Natsu se quedó pasmado, ¿cómo que ya sabía todo? ¿Cómo que lo había leído? No sabía cómo reaccionar y se quedó inmóvil, ese instante fue el que Gray utilizó para empujarlo, haciendo que el contrario caiga al suelo y aprovechó para salir bajo de él rápidamente y tomar su ropa. Todo lo que hizo Dragneel fue seguir sus movimientos con la mirada.
-¿Qué?- masculló el pelirosa- ¿Cómo que ya lo leíste? ¿Cuándo?
-Un día cuando saliste de tu casa y no pusiste ningún tipo de seguro, como siempre.
-¿Por qué?
-Ya te había dicho que descubriría tu plan.
-Pero, ¿cómo supiste que estaba tramando algo?
-Era obvio, no sabes actuar. Prácticamente lo tenías escrito en la frente.
-¿Desde cuándo?
-No hace mucho.
-Entonces, ¿lo que hice no sirvió de nada?
-Yo no diría eso mira lo que casi logras.
-Pero no lo hice.
El mago de hielo se abstuvo de decir nada más, se vistió y se fue, dejando a Dragneel solo con la mirada clavada en el suelo.
Cuando Fullbuster salió no sabía si sentirse aliviado porque no le haya pasado nada a su trasero o preocupado por Natsu pues había roto, pisado y restregado su meta y su plan, ciertamente no pensó que lo tomaría así. Tal vez debería de regresar y ver cómo estaba, pero no estaba seguro de qué cara debía poner, entonces, decidió que era mejor no verlo por ahora.
Mientras tanto, Natsu no se había movido ni un centímetro. No sabía, o más bien no quería creer lo que había pasado. Supuestamente él su plan era completamente genial y se había esforzado para ocultarlo y actuar más o menos normal, todo eso sólo para que al adefesio se le ocurra entrar en su casa y leer todo, maldición. El plan había acabado y fracasado y con él su intento de ser el seme. Quizá el mago de hielo se enoje con él por lo que intentó hacer y puede que por eso no le vuelva a hablar, y eso no sería bueno.
Se comenzó a poner nervioso, ¿y si terminaba con él? ¿Y si se iba con otro y ese otro aceptaba ser el uke definitivo? ¿Qué haría? No quería ver al adefesio, a SU adefesio con otro tipo por ahí. Se sintió mal, o quería que Fullbuster lo deje. No era que estaba tan enamorado que no quería perderlo, no, sólo que lo que era suyo era suyo y de nadie más. Podría decirle que todo fue una broma, quizá así lo perdonaría. Sin embargo, no sentía que había hecho algo tan malo, ¿cierto? Es decir, todos los ukes alguna vez han tenido curiosidad de saber qué se siente ir arriba y por una vez que pasara no se iba a acabar el mundo.
Se levantó del suelo y se dirigió a su escritorio y se dirigió a su escritorio, buscó y sacó su plan de entre los papeles que tenía ahí y lo observó. Tanto planteamiento para que al final no sirviera de nada, bueno, al menos había llegado lejos.
Caminó y se tiró al sofá a pensar, o simplemente a acostarse, aquello lo había dejado cansado y no quería hacer nada, pero tampoco quería quedarse encerrado en su casa, quizá un poco de aire fresco lo haría bien.
Salió de su casa e hizo su típica caminata por la ciudad. Ahora sólo quería dar un paseo y con suerte se olvidaría de eso, tampoco quería hablar con nadie, no tenía ganas, y sin embargo, lo último no sería realidad pues sintió un olor conocido a su espalda, olor que cada vez se acercaba más y más a él.
-Perfecto.- masculló el pelirosa y se dio vuelta para encarar a la persona que tenía a su espalda- ¿Qué quieres, Gajeel? –dijo con un tono arisco.
-¿Qué te pasa? Sólo quería hablar contigo- respondió el Dragonslayer de metal.
-No estoy de humos ahora.
-¿Acaso te peleaste con tu noviecito?
-No te incumbe.
-Eso es un sí. Y dime, ¿cómo pasó?
-No tengo porque contarte.
-Ah, uno quiere ayudar y tú respondes así, estás realmente mal.
-¿Tú me quieres ayudar a mí? ¿Qué te pasa?
-Es mi buena obra del día.
-Sí, claro. Ahora quieres hacer algo productivo para la sociedad.
-Sea lo que sea que fue lo que haya pasado con Gray fue algo grave, ¿no me quieres contar?
El hijo de Igneel se quedó pensativo, no creía que sería una buena idea decirle a alguien lo que pasó, sobre todo a él, lo más seguro es que se burlaría de él por intentar aquello, y eso sería lo último que quería en ese momento.
-No creo que sea una buena idea, así que no lo haré.
-Vamos. Dos cabezas piensan mejor que una, ¿no?
El pelirosa no sabía qué hacer, ¿aquel era el verdadero Gajeel? ¿El Gajeel que siempre molestaba? No podía creer que quisiera ayudarlo por un simple impulso de amabilidad, de seguro tenía algo por ahí que no le había dicho. Sin embargo, él tenía razón, si le contaba era posible que supiera qué hacer, así que decidió hacerlo. Obviamente no le contó todo sobre su rotundo fracaso, sin embargo le dio una pequeña idea de lo que estaba pasando.
-Que loco- dijo Redfox.
-¿Eso es lo único que vas a decir?
-No. Pienso que Gray exagera, es decir, si te ama no debería de importarle eso.
-¿Verdad?
-Sí, en conclusión no te ama, olvídalo.
-¡¿Qué?! ¿No se suponía que me ibas a ayudar?
-Eso hago.
-No es cierto.
-Te lo digo en serio. Piénsalo, ¿cuántas veces te ha dejado hacer lo que quieres? ¿Te ha preguntado si quiera lo que piensas?
-No… Él sólo hace lo que quiere.
-Ahí lo tienes. No te ama.
-No puedo aceptarlo, es decir, han pasado tantas cosas.
-Debe de ser duro tener que aceptarlo. Pero no te preocupes, tengo una solución que te ayudará en todo este asunto.
-¿En serio?
-Sí, y su efectividad está cien por ciento garantizada.
-A ver, dime de qué se trata.
-Como ya te había dicho, tienes que olvidarlo.
-Sí, claro. Como es tan fácil.
-Sí, olvídalo a él y ven conmigo.