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El uke que quería ukear por Juvia Loxar

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Natsu se quedó pensando en el siguiente paso: las palabras. Podría decirle algo seductor, o algo con doble sentido, el problema era cómo y cuándo hacerlo. Sabía que si se lo decía de frente y su estrategia daba resultado acabaría en la casa de Gray, sobre la cama y desnudo, así que esa no era una opción, pero, ¿qué otros medios tenía para hacerlo? Ni loco se lo encargaba a otra persona, así que la opción más viable eran las cartas, eso es, le escribiría algo y lo dejaría en su buzón, así cuando Fullbuster lo lea, él no estaría ahí. Bien, así sería.

A la mañana siguiente lo primero que hizo fue tomar otra hoja y escribir las palabras más tiernas y seductoras que su mente pudo procesar:

Hey, adefesio de hielo, ¿qué haces? ¿Dónde estás? No te diré en dónde estoy, pero te diré que estoy pensando en ti y que se me están ocurriendo unas cuantas cosas que podríamos hacer, ¿te interesa? No son la gran cosa pero por si tienes curiosidad aquí te las dejaré.

1- Quiero besarte, más específicamente un beso francés. Muero por recorrer cada rincón del interior de esa boca.

2- Quiero morderte. Tu cuello, tus orejas, tus labios.

3- Quiero lamerte por ahí y por allá. Lamer TODO tu cuerpo.

4- Tocarte tanto hasta que te hartes.

¿Y bien? ¿Te anotas o no?

Gray, te espero y deseo, ven ahora mismo.

Posdata: Trae comida, ¡toda la que puedas cargar!

Atentamente: tu amo y señor Natsu.

Leyó y releyó su carta una y otra vez, estaba perfecta, o más bien, “perfecto” le quedaba corto, parecía una gran invención, o más bien ¡una obra maestra! Ahora más que nunca se sentía orgulloso de sí mismo, esa carta parecía como si la hubiera hecho el mismo Gray para él mismo. Las probabilidades de que fallaran eran nulas porque sabía que había usados las palabras adecuadas: “trae comida”, es decir, ¡sólo un estúpido no iría a un lugar donde haya comida! La posdata era el arma asesina de toda la carta, estaba seguro de que caería completamente en su trampa, ¿cierto?

Dobló la hoja y en una parte escribió el nombre de Gray, tomó la hoja como si de un arma se tratase y salió hacia la casa de su víctima. Mientras caminaba se imaginaba todo un mundo de posibilidades, las posibilidades que esta pequeña jugada podrían llevar y en poco tiempo la mente de Dragneel creó un escenario.

-Natsu… Ya no puedo más- decía un sonrojado y avergonzado Gray.

-¿Ya no puedes? Pero si apenas estamos comenzando.

-No… Es demasiado.

-Pff, ¿a dónde fue el orgulloso Gray?

-Ya, ¡cállate y dámelo!

-Oh, ¿lo quieres tan desesperadamente?

-¡Sí! Ya, ¡hazlo ahora! ¡Dame ese maldito filete que yo lo traje!

-¡Pero es mío!

-¡Ve por otro!

-¡No! Hoy te quedarás con hambre.

Algo así, ¿no? Es decir, la comida era la protagonista de todo esto, nadie se podía resistir a eso. Pero eso no era lo único que podría pasar:

-¿Qué pasa, Gray? ¿Ya te das por vencido?

-Anfg… Hmnd…

-¿Qué fue eso? No entendí nada.

-Ngdrf…

-Ja. Pero mira nada más, ya no puedes hablar y aún no te la has metido toda.

Los sonidos que hacía el mago de hielo eran sorprendentes y su expresión tan incitante. Natsu se estaba deleitando con aquella cara, nunca pensó ver a su pareja así.

-Vamos, tómala toda, sólo un poco más.

Fullbuster desocupó su boca para hablar.

-¡Deja de ser tan exigente! ¡Es muy grande!

-De cualquier forma tienes que tomarlo toda.

-¡Trata de meterte algo de este tamaño en la boca y verás que no es fácil!

-¿No crees que estás hablando demasiado? Sigue- tomó la cabeza del contrario y la acercó de nuevo a aquel pedazo de carne.

Se quedó viendo cómo el mago de hielo seguía luchado con eso, tal vez sí había exagerado, pero, ese filete tampoco era algo de otro mundo. Rayos, ese adefesio sí que tardaba en comer.

En la cara del Dragonslayer se dibujó una sonrisa y una risa tonta escapó de sus labios. Nadie le podría ganar si de comer se trataba. Podría seguir pensando en las posibilidades, pero ya había llegado a la casa de su objetivo. Miró hacia un lado y luego hacia al otro, se suponía que no debió de estar ahí para cuando Gray leyera la carta, así que no debía de ser visto. Cuando se aseguró de que no estuviera ahí, se acercó a aquella casa y dejó la carta, después de eso dio media vuelta y se fue.

Caminó un poco por la ciudad sólo para pasar el tiempo, la verdad es que estaba un tanto nervioso. No sabía qué era lo que debía hacer cuando se encuentre con Gray y simplemente tirarse sobre él no era una opción, lo que sí sabía era que debía de seducirlo, pero, ¿cómo rayos se seduce a un hombre? “Usa tu lindura”, sí, era más fácil decirlo que hacerlo, ¿cómo usaba su lindura? ¿Tal vez una pose sexy bastaría? Y más importante aún, ¿la carta realmente funcionaría? O ¿lo había echado a perder en algún punto? Esperaba que no. Pero, bueno. Lo peor que podría pasar es que no fuera a buscarlo y ya, ¿no? Y si eso pasaba pues procedería al siguiente paso, que no sabía cuál era, pero ya se le ocurriría algo.

Se cansó de caminar, se fue a casa y se concentró en su problema actual: seducir a Gray. Tal vez debía de arreglar su casa un poco, y eso hizo. Por primera vez en años arregló su casa y cuando todo estuvo más o menos decente se detuvo, al menos ya se podía ver la mayoría del suelo. Se sentó y esperó por Gray.

Se quedó esperando un rato y cuando se estaba quedando dormido alguien tocó su puerta, se levantó a abrir, y cuando lo hizo vio a Gray con su carta en la mano, la expresión de sus ojos era extraña y Natsu no podía decir con exactitud qué era lo que había en ellos. Aun que lo importante era que había ido y que tenía que encontrar una manera de seducirlo.


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