Mientras Lyle miraba de reojo la comida que le habían llevado hacia más o menos media hora, fría y de aspecto desagradable, rompiéndose la cabeza sobre el nuevo problema que la presencia del hombre había llevado a su mente, Nick era sorprendido. Dio un salto, tan concentrado en los hombres que tenía delante que no se dio cuenta que alguien se aproximaba por detrás. Un error que podría haber costado su libertad y la de Lyle sino fuera que cuando vio su expresión de consternación, colocó un dedo cruzando sus labios cerrados, pidiendo silencio. Confundido, Nick obedeció, pero permaneció alerta. No reconocía al hombre, más joven que los apóstoles aunque mayor que él, pero no quería bajar la guardia. El hombre lo tomó de la muñeca y lo condujo por la segunda planta hasta una habitación vacía, donde cerró la puerta tras de él.
_¿Sos amigo del chico rubio? _preguntó con voz ronca.
Nick lo miró y asintió. No había nada en esa persona que a simple vista le indicara peligro, pero aun así sus instintos le advertían que no debía confiar. Suponía que se debía al lugar donde estaba ya que no se permitía relajarse temiendo ser sorprendido nuevamente.
_Está en el sótano, en una celda _volvió a susurrar, su voz era rasposa y baja, Nick se obligó a prestar atención ya que daba la sensación que la voz desaparecería en cualquier momento.
_Abajo _dijo Nick olvidando sus precauciones_ ¿Cómo llego?
_Si seguís por este pasillo hasta el final, hay dos escaleras. La que baja da a la planta baja y luego continúa hasta el sótano.
_¿Hay alguien vigilándolo?
_Dos personas _informó.
_¿Por qué me estas ayudando? _preguntó Nick incómodo.
_No están haciendo las cosas bien _se aclaró la garganta y vio en el rostro de Nick que no había oído lo que decía_. Tengo lastimada la garganta, no puedo hablar mucho.
Nick asintió.
_Gracias _dijo y salió de la habitación.
Momentos después Yue se materializó delante de la persona que había ayudado a Nick. Se miraron largamente.
_¿Vas a estar en la ceremonia? _preguntó el hombre al ángel.
“¿POR QUE TU PRESENCIA ME HACE SENIR INCOMODO?” Preguntó el ángel.
_¿Te trae algún recuerdo? _preguntó el hombre.
“NO TENEMOS RECUERDOS DE NUESTRAS VIDAS” informó Yue.
_Quizás sea momento que los recuperes _dijo el hombre.
“¿COMO PUEDO HACER ESO?” preguntó, la ansiedad que sentía escapaba de su cuerpo en oleadas de energía. Sus recuerdos, ese era el único motivo por el que había regresado.
_Solo tenés que hacer todo lo que te diga ¿bien?
“ESTA BIEN”
Yue se desvaneció, el hombre solo permaneció de pie en el lugar, con una extraña sonrisa en sus labios.
Nick se sintió un idiota al seguir las instrucciones de una persona que podría estarlo engañando, pero de todas maneras lo hizo. Bajó las escaleras con cuidado, apurando el paso al oír voces alteradas en el primer piso. Debían haber encontrado a alguno de los que había desmayado… o el hombre lo había traicionado, eso ultimo era lo más probable ¿Por qué tenía que ser tan confiado? Bajó corriendo las escaleras y al llegar al sótano dio de cara contra dos hombres que estaban de pie frente a una puerta cerrada. Sorprendidos, los tres permanecieron mirándose un momento. Nick reaccionó primero, golpeando a uno de los hombres que cayó al suelo, pero el otro extrajo con rapidez un revolver de la funda que tenía en su cintura.
Nick alzó las manos al techo al ser apuntado, el otro hombre se retorcía en el suelo, con la nariz rota. Cuando intentó ponerse de pie chocó con el otro, quien momentáneamente dejó de mirar a Nick. Aprovechando el momento de distracción, Nick se arrojó sobre él y logró quitarle el arma. Apuntó a ambos, que salieron corriendo del lugar.
_No hago más que mandarme cagadas _dijo en voz baja mientras los veía correr, sin atreverse a abrir fuego.
Sacudió la mano con gesto de dolor, para sacarle el arma al hombre había colocado sus manos en el martillo, y cuando apretó el gatillo, uno de sus dedos había quedado apretado, impidiendo el disparo. Era una técnica básica de desarme, algo que su padre le había enseñado diciéndole que nunca hiciera. Claro que su padre nunca habría sospechado los problemas en los que su hijo mayor se metería cuando creciera. Por supuesto que no les había sacado la llave, por lo que disparó contra la cerradura para abrirla. La sensación y el retroceso que sintió en los brazos le desagradó y su aversión por las armas de fuego aumentó.
Vio a Lyle sentado en la cama con gesto de sorpresa.
_¿Estas bien? _preguntó colocándose delante de él.
Lyle lo miró asintiendo, aun no creía que Nick hubiera llegado tan rápido. Liz chillaba de alegría en su cabeza.
_Bueno, vamos _lo apuró su amigo tomándolo de la mano.
_Espera _dijo deteniéndolo.
_¿Cómo pueden haber escapado? _preguntó uno de los guardias, mirando con incredulidad la habitación vacía y la puerta abierta.
_No lo sé _respondió otro también sin poder creerlo_. Solo hay un camino.
_¡Búsquenlos por toda la casa! _ordenó con un alarido y las personas a su alrededor comenzaron a moverse con rapidez-. ¡y ni una palabra a los de arriba!
Dio un último vistazo a la habitación vacía antes de irse, sin poder creerlo.
_Vamos Nick, se van a dar cuenta rápido.
Los dos chicos salieron de debajo de la cama. Con ayuda de la penumbra en la que estaba sumida la habitación y la ubicación de la cama, nadie los había notado y con la puerta abierta como estaba, la conclusión más lógica fue que habían escapado.
Nick lo ayudó a ponerse de pie, con Lyle en esas condiciones sería muy difícil escapar sin ser vistos. Al menos se ocultarían hasta estar seguros de lo que harían, pero debían salir de ese lugar. Oyeron las corridas en la planta superior y no se atrevieron a subir. Asomó la cabeza por la puerta, mirando a ambos lados. La escalera que lo llevaría por donde vino estaba a su derecha, por lo que tomaron hacia el otro lado. Había dos habitaciones más, encontrándose bacías. Nick miró el interior pero también tenían rejas.
Llegaron hasta la pared del final del pasillo.
_Mirá Nick, es como uno de esos ascensores que aparecen en las películas.
Nick miró lo que Lyle le señalaba, era un panel cuadrado que al abrirlo conducía a un compartimiento de madera con unas cadenas colgando.
_¿Qué decís que es? _preguntó mirando el interior, solo había lugar para uno.
_Un ascensor para bajar comida o algo así ¿ves? Con las cadenas lo haces subir o bajar.
Nick tiró de una de las cadenas y la caja bajó unos centímetros, cuando tomó la otra cadena, la hizo subir. Era un sistema de poleas. Lo mejor es que no hacia ruido.
_Vos primero _le dijo ayudándolo a subir_. Yo te levanto.
Ayudó a Lyle a subir, acomodándolo para que no estuviera muy incómodo.
_Yo voy a buscarte arriba, no salgas _indicó.
_¿Cómo vas a llegar? _preguntó Lyle preocupado.
_Sin vos voy a poder moverme más tranquilo _dijo Nick, ignorando el gesto de enojo de su amigo y comenzó a izarlo, manteniendo la puerta abierta.
_El lugar más lógico donde esto lleve es la cocina y si sigue subiendo a alguna habitación.
Lo dejó cuando calculó que estaba a mitad de camino entre la primer y segunda planta y volvió sobre sus pasos con cuidado, atento a lo que oía. Cuando apoyó un pie en el primer escalón oyó que alguien bajaba. Nick se ocultó en un estrecho resquicio que había entre la escalera y la pared. Cuando vio desaparecer a dos hombres dentro de una de las habitaciones se apresuró a subir. Calculó mentalmente donde podría estar Lyle desde donde él se encontraba y comenzó a caminar, pero antes volvió a la concina y rebuscó entre los cajones hasta que encontró lo que buscaba.
Ahora debía comenzar a restar.
Arrastró al hombre hasta la cocina y, tras abrir la puerta de una amplia despensa, lo arrojó dentro, donde ya había cuatro más. Nick calculó que debían quedar tres por lo menos, así que tomó el candado de la puerta y lo cerró, cuidando de arrojar la llave por la ventana. Alejándose satisfecho.
Su principal problema se debía a que si bien podía golpear a quien se le colocara delante, no era capaz de dejarlos inconscientes siempre y mucho menos matarlos. Por lo que buscó en la cocina hasta encontrar un rollo de cinta ancha de tela color gris, y comenzó a cazar.
Solo esperaba a que alguno de los hombres estuvieran solos y tras dejarlos fuera de combate los ataba de pies y manos y les cubría la boca. Solo quería equilibrar los números, ya era demasiado con los doce apóstoles como para además tener que lidiar con personas armadas. Entre los hombres no había ningún apóstol aun, por lo que suponía que eran los que se movían en la tercera planta, seguramente confiando que personas armadas podrían capturarlos nuevamente. Bueno, esa confianza lo había favorecido.
Ya había tardado demasiado tiempo por lo que con precaución fue hasta el primer piso, donde estaba Lyle. Abrió la puerta de madera y se llevó una desagradable sorpresa cuando vio que la caja había sido llevada hasta arriba y que Lyle no estaba.
Había tardado demasiado. Nick maldijo por la bajo, estaba otra vez en el comienzo.