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Notas del capitulo:

No tengo mucho que decir...

_¿Qué fue lo que hiciste? _preguntó Lyle enojado.

    Liz no respondió, aún estaba alterada por lo sucedido la noche anterior.

    _Ya estoy bastante hecho mierda como para que vos me busques más castigo _dijo suspirando_. Mientras este mi hermano no intervengas. Generalmente el primer día es el peor, pero no lo busques.

    _¿Siempre te pega así?

    _Desde que recuerdo al menos _respondió Lyle vistiéndose con dificultad.

    _Deberías denunciarlo _sugirió la chica.

    _Es el único pariente vivo que me queda. Nunca podría hacer eso.

    Bajó a preparar el desayuno. Cuando oyó a Liz proferir un grito ahogado supo que su hermano estaba en la cocina detrás de él.

    _¿Vas a desayunar? _preguntó.

    _¿Qué te parece?

    _No sé, desaprobé telepatía Dalton ¿Vas a desayunar o no? _preguntó con brusquedad.

    _Deberías cuidar como me hablas _advirtió.

    _Ayer ya te ensañaste bastante _respondió Lyle sin dar el brazo a torcer_. Si lo haces otra vez ninguna mentira te va a sacar de encima a los de servicios sociales cuando caiga en el hospital.

    _Te advertí muchas veces sobre tu carácter, me saca de quicio.

    _Me parece ridículo que me culpes de tener mal carácter _dijo colocando una taza de té frente a su hermano_. El que tiene que usar mangas largas soy yo.

    Cuando retiraba la mano, su hermano lo tomó por encima del codo. Su agarre era fuerte.

    _Cuida tu boca, ya estoy cansado de decirlo _dijo amenazadoramente mientras imprimía más fuerza en el agarre. Miraba directamente a los ojos de Lyle.

    El mas chico le sostuvo la mirada con decisión. Comenzaba a hacerle daño, Dalton tenía mucha fuerza y Lyle un cuerpo delgado, pero aun así nunca gritaba o lloraba, simplemente por no darle la satisfacción.

    Al fin lo soltó. Lyle se dio vuelta a buscar su taza y se sentó frente a su hermano.

    _Tengo entendido que ingresaste a la universidad.

    _Empiezo el próximo mes.

    _Felicitaciones, aunque no esperaba menos.

    _Ya lo sé.

    Los extraños hermanos desayunaron en silencio. Lyle llamó a Nick por la tarde diciéndole que no se podían ver en unos días porque su hermano había regresado y su amigo lo entendió como que Lyle quería pasar tiempo con él. En cambio estaba preocupado por la reacción de Nick si este veía los moretones en su cuerpo debido a la golpiza que su hermano le había dado el día anterior.

    Lyle sabía que no era normal, pero no conocía otro tipo de relación. Su hermano lo había golpeado desde que eran chicos, solo que ahora lo hacía con más violencia. Era la única manera en que su hermano se libraba del estrés. Lyle había sido su saco de boxeo desde que sus padres habían muerto y la actitud arrogante y desafiante de Lyle solo lo excitaba aún más. Dalton quería comprobar si algún día sería capaz de destrozar su espíritu, pero intentaba controlarse. La última golpiza había dejado a Lyle internado en el hospital por una contusión en su cabeza, luego de caer por las escaleras. Luego de aquello solo se había limitado a los golpes sueltos de vez en cuando, pero al volver ayer y verlo completamente recuperado, solo había querido herirlo y verlo sufrir.

    Amaba tanto a su hermanito.

       

Lyle permaneció en cama el resto del día, su cuerpo dolorido necesitaba descanso. Su hermano aún estaba trabajando en su estudio por lo que no lo molestó y solo se levantó a la hora de la cena. No estaba en condiciones de preparar nada complicado, por lo que solo comieron una piza congelada que Lyle guardaba para casos de emergencia como esos. Dalton comió en silencio, como siempre que Lyle no se esforzaba, pero al mismo tiempo otorgándole ese día para que se recuperara. A partir del día siguiente ya no le permitirá flojear así.

    Cuando terminó de limpiar la cocina y dejarla como sabía que a su hermano le gustaba, volvió a la cama. Suspiró satisfecho ya que había concluido otro día, uno menos para que su hermano se fuera, faltaban seis.

 

Al día siguiente el reloj sonó a las seis de la mañana. Lyle lo apagó, aun dolorido, se dio una ducha y tomo unos calmantes. El cuerpo aun le dolía horriblemente, pero su hermano no le daría más tregua. Lyle no quería darle más motivos de los que ya encontraría para golpearlo. Liz estaba inusitadamente calmada, algo que Lyle agradeció, no podía lidiar con su hermano y con Liz al mismo tiempo.

    Cuando su hermano bajo a las siete, el desayuno estaba preparado. Se acercó a Lyle y lo tomó del rostro, pasando el dedo pulgar por la mejilla del lado derecho. Frunció el ceño y chasqueo la lengua, pero no dijo nada y se sentó en su lugar. Lyle se había mirado en el espejo esa mañana y supo a que se debía el gesto de su hermano, debido a la cachetada de la otra noche tenía el rostro hinchado y si bien su hermano lo golpeaba indiscriminadamente, nunca le tocaba la cara.

    _¿Que vas a hacer hoy? _preguntó Dalton mientras leía el diario.

    _No tengo que ir a clases hasta dentro de un mes, así que nada _respondió Lyle, leyendo a su vez las noticias en su Tablet.

    _Yo voy a salir hasta la tarde _dijo su hermano_. Tengo una reunión. Ya que no vas a hacer nada limpia la casa, que es una mugre.

    _¿Qué paso? ¿Encontraste una mota de polvo perdida? _Preguntó Lyle sin poder contenerse.

    Su hermano le lanzó una mirada gélida, pero Lyle solo continuó leyendo abstraído. Una hora más tarde subía a la camioneta y se iba. Lyle suspiró, había pasado esa mañana y estaba aliviado.

    _No se cómo soportas tanta tensión _dijo Liz, se notaba su voz alterada_. Se puede cortar el aire entre ustedes con un cuchillo.

    _Te acostumbras con los años _dijo Lyle y miró la casa con cansancio, debía limpiar si o si y no contaba con el tiempo necesario para llamar a la señora que iba todas las semanas.

    Nunca sabía que podría sacar de sus casillas a su hermano, podía ser un cuadro torcido, la punta del papel higiénico del lado que no le gustaba o simplemente los libros mal acomodados en el estante, por lo que Lyle debía ocuparse de las dos plantas lo antes posible. Podría dejarlo todo así, pero si limpiaba, por lo menos su hermano notaba que había hecho algo y  lo castigaba por una o dos cosas, no por, además, haberlo desobedecido.

    Mientras abría las ventanas de la casa se preguntó cuándo se había acostumbrado a esta locura. Cualquiera que los viera (Liz en este caso), podría pensar que estaban desquiciados. Se trataban de manera fría, su hermano lo recibía con descomunales palizas y luego continuaban tratándose como si fuera lo más natural del mundo, algo que, para Lyle, era así. Su hermano disfrutaba de una manera malsana haciéndolo sufrir, pero cuando veía que se había propasado, lo dejaba tranquilo, como el día anterior, para luego propinar algún que otro castigo a lo largo del resto de la semana. Lyle recordó repentinamente el rostro de Aarón cuando intentaba forzar el camino hacia su interior, al expresión de su rostro era similar a la de su hermano y darse cuenta de esto lo hizo estremecer. Dalton nunca lo había tocado de esa manera y Lyle estaba infinitamente agradecido por ello, pero tras notar esta semejanza no pudo desvincular el rostro de su hermano al de Aarón ¿Qué haría si su hermano intentaba…? No creía poder soportar algo así. Los golpes sanaban… eso no estaba seguro.

    Por eso cuando recibió un derechazo a la altura del estómago cuando su hermano vio que no había acomodado los papeles que el mismo había dejado sobre su escritorio, Lyle apretó los labios y no emitió sonido alguno.

   

Todo cambio al cuarto día, por la noche, cuando Lyle pensó que podría tachar otro día.

    _Tenés una llamada _dijo su hermano desde el umbral de la puerta de su habitación.

    Lyle, medio ido por los calmantes, lo miró desorientado pero inmediatamente se puso de pie. Miró distraídamente su teléfono y observó cuatro llamadas perdidas de Nick. Miró a su hermano con atención y no le gustó la expresión de su rostro. Caminó junto a él con lentitud y bajó las escaleras.

    _¿Si? _preguntó al tomar el auricular del teléfono.

    Lyle oyó la conversación animada de Nick, contándole lo que había sucedido esos días y preguntándole como estaba. Lyle respondía con monosílabos, consciente de la mirada que su hermano le clavaba a su espalda. Al fin cortó, sin responder a Nick cuando volverían a verse.

    _¿Un amigo? _preguntó su hermano cruzándose en su camino antes que pudiera subir las escaleras.

    Dolorido por las lesiones y aun aturdido por la medicación, Lyle respondió con lentitud.

    _Conocido, nada más _dijo e intentó pasar por un lado, su hermano le bloqueó el camino otra vez.

    _¿Por qué tiene el número de casa? _preguntó suspicaz.

     _¿Por qué no iba a tenerlo? ¿Somos los Keneddy ahora? _preguntó Lyle a su vez, sabiendo que esa actitud no ayudaría en nada, pero no pudiendo evitarlo.

    Aquella mirada gélida nuevamente. Lyle intentó pasar del otro lado, pero su hermano volvió a bloquearle el paso. Fastidiado, cruzó los brazos mirándolo.

    _¿Por qué no conozco a este chico? _preguntó su hermano perdiendo la paciencia.

    _Porque hace seis meses que no venias y solo vas a estar una semana antes de irte otra vez _respondió Lyle_. Si querés te hago una lista de todas las personas a las que vi en este tiempo y de seguro no vas a conocer a nadie.

    _No me gusta que te andes juntando con otras personas.

    _Podrías encerrarme en un monasterio en el Tibet e igual tendría contacto con personas _dijo_. Si te molesta que este chico llame, le digo que no vuelva a hacerlo.

    _No, pero quiero conocerlo _respondió su hermano.

    _No _respondió Lyle tajante.

    Su hermano lo miró sorprendido ante la negativa.

    _Dije que quiero conocerlo, Ly _repitió con lentitud.

    _Dije que no _repitió Lyle a su vez.

    Una mano se estrelló dolorosamente contra su rostro. Consciente que esto sucedería, Lyle recuperó el equilibrio tras el golpe.

    _No me gusta que me desobedezcas _dijo amenazante.

    _No te gusta nada Dalton.

    Su hermano volvió a descargar su mano contra él, pero en esta oportunidad Lyle dio un paso hacia atrás inconscientemente y sintió el aire de la mano de su hermano despeinándolo.

    Error.

    La siguiente fue con el puño cerrado y Lyle cayó al suelo, no pudo levantarse por el mareo cuando su cabeza golpeó el suelo.

    _¿Quién es Ly? _preguntaba Dalton, de pie, frente a él. Su sombra caía sobre el cuerpo de Lyle cubriéndolo.

    Aun desde el suelo, tosiendo y sin poder controlar las arcadas, Lyle no podía evitar su modo de ser.

    _No te importa _dijo entre jadeos.

    Recibió una patada en las costillas, y rodó hasta chocar con una pared.

    _¿Quién es?

    Lyle se apoyó contra la pared, paso la mano por su rostro y notó manchas de sangre en las mangas de su camisa. Sentía la boca adolorida, así que supuso que sangraba por allí. Levantó la vista hacia su hermano, tan alto y amenazador como siempre lo recordaba. Sabía que si le respondía lo dejaría tranquilo, quizás con un golpe más, o dos, pero si continuaba con su testarudez su hermano no cesaría. Si algo compartían, era que ambos eran tercos.

    No ocultaba la existencia de Nick por nada en particular, su hermano nunca haría nada a Nick (o eso suponía), ya que solo era violento con él, pero había algo en él que no quería que el buenazo de su amigo conociera a su retorcido hermano. Solo porque no quería que Nick conociera a alguien así. Quizás lo que quería era proteger la inocencia de su amigo, pero Lyle no fue capaz de razonar esto de manera consciente, sino que solo entendió que conocer a su hermano no le haría bien a Nick, por lo que ocultaría su existencia mientras fuera capaz de hacerlo.

    Solo habría que ver quien tenía la voluntad más fuerte.

    Lyle no tenía pensado perder.

    _No _dijo con firmeza y vio a su hermano abalanzarse sobre él.

    Cerró los ojos con fuerza, preparado para lo peor.

Notas finales:

Me acabo de dar cuenta que no todavia no decidi un final para esta historia.

Estoy en problemas...


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