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El uke que quería ukear por Juvia Loxar

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A pesar de la apatía del fracaso, Dragneel siguió pensando en su plan, más específicamente en las frases que le diría a Gray. Pero nada como una notita con: “hay un hombre desnudo en tu cama que casualmente es un Dragonslayer, que casualmente tiene el cabello rosa y que casualmente se llama Natsu Dragneel. Así que corre, apúrate y ven o si no se irá”. No, eso era para principiantes en el milenario arte de ukear, y él, como el rey de los semes súper posesivo, seductor, increíblemente guapo y violador de ukes en problemas (véase Gray) tenía que llevar las cosas a otro nivel que con su masculinidad haría al mago de hielo gritar como princesa en apuros. Esas frases asesinas que harían hasta al más hombre retorcerse ante sus pies, sí, esas frases que harían al mago de hielo caer.

Tenía que hacer frases que lo dejaran mojado y qué mejor que usar aquello en donde era débil… Lo único era que no sabía ni tenía ni la menor idea de qué decir, pero bueno, ya se le ocurriría algo bueno, y de momento tenía que pensar. ¿Qué le decías a un hombre cuando quería excitarlo? Desafortunadamente esta no era un área conocida para él y sin embargo Fullbuster tenía maestría y doctorado en incitarlo… Ese maldito. De momento tenía que pensar en al menos una frase que pudiera utilizar, y como sabía que tenía una excelente y envidiable memoria entonces tendría que regresar a casa para apuntarlas antes de que piense en alguna buena y que se le olvide. Sí, tenía que regresar al lugar en el cual sucedió todo. Con todo el dolor de su alma regresó a su casa a seguir trabajando en su plan maestro que haría a todo el mundo temblar.

Llegó a su destino mirando a todos lados para ver si no habían monstruos salvajes de hielo merodeando por los alrededores y una vez que comprobó que no entró a su casa. Tomó asiento delante de su ya conocido y familiar escritorio que tanto había estado usando, tomó una hoja, un lápiz y se puso a pensar.

Frases para derretir a Gray.

*¿Sabes cuántas cosas he pensado en hacerte y nunca las he hecho?

*¿Para qué comprar un helado si aquí tengo mi propia paleta?

*Creo que se me está pegando tu hábito raro de desnudarte, ¿lo hacemos?

Alguna de esas debería de funcionar, pero antes de ponerlas en acción tenía que desesperarlo. Hacerlo sentir que lo necesitaba, le daría abstinencia de la buena. Podría quedarse en su casa para no verlo, pero sería demasiado aburrido y no es como si él pudiera quedarse encerrado en un lugar por mucho tiempo, sería horrible, necesitaría salir y lo haría tarde o temprano. Por eso no tenía sentido encerrarse, si al final de cuentas saldría entonces podría hacerlo desde ahora, sólo tendría que procurar el mínimo contacto posible con el mago de hielo.

Salió de su casa. Ni si quera sabía a dónde ir, sólo quería salir de ahí. Caminó por la ciudad tranquilamente como suele hacer. Iba distraído, tanto que no notó que alguien lo estaba siguiendo, y sí, ese alguien era Gray.

El plan del mago de hielo era al principio dejarse llevar y aparentar que todo lo que había planeado Natsu estaba dando resultado hasta el final, pero claro, no se dejaría ukear, nunca jamás.

Hasta ahora sabía que lo ignoraría, y para ser sincero, claro que quería algo de acción, pues hacía tiempo que no lo hacían, entonces podría utilizar eso y su pequeña actuación sería más creíble. Decidió ir a buscarlo, ahora podría empezar su juego.

El hijo de Igneel, como siempre, iba sin cuidado, por lo cual sería fácil sorprenderlo, sin embargo no sería tan divertido, debía de actuar desesperado y eso es lo que haría.

Caminó hacia Natsu de frente, así se aseguraría que lo viera y cuando estuvo parado frente de él le habló.

-Qué tal- dijo el moreno.

-Qué tal.

-¿Qué te pasa? ¿Aún estás molesto por lo que hice?

-No, por supuesto.

-¿Y entonces? ¿Qué tienes?

-Nada.

-Bueno… Hace tiempo que no lo hacemos, ¿cierto?

-Aja.

-¿Te parece ahora? Podemos ir a mi casa, o al tuya, donde quieras.

-No.

-¿Eh? ¿Por qué no?

-Porque no.

-¿No que no estabas enojado?

-No lo estoy.

-¿Entonces por qué no quieres?

-Porque no.

-Oh, vamos. Sólo un poco.

-¿Ya te urge, querido?

-Pues… Es que hace tiempo que no lo hacemos y sí tengo ganas.

-Qué bueno, ve a tu casa a masturbaste.

-Eso no es divertido, ¿por qué no lo haces tú?

-Tienes manos, úsalas.

-Pero las tuyas son mejores, ¿cierto? Tú sabes cómo hacerlo.

-No.

-Sólo será un poco. Si quieres yo también lo haré por ti.

-No estoy tan urgido como tú. Gracias pero yo puedo esperar más.

-Qué aburrido. Y yo que quería que me tocaras.

El dragón, que apenas y estaba escuchando lo que el moreno estaba diciendo puso atención. ¿Acaso le había dicho que quería ser tocado por él? ¿No estaba soñando? ¿No escuchó mal? Parecía como si se quisiera rendir y al fin dejarlo ser el seme. Sea eso o no, esa oportunidad era una que no podía dejar pasar fácilmente pues no sabía cuántos millones y millones de años faltaban para que el adefesio de hielo le propusiera algo así de nuevo. Bien, era el momento de ponerse serio.

-De acuerdo-contestó.

-¿En serio?

-Sí, vamos.

-¡Yey! ¡Qué bien! Vamos.

¿”Yey”? ¿Gray había dicho eso? De acurdo, quizá se había golpeado la cabeza o algo lo había picado o por alguna otra razón no sabía lo que decía ni hacía, de todas maneras no dejaría pasar esa oportunidad.

Ambos se encaminaron a la casa del mago de hielo pues era la que estaba más cerca y Natsu no quería esperar demasiado. La verdad él también estaba ansioso por tocar a Gray de esa manera y que el monstruo de hielo se deje. Era lo que había estado esperando desde que comenzó a elaborar su plan. Al parecer todo estaba saliendo bien.

Notas finales:

¿Quieren lemon? ¬u¬


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