—“¿Es esta la casa?”
—“Si Raditz, esta es la casa.” —murmuré con molestia, ¿por que hacia la misma pregunta desde hace cinco minutos?
Me acerque a la puerta; toque.
—¿Quién es...? ¡Ahhh! —La terrícola retrocedió aterrada. Mire confundida a Raditz, él cual me veía de la misma forma. Vi entonces mi ropa... Es cierto, llevábamos el uniforme sayayin.
—Tranquila Milk; te llamas Milk, ¿verdad? Te traemos a Kakarotto, su enfermedad esta comenzando.
La terrícola aun tenia miedo en sus ojos, pero al ver a mi hermano se tranquilizo. Suspiro profundamente: —Dejenlo en el sofá, iré a buscar la medicina.
Ambos entramos; Raditz dejo a Kakarotto en un gran sofá naranja, mientras nosotros nos sentamos en un sofá que estaba al frente de este. La mujer llego rápidamente con la medicina; le dio una pastilla a Kakarotto, el cual relajo su rostro y ella tomo una pastilla. La observamos.
—Es una enfermedad viral, también deberían tomar una. —Raditz me vio, por lo cual asentí; era mejor prevenir que lamentar. Nos tomamos una—. Bueno, iré a la cocina, si alguien toca la puerta abran.
La mujer desapareció por una puerta, dejándonos a Raditz y a mi solos. Suspire, este no era el plan original...
—“Ai, ¿qué haremos?, no teníamos en mente la enfermedad de Kakarotto” —comentó Raditz.
—“Tendremos que esperar.” —Me encogí de hombros— “Cuando Kakarotto se recupere veremos que vamos a hacer.”
Raditz fruncio el ceño; sabía que no le gustaba la idea, ¿pero qué quería que hiciera? No nos llevariamos a Kakarotto obligado y mucho menos con esa enfermedad. No pudo objetar, ya que la puerta fue tocada. Camine hacia ella.
—¿Quién eres? —pregunté, seria.
—Y-yo soy Yamcha; v-vengó a v-er a Goku —tartamudeo. Sonreí de lado; los terrícolas eran tan fáciles de asustar...
—Pasa. —Me hice a un lado; él entro de manera nerviosa, pero cuando lo mire a los ojos infló el pecho, como si estuviera confiado, ni que fuera estúpida.
Ya dentro se quedo mirando a Raditz; su cara perdió todo color y comenzó a sudar; lo señalo, pero de su boca no salia ningún sonido, hasta que grito:
—¡RADITZ! —No paso mucho tiempo para que se desmayara.
—Raditz, ¿qué le hiciste? —Lo observe, inquisidora.
—Nada importante —comentó, mientras encogía los hombres—, solo lo mate hace mucho tiempo.
Solo rodé los ojos, este hombre no tiene caso...
—¡Mamá, los androides vienen por papá! —gritó un niño entrando a la casa: era Gohan—. Ustedes que hacen aquí! —Nos miro fiero, aunque en su mirada se notaba el miedo; tal vez si tenia madera para ser un sayayin respetable.
—Nada Gohan, solo acompañamos a tu padre. ¿Qué dijiste respecto a los androides?
—Dije que venían a por el —murmuró, para después comenzar jugar con sus dedos.
—Entonces tendremos que irnos, llamare a tu madre.
Entre a la cocina; Milk estaba caminando rápidamente por toda la estancia, mientras tenia las cuatro hornillas ocupadas.
—Milk —la llame.
—¿Qué pasa? —sonrio levemente.
—Los androides vienen por Kakarotto; hay que irnos. —Los ojos negros de la terrícola de aguaron, pero asintió firme. Bueno, al menos Kakarotto encontró una fuerte terrícola.
—Si es así, hay que irnos —dijo firme—. Me ayudarías a guardar las cosas de Goku.
Asentí levemente, para así acompañarla al piso de arriba. No tardamos casi nada en guardas las cosas de Kakarotto; Si, mi hermano pequeño aun tiene costumbres sayayines, viste exactamente igual todos los días...
Cuando bajamos el que se dice llamar Yamcha y Gohan estaban acomodando a Kakarotto en un pequeño colchón.
—¿Y Raditz?
—Esta afuera —respondió serio Gohan.
Asentí, para así salir con una bolsa de ropa en mi mano. Afuera estaba Raditz, y al lado de este había una mujer de cabello azul, el cual estaba en un afro.
—¿Puedes abrir la nave, voy a meter la ropa de Kakarotto? —Me miro desafiante, pero aun así lo hizo.
Después de que guarde la ropa no tardo mucho tiempo para que los demás salieran; gracias a Kami-sama. Sinceramente la la terrícola no me agradaba para nada. Todos entramos en la nave.
Ella manejaba y el tal Yamcha estaba de copiloto. Detrás estabamos Raditz, Milk, Gohan (el cual estaba estudiando), Kakarotto y yo. De pronto golpearon la ventana.
—¡Trunks! —exclamo con una sonrisa la terrícola.
—Hola mamá —sonrio levemente el semi-sayayin—, ¿puedo pasar?
—Claro hijo.
El paso a la parte de atrás; se quedo un momento viendo a Raditz y a mi, pero después volteo la vista. Vi como el rostro de Kakarotto mostraba dolor, por lo cual humedecí la toalla y la volví a colocar en su frente. Voltee la vista al sentir una mirada fija.
—¿Qué pasa Gohan?
—Nada —susurro, con las mejillas sonrojadas, para después volver al libro. Sonreí levemente.