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Notas del capitulo:

Perdon el retraso, fue una semana movida... demasidado. No pude revisar el capitulo como corresponde, asi que, por favor, si encuentran algun error, avisen.

Disfruten!!!!!

Cuando se abrió la puerta Lyle lo esperaba ansioso, Liz lanzó un grito en su cabeza cuando vio las manchas de sangre.

    _¿Que pasó Nicky? _preguntó el chico preocupado, ignorando el zumbido en su cabeza, secuelas del grito de la chica.

    _Gané la pelea, Lyle _dijo Nick aun aturdido.

    _Estas lastimado.

    Nick se miró el hombro con indiferencia, la manga de la remera estaba manchada de sangre.

    _Que raro, no me duele _dijo pensativo_ ¡Hey, que haces!

    _Callate _lo cortó Lyle sacándole la remera por encima de la cabeza. Tocó con cuidado la herida.

    Nick vio que torcía la cabeza como un perro, estaba hablando con Liz.

    _¿Qué pasa? _Preguntó.

    _Ella tiene razón, no tenés nada _comentó extrañado y sin ceremonias limpió la sangre del hombro. No había ninguna herida allí.

    Vio el rostro sorprendido de Nick.

    _¿Qué fue lo que pasó? _le preguntó.

    Nick relató la pelea, incluidos los disparos y el derrumbe.

    _¿Esta muerto Nick? _preguntó Lyle con delicadeza, sabía que su amigo podía estar muy afectado.

    _No lo sé, tuve que irme porque vino la policía.

    _Está muerto _aseguró el perro.

    Los dos chicos lo miraron.

    _¿Cómo lo sabes?

    _Por la marca.

    _Estás loco perro… ¡Ah! ¡Nick estas tatuado! _exclamó de pronto señalando su brazo como si una araña gigante se hubiera posado allí.

    Nick se sostenía el brazo derecho, a la altura del bíceps, unos pocos centímetros por debajo del hombro. Pasó el pulgar intentando borrar la línea dorada, de aproximadamente dos centímetros de ancho, que le rodeaba el brazo. No salía. Era real.

    _¿Qué es esto? _preguntó escandalizado_ ¡Mi mamá me va a matar! _exclamó de pronto.

    _Es una marca _respondió el perro_. Aparecen cuando derrotas a un Verdugo.

    _P-p-pero no me puede aparecer esto sin preguntarme ¡Cómo me lo saco!

    _Nick, te estas yendo de tema _dijo Lyle con calma.

    _Lo decís porque no la conoces, Ly. Mi mamá odia los tatuajes es capaz de querer sacármelo con papel de lija ¡esa mujer está loca! _dijo casi chillando.

    _Bueno ya Nick, calmate _pidió Lyle cubriéndose las orejas_. Van a acercarse los perros atraídos por el tono de tu voz.

    Lo vio asentir, dando miradas nerviosas al extraño tatuaje dorado. Lyle lo examinó de cerca, era un entramado elaborado que rodeaba el brazo como una guarda.

    _La verdad es que está muy copado, Nick _dijo Lyle al fin_. A tu chica le encanta.

    Su amigo lo miró con desesperanza, tomándose la cabeza con las manos, apoyando la frente en sus rodillas.

    _Voy a morir, voy a morir _repetía una y otra vez.

    Sabía que estaba exagerando, aunque su madre había sido muy clara años atrás con su postura respecto a los tatuajes y perforaciones, pero eso le evitaba pensar. El hombre estaba muerto y si bien él no lo había matado directamente, el tatuaje que tenía en el brazo decía lo contrario.

    Felicidades, era un asesino.

 

_¿Ya estas mejor? _preguntó Lyle luego de un tiempo.

    _Sí, creo que si _respondió Nick.

    Ahora que estaba más tranquilo caía en cuenta lo que había sucedido. El perro decía que eso aparecía cuando derrotaba a un Verdugo, aclarando después que cuando un Verdugo y un Guerrero se enfrentaban, eran duelos, y la única manera de salir victorioso era matando al oponente. El tatuaje en el brazo de Nick lo marcaba como ganador.

    _Entonces está muerto _dijo Nick apesadumbrado.

    _Podría haber sido al revés _dijo el perro, pero se fue en cuanto Lyle le echo una mirada asesina_. Voy a ver como esta Val.

    _En la pieza de Nick _indicó con sequedad.

    Vio las ancas rechonchas del perro caminar por el pasillo, empujando la puerta con la pata e ingresar a la habitación oscura donde el Visitante dormía.

    _Escuchame Nicky _dijo sosteniendo el rostro de otro_, no había otra salida ¿sí? Si no lo hacías el chico ya habría sido capturado.

    _No puedo haber matado a nadie, Lyle _dijo compungido_. Ya murió demasiada gente. Quiero que termine.

    _Lo sé, pero no se puede. Ya estamos metidos en medio de todo.

    Vio los ojos dorados reflejando tristeza, Lyle los contempló fascinado. Ahora que los notaba, no podía dejar de mirarlos y vio que Nick sonreía un poco.

    _Tenés las manos calientes, qué raro _dijo cerrando los ojos y apoyando un lado del rostro contra una de las manos de Lyle.

    _Vos tenés la cara fría _respondió Lyle sonriendo a su vez.

    Nick rodeó la cintura de Lyle con un brazo y lo atrajo hacia él, apoyando la cabeza en su pecho. Lyle lo abrazó, sintiéndolo temblar levemente.

    _No quiero acostumbrarme a la muerte Ly _dijo Nick con voz ahogada.

    _Nunca va a pasarte eso Nicky, sos demasiado consciente de lo que significa la vida.

    El chico asintió, aun con el rostro hundido en su pecho.

    _Hace mucho que no tenía un tiempo libre de quejas _dijo bromeando.

    _Ya no necesitas pedirlo.

 

Cuando salió de la ducha, feliz de liberarse del polvillo y restos de escombros se contempló en el espejo del baño. Su hombro derecho estaba intacto, sin embargo estaba seguro de haber recibido el impacto de la bala, aun cuando solo había sido un roce. La piel ni siquiera estaba irritada. Por otro lado más abajo estaba ese tatuaje, brillaba dorado sobre su piel. En otras circunstancias habría pensado que era muy hermoso, entrelazado por hilos dorados que formaban el entramado más grueso. Se acercó más, notando que había palabras escritas, pero en algún lenguaje que no conocía ¿Qué le habían escrito en la piel? De todas maneras no era de usar musculosas por lo que sería fácil ocultárselo a su madre bajo las mangas de las remeras.

   Al entrar a su habitación vio el bulto bajo las cobijas y recordó a Val, el perro estaba a sus pies también durmiendo. Suspiró resignado, caminó hasta la cocina, abrió la heladera y sacó una cerveza, no solía tomar pero el día que pasó ameritaba un poco de alcohol.

    Aun así se sentía extrañamente satisfecho, pudo pelear con todas sus fuerzas y la adrenalina se sintió excelente. Desde hacía algún tiempo su frustración no había hecho más que aumentar, tuvo que contenerse durante la competencia de artes marciales ya que durante la pelea final supo que si no lo hacía podía herir gravemente al otro chico, así que simplemente se dejó ganar. Pero el exceso de energía seguía allí, salía a correr todos los días a las seis de la mañana, durante al menos dos horas (tres los fines de semana), pero el malestar continuaba latente, como un si incubara una enfermedad. Era imposible hablar eso con Lyle pues nunca lo entendería. Quizás si llamara a Yud podría hablar con él, pero dijo que iba a ser imposible comunicarse mientras estaba fuera… hablando de personas raras. En ese momento sintió más que nunca la ausencia de su padre.

    Ser un Guerrero, nunca se puso a pensar seriamente sobre eso pero ahora que sabía que había más estaba intrigado ¿Cuánto más? ¿Cómo los habían elegido? Cuando el Arcángel le dijo que sería un Guerrero y entrego las armas, no preguntó nada, ya que no llegó a entenderlo y luego sucedieron tantas cosas con Lyle y Liz que nunca se detuvo a pensar que sucedía con él mismo. Pero ahora se daba cuenta, era más ágil y fuerte que antes, en un primer momento se lo atribuyó a las continuas peleas, pero tras años de entrenamiento normal, sabía que nadie podía mejorar tanto tan rápido. Sus reflejos e instintos también eran más agudos, recordaba que Yud dijo algo al respecto pero no había prestado atención porque en esos momentos le pareció de lo más natural, pero ahora que pensaba con detenimiento, él era una persona demasiado confiada para tener buenos instintos, se debían a otra cosa.

    Alargó la mano hacia su mochila y sacó la espada, que permaneció de tamaño reducido. Nunca la había contemplado con interés ya que era solo fuente de problemas, pero era muy hermosa. Tenía un extraño brillo plateado y siempre estaba afilada, Nick había logrado cortar esa columna sin esfuerzo y el escudo había logrado detener las balas sin rasguñar la superficie.

    Y esas armas tan poderosas le pertenecían.

    Podrían haber venido con un manual, pensó para sí mismo. Pero aparentemente los chinos eran más considerados que los ángeles. En el cielo era todo ‘hágalo usted mismo’, no había instrucciones en diferentes idiomas.

    _¿Por qué estas acá? _preguntó Lyle aproximándose.

    Nick vio a Lyle acercarse, le colocó una toalla sobre la cabeza y se sentó a horcajadas sobre sus piernas. Nick sonrió divertido aunque Lyle no fuera capaz de verlo.

    _Siempre salís con los pelos mojados, vas a enfermar.

    _Yo no me enfermo _respondió con voz temblorosa por la manera enérgica en que Lyle lo secaba.

    _Así está mejor _dijo colocando la toalla alrededor de sus hombros_ ¿Qué, te molesta?

    _Para nada _respondió Nick sonriendo. Lo rodeó con sus brazos acercándolo más y Lyle apoyó la cabeza en su hombro.

    _No pienses tanto, Nicky. Hiciste lo que tenías que hacer.

    _Si, pero no por eso me siento mejor.

    _El alcohol no ayuda.

    _No voy a emborracharme con una lata.

    _Media lata _dijo Lyle tomando su mano y tras llevarla a su boca, dio tres largos tragos a la bebida.

    _Ya _dijo Nick apartándola de sus labios_, sos re cabrón cuando estas tomado.

    _Cuando estoy en pedo, Nick. En pedo, habla bien _aclaró Lyle sonriendo_. Tiene diferentes acepciones, usalas: en pedo, al pedo, de pedo…

    _Bueno, bueno, ya entendí _interrumpió Nick_. Ahora decime ¿Cuáles son tus intenciones sentándote así sobre mí?

    _Indecentes, por supuesto _respondió Lyle con presteza.

    Dicho esto comenzó a besarlo. Nick inhaló con fuerza por la nariz, la reciente pelea no solo lo afectaba a un nivel psicológico, su cuerpo rebosaba de adrenalina.

    _Ly, no juegues _dijo apartándose, algo que había requerido toda su fuerza de voluntad.

    _¿Quién está jugando? _preguntó entrelazando las manos detrás del cuello de Nick, provocando que sus rostros quedaran muy cerca.

    Un momento de reflexión… solo un momento.

    _Te la buscaste _dijo Nick y lo rodeó con un brazo por la cintura.

    Lyle se vio levantado y de pronto tendido de espaldas contra el sillón, perdiendo ligeramente el aire. Nick estaba sobre él, aun con su brazo alrededor de la cintura. Vio sus ojos fascinantemente dorados, demasiado brillantes y supo que se había pasado esta vez.

    Como si eso le preocupara.

    Cuando Nick lo beso, sintió el cabello húmedo en su rostro. Le gustaban sus besos, porque comenzaban tímidamente, como explorando y luego se hacían más profundos. Una mano se introdujo debajo de su camisa, acariciando su piel y dejando un rastro de calor por donde tocaba. Sentía el cuerpo caliente de Nick sobre el suyo, causando que se sintiera atrapado. La sensación lo excitó ya que él había causado esa reacción y la sensación de ser retenido contra su voluntad estimulaba su imaginación, de por si demasiado activa.

    Sus bocas se separaron y Lyle tomó una bocanada de aire, jadeante como se hallaba, no era capaz de hablar.

   _Ni-Nick _logró decir pero no pudo continuar, los labios a lo largo de su cuello lo hicieron jadear con fuerza. Lyle se cubrió la boca sin poder creer aun que ese sonido tan vergonzoso provenía de él.

    _Te dije que no jugaras _dijo con voz profunda, sus ojos se habían vuelto muy oscuros y ese extraño matiz nuevo hacía que no fuera capaz de apartar su mirada. De pronto tomó sus manos a la altura de las muñecas, reteniéndolas por encima de su cabeza_. Y no te cubras la boca.

    _Nick, no… _gimoteó, odiándose por hablar de esa manera, pero sin poder evitarlo.

    ¿Cuándo se había vuelto tan rápido? Nick había desabrochado los botones de su camisa, exponiendo su delgado torso, recorriéndolo con su mano libre mientras Lyle solo podía reaccionar ante las caricias, gimiendo cada vez que Nick apoyaba sus labios sobre él. A lo largo de su cuello, en su pecho, dibujando sus pezones en un lento recorrido hacia la piel blanca de su vientre, para volver a comenzar la ascensión, dejando rastros de calor que solo lograban encender sus sentidos.

    _Tenés una piel muy suave, Ly _oyó decir a Nick, nunca antes había oído ese tono en él, que solo provocó que su turbación fuera en aumento, como si estuviera siendo tocado por un desconocido al que deseaba intensamente_. No puedo dejar de besarte.

    _Callate… tonto _respondió Lyle intentando sonar firme, pero aquello salió de sus labios como un débil gemido entrecortado.

    _Levanta las caderas Ly.

    _N... no _logró responder, apartando un momento su mente de los besos que cubrían su cuerpo.

    _Ya te lo dije, esta vez no te salva nada _dijo Nick más brusco de lo que pretendía, pero no por eso menos sincero.

    La mano libre de Nick se introdujo por debajo del elástico del pantalón de Lyle, cómodamente holgados para que la mano de Nick envolviera el pene completamente erecto de Lyle, quien lanzó un grito ahogado arqueando la espalda.

    _Si que sos sensible _dijo algo sorprendido por la reacción.

    _Sos un forro, Nick _logró articular.

    _¿Yo? Hace como un año que no tengo sexo y vos te pasas de listo. Da gracias que no te haya puesto en cuatro desde el principio.

    _No es…

    Pero no pudo continuar, volvió a cubrir sus labios esta vez acompañado del movimiento de su mano.  Lyle gemía dentro de su boca, lo que permitía que Nick la explorara a su antojo con su lengua. Lentamente soltó las manos que tenía apresadas y notó que Lyle no realizaba ningún esfuerzo por moverlas, como si hubiera olvidado que podía hacerlo. Sus caderas comenzaron a moverse acompasadamente, indicándole el ritmo que debía seguir. Nick reprimió una sonrisa, sabía que si Lyle lo veía, pensaría que se estaba burlando de él y verlo de aquella manera tan vulnerable no era algo que quisiera interrumpir.

    Por lo que continúo moviendo su mano desde la base, presionando ligeramente cuando llegaba a la punta del endurecido miembro, oyendo con placer los suaves gemidos que salían de entre los labios apretados de Lyle. Era infinitamente más sencillo que con las mujeres, entre su creciente excitación Nick no pudo evitar la comparación. Sabia la manera como debía manipularlo para que sintiera placer, podía incluso hacerlo terminar en ese momento si lo quisiera e incluso detener el orgasmo con una simple presión y todo aquello sin haberse acostado siquiera una vez con él.

    Aquellas consideraciones apenas rozaron un plano consciente de su mente mientas la mano que había estado masturbando a Lyle, humedecida por los fluidos pre seminales del más joven, descendía unos centímetros hasta la reducida entrada, dibujando círculos con la yema de los dedos mientras ejercía una leve presión, intentando relajarlo.

    _¡Nick n-no! _exclamó Lyle dando un respingo cuando sintió el tacto intentando adentrarse en él.

    _Puedo detenerme, si es lo que querés _dijo, pero el muy tramposo continuaba con las caricias, causando que Lyle, sin darse cuenta, se acostumbrara a la intromisión.

    _No… es decir… no sé _balbuceó_, Nick… esto es muy vergonzoso.

    _¿Cómo te sentirías más cómodo? _preguntó.

    Más presión. Poco a poco cedía ante su insistencia. El rostro sonrojado y dubitativo le dijo todo lo que necesitaba.

    _Entonces déjamelo a mí.

    E inmediatamente sintió al intruso introduciéndose implacable, deslizándose en su interior gracias a sus propios fluidos. El grito -¿sorpresa? ¿Dolor? Placer?- murió dentro de la boca de Nick, quien al sentir que sus labios eran correspondidos comenzó a mover la extremidad, primero con lentitud y, al notar que no era rechazado, con mayor rapidez, sintiendo como la entrada se relajaba ¿podría introducir otro dedo? ¿Cuánto más debía dilatarlo? El suyo era más grande que dos dedos.

    La mente de Nick se detuvo un momento ¿realmente pensaba seguir adelante? Solo había comenzado para darle una lección, pero si no lo hacían ahora ¿Cuándo? Cayó en cuenta que ya no sería capaz de pensar con claridad mucho más, su propio pene endurecido palpitaba dentro de sus pantalones y, conociéndolo como lo conocía, en poco tiempo estaría haciendo lo que él quería. Por otro lado, las quejas de Lyle no se debían a que no quería hacerlo, solo eran el miedo de un virgen ante lo desconocido.

    Su cuerpo había comenzado a moverse por instinto desde hacía rato, dos dedos se deslizaban dentro y fuera del ano de Lyle con facilidad, y las alrededor de cuatro mil terminaciones nerviosas del pene de Nick aullaban por ser las siguientes. Abandonado a las sensaciones que lo abrumaban, Lyle había dejado de proferir protestas, reaccionando excitado ante los continuos besos y caricias.

    _Lyle ¿estás seguro de esto? _preguntó aquello tras acumular todo lo que le quedaba de voluntad. Estaba ante la línea del no retorno, solo necesitaba una suave brisa para cruzarla, dispuesto a luchar con todas sus fuerzas si le decía que quería detenerse allí.

    Como única respuesta Lyle se dio vuelta, exhibiendo un culo redondo y firme, que era siempre cruelmente escondido dentro de sus pantalones holgados.

    El azoramiento de Nick duro solo un instante e inmediatamente ese otro cerebro  suyo tomo el control de la situación. Colocó un almohadón bajo su vientre, para comodidad de ambos, ya que así no forzaría la espalda de Lyle y de paso le daba una visión aún más clara de ese hermoso trasero respingón y tentador. Libre su propio miembro, endurecido hasta ser casi doloroso, lo apoyó contra la entrada.

    _Date prisa antes que me arrepienta _oyó que decía Lyle, con voz temblorosa.

    _Nunca te lastimaría Ly, lo sabes _respondió Nick mientras acariciaba su espalda.

    _¿Cómo puedo creerte cuando tenés la punta de la verga intentando hacerme un examen de próstata, Nicky?

    Pero de todas maneras permaneció inmóvil, dejando que Nick empujara hacia su interior, más tranquilo ante el humor relajado del más joven. Lyle inhaló con fuerza cuando sus músculos se extendieron dolorosamente, por lo que Nick se detuvo hasta que se acostumbró a la intromisión. Una parte de él quería empujar con fuerza y enterrarse hasta la base, el interior caliente de Lyle lo llamaba y solo era capaz de contenerse recurriendo a toda su fuerza de voluntad. Continuaba acariciando su espalda, notando no por primera vez lo menudo que era su cuerpo y cuanto lo deseaba. Con o sin malhumor no permitiría que nadie lo llevara de su lado.

    Desplazó sus manos a las caderas de Lyle, atrayéndolo poco a poco. Para su satisfacción, no percibió ninguna queja de su parte por lo que supo que podría hacerlo al fin. Nick se pasó la lengua por los labios, humedeciéndolos y…

    _No los quiero interrumpir pero recuerden que Val puede despertar en cualquier momento.

    El perro estaba sentado a dos metros de ellos, mirándolos atentamente.

    Nick lanzo un grito de sorpresa. Por su parte Lyle dio un respingo provocando que Nick saliera de su interior con dolorosa rapidez, volviendo a vestirse al verse descubierto en tal situación. Nick se dejó caer pesadamente a un lado, resoplando frustrado.

    _No hay caso, estamos malditos _dijo Nick cubriéndose el rostro con un brazo, su entrepierna palpitada dolorosamente.

    _Perro, empezá a correr… _advirtió Lyle y algo en su voz hizo al animal alejarse.

Notas finales:

Jaja, perdon, no pude evitarlo!!!!!!!!!!!

Proximo capitulo para el Sabado.


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