Prefacio
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"Sólo porque eres diferente no quiere decir que estés equivocado"
- Lee ChaeRin
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Todos siempre lo dijeron y Kibum acabó creyéndoles. Que él estaba loco, que era un alucinador, que era un fantasioso. Hasta lo acusaron de estar endemoniado.
Ángeles, demonios, espíritus, diablos, almas... Entes de todo tipo que podrían nombrarse en una Biblia.
¿Por qué las demás personas no eran capaces de verlos? ¿Por qué solo Kibum sufría al tener cerca a esos seres no humanos?
Pero él solo quería ser como los demás. Tener amigos, amigos reales, de carne y hueso. No quería molestar a mamá con su enfermedad. Quería poder salir a un lugar con gente sin miedo a tener ataques de pánico. O no tener ningún trastorno obsesivo-compulsivo.
Así que solo tomaba sus pastillas y le decía a su doctora que estaba bien.
Había espíritus que realmente lo volvían loco. Le susurraban cosas, le hacían perder el control y terminaban por causarle ataque de miedo, de ira.
Otros lo obligaban a hacer cosas que no quería. Quizás golpear a alguien. Robar algo. Lastimarse. Era enloquecedor tenerlos todo el día riéndose en su espalda mientras intentaba concentrarse en algo más.
Unos pocos solo se sentaban a charlar con él, como Taemin.
Taemin era real. La prueba era que su psicóloga había dicho que Taemin no existía... Y, enojado, el demonio le destruyó su auto frente a sus narices. Pero aún así nadie le creyó.
Así que dibuja... Dibuja a cada ser que ve. Lo dibuja a la perfección, ganándose los aplausos de todo el que miraba sus dibujos, alabándolo por el surrealismo de sus dibujos. “Una gran imaginación”. ¿Imaginación? Ojalá fuera imaginación...
Tampoco puede dejar de leer. Al menos dentro de un libro todos son iguales de fantasiosos. Unas hojas con historias fantásticas eran su zona de seguridad. Eran su verdadero hogar, un mundo donde nadie lo miraba mal.
Su único cable a tierra es Minho, un gran amigo, único creyente de que su locura no es locura, es real. Tal vez sea porque su hermano mayor, Minseok, sufría lo mismo que Kibum antes de suicidarse. Quizás en verdad no le creía. Pero Kibum agradecía el apoyo y el tiempo.
A sus 20 años, simplemente acepta que toda su vida tendrá que tomar pastillas y asistir a su psiquiatra para decirle que hoy no había visto nada cuando se habría cruzado con diez seres solo en el bus de ida.
Se acepta como un maldito loco, con reportes de suicidio, meses en hospitales psiquiátricos, alucinaciones peligrosas y millones de cosas que sabe que estan en su historial médico aunque nadie diga nada ni se atreva a decírselo.
Pero entonces llega Jonghyun diciendo que es su ángel guardián. Aparece diciendo que no está loco, le da las pruebas necesarias para creer en él. Le explica todo acerca de ese mundo de fantasíaque todos se habían empecinado en negarle. Y le enseña a como lidiar con ellos.
Le explica como tranquilizarse, como no tener ataques... Le enseña a aceptarse como es.
Nadie cree que Jonghyun sea de verdad. Pero él decide no escucharlos.
Porque Jonghyun es tan real, tan auténtico... que luego de años de creerse loco, empieza a confiar en su propia mente.