Jason estaba ahí en un bodegón abandonado esperando por él que como intuía llegaría por la espalda y armado.
Pensamos igual en algunas cosas--dijo el ojos rojos.
¿Ah, si? ¿Y en que nos diferenciamos?--preguntó el melado.
Yo no tengo a personas que entorpezcan mi camino--dijo el pelinegro.
Pues yo tampoco. Lo que me pregunto es... ¿Qué te hizo hacer esta cita pensando que no te mataré?--preguntó el rubio.
Que si lo haces jamás volverás a ver a tu amado Kaiba--dijo aún de espaldas Michaels helando como quería el corazón de Wheeler, sonrió mientras decía--Te veías tan lindo en el aeropuerto con ese gorro verde y lentes para que no te reconocieran. Eras como una mamá que deja a su niño en su primer día de clases. Lástima que no te fijaste en la maestra--
Todo lo que decía concordaba pero él no quería creer que era cierto, era más facil desecharlo como un embuste--Dame una prueba--
Eso pensé que querrías--dijo Jason volteando feliz tenía un celular en la mano--Por favor habla Kaiba--el celular se mantuvo en silencio. Del otro lado de la línea Seto se mantenía aferrado a la esperanza de que Joseph matara al desgraciado si no tenía pruebas de que lo tenía consigo. El ojos rojos previendo esto puso un dedo sobre sus labios haciendo la señal del silencio para Wheeler y luego le dijo al celular--En este momento le estoy apuntando. ¿No quieres que mate a Joey por tu culpa, verdad?--
La mentira surtió efecto pues Seto en verdad no quería tal cosa--Soy yo, perro--dijo la voz en el teléfono que el otro reconoció al instante.
Muy bien--le dijo el asesino europeo--Pero has de saber que es él quien me apunta con un arma y no al revés--le dijo porque sabía de las pretensiones de Seto que cerró fuerte los dientes--Ahora Wheeler sé tan amable de guardar tu arma o jamás sabrás donde escondí a tu novia--dijo cerrando el aparato de doble tapa que tenía en su mano.
Derrotado Joey hizo lo que se le indicaba. Estaba mortificado porque el otro aún con sus precauciones había sido capturado.
Michaels se regodeó--Ahora entiendo que le ves a tu gatito aunque debo decir que es un poco arisco--le dijo.
El ojos mieles lo miró de lado y dijo--No me interesa como lo halles--
¿Solo le quieres porque es bueno en la cama?--preguntó el pelinegro con cierto deje punzante que el otro no notó.
¡Eso no te incumbe!--le dijo el rubio.
Pues la verdad sí. Porque al probarlo me hice mi propia opinión--dijo Michaels con una sonrisa que heló la sangre de Joseph porque sabía lo que eso podía significar. Su mente no paró sintiendo la opresión de lo que esas palabras significaban. De seguro no había sido consensuado y era imposible que Seto le hubiera hecho suyo o que el otro se dejara. Así que solo podía haber un significado. Un escalofrío recorrió su espina mientras se hacía a la idea de todo lo que había ocurrido en donde fuera que este tipo tuviera a Seto.
Pensó en él y en la indignidad que eso sería para un hombre tan orgulloso, tan dueño de si. Y él era el causante de todo eso. Debía odiarlo desde lo más profundo. Jamás se lo perdonaría... y no podía culparlo por ello. Se sintió tan culpable, se miró las manos impotente repitiéndose que tal vez de haber permanecido a su lado... pero él había insistido en que se marchara, conduciéndolo así a la trampa de ese tipo.
Su mano se movió sola, sus ojos los de un león enfurecido detrás del gatillo. El inglés vio en ellos el verdadero peligro--Espera... si me matas--le dijo.
Joseph sabía bien que Kaiba no le perdonaría si sabía que había tenido al tipo indefenso frente suyo y aún así no se había tomado revancha, aún a costa de su propia vida--¡Encontraré a Seto sin ti!--fue la sorprendente respuesta del rubio antes de disparar. El otro rey de los asesinos no contaba con que un hombre acorralado a veces puede elegir ahogarse aún a costa de lo que mas ama, porque como dijera el escorpión de la fábula mientras montaba el sapo sobre el agua al que había prometido no picar y sin embargo picó: "Es mi naturaleza".
Miró el cuerpo abatido un segundo con desprecio y luego cogió del suelo el aparato. Era la única conexión con el lugar que enclaustraba al castaño. ¿Cómo haría para encontrarlo?