Itachi cuando se encontraba con Deidara.
Pero ahora lo que aquellos dos hacían era lo menos que le interesaba ya que la imagen frente a sus ojos no era nada buena.
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