Capítulo 3: Donquixote Doflamingo.
Vergo caminaba a toda prisa, transportando papeles de un lado a otro, saliendo y entrando a palacio varias veces, aunque era bastante obvio lo ocupado que estaría ya que los preparativos del festival de celebración a los juegos mágicos estaban bajo su cargo, a pesar de que no era el único metido en ello era quien daba todas las ordenes y comunicaba de los avances y progresos a su rey, o mejor dicho el rey de todo el país.
--Luces muy ocupado, Vergo-san, el estrés no es nada bueno en los humanos,-- una mujer de escultural cuerpo salió de una de las tantas habitaciones del palacio, llevaba puesto un vestido azul y sin mangas, bastante corto, luciendo sus delicados brazos y sus hermosas piernas, tenía el cabello largo y de color verde claro, una mujer sumamente hermosa, de no ser porque llevaba unas gafas redondas que parecían tener una espiral en cada uno de sus cristales, unas gafas que no le ayudaban mucho a su aspecto.
--Monet, si uno va a hacer algo debe de hacerlo bien, además, ¿ya conseguiste el nombre e información de todos los participantes de este año?,--
Vergo se quedó parado esperando la respuesta de Monet.
--Por supuesto, Vergo-san, te buscaba para entregártelos, aquí esta anotado todo lo que necesitamos mostrarle al público, parece ser que hay candidatos interesantes, además ya sabes, también está el,-- contesto la chica entregándole un montón de papeles a Vergo, acto seguido se acomodó los lentes.
Vergo ojeo de manera rápida los papeles sin prestarle mucha atención a los candidatos, a decir verdad no tenía nada de que desconfiar, en temas para recolectar información Monet era muy eficaz por lo cual no se dio la molestia de verificar lo que dijese allí, continuo pasando las hojas hasta llegar a una en particular donde se detuvo, observando la imagen de aquel candidato.
--Así que también estará aquí este mocoso, Monet, termina de alistar las cosas para transmitir al público esta información, después de todo, solo quedan algunas horas para iniciar el juego.
Monet asintió y tomo un rumbo distinto al de Vergo, para así cumplir con su objetivo, mientras tanto Vergo se dirigió a la habitación del rey.
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--¡Comida!,-- Luffy se encontraba tirado en el piso de la celda, rogando a gritos que la comida llegase, habían pasado dos semanas desde la última vez que probó bocado alguno y su estómago no había dejado de gruñir durante todo ese tiempo, aquel pedazo de pan no le había bastado ni para una hora, su estómago hacia tanta bulla que no dejaba dormir a nadie, en especial a Law que se encontraba en el mismo lugar que él, pensó entonces que a él también le estaban entrando unas inmensas ganas de probar comida, pero por ahora quien se encontraba peor era Luffy.
--Solo aguanta un poco más, y trata de controlar a tu estómago molesta a todos.
-Pero…,-- su estómago volvió a hacer ruido,-- pero tengo mucha hambre, ¿no conoces el dicho… “quien no come a la muerte se expone”?,-- habló el menor.
--Eso te lo acabas de inventar,-- contesto Law con suma obviedad.
Pudo oír entonces, aparte de los sonidos provenientes del estómago de Luffy algo más, parecían ser unos pasos y no solo los de una persona, más bien de varias.
--(Es raro que bajen tan pronto, no creo que vayan a darnos comida, tal vez… ¿más nuevos?, de ser así serían muchos, sin embargo no suele haber el ruido que se oye cuando han atrapado a mas, acaso tal vez se trata de…),-- Law puso un rostro serio ante la respuesta a sus pensamientos y posteriormente sonrió de manera retadora,-- el tiempo pasa muy rápido,-- dijo en voz alta.
--¿Eh?,-- Luffy no entendía a que venía ese comentario.
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Por las calles de la capital el ambiente era alegre, la gente caminaba de un lado a otro, disfrutando, llevaban ropa elegante en su mayoría dejando entrever lo bien que le iba a la capital, diferenciándose por mucho de los suburbios y barrios bajos, pero lo que más llamaba la atención era como se amontonaban las personas en determinados sitios, estos sitios tenían en común dos cosas, estar rodeados de gente y además tener enormes pantallas LED, el motivo por el cual la gente había comenzado a rodearles era simple, se había comenzado a transmitir lo que seria los juegos mágicos para este año, revelando la identidad de todos los participantes, que por cierto eran muchos.
*****
--Eh! Sanji, ¿no verás acaso la identidad de los competidores para los juegos de este año?,-- Una despampanante mujer entro a lo que sería una inmensa cocina, bastante lujoso el lugar, la mujer era alta y vestía un vestido blanco con puntitos fuxias, la parte superior no tenía mangas y era pegado a su cuerpo, dejando apreciar así su muy buena figura, la parte inferior del vestido era más amplio y un poco largo como un vestido de baile, su cabello era largo y un poco rizado, de color negro, tenía unos labios muy bien dibujados y unos ojos de un precioso color café, muy hermosa.
--¡Violet-chwuannnn!,-- el tal Sanji comenzó a moverse de manera muy alegre mientras se acercaba a la hermosa chica rápidamente, con unos corazones en sus ojos, el chico era rubio y alto, llevaba puesto un pantalón negro y una camisa blanca remangada hasta los codos, además tenía puesto un delantal blanco y un gorro en su cabeza dando a entender que era un cocinero, lo más extraño en su rostro era su ceja que en la parte final terminaban en espiral, el otro ojo en cambio estaba cubierto por su cabello, el detalle más importante tal vez era el cigarro que llevaba en su boca,-- ¿Para qué ver esas tonteras cuando puedo ver lo hermosa que eres?,--
El chico adopto una pose más masculina mientras le entregaba una rosa a la joven damisela la cual simplemente acepto y sonrió con gracia.
--Pensé que tal vez te interesaría.
--En realidad no, el motivo por el cual estoy aquí es para verte… digo, porque estoy encargado de los platillos para los invitados más importantes, es una buena manera de dar a conocer mis artes culinarias a más personas,-- contesto el rubio,-- es por eso que prefiero quedarme aquí continuando con mi deber.
Dicho esto el cocinero volvió a su labor preparando la inmensa mesa que transportarían al lugar más importante.
--Yo tampoco conozco a los competidores pero me quedare haciéndote compañía,-- el rubio volvió a desprender un montón de corazones a su alrededor al escuchar a la chica.
-Hiiiiii Violet- chwuannn.
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--Tch, ¡mierda!, ¿Dónde estoy?, ¿Por qué las direcciones siempre cambian de lugar?,-- un extraño chico peliverde miraba de un lado a otro esperando ubicarse, llevaba tres pendientes en la oreja izquierda y tres espadas apoyadas en su haramaki también de color verde.
--Ese estúpido cabeza de menstruación, ¿por qué no me indico bien el camino que debía tomar para regresar al escondite?,-- el chico continuo caminando para preguntar direcciones, noto la cantidad de gente amontonada en un lugar y creyó que allí podría conseguir algo de ayuda.
--Discul…,-- no termino lo que iba a decir puesto que la enorme pantalla en el lugar capto su atención, en ella se observaba algunos datos y el rostro de un chico muy peculiar, un chico ojeroso y de ojos grises.
--Así que allí estás, ¿Cómo has terminado aquí?, Trafalgar…,-- aquel extraño peliverde se quedó allí observando la enorme pantalla.
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--Bien chicos, os traigo muy buenas noticias, vamos a comenzar los juegos…
Trafalgar Law mostro un rostro de molestia al oír a aquel guardia, sus sospechas eran ciertas y los juegos ya iban a dar inicio pronto, su rostro era sinónimo de que nada bueno podría pasar, a diferencia de Luffy, Law si estaba bastante familiarizado con el tema.
Los guardias se encontraban en las primeras celdas abriendo algunas pocas y sacando de allí a sus internos, de esa forma evitaban alguna pequeña rebelión, sacando a los internos poco a poco, Luffy no entendía muy bien que pasaba pero no le daba importancia a ello, solo le preocupaba comer pero nadie le hacía caso, su celda estaba entre las ultimas así que tendrían que esperar un buen rato, parecía una eternidad, cuando por fin llegaron a la celda de estos Luffy parecía estar durmiendo pero lo jalaron sin más, igualmente a Trafalgar los cuales fueron trasladados del lugar a empujones, como el lugar estaba muy oscuro les era difícil poder ver el camino o sus pies hasta que los guardias los detuvieron en un lugar para luego empujarlos sin previo aviso, ambos chocaron con una puerta la cual se abrió y salieron fuera, después de tanto tiempo sentían que el sol alumbraba más de lo que podían recordar, Law cerró los ojos rápidamente, como un reflejo, recibir la luz así de golpe le era muy difícil así que poco a poco fue recuperándose, Luffy no tardo mucho pero también se tomó su tiempo, después de todo Law había estado encerrado mucho más tiempo que Luffy, por fin podía ver el cielo, era azul, un hermoso azul, el aire era tan fresco y limpio, todo era distinto, junto a él habían un montón de reos que igualmente observaban el cielo, extasiados por su belleza, entonces se dio cuenta de algo, Luffy, ¿Dónde estaba el muchacho?.
--¡Torao!,-- el mencionado busco la voz para encontrar al chico, camino un poco hasta oír nuevamente aquella voz más cerca suyo, provenía de su detrás así que volteo buscando con la mirada y noto a un chico algo peculiar.
--¿Luffy?,-- pregunto entonces y el chico sonrió.
Law se dio cuenta entonces de que aquel muchacho era Luffy, se lo había imaginado joven puesto que este le había contado que tenía diecisiete años, pero nunca pensó que el chico tuviera aquella apariencia, era bajo y delgado, traía puesto un polo de color rojo con mangas cortas y un pantalón corto color azul, su cabello era de color negro y se movía con la brisa del viento, bajo su ojo izquierdo llevaba una cicatriz y sonreía con tanta alegría, Law jamás pensó ver sonreír así a alguien,-- es hermoso,-- pensó entonces, pero luego negó con la cabeza, ¿Cómo podía estar pensando en eso?, pero el chico era definitivamente distinto a los que había conocido, era como si desprendiese luz propia.
Por su parte, Luffy vio por primera vez la apariencia de Law, este era alto, mucho más que él, el color de pelo de este era igual al suyo y tenía dos aros en cada una de sus orejas, tenía las patillas largas y además tenía barba, sus pantalones eran azules y su polo algo extraño, era de color amarillo con mangas negras, en el centro de este había una extraña figura, parecido al de una calavera pero algo diferente, el mayor tenia además tatuajes en los antebrazos y también en los dedos, en cada uno de ellos había una letra formando todas juntas la palabra D-E-A-T-H, tenía una presencia imponente y era bastante atractivo, le llamaba mucho la atención las notorias ojeras que tenía bajo sus ojos pero aun así lucia guapo, ¿Por qué pensaba eso?, Luffy prefirió no darle importancia a ese último pensamiento.
--¡Torao!,-- dijo entonces rompiendo el silencio, y el mayor frunció el ceño.
--Ya te dije que mi nombre es Trafalgar Law.
--Y yo también te dije que era difícil de pronunciar.
--Bien… entonces qué tal si yo te llamo…,-- Law miro bien al muchacho y noto que tras su espalda llevaba colgado un sombrero de paja, nunca se había dado cuenta, primero porque en prisión todo estaba oscuro y segundo, porque cuando vio por primera vez al chico ni se percató de ese detalle.
--Te llamare mugiwara-ya,-- dijo entonces, añadiendo el “ya” como cortesía suya.
--Bien,-- contesto el menor sin una pizca de molestia, cosa que molesto a Law, su intención era joderle aunque sea un poco.
Cuando todos los presos fueron sacados de allí se los dividió en pequeños grupos de cuatro, Law, Luffy y otros dos quedaron en un mismo grupo y posteriormente fueron trasladados a un lugar, no era dentro del palacio pero era un lugar algo amplio, se quedaron en una habitación que parecía ser la sala, Luffy, sentado frente a una mesa vacía mientras que los otros dos se tiraron a dormir en los sofás, Law por su parte se encontraba parado apoyado en una pared, un hombre “encargado” de ellos se encontraba sentado frente a Luffy, todos ellos excepto aquel desconocido hombre tenían aun puestas sus esposas de Kairoseki.
--Comida… me muero de hambre…,-- Luffy fue quien rompió el silencio.
--No hay aquí, así que no podemos hacer nada,-- contesto Law.
--Ah, por cierto, ¿qué está pasando?, ¿Por qué nos sacaron y todo eso?,-- Law abrió los ojos un poco sorprendido, cierto el menor no tenía ni idea de los juegos mágicos.
--La prisión de la cual salimos es conocida como impel down,-- hablo Law.
--Cierto, los juegos mágicos van a celebrarse es por eso que los sacaron,-- aquel extraño hombre había comenzado a hablar,-- ah por cierto, soy Kaku, mucho gusto.
-- hablas como anciano.—dijo Luffy
--Hahahaha, si ya me lo han dicho,-- Kaku rio divertido y Law se sentó en la misma mesa que Luffy y Kaku,-- el motivo por el que han sido traídos aquí es porque cada año se celebran estos juegos y los usuarios capturados son quienes compiten, como ustedes.
--¡¡¡¿Qué?!!!, yo jamás acepte algo así,-- contesto el menor.
--Nadie te pregunta, solamente te obligan y ya, es la única forma de libertad,-- Law intervino en la conversación, a Luffy le brillaron los ojos al oír “libertad”.
--Entiendo, podremos salir, Torao,-- dijo riendo.
--Ey espera, ¿ya aceptaste tan rápido?,--pregunto Kaku,-- es peligroso.
--¿Y qué más da si es obligatorio?, además se oye divertido,-- y el chico volvió a reír.
--Ya, pero solamente puede haber un ga…,-- Kaku no dijo más al notar la mirada fulminante que le lanzo Law en esos instantes, una mirada aterradora.
--mmm ¿Qué decías?,-- pregunto Luffy pasando por alto aquel hecho.
--Que quienes logren completar los juegos serán los ganadores, mugiwara-ya,-- contesto el ojeroso.
--Ya veo, entonces nosotros ganaremos,-- Luffy soltó una sonrisa radiante mientras Kaku miro a Law como preguntándole porque había dicho eso pero Law no respondió, solo tenía la mirada sombría.
--Y por cierto, ¿Qué haces aquí?,-- pregunto Law.
--Ah bueno, soy el encargado de vuestro grupo y además de vigilarles,-- respondió Kaku, Law no volvió a decir nada.
Y así volvió el incómodo silencio que pudo haber durado mucho de no ser por el estómago de Luffy que hizo un sonido infernal.
--¡¡Comida!!,-- grito entonces cayendo al suelo bastante débil, Law lo miro confuso pero luego le pregunto.
--¿Cuánto necesitas comer para dejar de hacer ese ruido?.
--Pues… cinco comidas por día, contando más de cien platos por cada comida…
Law lo miro incrédulo, ¿Cómo podía alguien comer tanto?, primero creyó que podría estar bromeando pero al ver la seriedad con la que el chico decía eso termino creyéndole.
--Lo siento, pero es muy difícil que vayan a darles de comer,-- hablo Kaku, los otros dos seguían dormidos en el sofá.
En ese mismo momento dos hombres caminaban en dirección a la habitación donde estaban Law y Luffy, eran hombres de la guardia real, estos abrieron la puerta de la habitación.
--Aquí es, él está aquí,-- habló uno de ellos, los ocupantes del lugar miraron a esos hombres sorprendidos, incluso aquellos dos que estaban durmiendo hasta hace unos instantes.
--Trafalgar Law, vendrás con nosotros,-- hablo el segundo, Law mostro un rostro de incomodidad pero los guardias simplemente lo jalonearon para llevárselo, Luffy se levantó rápidamente tratando de detener a los guardias al ver que se llevaban a Law.
--Ey!!, a donde se lo llevan,-- grito entonces con todas las ganas de impedir aquello pero las esposas de kairoseki que llevaba en sus muñecas no le ayudaban en nada así que perdió su fuerza más rápido de lo normal debido a que el estómago también le estaba privando de fuerzas.
--¡Mugiwara-ya!, voy a traerte comida, espérame aquí, te lo traeré, lo juro,-- dicho eso Law fue sacado de la habitación, los demás miraron impactados y Luffy se sorprendió tras lo dicho por Law, y en cambio Law ni sabía porque le había prometido eso al muchacho, simplemente no quería que le pasara algo al menor, tal vez el hambre también le estaba afectando a él.
--¿Por qué se lo llevaron?,-- preguntaron los otros dos usuarios que estaban allí.
--Tal vez le azoten o en el peor de los casos lo maten de una vez,-- dijo Kaku,-- suele pasar.
--No es cierto,-- intervino Luffy,-- va a volver, estoy seguro.
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Trafalgar Law se encontraba parado frente a una gran puerta, una que ya conocía, además junto a él estaban custodiándole aquellos guardias,-- Joven amo, hemos traído a quien pidió,-- hablaron estos y de adentro simplemente respondieron un “que pase”.
Una vez dentro los guardias se retiraron y Law se encontró con una de las personas que más odiaba, o mejor dicho a quien más odiaba.
--Es un honor ser traído a palacio y entrar nada más y nada menos que a la habitación del mismísimo rey,-- hablo el ojeroso sarcásticamente.
--Tu tono de voz no ha cambiado a pesar de haber estado encerrado por casi dos años, Law,-- hablo el hombre rubio con un abrigo de plumas rosas, el mismo hombre al que Vergo servía.
--Ve al grano, Donquixote-ya, a que se debe que me honres con tu presencia, cualquiera estaría encantado de tener frente suyo al rey Donquixote Doflamingo,-- todas las palabras que salían de la boca de Law eran extremadamente sarcásticas.
--Ha pasado tiempo, quería verte y ¿es así como respondes mi preocupación?,-- El rubio se acercó a Law empujándolo a la cama para posteriormente posicionarse encima de él, Law no dijo nada, solamente sonrió, cosa que sorprendió al rubio,-- ¿No vas a resistirte?,--.
--¿Qué caso tiene?, igual lo vas hacer, pero esta vez ceder,-- el rubio sonrió, complacido, y comenzó a acercarse a Law,-- aunque tengo una condición,--.
--¿Y cuál es?,-- pregunto Doflamingo extrañado.
--Dame comida.
Al rubio no le pareció raro aquello, el chico debía tener hambre.
--Bien, pero luego.
--Claro, pero quiero mucha, si es posible dame una montaña de comida,-- Doflamingo sonrió al oír aquello, le había causado algo de gracia la ocurrencia del chico.
--No es broma, estoy hablando en serio,-- contesto Law con tal seriedad que a Doflamingo no le quedo más que creerle.
--Supongo que en prisión no comiste bien,-- Law asintió, no iba a decirle que la comida era para Luffy, de ser así Donquixote probablemente no se la daría,-- cuando acabemos te daré toda la comida que quieras,-- Law simplemente asintió con la cabeza.
Puso los brazos por encima de su cabeza y Doflamingo le levanto el polo dejando ver el moreno y bien trabajado cuerpo de Law, ciertamente no era un hombre cuadrado pero tenía lo suyo, además con aquella vista se pudo observar que Law tenía otro tatuaje más, uno muy grande dibujado en todo el pecho, era un corazón, el rubio comenzó a acariciarle y mordisquear sus pezones mientras que Law entrecerraba los ojos, de vez en cuando se le escapaba uno que otro gemido, cosa que complacía a Doflamingo, el rubio entonces comenzó a quitarle el pantalón e incluso la ropa interior notándose así lo mucho que deseaba tener al ojeroso, y continuo así durante un largo rato tocando al ojeroso por todo lado y cumpliendo tal vez su objetivo, llegando hacer lo que era obvio, en todo ese tiempo, Law no se quejó, esta vez se dejaría hacer, solo esta vez…