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Notas del capitulo:

Capitulo 2

Disfruten!!!!!!

Lyle camino de regreso, no sabía cómo había llegado allí y eso le molestaba. Debía tener algún tumor en el cerebro, porque desde hacía un tiempo que parecía perder la conciencia y cuando despertaba se encontraba en un lugar totalmente distinto al, que se dirigía. Lo raro es que parecía llegar sin problemas, como si su cuerpo funcionara a la perfección durante sus ausencias. Se rasco la cabeza distraídamente en la zona donde había sufrido el “accidente” aquella vez. Quizás todo fuera culpa de su hermano, sí, eso debía ser, se le había pasado la mano, como siempre, y ahora tenía secuelas. Pero no podía ir al médico, con sus diecisiete años llamarían a sus padres y el solo contaba con su hermano que estaba de viaje.

    Se hizo de noche y se dio cuenta que debía regresar, su hermano llamaría en cualquier momento y si no respondía el teléfono fijo, al regresar tendría problemas.

    Ingreso la llave en la cerradura y aun antes de abrir del todo la puerta, introdujo la mano y encendió las luces, así estaba mucho mejor. Lyle dejo su ropa sobre una silla y enseguida escucho el teléfono sonando.

    _¿Dónde estabas? _peguntó la voz del teléfono, era su hermano.

    _Fui a hacer mandados _respondió Lyle cortante.

    _Te dije que no me gusta que salgas cuando oscurece _replicó, podía sentir el enojo.

    _No te pueden gustar muchas cosas que hago, pero de todas maneras no podes hacer nada al respecto_ casi podía ver los nudillos de su hermano apretados alrededor del celular_. No desde donde estas al menos.

    _Te estás pasando Ly _advirtió la voz.

    Por un momento pensó en dejarlo así, pero no, siempre estaba su maldito carácter predominando sus acciones.

    _Matate Dalton _replicó_. Hacele un favor al mundo y pegate un tiro en la cabeza.

    _Estas en problemas Ly…

    No lo dejó terminar, colgó el teléfono antes. Mientras lo hacía supo que no era la más brillante de sus ideas. Con el corazón latiéndole en las sientes aguardó junto al teléfono a que su hermano volviera a llamar. Le diría que todo fue una broma, no podía dejar las cosas así ¡La había cagado en grande esta vez!

    Camino en círculos, nervioso y con la cabeza ardiendo. Su boca, su maldita boca que decía las cosas sin consultar. Dalton iba a enojarse y aunque aún le faltaban meses para regresar, recordaría esto. Si, lo recordaría y le haría pagar.

    Entro a la cocina y comenzó a buscar ingredientes. Cocinar lo tranquilizaba así que al terminar tenia ante sus ojos un abundante plato de verduras y carne saltada. La conversación con su hermano lo había puesto muy nervioso, pero hacía falta mucho más que eso para arruinar su apetito. Se sirvió un vaso de agua con hielo y fue a la mesa.

    Vivía con su hermano mayor en la casa de dos plantas, que ahora parecía tenebrosa y oscura. Siempre tenía miedo cuando estaba allí solo, pero al menos cuando el aroma de la comida inundaba el lugar, parecía más acogedora. Encendió el televisor y vio que estaban dando una película de terror, inmediatamente cambio de canal y busco alguna comedia o de acción. Ni loco miraría una película de miedo estando solo en esa casa.

    Cuando terminó de comer lavó su plato y el vaso, volviendo a colocarlos en su lugar. La obsesión de su hermano por el orden era algo que no se podía ignorar en la casa, que se mantenía siempre inmaculadamente limpia. Llevó la campera que había dejado sobre la silla y a media que caminaba por el pasillo encendía luces y apagaba la de las habitaciones que dejaba atrás. Cuando llegó a su cuarto cerró la puerta tras de sí, buscó un viejo fierro que guardaba bajo su cama y que había recogido de una obra en construcción, y lo colocó junto a la cabecera, al alcance de su mano. Oyendo los ruidos de la noche sintió su temor aumentar. Estaba solo en esa enorme casa, oía crujidos que no era capaz de reconocer, sonidos provenientes de la planta baja, donde sabía, no había nadie. Incluso creía oír voces en su cabeza.

    Lyle se cubrió la cabeza con las mantas, cerrando fuertemente los ojos y esperando que la noche pasara con rapidez, así el sol del día apartaría esos pensamientos extraños de su cabeza.

    Cuando el cansancio comenzó a vencer a la paranoia, comenzó a sentir algo que se estaba volviendo común. Fragmentos de recuerdos que no reconocía lo asaltaban de pronto, pero lo cierto es que eran recuerdos tan agradables que lo tranquilizaban. Por eso nuevamente se vio arrullado hasta el país de los sueños por recuerdos que no eran suyos.

    Cuando los primeros rayos del sol entraron por la ventana las inquietudes de Lyle hacía rato que habían desaparecido. Despertó con el calor en su rostro, sonriendo por haber sito tan tonto la noche anterior. Siempre era igual, los miedos lo acorralaban por la noche, sabía que era irracional, que no había nadie ni nada que pudiera lastimarlo, pero de todas maneras no podía evitar sentirse así cuando la noche se cerraba sobre él, volviéndolo muy pequeño e indefenso.

    Se desperezó con la idea de preparar el desayuno pero volvió a caer en la inconsciencia.

 

Cuando despertó se encontró en un lugar que no conocía. Estaba sentado en las gradas de un gimnasio, observando una exhibición de artes marciales. Miro a su alrededor sin reconocer a nadie. Se miró a sí mismo y un gran alivio lo inundó cuando notó que al menos estaba vestido, temía haber caminado sonámbulo en pijamas. Permaneció quieto, no quería llamar la atención y ni provocar un escándalo con el ataque de nervios que sentía bullir en su interior. Respiró hondo un par de veces hasta que lo vio.

    El chico de cabello castaño del día anterior estaba haciendo una demostración. Lo vio despegar del suelo con pasmosa agilidad, y realizar una serie de movimientos que a él le habrían resultado imposibles. Sus piernas danzaban a su alrededor, flexibles como las de una bailarina, pero con innegable fuerza. Sus brazos realizaban ademanes precisos y vigorosos, golpeando a un enemigo invisible. Cuando terminó estaba cubierto de sudor y respiraba agitadamente, pero se lo observaba indudablemente satisfecho. Algo en su interior despertó y lo miró con fascinación, su pecho inquieto y emociones que no era capaz de explicar. Agradeció que la gente a su alrededor estallara en vítores ante la exhibición del muchacho, ya que él se sentía tan perturbado que temió que alguien lo notara.

    Con cuidado, ya que sus piernas temblaban y amenazaban con no sostenerlo, se puso de pie y comenzó a caminar entre las gradas. Debía escapar de ese lugar cuanto antes. Cuando llegaba al final un hombre se puso de pie de pronto, empujando a Lyle  quien trastabillo y para evitar caer se tomó de una mujer que estaba frente a él, esta, de contextura pequeña, perdió pie y al poco tiempo tres sesiones de las gradas estuvieron en el suelo.

    _¿Por qué seré tan torpe? _­Se preguntó casi llorando por su propia incompetencia.

    Unas manos fuertes lo pusieron de pie y agradeció a todos los dioses del olimpo que no se trataba del mismo chico.

    _Gra… gracias _balbuceó al muchacho que lo había ayudado y comenzó a caminar hacia la puerta.

    Habían caído al menos treinta personas, nada grave pero había algunos abuelos y niños llorando. Cuando puso su mano sobre la puerta oyó el llanto y se obligó a desentenderse. Alguien más lo ayudaría.

    Pero no, todos parecían pasar por delante del nene que lloraba sin prestarle atención, ayudando a las personas que habían quedado apresadas debajo del alud humano. Lyle lo tomó de la mano.

    _¿Con quién estas? _le preguntó acuclillándose para ponerse a su altura_. ¿Tu mamá o tu papá?

    _Mi hermano _respondió el entre sollozos.

    Lyle intentó no restarle importancia al problema del nene, pero era tan adorable con su rostro triste, sus grandes ojos marrones y su piel cobriza, que no pudo evitar sonreír ante el compungido pequeño.

    _Vamos, yo me quedo con vos hasta que venga ¿sí?

    El nene hipó y asintió. Debía tener unos cinco años, siete como mucho, se preguntó si él alguna vez habría sido tan adorable e inocente. Su hermano le aseguraba que aún lo era, pero no creía en nada de lo que él decía y viéndose ahora mismo no se sentía ni adorable ni inocente, menos aun cuando recordaba las intensas miradas de su hermano. Esta certeza lo entristeció, pero su lado práctico, ese que lo había sacado a flote tantas veces, le dijo que tampoco había mucho que pudiera hacer en estos momentos. Al menos su hermano pasaba casi todo el año viajando y solo lo veía por cortos periodos de tiempo. Había que dar gracias por los pequeños milagros.

    Cuando la multitud se tranquilizó, constatándose que no había lesionados, solo algún que otro golpeado, comenzó a caminar con el pequeño de la mano.

    _¿Lo ves por algún lado? _preguntó.

    _¡Allá! ¡Allá! _gritó dando saltitos pero sin soltarse de la mano de Lyle.

    Este sonrió ante la reacción, pero pronto la sonrisa se borró de sus labios.

    _Por supuesto _pensó con resignación.

    Su hermano era el chico de cabello castaño, no podía ser de otra manera. Caminó arrastrado por el eufórico chiquillo. Cuando el hermano se dio vuelta vio la expresión de alivio dibujarse en sus facciones y no pudo evitar que su pulso se acelerara. Se acercó a regañadientes, hasta que el pequeño se soltó y corrió hacia su hermano que lo esperaba con los brazos abiertos. Lo alzó feliz, apretándolo entre sus brazos.

    _Sus fuertes brazos _pensó y un rubor extraño subió a su rostro. Sacudió la cabeza, como queriendo que las ideas se acomodaran ¿Qué le estaba pasando? Esas emociones no parecían ser suyas, brotaban sin explicación de su interior y parecían ya maduras, como si repentinamente hubiera amanecido atraído por ese chico. Debía alejarse lo antes posible, nada de esto podía salir bien.

    _Gracias _dijo el chico a su espalda.

    _De nada _respondió Lyle sin voltearse y se dispuso a irse de allí.

    Comenzó a caminar hasta que una mano lo detuvo. Se dio vuelta y vio al pequeño tirando de su brazo con una sonrisa boba pero adorable en su rostro.

    _Vení _dijo tirando de él hacia su hermano.

    _Bueno, a la mierda _pensó Lyle y volteó hacia el otro que inmediatamente se sorprendió al verlo_ Hola _lo saludó intentando no darle importancia.

    El otro chico se quedó sin habla, mejor así. Lyle dio media vuelta disponiéndose a marcharse.

    En ese momento un grito partió su cabeza a la mitad. Provenía del interior de su mente, lo sabía. Pero eso fue lo último que pudo pensar, cayó desmayado en el suelo.

Notas finales:

Espero les guste hasta ahora.

Es la primera historia fantasiosa que escribo, espero hacerlo bien.

Gracias por leer!!!!!!!!


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