Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I Almost Do [Frozen] por Sailor Sky

[Reviews - 136]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Este capitulo es S”LO ELSA & ANNA, y una sorpresita. Disfrutenlo.
Ambas frentes estaban apoyadas, una sobre la otra, el azul de los ojos de Elsa apuntaba a los ojos de Anna, por alguna razón que ninguna de las dos se negaba a enfrentar, el latir de ambos corazones se podía oír estrepitoso.
Elsa podía sentir el fino aire que le producía una sensación hormigueante encima del labio superior, proveniente de la respiración de Anna, la mayor de ambas sentía ese peligroso cosquilleo por encima de su boca que le incitaba a abrirle la puerta de sus pensamientos a las ideas más atrevidas y casi impropias en las que pudiera involucrar a su hermana menor.
Por su parte Anna, también era víctima de los efectos secundarios que esa repentina cercanía estaba causando. Y es que aunque los ojos de Elsa apuntaran a los suyos, no podía evitar que los propios de vez en cuanto dedicaran furtivas miradas a otros sitios del cuerpo de su hermana. Había empezado con inocentes disparos visuales sobre las mejillas ajenas, hasta que debajo de ellas encontró aquellos rosáceos y delgados labios que obligaron a los suyos a ser humedecidos. Pero después la cosa empeoró; pues las fugaces miradas de Anna iban un poco más abajo, delineando velozmente las clavículas descubiertas de Elsa, aquellas delicadas líneas venosas que se formaban en su cuello y luego más abajo… Esa recatada curva que promulgaba el inicio del busto bien proporcionado de la rubia.
¿Cuándo un simple acercamiento había provocado tanta adrenalina? ¿Era tiempo de separarse? ¿De mantener el silencio, o tal vez de romperlo?
— Anna… — La mayor fue la primera en tomar el habla, después de esa amenazante pausa. — Anna… Sabes… Yo… — Elsa se mordió el labio inferior y cerró los ojos por un momento, como si tratara de ganar valor. — Debo decirte algo… Y es que… Ya no soporto seguir con esto…
— Elsa… — Los ojos de Anna se encendieron en esperanza, pues por más objetiva que quisiera ser, las palabras de Elsa le sonaban a todo lo que siempre quiso escuchar. — Yo también… Y-Yo también tengo algo que decirte… — Sin preocuparse por esperar lo que su hermana tuviera que decir, dejó que su ímpetu la guiara. — Y… Yo tampoco… Yo tampoco puedo pasar un día más sin decírtelo… — Anna envolvió las manos de su hermana mayor, inclinó el rostro y dejó un nuevo beso sobre los nudillos de la mayor de ambas.
Un ruido peculiar, el ruido de la puerta del servicio hizo que ambas hermanas voltearan en seguida el rostro en dirección a la entrada. Ahí una joven uniformada, que al parecer era una empleada del museo, una guía probablemente. Las mejillas de Anna ardieron de forma brutal, mientras que Elsa simplemente quedo inmóvil, habían sido ‘atrapadas’ en un momento muy íntimo. La empleada se dio cuenta, sonrió y alzó las palmas, caminando de poco en poco hacía uno de los cubículos mientras decía. — No se preocupen chicas… Hagan de cuenta que no estoy aquí… Pueden… Pueden… Seguir con lo que… Bueno… Con esas cosas que hacen las chicas como ustedes… — Una risa nerviosa salió de los labios de la jovencita, y luego se encerró dentro de un cubículo e incluso dentro siguió. — En serio, en serio, pueden besarse, ignórenme. — Continuó la muchacha mientras se oía el sonido del líquido caer sobre el retrete.
Anna se encogió de hombros muerta de vergüenza, porque lo que esa chica había dicho era justo lo que le hubiera gustado hacer, de no ser porque habían sido interrumpidas. Sin embargo Elsa no lo veía igual, aquella interrupción había sido como un llamado de tierra, pues ella ya se había elevado varios metros sobre la superficie con la fantasía que protagonizaba Anna.
— Ah… Será… Será mejor que nos demos prisa, o el grupo nos dejara… — Dijo Elsa separándose de golpe de su hermana, carraspeando un poco y saliendo del baño antes que Anna sin si quiera esperarla.
— Ah… Si… Claro… — Respondió Anna desvanecidamente apenas veía la espalda de Elsa apartarse de forma así de abrupta, provocando en la pelirroja un suspiró denso y desilusionado.
La chica dentro del servicio escuchó el suspiro de Anna y desde dentro se disculpó.
— Ups, lo siento… — Dijo la chica tras tirar la cadena y salir un poco apenada del baño, sintiéndose mal por haber echado a perder aquel momento. Se acercó a los lavamanos justo de lado de Anna y mirándole con algo de pena continuó. — Si te sirve de algo… Creo que iba a pedirte que formalizaran su relación… — Expresó la empleada mientras se enjabonaba las manos.
— ¿Eh? — Anna respondió sorprendida, mirándola un poco desconcertada.
— No sé mucho de relaciones entre chicas, aunque tengo muchas amigas de ese “ambiente” y ella lucía como si quisiera… Pedirte matrimonio… — Río de nuevo tratando de hacer más amena la conversación.
— ¿T-tú crees que… Q-que ella iba a…? — Anna se atrevió a participar con más, colocándose la mano derecha sobre la boca, mordiéndose la uña del dedo pulgar con duda.
— ¡Claro! He visto declaraciones millones de veces, ustedes parecen una pareja algo estable… Pero no han dado ese paso. — Dijo como toda una experta del amor la chica que terminaba de enjuagarse las manos.
— … — Anna se mordió un poco más la uña de aquel pulgar y se inclinó interrogativamente hacía la muchacha. — ¿Te… Te lo parece en serio?
— ¡Estoy segura! Siento haber arruinado su momento, pero… Por mi experiencia puedo decirte que es cuestión de tiempo para que ella traté de decirlo de nuevo… — La empleada dejó una palmada de apoyo sobre el hombro de Anna y le sonrió cómplice. — ¡Ánimo! — La muchacha estaba por irse cuando se detuvo de golpe como si recordara algo. — Tengo un compañero que trabaja aquí, me dijo que le vendiera las entradas, pero creo que esta bien si te las doy como pago por mi intromisión… — Sonrió una vez más y dejó en las manos de Anna un par de tickets con el encabezado Rainbow Paradise.
Por supuesto que aquella joven, ignoraba por completo el parentesco que tenían Elsa y Anna, de no ser por eso seguramente no le habría dado ninguna de las palabras de aliento que le había dado a la pelirroja, porque aunque quizá las relaciones entre el mismo sexo en la actualidad tuvieran una tolerancia mayor, probablemente las relaciones entre hermanas distaban a muchísimos y muchísimos años en ser aceptadas.
— ¿Dónde está Anna? — Preguntó el profesor encargado de su grupo, mientras contaba a los alumnos dentro del bus.
— Ah, seguro subió al Bus de tercer año con Elsa. — Dijo Rapunzel, segura pues era algo que Anna había hecho con anterioridad en excursiones pasadas.
— Vale, vale, entonces estamos completos, ya vámonos.
Así en el bus de Elsa, una escena muy parecida ocurrió. El profesor preguntó a Eugene donde estaba Elsa, y él al recordar que lo había pasado todo el día pegada a Anna le dijo el profesor que había subido al bus de Anna con todos los de segundo. Y dado que era algo que también había ocurrido antes, los profesores no dudaron y así, condujeron hacía el hotel sin tener la más mínima idea de que en ningún bus se encontraban las hermanas Arendelle.
— No los veo por ningún lado… — Dijo preocupada Anna mirando hacía todos lados a las afueras del museo. — ¿Se habrán ido ya?
— Anna… — Apareció Elsa tras ella algo agitada, venía trotando y al parecer con malas noticias. — Uno de los guardias me ha dicho que se fueron hace casi media hora…
— ¡¿Qué?! — Anna se preocupó todavía más al oír eso, ya llevarían un buen tramo recorrido.
— Pero, no te preocupes… El guardia me dio indicaciones de como volver al hotel. — Dijo casi en forma de disculpa Elsa.
— Rayos… estamos perdidas… — Se encogió de hombros en posición indefensa la menor de las hermanas mirando hacía todas partes con miedo.
— Anna, no es así. — Se acercó a la menor y le tomó la mano apretándola un poco. — Estamos en una zona turística, hay mapas por doquier y he puesto mucha atención, te llevaré al hotel sana y salva, lo prometo.
— Hm… No lo digo porque no sepamos volver, confío en ti… Pero después del museo seguía un pequeño viaje a las afueras. El grupo no volverá al hotel hasta la noche…— Continuó Anna preocupada por el regaño que seguro se llevarían.
— Bueno… — Elsa se acarició el flequillo pensativa, mirando hacía abajo. — Sólo es cuestión de encontrar un lugar seguro donde pasar el tiempo hasta que sea hora de volver, llamaré a Eugene para decirle que me cubra…— Fue la idea de Elsa mientras sacaba el móvil y marcaba a su amigo.
— ¡Ah! ¡Buena idea! Yo llamaré a Rapunzel.

Así ambas hermanas contactaron a sus amigos para que las cubrieran, siguiendo la idea que ellos mismos habían creído. Si a Eugene le preguntaban por Elsa diría que estaba con Anna y si a Rapunzel le preguntaban por la pelirroja diría que estaba en el grupo de Elsa, así no habría modo de que los profesores desconfiaran y recibieran una llamada de atención. Y además… Era la oportunidad perfecta para pasar más tiempo juntas y de una vez por todas terminar lo que siempre quedaba inconcluso por alguna interrupción.
— ¿Rainbow Paradise? — Preguntó Elsa mientras miraba a Anna algo insegura.
— Parece un lugar muy colorido, la chica del servicio me dio los tickets como “disculpa” por haber… — Carraspeó un poco la pelirroja. — Por habernos interumpido… — Tosió un poco y miró extrañamente como el conductor del taxi las miraba con una sonrisa divertida. Al parecer él sabía algo que las hermanas no.
— Afortunadamente es un lugar cercano, podremos pasar un rato ahí mientras se hace la hora de volver, pero… Sigue sonándome algo extraño. — Decía la rubia con los labios algo fruncidos, preocupada por la palabra “rainbow”.
El atardecer empezaba a hacerse del sol de playa, pronto el cielo oscurecería y para ese tiempo Anna y Elsa ya estaban frente el famoso “Rainbow Paradise”. El taxista les había deseado suerte muy divertida, mientras que las hermanas sólo tenían un gran signo de interrogación en la cara. Pues en realidad, parecía un lugar bastante agradable. Chicos y chicas hacían fila para entrar, parecía un sitio muy encendido, con buena música, luces de colores que bien aludían al nombre del lugar.
— Anna… Esto parece un club, será mejor que nos vayamos por que no creo que dejen entrar a menores de ed… — Antes de que Elsa terminara, Anna ya estaba entregando las entradas al chico de gafas oscuras, y grandes pectorales encargado de recibir a la gente.
— Gracias, niñas, diviértanse. — Dijo ese grandulón, con una voz que definitivamente no parecía de grandulón, sino más bien, algo afeminada.
— No te preocupes, no pienso beber nada, podemos bailar, hay mucha gente bailando ¿Ves? — Dijo Anna algo alegre, nunca había tenido la oportunidad de ir a lugares así por lo estrictos que eran sus padres, ni si quiera Elsa quien ya tenía la mayoría de edad había tenido oportunidad de descubrir abiertamente ese tipo de lugares.
Anna quien parecía más cómoda con la situación haló a su hermana del brazo hasta que encontró una mesa libre, se sentó junto a Elsa y apoyada con los codos sobre la mesa miró hacía todos lados. La gente bailando, los animadores haciendo increíbles acrobacias con luces de neón, el DJ encendiendo más a la gente, esos increíbles colores que había en los cocteles que preparaban los bartenders y que viajaban en charolas que sostenían con una olímpica habilidad los meseros. Anna lo veía todo como lo vería una niña en una dulcería, sin embargo cuando una de las meseras se apareció para tomarles orden, Elsa le cortó las alas, pidiendo algún coctelillo sin alcohol para ambas. Aunque la empleada quien por cierto llevaba el cabello corto y los brazos llenos de tatuajes coloridos, sólo rió y se fue tras pronunciar un “como digas, cielo” lo que le hizo pensar a Elsa que quizá el lugar no trabaja con bebidas suaves.
— Este lugar es lo más emocionante que me ha pasado, sobre todo porq… — Anna hablaba entusiasmada esperando su bebida mientras miraba hacía la pista de baile principal, en donde su boca se quedó abierta.
Había dos chicos, guapos, fornidos, bien parecidos, bailando uno contra el otro, frotándose cuerpo a cuerpo, pero no sólo eso… Ellos… Estaban… ¡Estaban besándose! La impresión de Anna fue tal que Elsa le siguió la mirada y al ver tal escena los ojos de la rubia se abrieron casi tanto como los de la pelirroja. Elsa no pudo permanecer mucho tiempo mirando, le avergonzaba ver a dos personas del mismo sexo en un momento tan íntimo, pero apenas giro la mirada se encontró con otro par, que aunque no bailaban estaban acorralados en una de las columnas, casi devorándose el uno al otro. Por otro lado, Anna quien también había tratado de escapar de la incómoda escena frente a sus ojos fue sorprendida por una pareja de chicas quienes se dejaban caricias tiernas en el rostro, seguidas de tiernos besos en los labios, que no tardaron en convertirse en caricias de fuego puro.
Para ese momento en que las hermanas Arendelle descubrían en qué clase de lugar estaban, la camarera ya llegaba a sus mesas con un par de vasos largos, cuyos colores simulaban a la perfección los tonos que poseía el arco iris. — Bienvenidas a Rainbow Paradise, princesas… Si quieren algo más fuerte, entrar a la zona vip o una habitación, pueden buscarme. — Dicho eso, la mesera se despidió de ellas con un guiño, dejando con la boca a medio abrir a Elsa y Anna.
— E-Estamos… Estamos en un… — Elsa empezó a pronunciar palabra, había llevado a su hermana a un club gay, ¡Estaba con su hermana menor en un club gay! Si sus padres se enteraran, morirían de vergüenza.
— Disculpa bonita… — Se escuchó la voz de una tercera chica que parecía dirigirse a Anna. — ¿Bailas? — Propuso extendiendo la mano hacía Anna quien le miró completamente desubicada.
— ¿Eh? — Anna miró a Elsa y luego a la chica que le invitaba a bailar.
— Tranquila, mi nombre es Megara y no muerdo… — Dijo la intrépida chica quien tomaba la mano de Anna sin si quiera esperar una respuesta afirmativa. — Mucho…
Elsa cerró los puños en seguida, se puso de pie y dio apenas un paso convencida en apartar a su hermana de las manos de aquella extraña, pero una suave mano la detuvo tomando la suya.
— Tranquila, está en buenas manos… — Le dijo la otra extraña, quien a diferencia de la llamada Megara parecía un poco más introvertida. — Meg no es tan mala como aparenta…
— P-Pero ella… — Elsa no estaba segura de cómo reaccionar ante este estrepitoso ambiente.
— Soy Ariel, Meg y yo venimos por aquí a menudo ¿Por qué no bailas conmigo un poco y te tranquilizas, eh? — Dijo la chica de cabellos completamente rojos, incluso más que la misma Anna.
Elsa no sabía qué hacer, no tenía idea de cómo es que habían terminado en un sitio así…
Notas finales: ¡Gracias por leer!

Y también por sus reviews, de verdad significan mucho.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).