Si bien el pelirosa nunca se había considerado un apasionado por la limpieza, esta vez se sorprendió de sobremanera. Tal y como había dicho, el cinco minutos terminó de levantar o más bien esconder la basura que había tirada en toda su casa y se dirigió a abrir la puerta.
-Ya está-dijo emocionado.
El mago de hielo pasó la mirada rápidamente por el lugar, y luego de no ver nada tirado entró.
-Dijiste que me darías otra oportunidad, ¿no es así?-preguntó el pelirosa.
-Sí, eso dije.
-Entonces, ¿lo hacemos?
-¿Por qué estás tan apurado? No me voy a ir a ningún lado. Además, es mejor que pienses qué hacer antes de que hagas nada, no vayas a ponerte nervioso de nuevo.
-¡No estaba nervioso!
-¿Ah, no? Estabas temblando como una hoja.
-¡Tampoco estaba temblando!
-Sin mencionar tu casi llanto al no poder quitar ni si quiera un simple cinturón.
-¡Nunca lloré!
-Por eso dije casi.
-Deja de estar inventando cosas.
-Ya, Natsu, ya. Si quieres llorar te prestaré mi hombro.
-Tampoco quiero llorar.
-El primer paso es la negación.
-Eres un idiota.
-Ja, no aguantas nada.
-Cállate y tírate al sofá.
-¿Ya pensaste qué es lo que vas a hacer? ¿No estás nervioso? Inhala y exhala.
-¡Ya cállate, animal! So no te tiras al sofá entonces yo te tiraré.
-Hazlo.
No es que Natsu hiciera todo lo que Gray le diga, esta vez lo había retado y él nunca dejaba pasar un reto. Tomó al mago de hielo por los brazos y de empujón hizo que se acueste en el lugar indicado.
Subió sobre él colocando ambas piernas y brazos a sus costados y se le quedó viendo. Ahora estaba más preocupado por que el anterior fracaso no se repitiera, así que tenía que pensar en qué hacer antes de cualquier cosa.
Se puso a pensar y a su percepción él podía:
1-Dejarse llevar y hacer lo que sus instintos le digan.
2-Tocar hasta que pase algo.
3-Correr y esconderse bajo una gran roca hasta que pase toda la conmoción.
Bueno, la última no era una opción precisamente pero le serviría en caso de que el adefesio se enoje y salga su lado sádico, y el Gray sádico era la peor criatura que podía existir.
Sacudió la cabeza. No era tiempo ni momento para pensar en esas cosas, tenía que actuar.
Una mano temblorosa se acercó a la camina del mago de hielo y empezó a subirla, dejando el frío estómago al descubierto. La cálida mano se deslizo sobre él y lentamente se fue acercando al pecho, descubriéndolo y tocándolo también. Sus labios aprisionaron los del contrario en un suave movimiento mientras que la lengua lamía el contorno de aquellos labios. Se separó y se le quedó viendo, sabía que ahora venía lo más difícil, el cinturón. Respiró hondo y se dispuso a quitarlo, en ese momento su temor se hizo realidad. Sus manos temblaban y no podía quitarlo de nuevo, ¿por qué? El primer paso para ser el seme es desnudar al uke, y él no podía hacerlo. Tenía que concentrarse.
-¿Qué pasa?- preguntó Gray- ¿De nuevo estás nervioso?
-No lo estoy.
-Pues no lo parece. ¿De nuevo no puedes con el cinturón?
-Cállate, es tu culpa por ponerte esta cosa.
-Deja de echare la culpa a todo el mundo y quítalo de una vez.
Después de varios intentos y como cinco minutos después logró quitarlo, al fin.
-Sí que te tardaste.- dijo el mago de hielo- Si tanto trabajo te iba a dar de nuevo, siempre pudiste haberme pedido que yo lo haga.
-No, yo tenía que hacerlo.
-¿Y eso?
-Porque si quiero ser el sem…- no, ¿qué estaba pensando? No podía decirle que realmente quería ser el seme, si descubría el plan todo lo que había hecho sería en vano.
-¿El sem…? ¿Qué?
-Nada.
-Estabas a punto de decir algo, ¿cierto? Dímelo.
-No, no era nada importante.
-Eso me huele a mentira, dime qué era.
-¡Ya quité el cinturón! Ahora el pantalón.- las manos del hijo de Igneel se dirigieron hacia dicha prenda, pero fue detenido antes de si quiera tocarlo.
-Natsu- llamó el moreno.
-¿Qué?
-Dime.
-No.
-Sí.
-No.
-Sí.
-No.
-Sí.
-No.
-No.
-Sí.
-Ya dijiste que sí, ahora dime.
-¡Tú me engañaste!
-A decir verdad no pensé que caerías en es, me sorprendiste. Cada vez eres más idiota.
-Tú eres el idiota, hielito.
-Sí, claro, lo que digas… Entonces, ¿vas a hacer algo o me voy de nuevo?
-Haré algo increíble, ya verás.
-Uy, sí. Qué emoción.
-¡¿Enserio?! –dijo el pelirosa emocionado.
-No, cerebro chamuscado. Era sarcasmo.
-Te odio.
-¡Ja! Qué gracioso. Bueno, ya ponte a hacer eso increíble o me iré.
El pelirosa sabía que había dicho que haría algo increíble, pero a decir verdad no tenía ni la menor idea de qué hacer, así que supuso que podría utilizar los datos que había obtenido y explotar sus puntos débiles.
Paso lentamente la lengua por la oreja del contrario. Según sus investigaciones, esa era una de las zonas erógenas del mago de hielo, así que jugaría con eso. Sus manos, ahora calientes por su magia, fueron a parar al cuello y al pecho de Fullbuster, los acariciaba lentamente los las puntas de los dedos y luego le las uñas, para que el contraste de texturas lo haga temblar, cosa que estaba pasando.
Gray por más que supiera qué era lo que el pelirosa quería y estuviera al tanto de su plan, simplemente no podía negar que lo estaba haciendo bien, sabía cuáles eran sus puntos débiles y precisamente los estaba atacando a la vez. Su lenta tortura continuó un poco más hasta que vio una sonrisa de victoria en la cara del mago de fuego y sus toques cesaron. Fullbuster no sabía porque había parado, pero sea por lo que fuese, quería más.
-¿Por qué te detuviste?
-Mira tu pantalón.
El moreno hizo lo que le dijeron. Su mirada sorprendida se centró en su pantalón y se llevó una sorpresa, no podía creer que se le había parado sólo por unas cuantas caricias.
Por otra parte, Natsu se sentía genial. Ahora no sólo había pasado del punto en el cual antes había fracasado, si no que ahora hasta lo había excitado. Iba bien, el primer paso de desnudarlo estaba casi completo, ya sólo le faltaban las prendas inferiores, pero eso sería fácil. Y para su mayor satisfacción, ahora lo había tocado bien.
Oh, sí. La diversión apenas estaba empezando.