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Mi Esposo Desea a Otro por Pocky Beagle

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Notas del capitulo:

¡Hola amores! Este capitulito por suerte me salio fácilmente :3 aunque eso no garantiza que les guste. Espero que si >< Deseo que si *_* Anhelo que si (?)

En fin, hoy no hay mucho que decir. Enjoy!

ADMITIENDO EL PROBLEMA




Tenía que admitir que las cosas eran mejores. Ya no estaban tan distanciados, Michael lo trataba normal y ya no le evitaba. No era como antes, no estaban todo el tiempo juntos, ni tampoco abusaban del contacto físico, como si la memoria de lo que paso entre ellos les advirtiera constantemente que lo mejor era mantener ciertas distancias. Pero era bueno, era suficiente. Podían conversar y reír, y él volvía a sentirse sumamente tranquilo luego de pasar tiempo juntos. El tiempo que estaba solo también era necesario, después de todo aún tenía que arreglar los asuntos de su matrimonio. Esa semana sólo había hablado con Anne cuando ella lo había llamado, porque cuando él llamaba ella no atendía; y la conversación era corta antes de que le pasara con su hijo. Era raro no hablarse, siempre habían sido tan confidentes, era aún más raro que su mujer no hubiera vuelto a preguntar por Michael. Pero en parte mejor, porque él no había querido pensar nada con respecto a lo que ella le pregunto. 

Estaba en una instancia en que dejaba las cosas fluir, quizás no era lo mejor pero quería creer que todo se ordenaría. Durante las noches esos planes les resultaban absurdos y se la pasaba pensando en qué demonios iba a hacer, y terminaba durmiendo muy poco. De hecho, esa era la quinta vez que bostezaba en la mañana. Se refregó un ojo y se estiró pensando en despabilarse un poco. Estar en la silla le bajaba aún más sueño, así que aprovecho el pequeño descanso para levantarse, estirar las piernas y la espalda. Estaba por bostezar de nuevo cuando un café apareció enfrente de él. Con ojos perezosos miró a Michael que se lo extendía y luego sonrió un poco antes de tomarlo. Por esos detalles era que adoraba tanto tenerlo de nuevo consigo.

-Tienes que dejar de salir de fiesta por las noches. Pareces zombie-se buróo, dándole un sorbo a su propia bebida. James dejó escapar una risa mientras bebía del suyo. Era justo lo que le hacía falta, un golpe de cafeína. 

-Y eso que no me haz visto sin el maquillaje-bromeó. Michael soltó una carcajada y luego le dio un apretón en el hombro. El escocés se giró a mirarlo, estudiando esa sonrisa que mostraba todos los dientes y las arrugas que se formaban en la comisura de sus ojos. Era asombroso lo mucho que cambiaba su expresión cuando reía. Se veía tan... ¿lindo? Michael era atractivo, eso no podía discutirse, era sexy. Pero cuando sonreía su rostro se veía tan relajado y soñador que generaba algo de ternura. O al menos eso le pasaba a él.-. Tú no te ves mucho mejor-acotó, haciendo que el otro le observara con la ceja alzada.

-¿Estas diciendo que me veo mal?

-Sí, y no se si es por la falta de sueño o es que te estas poniendo viejo-sonrió maliciosamente y se ganó un codazo en respuesta-. Si quieres voy y te compro una de esas cremas anti-age-continuó, sintiendo como la familiaridad y la conversación fluida dejaban como resultado una agradable sensación en su vientre. Un cosquilleo tranquilo, de satisfacción, de sentirse completo. 

-No soy el único que las necesita-respondió el otro, aproximándose un poco más, dejando que sus cuerpos chocaran. En ese momento James se percató de lo cerca que estaban, sus cuerpos parecían atraerse como imanes y cuando lo notaban ya habían invadido en exceso su espacio personal. Los ojos de Michael estaban clavados en los suyos, cuando James dejo escapar un suspiro y su aliento chocó contra el mentón ajeno, Michael parpadeo varias veces como saliendo de un trance. Le dedicó una mirada a los rojos labios de James antes de mirar por sobre su hombro-. ¡Hey, Hugh, tengo que hablar contigo! Viste que estábamos discutiendo sobre...

Y así la proximidad se rompió y el castaño de pronto sintió algo de frío al perder la cercanía ajena. Giró el rostro para mirar de reojo como los otros dos hombres comenzaban a charlar, dándose empujones juguetones, riéndose, y viéndose tan confidentes. Exactamente como él y Michael solían ser. No pudo evitar bufar y se terminó el café de un solo trago. 

Todo podría considerarse como que estaba bien, sino fuera por el hecho de que Michael pasaba mucho más tiempo con Jackman. Y él estaba casi seguro que cada dos por tres los veía coqueteándose. Es decir, ¿por qée necesitaban pasar tanto tiempo juntos? Además, él no se olvidaba que vio salir a Hugh del cuarto del irlandés, ¡y con la bragueta abierta! La paz que había sentido antes, el cosquilleo de satisfacción en el vientre, la sensación de estar completo; todo había desaparecido y se había transformado en una sensación fea en el pecho, en un pequeño e incomodo nudo en la garganta y en un cosquilleo en las manos que le daba ganas de golpear algo. O a alguien.

Nick le miró curioso desde la distancia, él se limitó a asentir con la cabeza antes de salir del lugar caminando hacía su trailer. Después de todo, faltaba algo de tiempo para que filmaran sus escenas y prefería distraerse a solas. 

Cuando tuvo que volver a filmar intento actuar como si nada, aunque la molestia seguía allí. Encima de todo, tenía que filmar las escenas de Erik y Charles. Y los odiaba, porque era palpable la tensión sexual que tenían. Tuvo que filmar una escena donde estaban demasiado cerca, desafiándose con las miradas, sus narices a pulgadas de centímetros y sus alientos fundiéndose juntos. Tenía la mano de Michael en el hombro, ya que Erik estaba inclinado para mirar de cerca a Charles que estaba en la silla; y él en vez de pensar en que el mundo se estaba acabando no podía dejar de recordar como eran esas manos recorriéndole y la intensidad de esa mirada cuando estaba excitado. Eso solo logro que se olvidara las lineas cinco veces y aunque Michael bromeaba para que se relajara, nada funcionaba. Cada vez estaba más y más tenso y los demás comenzaban a notarlo. 

Finalmente decidieron dejar la escena para el día siguiente. Cosa que le puso peor, ya que él era un profesional y estaba comportándose tan... infantil. 

El irlandés lo miró curioso cuando se marcho, insultando, rumbo a su trailer. Se sentía un idiota porque sabía que estaba comportándose mal pero al mismo tiempo no podía detenerse. Después iba a tener que pedir disculpas, pero ahora solo quería estar solo. Tenía que andar con cuidado, ya había arruinado su matrimonio, y logró salvar una amistad pero si continuaba como hasta ahora tal vez y hasta arruinaba su carrera. 

Estuvo sentado un rato, intentando calmarse y distraer los pensamientos. Había pasado poco más de media hora cuando alguien golpeó la puerta. Aunque no se sentía de ánimos se levantó a abrir y se sorprendió un poco al ver a Michael con... un cupcake rosa.

-Tuve que rogarle a una de las chicas que andan de mensajeras que trajera uno. Le dije que era para una nena que estaba de mal humor-comentó, James no pudo contener la sonrisa y lo tomó al instante. De pronto era como si el mal humor se le hubiera esfumado. Le dio un mordisco sin pena alguna, bajo la atenta mirada de su amigo-¿Todo bien? Te veías un poco...

-¿Mal humorado? Los años me ponen gruñón-comentó, ofreciéndole un mordisco a su amigo pero este negó con la cabeza. Finalmente se hizo a un lado, haciendole seña a Michael para que entrara. Este dudo un momento, pero finalmente entro. James miró como se quedaba en la entrada, algo incomodo, y tuvo que recordarse a si mismo que aún no todo era normal, que aún estaban intentando arreglarlo-. Siéntate-comentó, tirándose en un sofá que había en medio. El irlandés se sentó a su lado mientras observaba como James le daba mordidas más pequeñas al cupcake, para que durará más.

-Eres adicto a la bollería-comentó algo divertido, mirando los labios rojos que tenían algunas migas pero conteniéndose de estirar la mano para limpiarlo.

-Son vicios que quedan de la época que trabaje en la pastelería-respondió encogiéndose de hombros. Michael no pudo evitar reírse, ya que al imaginárselo trabajando en una pastelería no podía evitar pensar en un James más joven y flacucho en un local empalagosamente rosa, con un delantal rosa, sirviendo pasteles rosas a jóvenes que se quedaban prendadas de sus ojos. Sabía que no había sido así, pero era más divertida su versión-. ¿Terminaste tus tomas?-curioseó, jugando con poco menos de la mitad cupcake que era todo lo que le quedaba. El irlandés no pudo evitar pensar que debió pedir dos. O tres. O una docena. 

-Si, tenía que acabar unas con Hugh y...-al instante el pastelito desapareció de un bocado que le dejó la sensación de que por poco no se come los dedos. James había fruncido el ceño mientras masticaba con fuerza, su boca llena-Vamos a ir a tomar algo juntos ahora. ¿Quieres venir?-preguntó, pensando que eso lo ayudaría a relajarse. Era obvio que el menor no quería contarle que le pasaba, así que lo único que le quedaba por hacer era darle su compañía y distraerlo... si él quería.

El castaño emitió un bufido-¿Vas a ir a beber con Hugh? Conmigo no haz ido a beber ni un puto día, pero con él no tienes problemas-las palabras escaparon de su boca sin que lo quisiera. Ni bien lo dijo cerró los ojos con fuerza, porque sabía que había sonado como un idiota. Podía sentir los intensos ojos de Michael observarle con asombro, pero prefirió voltear su rostro y hacerse el tonto-. Gracias por la invitación pero...

-¿Qué carajos fue eso?-preguntó el pelirrojo, sin poder contenerse. James se queóo mirando en otra dirección y lamentó no tener más comida con la cual hacerse el distraído-Pensé que habíamos dejado el pasado atrás. Desde que hablamos estoy haciendo las cosas lo mejor que puedo. Si no quieres ir lo entiendo, pero si vas a vivir sacándome en cara que...

-Ya, ya, perdona. No quise sacarte en cara nada-murmuró, procediendo a masajearse la sien. Lo único que necesitaba para terminar de arruinar el día era pelearse con Michael. Tenía que dejar de estar a la defensiva, tenía que dejar de tener celos tontos, con quien se acostara su amigo no era su problema-. Es sólo que últimamente pasas mucho tiempo con él-no pudo evitar agregar tras unos minutos. De soslayo notó como el otro dudaba, pero finalmente la mano ajena rodeó sus hombros y lo acerco un poco. James inmediatamente pensó que no debería sentirse tan bien como se sentía. La pregunta dio vueltas en su cabeza “¿Estas enamorado de Michael?”. 

-Vamos, James, no pasamos tanto tiempo juntos. Tu y yo pasábamos mucho más tiem...

-Pero era distinto. Tu y yo somos tu y yo. Él es... Hugh Jackman-se sintió aún más tonto cuando Michael le regalo una de esas miradas de “No me digas, nunca lo había notado”. Le golpeó el hombro para que le soltara, pero ni bien lo sintió apartar el brazo él solo buscó refugio contra su cuerpo. El mayor de nuevo dudó pero finalmente sus brazos le rodearon, esta vez con más seguridad y fuerza. James se obligó a no sentirse avergonzado cuando enterró su rostro en el pecho ajeno.

-¿Y desde cuando te cae mal Hugh?-preguntó en un susurro que se le antojó deliciosamente intimo. James bufó y se apartó un poco, recargando su nuca contra la axila ajena y mirando el techo.

-Por dios, claro que no me cae mal-respondió con sinceridad. Sabía que no le caía mal, de hecho le caía bien, pero que estuviera con Michael le ponía celoso. Pensar que ellos podían tener algún tipo de relación más allá de la amistad le fastidiaba. Antes nunca lo hubiera considerado porque a sus ojos del irlandés era completamente heterosexual. Pero luego de todo lo que paso... 

-Bien, no es nada contra él-aceptó el mayor. James se removió un poco al sentir un cosquilleo cuando la mano ajena comenzó a acariciar su cabello. Era tan agradable, tan relajante. Era la misma paz que sentía con Anne cuando recién se enamoraron, aunque esta vez parecía más intensa. Un aura intima y provocativa los había rodeado, aunque ninguno se atreviera a hacer nada, de pronto todo parecía un coqueto acercamiento-. Entonces ¿por quó estas tan huraño últimamente?

-¡No estoy huraño!-protestó al instante. Apenas y levantó el rostro y sus miradas se conectaron. Los ojos celestes le observaban entre las pestañas y sentía el cálido aliento ajeno chocar contra sus labios, poniéndolos particularmente sensibles. Estaban muy cerca, si él sólo levantara un poco el rostro...-Sólo estoy algo gruñón, ya te dije, la edad-murmuró muy bajito, entrecerrando los ojos. No le paso desapercibido como los ojos ajenos se clavaban directo en su boca.

-¿Y puedo hacer algo para que dejes de estarlo?-la pregunta, aunque era simple, fue pronunciado en un tono ronco que genero que una chispa de placer bajara por su columna y estallara en su espalda baja. Tuvo que morderse los labios para no jadear, aún con más fuerza al sentir la mano de Michael apretar su cintura y hacer que sus cuerpos se peguen más. Si lo seguía acercando iba a terminar sentado encima suyo. 

“Seguir tocándome”, fue lo que pensó, ya que después de todo ahora que lo tenía cerca se había calmado. Pero sabía que no tenía que iniciar ese juego absurdo. Parpadeó un par de veces, pensando en algo ocurrente que decir, sus ojos estaban hipnotizados por el rostro ajeno, yendo de su boca a los ojos-El cupcake estuvo bien-comentó, sin que sus neuronas quisieran cooperar para que dijera algo increíble. Michael soltó una risa, luego bajó el rostro como si estuviera algo avergonzado. Esa sonrisa tímida en su boca sólo hacía que sintiera desesperadas ganas de besarle. 

-Se ve que lo disfrutaste, tienes la boca llena de migas-dijo divertido, animándose a volver a subir la miraba para que sus ojos de nuevo se conectaran. James parpadeó varias veces y luego sacó su lengua para relamerse las migas. Ni bien notó que los ojos de su amigo seguían el movimiento sin proponerlo lo hizo mucho más lento y sensualmente. Michael gruñó-No hagas eso-protestó, su tono de voz sonando algo afligido. 

-¿Hacer que?-preguntó él, en un susurro bajo. El aliento del mayor ahora chocaba contra sus labios húmedos, generándole aún mas cosquillas. Sintió la mano en su cintura apretarle la carne y dejó escapar el aire de sus pulmones. No le paso desapercibido como esos ojos claros comenzaban a oscurecerse, la pupila creciendo milímetro a milímetro.

-Eso con tu lengua. Solo... no lo hagas, no cerca de mi-pidió, su voz tenía un tono de desesperación que a los oídos del escocés se escuchó delicioso. James se mordió el labio, sintiéndose algo inquieto y... caliente. El mayor frunció el ceño y cerró los ojos un momento-. Me da tantas ganas de...

-¿De qué?-apremió, al ver que el otro se quedaba callado. Al parecer cerrar los ojos había sido una buena distracción para el pelirrojo, ahora negaba con la cabeza y la mano que antes había estado apretando la carne de su cadera le fue soltando hasta sólo quedar apoyada.

-Sólo quiero...-cuando Michael volvió a abrir sus ojos y estos se toparon con los azules de James, los cuales también estaban algo dilatados, no pudo evitarlo y su mano libre voló a la nuca ajena tironeándole el cabello con fuerza al mismo tiempo que lo acercaba. Sus narices se rozaron y sus bocas quedaron a la misma altura, sus alientos fundiéndose. James vio casi en cámara lenta como Michael terminaba de acercarse y sólo atinó a cerrar sus ojos. El corazón le latía como loco en el pecho. ¿Qué demonios estaba haciendo? Se estaba dejando llevar por sus bajos instintos pero no le importaba, nada importaba... sólo quería sentir, después de tanto imaginar, el contacto de esos labios contra los suyos. 

Pero por más que espero nada paso. La mano que le tironeaba el cabello deliciosamente desapareció tan rápido como había aparecido. Cuando él atinó a abrir los ojos, Michael ya estaba apartándose y levantándose tan rápido como podía. El corazón de James latió más fuerte ante eso, aunque no por la ansiedad que había sentido antes, sino de puro medio. 

-Debo irme, Hugh me esta esperando y...-si el hombre podía hacer algo sumamente inoportuno en ese momento era nombrar justo a esa persona. La ansiedad en el pecho del menor se arremolino y se transformo en pura molestia. ¿Michael prefería estar bebiendo con Hugh a estar... besándose con él? Sintiéndose molesto terminó de empujarlo para que se apartara, y él mismo se levantó. La ansiedad y el desagrado estaban burbujeando en sus venas y no pudo evitar preguntarse donde carajos podía haber un cigarrillo.

-¡Vete de una puta vez, entonces!-se quejó, caminando hacía donde tenía sus cosas, empezando a hurgarlas, esperando que Dios lo quisiera aunque sea un poco y él hubiera dejado algún cigarro por alguna buena casualidad, aunque lo dudaba, ya que estaba dejando de fumar.

-James, lo siento de verdad pero si...

-¡Vete Michael! No tengo ganas de hablar contigo-protestó y cuando se giró se chocó contra el cuerpo ajeno, cosa que le hizo sentir mas molesto aun. Volvió a empujarlo, aunque sólo logro que retorciera un par de pasos. Sin dudarlo se acercó de nuevo e intentó empujarlo otra vez pero el mayor esta vez sujetó sus brazos para que no lo hiciera. Ante eso se sintió más nervioso y comenzó a moverse, algo frenético, intentando que lo suelte-¡Déjame! Mierda, Fassbender, suéltame, de una puta vez-cuando las manos ajenas lo dejaron James retrocedió unos pasos. Se apartó el pelo de la cara y sus ojos molestos se enfrentaron a los ajenos-. ¿No era que tenías que irte?

-Por favor, James, cálmate. No vamos a volver a pelear-susurró acercándose con algo de cautela. De nada sirvió, ya que James volvió a empujarlo para que se apartara. Michael bufó, algo cansado, pero no tenía ganas de forzarlo para que se calmara. Se limitó a revolverse el cabello sintiéndose algo impotente. ¿Por qué carajos estaba tan molesto? ¿Por qué él casi lo besa o por qué... no lo hizo? Sabía que debía ser lo primero. James no estaba interesado, ya lo había dejado en claro-. Si es por lo de recién, lo siento yo...

-¡Eres un maldito idiota! Estas aquí, conmigo, y sólo hablas de Jackman-dejó escapar el aire de sus pulmones mientras le gritaba más fuerte de lo que le hubiera gustado. Michael le miró confundido y estuvo por hablar pero no se lo permitió-. ¡Prefieres estar con él! ¡¡Lo prefieres!! Dijiste que las cosas iban a ser como ante, pero no es así, ¡Te vas con él cada vez que puedes, y me dejas de lado y...!

-¡Vine a invitarte ahora! Vine por que estaba preocupado por ti y... ¡¿y por qué demonios me estas gritando?! Puedo hacer con mi tiempo libre lo que yo quiera...

-¡Vete de una puta vez Michael! Y no me vuelvas a hablar. No quiero estar contigo. Si lo prefieres a él, ¡Vete a beber con él y déjame a mi y a mis problemas solo!-la tensión iba subiendo en el lugar, ambos se habían puesto colorados y se desafiaban con la mirada. James señaló con decisión la puerta-¡VETE!

Michael miró la puerta de reojo pero se obligó a respirar hondo. James había estado mal cuando llego, quizás esa pelea fuera desencadenante de esto. No quería que volvieran a pelear y que todo fuera incomodo-James, de verdad no sé a que viene esto pero...

-¡Esto viene porque tu lo prefieres! Eres incapaz de estar conmigo, pero con él estas muy cómodo. No pasas ni un puto minuto a solas conmigo, te escapas en cada oportunidad. Y ahora, que recién estábamos siendo los de siempre, tu... ¡no dejas de nombrarlo! ¡Simplemente admite que prefieres pasar tu tiempo con él!

-¡Por dios, eso no es cierto!-protestó sintiéndose cada vez más harto de las acusaciones ajenas. ¿Qué más quería James? Él se estaba esforzando, intentando ignorar todos sus sentimientos, intentando no lucir tan obvio, pero sin poder evitar interesarse. Luchando contra sus propios deseos para no volver a cagarla, para no volver a herirlo, para que nada termine mal.

-¡¡Entonces admite que no quieres estar a solas contigo!!

-¡¡Esta bien!! Lo admito, no quiero.... más bien no puedo estar a solas contigo. ¡No lo soporto!-ni bien dejó salir esas palabras vio como la expresión de su amigo se derrumbaba. Era obvio que no había esperado escuchar eso, por más que había estado exigiendo que se lo dijera. Los ojos azules lo miraron como si James de pronto se hubiera extraviado y él mismo se sintió demasiado perdido. James dejó escapar todo el aire de sus pulmones en un jadeo y al instante sus ojos se pusieron rojos y húmedos.

-¡B-bien! Al fin lo admites-su voz sonaba quebrada, como si aún no creyera lo que Michael acababa de decir. Sus ojos se inyectaban cada vez más de sangre y él irlandés tenía miedo de que en cualquier momento rompiera en llanto. No podía lidiar de nuevo con eso, James llorando manipulaba su corazón, lo hacía sentirse tan mierda y...-¡Ahora podemos seguir con nuestras vidas y dejar de fingir que comos amigos!

“Fingir que somos amigos”. Michael no pudo evitar pensar que esas palabras eran perfectas para lo que él estaba haciendo.

-Mierda, no es eso lo que quise decir-corrigió, molesto. James había volteado el rostro evitando mirarlo y uno de sus brazos se había envuelto sobre si mismo, como si quisiera contenerse.

-¡¿Entonces qué carajos es?! ¡¿Qué demonios te pasa?!-protestó, volviendo a mirarle. Las lágrimas habían empapado sus mejillas y el corazón del mayor no pudo evitar estrujirse al verlo así. Si esa imagen no le hubiera resultado tan fuerte, quizás hubiera tenido la conciencia de no decir lo que dijo:

-¡¡Pasa que estoy enamorado de ti!!-las palabras hicieron eco en la habitación y los dos se quedaron en absoluto silencio, como si de pronto hacer un mínimo sonido (incluso el de la respiración), pudiera derrumbarlo todo. Los ojos azules pasaron del dolor absoluto a la incontenible sorpresa. Se quedó boqueando, mirando a Michael sin saber que decir. Y esa mirada azul sólo hizo que el mayor se pusiera cada vez más nervioso e inquieto. Su corazón se había detenido un segundo, pero ahora sentía las palpitaciones retumbando en sus oídos. No podía creer que había sido tan imbécil de decir eso en voz alta. Ahora lo había arruinado todo, a la mierda la amistad, a la mierda todo. Cada palpitación se volvió dolorosa, y sólo atinó a cubrirse el rostro con la mano. No iba a llorar, no iba a romperse-Sé que... sé que todo esto esta mal, pero no lo busqué. Después de lo que paso entre nosotros, yo... sólo... no pude sacarte más de mi cabeza-se sinceró, sin atreverse a mirarlo.

No obtuvo respuesta, James se había quedado completamente congelado. “¿Estas enamorado de Michael?”, esa había sido la pregunta de Anne, y él no le dedico muchos pensamientos porque ¿y qué si lo estaba? Igualmente su amigo nunca iba a corresponderle. Nada de eso era posible y no quería aclarar un sentimiento que nunca iba a llegar a ningún lado. Lo mejor, lo más sano, era ignorarlo y actuar como si nada. Pero aquí estaba, aquí estaba su amigo, su intimo amigo heterosexual, diciéndole que estaba enamorado de él. Y quería decir algo, lo que fuera... pero nada le venía a la cabeza. O más bien si, demasiadas cosas: “Estoy casado. Somos amigos. Somos famosos. No se puede. Olvídalo. Yo también. Tenemos que olvidarlo. Seamos amigos. También me enamore...”

Michael apartó la mano para mirarle, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo, luego bajó el rostro-Por eso no puedo estar a solas contigo. ¡Recién casi te beso! Y... esto, ser como antes: No puedo. Por que no sé si es que tú eres muy distraído para darte cuenta, o no lo mides, o no te importa... ¡pero estos juegos se nos están saliendo de control! Y me están lastimando, porque luego recuerdo que para ti es eso, ¡un juego! No quiero culparte, James, no quiero decir que juegas a propósito... pero yo no lo puedo hacer más. 

El menor parpadeó varias veces, sintiendo la rodillas temblar, caminó hacía el sofá y se dejó caer en este. ¿Qué demonios iba a hacer ahora? Anne estaba enojada. Michael estaba enamorado de él. Él mismo estaba demasiado confundido... y recién ahora era consciente de que no importaba cuando fingiera, o se esforzara, nada nunca volvería a ser como antes. En algún momento su vida había hecho un quiebre y ya no podía arreglarse, ahora sólo tenía que decidir que iba a hacer... antes de que todo terminara de derrumbarse. 

-Ese maldito trío arruino mi vida...-susurró. Levantó la vista al escuchar un golpe y vio que Michael había retrocedido hasta que su espalda chocó contra la puerta del remolque. Sus ojos claros estaban tristes y rojos. James nunca lo había visto tan afligido antes.

-Yo creo que sólo... me revelo algo que no quería ver-admitió el mayor. Una sonrisa triste y resignada adornando sus labios. James la odio, porque ese día había admirado la otra, la que iluminaba su rostro. La que la hacía verse adorable y lindo, y perfecto-. Lo siento, James, pero estos juegos en algún momento me capturaron y... esa noche fue solo una revelación. Esto no es nuevo. Estoy intentando actuar lo mejor que puedo para no incomodarte, pero que sepas esto quizás es lo mejor. Así “dejo de fingir ser tu amigo”-recitó.

-¿Eso quieres? ¿Qué ya no seamos amigos?-levantó la vista para observarlo. El irlandés no disimuló la sorpresa en sus ojos, al parecer no había pensado que seguir siendo amigos fuera una posibilidad. James no estaba seguro de nada de lo que iba a pasar luego de esto; le había caído como una bomba y tenía que digerirlo. Lo único de lo que era consciente era de que los dos se estaban lastimando sin quererlo, y herir a Michael era lo ultimo que quería. Sus ojos se estudiaron por un minuto, como evaluado todo, y finalmente el más alto bajó la cabeza.

-Queda todo en tus manos. Si tu aún quieres que lo seamos... lo seremos. Pero sabes la verdad de fondo-James asintió, sintiendo que saber eso solo añadía más pesos sobre sus hombros. Volvieron a quedarse en silencio, los dos mirando el piso, y finalmente Michael suspiró-. Mejor me voy.-prefirió no agregar más nada, se giró para abrir la puerta pero antes le dedicó una ultima mirada a James, por miedo a que fuera la ultima oportunidad de verlo aun con una “amistad” algo machacada y rota, pero amistad a fin de cuentas, de por medio.

-Cuídate Michael-fue la respuesta que obtuvo. Cuando salió del remolque sintió que el ruido volvía a llenar sus oídos. De pronto el aturdimiento le generó un dolor de cabeza. Su corazón latía lento, casi dolorosamente. Las lágrimas que antes había querido retener de pronto querían revelarse. Estaba afuera y había más gente, pero se había sentido mucho más vulnerable junto con James. 

-Hey, Mike-la voz entusiasta lo llamo a sus espaldas y él se refregó los ojos e intento componer la expresión. Cuando una mano se apoyó en su hombro se giró, dibujando su mejor sonrisa. Pero al parecer no sirvió, ya que los ojos ajenos le estudiaron y luego Hugh borró la sonrisa-¿Estas bien? ¿Qué paso?

El irlandés atinó a negar con la cabeza, sin querer decir nada porque tenía miedo de romperse a llorar. Y él no era de las personas que hacían eso. El actor de Wolverine le palmeó el hombro e hizo el ademan de abrazarlo pero él sólo se apartó-Nada, nada. Sólo necesito emborracharme-dijo, intentando sonar divertido. Por suerte Hugh no se sintió rechazado, sino que pareció entender porque se apartaba.

-Vale, vamos. Yo invitare los tragos, pero no pienso cargarte esta vez-comentó, golpeándole juguetonamente el hombro. Ambos comenzaron a caminar y cuando avanzaron un par de pasos Jackman giró la cabeza para corroborar si el trailer del que había visto salir a Michael era de quien creía que era. La placa que decía “James McAvoy” se lo confirmo. 

Miró de reojo a su amigo y apretó los labios. ¿Qué demonios estaba pasando allí?

Notas finales:

Espero que les haya gustado -3- 

Puse algunas cositas de Mike tierno por que dijeron que les gustaba verlo hasta las manos por James xD Y por que creo que es muy atento (?)

En fin, ya vamos en la recta final creo -w- Beso!


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