Alguna vez alguien dijo “No es dolorosa la perdida si presente está el recuerdo, lamentable la perdida sin disiparse que carece del recuerdo.”
La primera vez que lo lees te preguntas si realmente tiene sentido, la segunda ocasión comienza a tenerlo y la tercera es cuando ya empiezas a perder la cuenta de cuantas ocasiones ha sucedido ello.
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Tenía apenas 18 años cuando conoció a Kyungsoo, jovial, iracundo, anarquista y amante del silencio.
Do Kyungsoo era un poco más bajo que Park Chanyeol, inexpresivo, menos elocuente que Chanyeol y más realista frente al alto visionario. Las tardes de invierno hacían soñar al alto, y hacían caer en la realidad al bajo.
Deseaban cosas distintas en la vida, la muerte parecía más agradable a Kyungsoo y desmesurado a Chanyeol, los copos de nieve se disolvían en sus rostros y caían liquidas por los techos de los bares cerrados y las cafeterías saturadas, ambos compartían el amor a los colores blancos de la nieve en el asfalto y las arboledas en los montes cercanos a los lagos.
El blanco simbolizaba lo puro y el sosiego para el alto, lo etéreo e insondable para el bajo.
Las siestas largas en las mecedoras, el aroma del café recién hecho, los interminables copos de nieve y las melodías de Franz Liszt en el reproductor de Chanyeol y Elvis Presley de Kyungsoo.
“¿Por qué idolatras tanto a Elvis Presley?”
“No lo reverencio en lo absoluto, lo siento cercano a mí, sé que en algún momento también llego a odiar como todo comenzaba a perder un poco del sentido que le dimos a la vida, y el poco valor de los papeles verdes o el poder que anhelaban las personas, sintió que ya nada valía al final de las cuentas y por ello no encontró otra salida que las distracciones que traían los vicios y las drogas, llego entonces un punto en el que murió, y encontró la solución a sus pesares.”
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Algunas veces Chanyeol no entendía como era que funcionaba la cabeza de su amigo, pero de cierta manera encontraba encantadora la manera en la que se perdía en los cielos y las tazas de café, y la manera en la que decidía evadir las relaciones con las personas pero donde seguía conservando la amistad con él.
Una amistad nacida bajo el asfalto de nieve, ojos atentos a copos cayendo del cielo.
Ropas ligeras, ojos perdidos, voces bajas.
“Extiende tu mano” le ordeno, Chanyeol en ese entonces no podía abandonar la idea repleta de locura, con un joven de playeras livianas y pantalones simples, cabellos caobas y oscuros.
Lo dudo un par de segundos.
¿Qué haría una persona de pie en medio de calles abandonadas y pisadas bajo la nieve lejanas a los cielos blancos? Susurros llevados con el viento y miradas frías como la nieve.
Tardo un poco en estirar la mano y en cuanto lo hizo vislumbro un copo fundirse en su mano, frio y liviano. Cayendo sin desear evitarlo, muriendo sin morir.
El joven le sonrió.
“Listo, ahora tienes un pedazo de cielo en tus manos.” Y simplemente se quedó estático, sorprendido, emocionado, feliz, no lo sabía.
Desde entonces jamás dejaron de procurarse y que más daba si Kyungsoo no procuraba sus amistades, que más daba que se sintiera más cómodo con el silencio o los comentarios de odio hacia la mayoría de las cosas.
El hablaría y amaría las cosas por ambos.
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“¿Alguna vez has pensado que será de nosotros al morir?” Sus ojos seguían puestos en el suelo, deslumbrados por la alfombra caoba o desinteresados por su alrededor, su rostro impasible y sincero.
Chanyeol veía las manos pequeñas de su amigo sostener con fuerza el anillo que él le había regalado su cumpleaños número 19, no planeaba soltarlo y Chanyeol lo sabía. Sonrió aun si sabía que no lo veía.
No sabía pero el invierno sacaba su lado sensible y simplemente no pudo evitar sentir temor y tristeza.
No le gustaba pensar en la muerte.
“Así como las malas experiencias son Momentáneas, la muerte lo será, no sabrás como paso, pero sucederá y no podremos evitar olvidar las risas que compartiste o la cantidad de tazas de café que ingeriste o las charlas banales con amigos ocasionales.” Comento más para sí mismo, como recordándose eso que no debía recordar, el ignorar lo inevitable no hace evita que suceda.
No supo porque lo hizo pero hizo un movimiento rápido y cuando menos los creyó estaba envolviendo al pequeño en sus brazos, y sentía su respiración sorprendida y entrecortada del pequeño, el aire frio se colaba por el diminuto espacio que Kyungsoo había dejado al abrir la ventana un poco.
Siempre mencionando que cerrar todo era cerrarle la puerta al invierno y su aroma.
Una presencia que amaba mantener.
La respuesta del pequeño tardo en llegar, los brazos pequeños envolvieron dudosamente el abdomen del alto, y Chanyeol simplemente suspiro, siempre se había preguntado cómo sería sostener de esa manera al pequeño pero siempre veía los ojos indiferentes y lejanos de su amigo, que nunca tuvo el valor de hacerlo.
Ahora el invierno no solo lo ponía sensible sino arriesgado.
“Si la muerte inevitable es momentánea, hare este instante eterno.” Susurro el más alto, en el más bajo por primera vez sus ojos dejaron de ser lejanos y fríos, esta ocasión el invierno los había transformado cálidos y cercanos.
Chanyeol sonrió, KyungSoo sonrió.