La tela del tapizado del sofá de su amigo es rasposa en comparación a la del sofá en el piso de Jongin.
Baekhyun le tiende una taza con té humeante y lo analiza con la mirada.
-No seas tan retorcido, Chanyeol.- Lo regaña mientras vuelve a la cocina a servirse para él mismo un té.-Ese chico es un pobre huérfano, su padre dejó preparado todo eso para él, no te inventes conspiraciones raras.
Chanyeol sorbía de su té notándolo demasiado amargo para su gusto, pero no sabía si era del mismo té o de la sensación que se le había quedado después de dejar a Jongin en aquel sitio.
El piso donde había dejado al chico era el doble del de su amigo, con grandes ventanales que daban luz a la sala adornada de manera exquisita, un mobiliario moderno y simple.
-Tu no lo entiendes, Baekhyun. Jongin va a vivir en uno de los lugares más lujosos de la ciudad.
-¿Y? Lo más probable es que el padre de ese niño fuera alguien importante y ese piso es la herencia.
Las palabras de Baekhyun tienen algo de sentido. En todos sus años en el cuerpo, que han sido bien pocos, la mayoría de casos habían sido venganzas, celos, pero eso no quitaba que aquello le estaba oliendo mal.
Estando a punto de contestarle cuando el sonido de la puerta lo corta. Junmyeon entra a la sala de Baekhyun con su uniforme y su sonrisa estampada en la cara.
-Me gustan los hombres uniformados, pero tu, hyung, tu no.
Junmyeon utiliza de nuevo su táctica de ignorar las desfachateces de sus amigos y entra a la sala encontrando lo que buscaba.
-Chanyeol.- Lo llama.
Este lo mira y traga con pesadez el té que quedaba en su boca. Chanyeol también nota que Junmyeon viene vestido con el uniforme y eso solo puede significar una cosa.
-Tenemos trabajo.
***
Chanyeol se levanta con la presión sobre sus hombros y con un “te lo dije”, que apunta para decírselo a Baekhyun en cuanto lo vea.
Desde ayer, Junmyeon le había dado la noticia de que sería el guardaespaldas de Jongin. Un niñero, un paseador de perros era lo mismo para él que ser guardaespaldas de un niño de 17 años. Chanyeol no siente que exagera, ni si quiera sabe de que tiene que proteger al mocoso, solo es un huérfano que vive en un piso de lujo, no es famoso, no tiene enemigos. El chico no tiene nada ni a nadie. Pero él ya sabía que en eso iba a acabar su tarea de servir como escolta.
Se deja el desayuno sin preparar, el estómago se le ha cerrado y forzarlo con algo lo hará sentir peor.
El trayecto hacia la oficina de su superior se le hace corto, llegar allí implica aceptar su nuevo cometido, uno que no esperaba en la vida. Él había hecho todo lo posible por sobresalir, para no quedar poniendo multas u ordenando tráfico. Su próxima realidad era que sería un guardaespaldas a tiempo completo de un adolescente. Magnífico.
Junmyeon lo está esperando en la puerta del despacho de su superior y la sonrisa en su cara lo pone de mal humor.
-Me encantaría borrarte esa sonrisa de un puñetazo.
Junmyeon ríe en voz alta y le empuja para que entre con él hacia el despacho.
-No seas idiota, soy la única cosa bonita que ves al día.
Chanyeol toma asiento y se vuelve a mirar hacia la puerta.
-¿Y el señor Yoon?- Pregunta por su superior, él era el que tendría que darle las ordenes y explicarle de que se trataría su trabajo a partir de ahora.
-El señor Yoon no va a venir, yo soy el encargado en decirte que harás.- Su sonrisa le está escupiendo en la cara que lo está disfrutando y Chanyeol siente arcadas.
-Verás.- Continua Junmyeon suponiendo que su amigo se está mordiendo la lengua.- Kim Jongin es hijo de Kim Illsoon.
Chanyeol busca mentalmente en los archivos de gente que tendría que conocer, pero ese nombre no le suena de nada.
-El señor Kim trabajaba para el gobierno Japones y para el nuestro.
-Un espía.- Afirma el alto.
-No del todo, problemillas con la embajada que lo obligaron a no ser tan discreto como debería.- Chanyeol sabe perfectamente que su amigo le está dando vueltas al asunto y eso no le gusta nada.
-Déjate de medias tintas y suéltalo todo.- Le exige como rugiendo.
-Lo demás no te interesa, Chanyeol.- Junmyeon acaba de cambiar su expresión sonriente por una sería.- Tu único deber es cuidar a ese chico, acompañarlo cuando él lo necesite, procurar que su vida sea lo más normal, e informar si observas que algo no está bien.
Chanyeol cierra sus puños de pura frustración, sus nudillos se vuelven blancos y su sien empieza a doler. Todo lo que acaba de decir Junmyeon suena como una pesadilla, pero no puede negarse.
-¿Alguien le quiere hacer daño?-Pregunta mirando intensamente los ojos de su compañero.
-No.- Responde este a la vez que alcanza una de las tantas carpetas puestas en el escritorio de la sala.
Y esa respuesta es la gota que colma el vaso.
-¿¡Entonces por qué coño debo de encargarme de cuidar al mocoso?!- Alza la voz con sus puños ahora en la mesa.
Junmyeon le tiende la carpeta y sabe que no debe de cambiar su expresión seria. Chanyeol la coge con agresividad y la abre echándole un vistazo.
Dentro está toda una vida. Una vida inventada para Kim Jongin que lo arrastrará a él.
***
Chanyeol esperaba por la reacción de Jongin. Un zapatazo en la mesa, un cuadro caído, furia en sus ojos, los labios marcados... Pero no había nada de eso. La misma mirada aburrida y desinteresada era lo único que había recibido por parte del joven después de contarle su nueva rutina para mañana.
Era tarde y el sol estaba dejando que sus últimos rayos asomaran por los ventanales del apartamento de Jongin cuando el mayor había aparecido tocando su puerta vestido con el uniforme y eso no le había sorprendido, él sabía que Chanyeol volvería.
-Te recogeré mañana a las 8, tus clases empiezan a las 9.- Le comenta Chanyeol sin dejar de mirarlo.
-No hace falta, yo puedo.
-Tu no sabes donde está, y si tienes que ir andando llegarás tarde.- Le corta el alto con tono monótono.
Eso molesta a Jongin, aunque siga sin mostrarlo.
-Después te recogeré e iremos a comer.- Continua.
Jongin le devuelve la mirada y ve el fastidio inundando sus ojos. Una vez más Jongin se siente como una carga. Se levanta del sofá sintiendo la incomodidad en sus piernas y camina hasta los cristales para mirar afuera.
-No hace falta que lo hagas.- Termina diciendo con cansancio.
Chanyeol que no ha dejado de observarlo, se sorprende al notar ese nuevo tono en su voz y algo en su interior se estremece. Jongin sigue siendo un adolescente que está solo.
-Esto es algo más que una obligación.- Su tono se ha suavizado inconscientemente.
Ambos permanecen en silencio, pero Chanyeol lo rompe para darle el pésame por lo de su padre.
-Siento mucho lo de tu padre.- Pronuncia temiendo no haberlo hecho en el tiempo correcto.
Jongin se vuelve mirando al alto que sigue en su lugar del sofá. Era la primera persona que le daba el pésame y no sabía que responder. Jongin no era muy cercano a su padre, pero era lo único que le quedaba y ahora no estaba. Solo tenía a un policía obligado a permanecer a su lado.
Este niega lentamente y se acerca a Chanyeol, sus ojos pican, pero no va a llorar, menos frente a un desconocido, solo pronuncia un gracias entrecortado.
Esa imagen de Jongin le hace tambalear interiormente. No luce como un niño desamparado, no se ve perdido y pequeño. Jongin se ve como una persona adulta que carga con peso sobre sus hombros, alguien que sabe que significa el dolor y la responsabilidad. Chanyeol no puede ver a Jongin como un adolescente despreocupado, porque no lo es.
***
-¿Ya te vas?- Pregunta Baekhyun desde la cocina.
Chanyeol coloca su chaqueta de diario sobre su hombro y camina hacia la cocina para despedirse de su amigo.
-Quede en comer con Jongin.- Le informa.
Baekhyun le sonríe y ambos saben que significa su sonrisa.
-Hacía tiempo que no tenías una cita.- Canturrea sabiendo que los vellos de Chanyeol se están erizando de irritación.
-He dicho que voy a comer con Jongin.
-Y yo he dicho que vas a una cita.
Chanyeol se dirige hacia la puerta con pisadas fuertes y negando con su cabeza. Baekhyun es el que necesita de citas, no Chanyeol. Él solo hace su trabajo.
-Jongin es guapo. Tu mismo lo has dicho.- Su amigo continua picándole, es como su juego preferido.- Es alto y moreno, me gustan sus labios, a ti también ¿verdad?
Chanyeol chasquea su lengua fastidiado. Es cierto que él dijo que Jongin era atractivo, lo de sus labios también es cierto, pero nada más.
-Es trabajo.- Dice el alto apunto de salir por la puerta.
Baekhyun le dirige una última sonrisa y le guiña el ojo a la vez que pronuncia un “pásalo bien”.
Chanyeol azota la puerta y sin mirar atrás conduce hacía el centro de estudios en el que ingresó Jongin en la mañana.
El rugido del motor está en el aire mientras Jongin acelera su paso para alcanzar el coche. Se adentra en el y recibe por primera vez una sonrisa de Chanyeol. Su sonrisa es cálida y familiar, acompañada de un saludo y un “qué tal la mañana” que hacen sentir a Jongin un poco mejor.
-Bien.- Responde evitando sonreirle de vuelta.
Chanyeol tratando de ser amable con el chico se deshace en sonrisas y comentarios tontos sobre los demás conductores de la carretera mientras que se dirige a un restaurante más cercano a su casa que a la de Jongin.
-En este sitio es dónde he probado la mejor sopa de todo Seul.- Le informa mientras caminan a la entrada del pequeño local.
El ambiente es acogedor y caliente con los humos de las sopas recién preparadas. Eligen una mesa pequeña al fondo del todo y ambos se sientan frente al otro.
-No se mucho de ti, ¿te gusta la comida coreana?- Le pregunta Chanyeol y aunque no lo parezca si que tiene curiosidad.
-Mi padre solía llevarme a locales con comidas coreanas.- Responde.- Prefiero la comida coreana a la japonesa.
Jongin cuenta detalles de su infancia al mayor porque piensa que es parte de su trabajo. Le cuenta que su padre le habló siempre en coreano y que lo poco que recuerda de su madre es que ella también hablaba ese idioma.
-¿Estas contento de estar aquí?
La camarera acaba de traer la sopa y salva a Jongin de tener que darle una respuesta inmediata a eso. Él no está contento de estar en Corea, pero tampoco está triste. No le quedaba de otra.
Chanyeol lo mira a través de la humeante sopa y se impregna del olor de la deliciosa comida sonriendo de medio lado, intentando que el chico de enfrente se abra un poco hacia él.
-Supongo que si.- Contesta cuando la chica se marcha.
-¿Tenías a alguien allí?- Chanyeol parece no darse cuenta de la incomodidad del menor, o quizás le da igual, pero este traga y asiente ante la pregunta.
-Amigos de las clases.
Chanyeol le da una tregua y empieza a servir la comida en los platos para ambos.
-Que aproveches.- Pronuncia en un japones con demasiado acento coreano.
Y por primera vez en mucho tiempo Jongin sonríe. No lo hace hacia Chanyeol, pero este ha notado su tímida sonrisa y como su aura ha cambiado. Se sorprende así mismo grabando esa imagen en la retina de sus ojos y guardándola junto a la primera de ojos aburridos.
A pesar del ambiente cargado del local entre los dos hay silencio que ninguno se atreve a romper. A Jongin siempre le ha gustado la compañía y es la primera vez desde que falleció su padre que come acompañado, debería de agradecerle a Chanyeol la compañía, pero sabe que el mayor solo está ahí con él porque es su obligación.
Después de terminar con la comida, Chanyeol lo lleva a su apartamento. El camino es tranquilo y Jongin da pequeñas miradas al mayor notándolo cambiado desde ayer. Solo se conocen desde hace dos días, pero siente como si el ambiente entre ambos ahora fuera distinto. Era mucho más agradable.
-Mañana te recogeré a la misma hora, ¿está bien?- Le dice el alto al dejarlo en la entrada del moderno edificio.
-Hasta mañana, entonces.- Pero antes de entrar por las puertas se vuelve hacia Chanyeol.- Gracias hyung.
El agradecimiento del chico le hace inflarse como un pavo sabiendo que no ha hecho realmente nada, pero la sensación agradable no lo abandona hasta que no vuelve a su casa vacía.