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El uke que quería ukear por Juvia Loxar

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¿Acaso había escuchado bien? ¿Gajeel lo había amenazado con bajarle a Natsu? De seguro era una de las bromas de Natsu, ellos dos se habían puesto de acuerdo para hacer eso, ¿cierto? No había forma de que Redfox quiera salir con Natsu, con su Natsu, no lo permitiría. No es que fuera egoísta, o que quisiera monopolizar al pelirosa sólo para sí, si no que no le agradaba la idea de que saliera con aquel Dragonslayer. Después de todo, él era el que se había esforzado tanto para salir con Dragneel, y lo amaba, no había duda de eso. Entonces, si tenía que ponerse romántico para tener de regreso a su bello, terco, distraído, tonto, impulsivo cerebro chamuscado, entonces lo haría. ¿Cenas románticas? No hay problema, ¿paseos bajo la luz de la Luna? Pan comido, ¿Palabras tiernas? Fácil, ¿comida a montones? Si su billetera lo permitía… Haría de todo para asegurarse de tenerlo de vuelta. Sin importar que tenga que tenga que luchar por su amor, de todas maneras, ya lo había hecho antes cuando tuvo que conquistarlo. Ciertamente aquello no fue fácil, y es posible que esto tampoco lo sea, pues, es difícil revivir la llama cuando está por extinguirse, pero lo haría. Lo conquistaría de nuevo, y esta vez no tendría que recurrir a acosos sin control y ataques sexuales e incluso violaciones como cuando lo hizo la primera vez… Sí, no había sido una muy buena estrategia, pero funcionó, y eso es lo que cuenta, ¿no?

Ahora, el problema era que posiblemente Natsu no quisiera ni verlo, entonces, ¿cómo haría todo? Ciertamente se pasó un poco al decirle que había descubierto su plan de esa manera, y las cosas sonaban mucho peor si agregaba que quería hacerlo, nunca imaginó que tendría consecuencias tan grandes.

Apretó los puños y se levantó de donde estaba, tenía que ver a Natsu, y aunque el pelirosa no quisiera verlo a él, al menos podría disculparse y empezar por eso.

Con la esperanza de verlo, Fullbuster decidió ir a buscar al hijo de Igneel, y según el pelirosa, ¿qué mejor lugar para esconderse a sí mismo que su cómoda y desarreglada vivienda? Empezaría de ahí y con suerte lo encontraría, él no tenía alguna manera de localizarlo tan rápidamente como el olfato de un Dragonslayer, así que tendría que buscar y buscar hasta encontrarlo. Al menos tenía una idea de en dónde empezar.

Se puso en marcha y de camino empezó a pensar en qué le diría: Natsu, lo siento; Natsu perdóname; Natsu, vamos a comer; Natsu, te entrego mi cuerpo… De acuerdo, ninguna de esas opciones funcionaría, así que era mejor ni usarlas.

Decidió no pensar mucho en eso, pues, ¿qué mejores palabras que las que salían del corazón? Puede que no sea un romántico innato o que tenga el toque de cautivar con la mirada, pero podía sincerarse con el Dragonslayer, y eso sería más natural que memorizar un largo y aburrido discurso de por qué él era mejor que Gajeel. Además, todavía no estaba seguro de que si Dragneel lo escucharía o no, así que no tenía sentido elaborar un monólogo del amor, sentimientos y confianza cuando él había faltado en varios aspectos. Si iba a reconquistar a Natsu entonces lo haría por su propia cuenta y sin ninguna trampa. Sabía que podía hacerlo y se lo demostraría al mago de fuego. Sus sentimientos, aunque ocultos la mayor parte del tiempo, estaban ahí, y podía sacarlos si era necesario.

Al llegar a la casa de Dragneel, el mago de hielo se quedó parado en la puerta. Una vez ahí, los nervios comenzaron a apoderarse de él y fue cuando se dio cuenta, se estaba jugando al amor de su vida, algo que no quería ceder.

Inhaló y exhaló unas cuantas veces para tratar de calmarse, y una vez hecho, tocó la puerta.

-¿Natsu? ¿Estás ahí?

Nada.

-Natsu, por favor abre la puerta.

Silencio.

-¿Natsu? ¿Estás ahí? Quiero hablar contigo, en serio. Por favor, abre.

Más silencio.

¿Acaso no estaba en casa? Bien podía acechar por las ventanas para comprobar su presencia, pero no se sentía con el derecho de hacerlo. Si iba a hablar con él, entonces sería bajo las reglas del pelirosa, no las suyas. También estaba la posibilidad que se encontrara ahí y que simplemente no quisiera ni verlo ni hablarle, así que decidió sincerarse ahí mismo, igual si no estaba le serviría de práctica para cuando realmente lo haga. No era tan fácil decir lo que se siente en ese aspecto.

-Natsu… Vine… Vine a disculparme. Sé que no soy el mejor novio del mundo y sé que lo que hice no estuvo bien, por eso quiero que sepas lo que en verdad pienso y siento.

El silencio seguía.

Respiró una vez más y apoyó su frente en la puerta.

>> Cuando me percaté de que te estabas comportando extraño pensé que sólo sería otras de tus locuras, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que no era así. Fue ahí cuando me di cuenta de que tramabas algo y yo quería descubrirlo.

>> Estuve pensando en qué podría ser, pero como no se me ocurría nada, así que se me ocurrió que sería divertido descubrirlo y lo intenté.

>> Cada vez que nos veíamos ponía atención a lo que hacías y decías para tener una idea de lo que estaba pasando, pero, al no tener ni una idea entonces pensé que sería mejor hacer mis propias investigaciones. Además, tú siempre te veías tan feliz, tan juguetón que no pude resistirme a jugar.

>> Cuando entré a tu casa y encontré tu plan me pareció brillante, no me creí que tú hubieses logrado hacer tal cosa solo, y a decir verdad, creo que ni yo lo hubiese logrado. Fue sorprendente. Pero, al mismo tiempo que me sorprendí por aquello, pensé que era uno de tus muchos juegos, así que yo también decidí jugar. Así es como comenzó la jugada de mi parte.

>> Creo que no ayuda mucho que diga que yo también tenía un pequeño plan para hacer fracasar el tuyo, y que quería ganar, como siempre, nuestros encuentros. Así que me aproveché de la ventaja que tenía para hacer algo a lo que tú no estuvieses preparado.

>> Ciertamente no tenía planeado revelar que ya lo sabía todo acerca de tu plan de esa manera, pero me asusté. Yo siempre te lo hacía pero no sabía que era que te lo hagan, y como es natural en los humanos, le temí a lo desconocido e hice todo lo que pude para salvarme. Ahí fue cuando eché todo a perder y… Lo siento. Sé que no te será fácil perdonarme y yo tampoco creo merecerme tu perdón tan rápido, pero estaría agradecido si aunque sea me haces saber que estás ahí y que estás escuchando lo que estoy diciendo.

De nuevo aquel indeseable silencio.

Fullbuster suspiró, al parecer aquello no había servido de nada. Bueno, ahora tenía que seguir buscándolo para decirle eso y quizá lo perdonaría. Se enderezó, se dio la vuelta y comenzó a alejarse de aquel lugar cuando una cálida mano lo detuvo al envolverse en su muñeca.

-Lo escuché todo…

Notas finales:

Me huele a que esto está llegando a su final.


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