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Notas del capitulo:

Generalmente despues de una situacion algo caoitica, me gusta dejar "descansar" a los personajes un capitulo o dos... y a mi tambien, vale decirlo.

La primera parte de este capitulo es eso, los chicos volviendo a su vida normal... y al final regreso a los conflictos porque si no, me aburro, jeje. Por eso me quedo un poco largo, me distraigo con facilidad y olvido para que lado iba ¿se entiende?

No, yo tampoco. 

Bueno a ver que les parece lo que se viene a partir de ahora...

_¡Vamos Lyle, vamos a llegar tarde! _Llamó Nick desde el umbral de la puerta.

    _¡No me rompas las bolas Nick! _gritó el otro desde la habitación_. Si tantas ganas tenés de irte, anda solo.

    De todas maneras se apuró y Nick seguía de pie ante la puerta, esperándolo.

    Habían comenzado las clases desde hacía más de un mes. Nick acompañaba a Lyle hasta la facultad y de ahí se iba a su edificio, ubicado a pocas cuadras. El complejo universitario era amplio, pero debido a las remodelaciones, el edificio donde funcionaba provisoriamente la faculta de ingeniería era el más alejado. Cuando terminaba las clases Nick se dirigía al gimnasio, donde se estaban finalizando los preparativos del torneo. Lyle lo estaba ayudando, pero como no todas la personas sabían cómo tratar con él, no quería dejarlo solo.

    _Te veo por la tarde _dijo el más joven y lo besó en los labios antes de ingresar al edificio.

    Esa era otra cosa. Antes que sucediera lo de los apóstoles Nick había discutido con Liz. Sus sentimientos confusos lo habían llevado a cortar la relación con ambos, al menos hasta que el mismo comprendiera que le sucedía. Cuando todo terminó Lyle dejó en claro su postura, lo quería y quería estar con él, sin importar lo que pensara Liz ni el mismo Nick. Este había querido explicar su confusión y Lyle le había dicho que lo entendía, pero no por eso él iba dejar de quererlo de la manera en que lo hacía. Turbado por la sinceridad de su amigo, Nick había accedido a los sentimientos de Lyle, pero sin darle una respuesta. A Lyle parecía no importarle ya que actuaba de manera natural solo que cada vez que lo saludaba lo hacía con un beso en la boca, lo cual dificultaba la situación de Nick ya que vivían juntos en el departamento de Yud mientras la casa de Lyle, semi destruida por los apóstoles, era reparada.

    Liz por su parte no caía de su indignación. Para su disgusto Lyle había aprendido como bloquearla, al menos por un tiempo y utilizaba el truco cada vez que ella lo acusaba por sus demostraciones de afecto con Nick. Lyle por su parte había hecho abierta su declaración de guerra, eran rivales, le gustara o no y él no estaba dispuesto a perder. Por ese mismo motivo no le había permitido manipular su cuerpo desde hacía semanas, pero de todas maneras expresaba sus pensamientos a Nick, solo para no comportarse de manera desleal. El cuerpo era suyo pero los pensamientos de la chica eran de ella, así que al menos los transmitía a Nick.

   

_Esto es un quilombo Nick _dijo Lyle al ingresar al gimnasio.

    La competencia era en una semana y los arreglos llevaban más tiempo del que disponían.

    _¡Logan! _llamó Nick.

    _¿Si?

    La voz los tomó por sorpresa por lo que se sobresaltaron, el chico estaba parado detrás de ellos. Extendió unas carpetas a Nick antes que este se las pidiera.

    _Los grupos _informó_. Ya están llamados los hoteles y solo falta que se organicen los horarios de las exhibiciones de apertura y cierre.

    _Gracias _dijo Nick, tomando las carpetas.

    _Hola Lyle _saludó Logan.

    _Hola _dijo el aludido_ ¿Qué querés comer hoy? _preguntó_ y no vuelvas a decirme milanesas con puré, hace tres días que comemos eso.

    _Lo que sea con pastas _dijo el chico, alegre_. Muero de hambre.

    _Ok, lasaña entonces _acordó Lyle, haciendo mentalmente una lista con lo que debía comprar.

    Nick había llamado al chico para que los ayudara. Según había contado a Lyle el verano pasado Logan había estado de pasada en la ciudad buscando trabajo y como se desempeñó bien, permaneció fijo dos meses, para luego continuar su viaje. Como había causado buena impresión, Nick le preguntó si para estas fechas estaría libre en caso de necesitar ayuda y al chico le encantó la idea ya que no pensaba ir muy lejos, solo una o dos ciudades de distancia. Le dejó su teléfono y cuando Nick lo llamó a principios de semana, el chico se había presentado inmediatamente. Solo podía quedarse una semana, ya que había pedido permiso en su otro trabajo, pero no por eso trabajaba con menos ganas. Era bueno organizando y prolijo cuando se trataba de trabajos manuales. Por suerte sabía hacer un poco de todo y eso evitaba que los encargados debieran contratar a otras personas. Como solo iba a estar una semana, se estaba quedando con ellos y Lyle le había tomado afecto… a su extraña manera ya que el chico no parecía afectarle su humor ciclotímico.

    Nick se iba a ocupar de la liga infantil, y estaba encantado. Su hermano menor participaba en esta categoría. Él mismo participaría en la categoría de acuerdo a su peso y estaba algo preocupado ya que con todos los problemas de los últimos meses no se había preparado como debía.

    _No deberías preocuparte tanto, sos muy bueno _dijo Logan_. ¡Hasta me enseñaste a mí!

    _Le enseña a chicos de cuatro años _dijo Lyle pasando a su lado_. Si no aprendes algo debería darte vergüenza.

    _No digas eso, le puso mucho animo a pesar de solo practicar durante dos meses.

    _Si te hubieran cagado a trompadas tanto como a mí, también le pondrías animo _dijo Logan en tono ligero_. Quería aprender lo antes posible a defenderme.

    _¿Ahora cómo estás? _preguntó Nick ayudando a trasladar las colchonetas al depósito.

    _Trabajo en una carpintería _respondió_, supongo que voy a pasar lo que queda del verano y luego veré a donde me traslado.

    _¿Por qué no te quedas si estás bien? _preguntó Lyle, llevaba un anotador y hacia como que trabajaba.

    _No sé… no me siento cómodo quedándome en un solo lugar _respondió el chico con sinceridad_. Además si me encariño demasiado con las personas con las que estoy, va a ser más difícil cuando me valla.

    _¿Te caen bien? _preguntó Nick.

    _Si, mucho.

    _Entonces ¿Qué te impide quedarte?

    _¿Notaste alguna vez que hay personas que ataren la suerte? Bueno a mí me pasa con los problemas. No los busco, no me interesan, pero si me quedo mucho tiempo terminó metido en alguno y lo que es peor, los que me rodean terminan involucrados. No me molesta ir de un lado a otro con tal de evitar eso Nick. No me gusta causar problemas, pero tarde o temprano lo hago.

    El chico tenía el semblante triste, recordando quien sabe qué. Aun así no dejaba de acarrear cosas al depósito. Nick se dio cuenta que esa era la única manera que tenia de evitar pensar. No era incansable como el supuso en un primer momento, sino que trabajaba hasta el cansancio solo para que los recuerdos no ocuparan lugar, como normalmente lo harían en una mente más ociosa. Cada persona tenía su manera personal de sobrevivir y Nick, a quien los problemas tampoco le eran ajenos, no podía expresar juicios al respecto, muchas veces el también intentaba mantenerse ocupado para evitar pensar que sucedería a continuación con Lyle y Liz.

 

_No voy a dejarte _dijo Lyle en voz baja_. Como si quisiera facilitarte las cosas.

    Las discusiones con Liz se habían vuelto frecuentes, pero Lyle la mantenía a raya. Una vez que supo cómo bloquearla no había argumentos que pudieran con él, cuando ella se ponía demasiado pesada, Lyle simplemente la expulsaba y la chica tardaba horas y hasta días en volver a su conciencia. Esto lo divertía, pero Liz estaba muy irritada y Nick no sabía cómo intervenir. Había dicho a Lyle que no lo hiciera, pero él le respondió que era un asunto entre ellos dos, Nick no podía meterse, por lo que solo se limitaba a observar, intranquilo.

    El día de la inauguración de la competencia fue largo y ajetreado. La exhibición de inicio se realizó sin errores y Nick se mostró muy orgulloso de su grupo de chicos que recibió muchos aplausos ante su enérgica muestra. Tenía a cargo a dos mellizas de cinco años que encantaron al público. Cuando las peleas dieron inicio, el público se dividió en las tres salas, dejando la más grande para las finales de los mayores. Meir, el hermano menor de Nick, avanzó a las finales con rapidez, y el mayor no podía estar más orgulloso. Su madre los miraba desde las gradas, saludándolos cada vez que veía que alguno de sus hijos miraba hacia donde ella estaba. Nick observaba con atención los encuentros de los más chicos ya que debían intervenir inmediatamente si alguno era lesionado por un mal golpe.

    Lyle observaba los encuentros de los mayores fascinado, en especial en los que peleaba Nick, ya que le resultaba increíble que un cuerpo humano pudiera tener ese movimiento. El no practicaba ningún ejercicio y la mayor parte de las veces Nick debía obligarlo a salir a tomar aire, por lo que todo aquello era nuevo para él. El esfuerzo, la agilidad, los gritos, la euforia. Ya había visto a Nick luchar muchas veces, pero nunca con los contrincantes controlados por reglas y resultaba una experiencia nueva.

    _Tu hermano sale en veinte minutos _dijo Lyle cuando Nick terminó su contienda.

    _Bien, los infantiles terminan en el día. Los nuestros pasado mañana _dijo Nick limpiándose el sudor con una toalla.

    _Parece mentira que tanto trabajo sea para tres días _reflexionó Logan mirando el lugar_. Le deje a Lyle una copia de la llave del cuarto donde están los trofeos, Pablo seguro la pierde, yo me voy esta tarde.

    Nick asintió, se lo veía cansado y era normal, el chico prácticamente no dormía. La primera noche Lyle lo vio vagando por la casa y aun cuando intentó explicarle que sufría de insomnio, lo obligó a descansar. A pesar de los esfuerzos de Lyle por normalizar su sueño, Logan continuaba despierto solo dormitando algunas horas durante el día.

    _Vamos a acompañarte a la terminal _dijo Lyle entregándole el pasaje. Sale a las ocho.

    Logan asintió dando un largo bostezo.

    _Avísenme como termina Nick, me gustaría quedarme pero tengo más cosas que hacer allá.

    _No te preocupes, tengo tu número.

 

Meir quedo tercero en su categoría, Nick debió consolarlo ya que el chico estaba muy frustrado con el resultado. Al final se alegró cuando le ofreció un regalo por su victoria, y el chico prometió ir a verlo en sus próximos encuentros, deseándole suerte.

    El segundo día Nick se lo vio más difícil. La falta de entrenamiento regular se hizo notar, pero al menos había ganado experiencia en combate real y era muy bueno improvisando, por lo que consiguió llegar a las finales con mucho esfuerzo.

    Nick había logrado llegar a la final, Lyle observó extrañado la pelea en la que noto movimientos demasiado enérgicos en su amigo y, de pronto fue derribado sin dificultad por su oponente, no volviendo a ponerse de pie. Lyle conocía muy bien la manera de pelear de Nick y en algún momento de la contienda el chico simplemente había dejado de pelear, como si se hubiera bloqueado. Lo observó con atención mientras se daba la mano con el otro chico, exhibiendo una sonrisa extraña. El cierre de la competencia se llevó a cabo sin dificultades, entrega de medallas, trofeos y cada uno a su casa.

 

_¿Te ayudo amor? _preguntó la madre de Nick a Lyle, que preparaba la comida.

    Estaban en casa de Nick, el chico había intentado llamar a Yud para avisarle, pero él les había dicho que sería imposible contactarlo.

    _No es necesario, Meir va a ayudarme _la mujer salió contenta, era tan hábil como Nick en la cocina.

    _¿Que vamos a comer, Lyle? _preguntó Meir ansioso.

    _¿No querías sorrentinos? _preguntó.

    _Si ¿pero por qué estas amasando?

    _¿Cómo los hacen acá? _preguntó Lyle confundido.

    _Mamá los saca de una caja _respondió el chico.

    A pesar de lo que se podía esperar, Lyle se llevaba muy bien con el hermano de Nick, demostrando una paciencia admirable… para ser Lyle. Simplemente le había caído en gracia, y al nene le encantaba que el mayor no estuviera intentando captar su atención todo el tiempo, como solían hacer las personas grandes con él. A su hermano también se lo veía más feliz y eso también le gustaba.

    _¿Viste mi pelea, Lyle? _Estaba parado en un banquito, para poder alcanzar a la mesada.

    _Si, estuviste muy bien. Pásame la sal.

    Bajó del banco, lo levantó y llevó hasta el estante donde estaba la sal, corriendo nuevamente hacia Lyle para entregársela. Luego volvió a buscar el banco y se colocó nuevamente junto al chico en la mesada.

    _¿Puedo ayudar? _preguntó mirando como el mayor amasaba concentrado.

    Lyle cortó un trozo más chico de masa y la puso frente al chico.

    _Primero lávate las manos _dijo y Meir obedeció gustoso.

 

_Si te parece que es lo mejor, estoy de acuerdo _dijo Nick.

    _Ella está sola y necesita que la cuiden _dijo su madre_. Lo estuve postergando por Meir, pero ya está grande y entiende.

    Miró a su hijo mayor con aprehensión, él le devolvió una mirada serena, igual a la de su padre.

    _No había notado como se te aclararon los ojos _dijo ella de pronto, tomándolo del rostro_. ¿Sera la época?

    _No lo sé, no presté atención.

    La mirada inquieta seguía allí pero ninguno de los dos se atrevía a decir lo que seguía. Ambos sabían la respuesta.

    _Sabes que voy a pelear todo el día con ella _dijo Nick al fin_. No voy a hacer algo que no quiero y es demasiado terca y vieja para hacerla cambiar de opinión.

    _No quiero dejarte solo.

    _Tampoco es que no vamos a volver a vernos _dijo Nick con tono relajado_. Puedo ir en vacaciones.

    Ella sonrió tomándolo de la mano.

    _¿Cuándo se van? _preguntó.

    _En una semana.

    Cambiaron de tema en cuando Lyle llevó la comida a la mesa.

 

_¿Cuándo se van? _preguntó Lyle mientras regresaban.

    Nick lo miró sorprendido y luego tomó en cuenta que a pesar de su indiferencia, Lyle no necesitaba mucha información para darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Debía haber oído algún retaso de las conversaciones que Nick sostenía con su madre desde hace dos semanas atrás.

    _La semana que viene.

    _Bastante pronto ¿es muy lejos?

    _Trescientos kilómetros.

    Lyle lanzó un pequeño silbido de asombro.

    _¿Por qué no trae a la vieja para acá? _preguntó práctico.

    _Tiene ochenta años Ly, es imposible sacarla de su casa.

    _Un buen geriátrico…

    _Si se le acerca algún enfermero los va a sacar a escopetazos. Además mi mamá no quiere.

    _¿Y cuál es tu problema con la vieja psicópata?

    _Desde que murió papá quiere que ingrese a la escuela de policía _dijo Nick_. Al morir el en acto de servicio y yo ser el hijo mayor ingreso directamente. Hace años que discutimos por eso.

    _Ya puedo morir tranquilo _dijo Lyle_. Por fin una persona con la que no te llevas bien _de pronto sonrió de manera extraña.

    _¿Qué pasa?

    _Nada, pero tu chica es medio fetichista de los uniformes _lo miró escrutadoramente_. No estarías mal de azul.

    _Si, ella también quería convencerme de entrar, pero desconocía lo del fetiche.

    _Ahora le agarró vergüenza _comentó Lyle riendo_. Es una infeliz.

    Nick rio por lo bajo. De más estaba decir que el principal motivo por el que quedaba era por Lyle, y no era tan inocente como para creer que solo se debía a su deseo de protegerlos. Debía sincerarse de una vez por todas y hablar con ambos, no era justo por su parte dejarlos esperando una decisión, cuando ya estaba claro lo que quería.

    A quién quería.

    _Lyle _dijo y el otro se volvió ante la seriedad de su voz, diferente al tono de la conversación que estaban manteniendo_, yo… _pero se interrumpió, entrecerró los ojos mirando más allá de Lyle_ ¿Eso qué es? _preguntó señalando.

    Antes que pudiera darse vuelta para ver que señalaba, Nick ya había comenzado a correr en esa dirección.

 

Aunque corriera con todas sus fuerzas sabía que era inútil escapar, tarde o temprano lo alcanzarían y todo habría terminado. El perro lo guiaba pero no sabía dónde.

    _¡No puedo más! _jadeó. Los músculos de sus piernas eran brazas ardientes y el aliento ingresaba produciendo puñaladas en sus pulmones.

    _¡Lo huelo cerca! _dijo el perro instándolo a seguir corriendo.

    Dio un vistazo hacia atrás y vio a la criatura que se acercaba flotando. Imprimió más velocidad aunque ya sentía que las piernas perdían estabilidad y la cabeza le daba vueltas por el mareo.

    _¡Ya casi estamos!

    _Solo un poco más entonces _se dijo.

    Hasta que tropezó y comenzó a dar vueltas en el suelo. Extenuado, su cuerpo no intentó detenerse solo continuó rodando hasta detenerse  al chocar con algo. Aun así apoyó las manos en el suelo logrando distinguir a la criatura cada vez más cerca, lanzó un gemido, sin poder contener las lágrimas.

    _No, no, no, no, no, no…

    _Suficiente huida _dijo la criatura colocándose a su lado_. Ahora vas…

    Fue cortada por la mitad.

    _Hay que llevarlo _oyó que decía una voz que no conocía antes de perder la conciencia.

Notas finales:

Proximo capitulo para el dia jueves.

Bye!


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