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Notas del capitulo:

Bueno, otro capitulo...

_¡Vamos! _dijo Nick apurado. Tomó su mochila y se encaminó hacia la puerta.

    _¡Espera, espera, espera! _lo atajó Lyle, aun sostenía la fotografía en su mano, con la que apuntaba a Nick_ ¿Vas a creer lo que dicen? ¡Estás loco!

    _Pero Yud… _comenzó Nick.

    _¡Es uno de ellos Nick! ¡Pensá un poco antes de mandarte a lo loco!

    Vio que su amigo bajaba la cabeza, mejor así, era demasiado precipitado y ya había visto lo que era capaz de arriesgar durante su lucha con el demonio. Lyle estaba decidido a que ambos sufrieran el menor daño de ser posible.

    _¿Qué podemos hacer entonces? _preguntó cabizbajo.

    Lyle miró la foto unos minutos, en ella se veía a Yud tirado en el suelo, posiblemente desmayado, cubierto de sangre. Tenía cadenas alrededor de las manos y los pies y alguien había cruzado la palabra TRAIDOR de lado a lado en la imagen, para desagrado de Lyle, había sido escrito con sangre. Detrás de la fotografía había una dirección y más abajo: ENTREGUEN LAS ARMAS.

    Lyle dejó la foto dentro del sobre, para que Nick no volviera a mirarla, no sabía cuánto tiempo más podría retener a su amigo si volvía a verla. Con la poca información que tenía se daba cuenta que a los amiguitos de Yud no les había gustado que lo dejara con vida, dado el conocido pasado de su nombre había sido lo más sencillo decretarlo traidor y recibido el castigo. Ahora ¿Cómo sabían que el arcángel les había entregado armas? Si es que a eso se refería la frase o, simplemente, era una manera bonita de decir que se rindieran. Si iban y entregaban las armas ¿los dejarían irse con Yud? No decía nada de eso, quizás solo les estaban demostrando lo que eran capaces de hacer y Yud ya estaba muerto. También estaba la posibilidad que Yud estuviera vivo y pudieran salvarlo o que todo fuera una trampa y la fotografía no era más que un montaje, pero…

    Tomó a Nick del brazo cuando pasó a su lado y lo hizo sentarse en una silla.

    _Vos no te movés de ahí _le dijo y volvió a la cocina.

    Por más que le daba vueltas al asunto no encontraba una solución que lo satisficiera. Cuando volvió a la mesa con la comida vio complacido que Nick seguía sentado donde lo había dejado, enfurruñado, pero obediente. Lyle se tomó un momento para disfrutar de la expresión de su amigo, habían pasado algunos meses desde que se conocieran y hasta ahora nunca había visto a Nick hacer pucheros enojado y, sinceramente, la visión era encantadora. Nick no lo miraba pero aun así comió con apetito.

    Cuando terminaron Nick levantó los platos y fue a la cocina a lavarlos, dejando a Lyle continuar con sus pensamientos. Al volver ya no lo soportaba más.

    _¿Y? _preguntó ansioso.

    Lyle lo miró con los brazos cruzados, meneó la cabeza.

    _No lo sé Nick _respondió_. No dicen si está vivo o muerto, no nos aseguran que si vamos a entregar las armas nos van a dejar ir con vida, ni si se trata de una condición para dejar ir a Yud.

    _Él nos ayudó Lyle _dijo Nick sombrío.

    _Después de intentar matarme _agregó Lyle y vio que su amigo parecía enojarse más_ ¿te parece si seguimos con esto mañana? Es tarde y necesito pensar con calma.

    Para su sorpresa Nick aceptó inmediatamente.

    _Está bien _dijo y vio que su enojo disminuía.

 

Lyle estaba profundamente dormido cuando los gritos lo despertaron.

    _¡¡¡LYYYYYYYYYYYYYYYLE!!!

    _¡Pero la puta madre, nena! _dijo Lyle sosteniéndose la cabeza con ambas manos_. ¡Deja de gritar! Ya te dije que aunque tengas ganas de ir al baño no pasa nada.

    _No es eso… estoy preocupada por Nicky.

    _Deberías, la novia muerta volvió y los sigue acosando.

    _Sos un idiota _replico con sequedad_. Es raro que no haya protestado cuando le dijiste que no podía ir. Él no es así.

    _¿Te parece? Quizás haya madurado.

    _¿Puedo hablar con él?

    _¿De noche? Ni en pedo, no quiero amanecer con el culo roto.

    ­_No voy a hacer eso, solo quiero hablar.

    _Habla mañana _dijo y volvió a apoyar la cabeza en la almohada.

    Liz comenzó a gritar, Lyle apretó los dientes. Odiaba a esta pendeja.

    _¡Nena, te juro que si no paras de gritar me clavo un lápiz en la oreja y nos morimos los dos!

    Ella siguió gritando. Lyle rebuscó en el cajón de la mesa de luz y sacó una pastilla. La puso frente a sus ojos para que ella la viera.

    _Tengo un Valium y no me da miedo usarlo _dijo_. Si me tomó esto voy a despertar pasado mañana y le voy a decir a Nick que fue por tu culpa.

    El grito cesó.

    _Así me gusta _suspiró Lyle, agradecido por el silencio que se apoderó de su mente y apoyó la cabeza en la almohada.

    Pero no podía dormir. Liz había sembrado la semilla de la intranquilidad en su interior. Además, se dijo más como excusa que otra cosa, debía ir al baño. Sin mirar colocó la clave del candado (equivocándose cinco veces) y caminó en puntas de pie. Era increíble cómo había perdido el miedo a esa enorme casa ahora que Nick estaba con él. Su amigo era un gran alivio, le habría gustado poder ser más demostrativo con él.

    Asomó su cabeza a la habitación de Nick algo nervioso, la última vez que había estado allí ellos habían… casi…

    Lyle sacudió la cabeza ¡Eso no había ocurrido! Bien, así estaba mejor. Nick había cerrado los postigos de la ventana, por lo que el cuarto estaba a oscuras.

    _¿Nick? _llamó tímidamente.

    ¿Por qué se comportaba como un idiota? Estaba actuando como la imbécil que tenía viviendo en su cabeza.

    _¡Nick! _llamó con más firmeza. Si, así estaba mucho mejor.

    Si, estaba mejor, pero su amigo no había respondido ninguna de las dos veces ¡Mierda, mierda, mierda! Encendió la luz y en su apuro debió dar varios manotazos a la pared antes de dar con el interruptor.

    Cuando todo se iluminó pudo ver que no había nadie allí.

    Lyle suspiró recostándose contra la pared.

    _Te dije que estaba actuando raro.

    ­_Ahora no, nena _respondió Lyle con cansancio. Dios era imposible anticipar su patrón de conducta…

    _Era evidente que iría. Serias más inteligente si tomaras en cuenta los sentimientos de los demás.

    Cada día odiaba más a esa intrusa.

    _¿Qué haces ahí parado? ¡Vamos por Nicky!

    Más la odiaba cuando tenía razón.

    Pensándolo bien, los odiaba a los dos. No ¡Odiaba a todo el mundo!

    Pero de todas maneras se apresuró a cambiarse para ir tras su amigo.

Notas finales:

Gracias por leer!!!


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