Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Esposo Desea a Otro por Pocky Beagle

[Reviews - 67]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 ¡Hola! Sé que me he tardado horrores, en mi defenza, me inspiro al leer y muy pocos estan actualizando. Bitches. Pero bueno aquí estamos.

Para sus malas noticias creo que me seguire atrasando, para los que lean La Hermandad, creo que va para rato. Ojalá no.

Espero les guste este capítulo. Arte a Gisela, creo que va a putearme pronto. Pasenme fotos de Fassy y Hiddleston asi la seduzco y no me deja (?)

Ella tambien es el mal ejemplo de que quiero escribir y me incita a leer ¬¬. Yo ni fichaba a Tom (si, soy re colgada) y ahora babeo el piso por donde ese hombre camina ¡por culpa de ella!

En fin. Me fui de tema. Enjoy!

LA DROGA CALMA





En este punto de su vida, James se preguntaba si Dios estaría enojado con él. Hacía años que no pisaba una iglesia, vivía la religión a su manera, que era algo así como no hacer daño a nadie y tener paz mental... pero quizás eso no estaba bien y si él fuera a misa todos los domingos entonces aún estaría enamorado de su esposa, felizmente casado y con un mejor amigo que era sólo eso: un mejor amigo. Quizás si rezaba un par de padres nuestros, Dios se desenojaba y todo volvía a la normalidad. O quizás tenía que dejar de pensar tanto y ponerse manos a la obra para arreglar el asunto. Aunque no sabía cómo.

No tenía las agallas para enfrentar a Anne y mucho menos sabía qué decirle. Ella lo había dejado con la premisa de que pensara si estaba enamorado de Michael y él había preferido hacerse el tonto hasta que no pudo más. Hasta que Fassbender le gritó en la cara que estaba enamorado de él. 

Se llevó la mano al pecho, sintiéndose algo tonto. Su corazón no debería acelerarse de esa manera ante el recuerdo. Pero como todo lo que no debía pasar en su vida, igual ocurría: su corazón latía como loco y su estómago retorcía de ansiedad. Michael estaba enamorado de él. Y pensar en eso hacía que se removiera en la cama, sintiéndose una colegiala, sin saber cómo calmar el cosquilleo que invadía sus entrañas y su pecho. Era patético, porque de esa “revelación” ya habían pasado cuatro días y aún le generaba demasiadas cosas.

En esos cuatro días ellos no se habían enfrentado, James prefería evitarlo y Michael parecía muy avergonzado como para acercarse. Por momentos pensaba que era lo mejor, distanciarse y que las mentes de ambos se calmaran y ordenaran para entender que todo esto era una locura... luego lo veía pasando tiempo con Hugh y su estómago se revolvía y veía todo en rojo, en esos momentos quería atacar a alguien. No le gustaba que Michael se tocara tanto con alguien más, no le gustaba que pasara tanto tiempo con otra persona, no le agradaba que alguien pudiera robarle tantas sonrisas. Aunque fueran sonrisas un tanto decaídas... porque sí, los ojos celestes estaban algo apagados. Y él se sentía culpable, un maldito hijo de puta. El alemán le había aclarado que era consciente de que James no lo hacía a propósito pero que “lo lastimaba”. Sus juegos lo lastimaban. Él no quería herir a Mike, nunca.

Así que aquí estaba, James McAvoy, hecho un lío de enojo, tristeza y culpa. Su vida se le estaba yendo por la borda y él no podía hacer más que contemplar todo de manera impotente.

El nudo en el pecho no se le iba en todo el día, complicándole el trabajo y ahora se le sumaba un dolor en la cabeza. Maldito insomnio. Abrió con pereza los ojos y notó que eran las cinco de la mañana. Como mucho, había dormido media hora. Si seguía así iba a morirse, iba a estar parado en medio de una filmación, se iba a marear, se desmayaría y ¡bum! James McAvoy muerto. Quizás hasta era lo mejor para ahorrarse tanto problema.

Abrazó su almohada y enterró su rostro en ésta. Estaba tan cansado y le dolía tanto la cabeza que tenía ganas de llorar de pura impotencia. Debería comprarse pastillas para el sueño pero les tenía algo de manía... así empezaban todos y un día los encontraban muertos en un hotel por exceso de morfina. Quizás debía buscar algo más saludable como... meditar o el yoga... o mejor se moría. 

Le embargó el alivio cuando su cerebro de a poco fue desconectándose, sintiéndose más en calma, su cuerpo más relajado y sólo era consciente de su respiración. Al fin paz, al fin tranquilidad, al fi...

¡¡La puta madre!! Se movió inquieto en la cama, bajando la mano para rascarse frenéticamente el pie. ¡La reputísima madre y la re mil puta que lo re mil...! ¡Maldito comezón! Llorisqueó cuando la picazón se pasó y volvió a abrazar la almohada. Quería dormir, necesitaba dormir o se volvería loco.

Finalmente, a las seis menos cuarto se quedó dormido. Por suerte al día siguiente empezaban a grabar tarde, quizás podía hacer maña por un par de horas. Realmente necesitaba descansar, si no lo hacía seguiría trabajando tan mal como hasta ahora. Estaba haciendo que perdieran el tiempo, a veces tenían que repetir varias veces la misma escena por su culpa y eso sólo le generaba más y más remordimiento. 

A las nueve y media de la mañana lo despertó el sonido del teléfono. El dolor en su cabeza se hizo presente ni bien abrió los ojos y realmente odió, odió con toda su alma a quien estuviera llamando. Lo tomó con pereza, el brillo de la pantalla le quemó los ojos. Anne. Se obligó a hacer reaccionar su cerebro mientras contestaba-¿Hola?-no pudo evitar que su voz sonara adormilada, algo pastosa, a pesar de que realmente se esforzó para que no sonara así.

-¡James, hola! ¿Estabas durmiendo?-la voz sonó bastante sorprendida-Pero si son como las diez de la mañana allá-agregó. El hombre se mordió los labios para evitar corregirla y decirle que eran las nueve y media, de muy mala manera. Simplemente respondió con un inentendible “sí”-. Oh, perdona si te moleste. Pero Breen había estado preguntando por ti, mucho, y creo que realmente necesita hablar contigo aunque sea un rato-al escucharla James se odió aún más. Anne era demasiado buena, se preocupaba porque él y su hijo siguieran en contacto, a pesar de que él estaba siendo un cabrón. Vagamente recordó la forma en la que había ignorado a su padre cuando se separó de su madre y se sintió aún más culpable.

-Claro, genial. ¿Me lo pasas?-preguntó al tiempo que se sentaba en la cama, refregando las manos contra su rostro, queriendo terminar de despertar. 

-Sí, en un segundo. Pero... luego no cortes. Necesito hablar contigo-ni bien escuchó esas palabras su corazón se oprimió. Oh, mierda. ¿Qué carajos iba a pasar ahora?-Bren, vamos, papá quiere hablar contigo-la voz se escuchó algo distanciada, James aprovechó el momento para aclararse la garganta e intentar ignorar la preocupación que se había instalado en su pecho. ¿Y si Anne no era tan buena y esa era la última vez que hablaba con su hijo? Dios, no, no. No podía pasar eso. Cerró los ojos con fuerza, queriendo concentrarse, buscando ignorar el ardor que sentía en los ojos. Una voz animada e infantil lo saludó del otro lado de la línea. ¡Dios, se moría de ganas de abrazar a su pequeño!-¡Breen, mi vida! ¿Cómo estas, cariño? ¿Te estás portando bien? Espero que no hagas renegar a mamá-sonrió a la nada mientras escuchaba a su niño parlotear. El nudo en su pecho de a momentos se hacía más grande porque estaba muy asustado. Quería atesorar cada palabra que estaba escuchando en ese momento-. Yo también te extraño mucho, campeón, y te amo muchísimo. Ni bien vuelva pasaremos horas jugando, ¿qué quieres que te lleve de regalo?-un listado de cosas aturdió sus oídos y aunque normalmente no simpatizaba con encaprichar a su hijo en ese momento quiso acordarse de todas para llevarlas-Vale, veré qué hago-dijo con una risa entrecortada. Luego escuchó la voz de Anne hablándole a su hijo y se sintió más ansioso-Te quiero mucho, ¿tú me quieres?-mientras escuchaba la respuesta se llevó las rodillas al pecho y apoyó su frente en éstas. Sonrió nuevamente, algo más aliviado al escuchar la respuesta. Esperaba que los sentimientos de su hijo nunca cambiaran-. Bueno mi vida, pásame con tu mamá. Cuídate mucho y pórtate bien-hubo una apresurada despedida y luego el teléfono cambió de manos. Alcanzó a escuchar la voz de su mujer pidiéndole a Bren que fuera a jugar y en ese momento el nudo en el pecho se hizo más fuerte que nunca.

-¿James? ¿Sigues ahí?

-Aquí estoy-hizo una pausa, pensando en qué decir. Quizás si se le adelantaba y decía algo increíblemente romántico su matrimonio podía reflotar y...

-Bueno. Quería hablar contigo. Sobre todo lo que hemos estado pasando, no sé si tú habrás estado pensando al respecto pero lo mejor sería que...

-Si he estado pensando y quería decirte lo arrepentido que estoy. Esa vez que te llame no pasó nada, yo quiero estar co...

-James, déjame terminar o no podré hacerlo-la voz se escuchó tomada y las alarmas sonaron en su cabeza. Eso no se escuchaba nada bien, si Anne necesitaba valor para decirle algo eso significaba solamente una cosa. Una cosa que él no quería escuchar. De pronto se sentía al borde de un ataque de pánico.

-¿No podrás hacerlo? ¿No podrás hacer qué? ¿Acaso tú esta...?

-¡James, déjame hablar!-se quejó la chica y él se limitó a aceptar, mordiéndose los labios y cerrando con fuerza los ojos, muy asustado por lo que estaba por venir-Estuve pensando mucho al respecto, y aunque no es fácil, creo que lo mejor sería... acabar con todo esto.

-¿Estás terminando conmigo por teléfono?-no pudo evitar que su voz temblara, le costaba que el aire le llegara a los pulmones y sentía que en cualquier momento no aguantaría más y comenzaría a llorar cual niño en medio de un berrinche-¿Acaso me estás diciendo así que quieres que... nos separemos? ¿Es eso, Anne? ¡No puedo creerlo! No puede ser así, tenemos que vernos, hablar...

-No, no puedo verte-un jadeo escapó de sus labios al escuchar aquello-. No tendré las agallas de tenerte enfrente y decírtelo. James, te amo muchísimo pero... esto no está funcionando.

-¡Voy a esforzarme, lo prometo! Voy a esforzarme más e iremos a terapia si eso te hace feliz, trabajaré menos y...

-¡No es eso, James! No eres tú el problema, es sólo que... ya no me amas. Esas cosas pasan y...

-¡Claro que te amo!-la cortó al instante, diciéndolo con una seguridad que hacía tiempo no sentía. Quizás era el miedo a perderla lo que lo hacía actuar así. Imaginar una vida sin Anne era imposible, había sido su compañera tantos años, el amor de su vida, quien lo sacó a flote, quien lo ayudó en cada momento y...

-Tal vez sí, James. Pero... no estamos bien. ¿Esto es lo que quieres para el resto de tu vida? Somos jóvenes aún. ¿Quieres vivir sin pasión, sin espontaneidad, sin esa sensación de enamoramiento que te hace sentir vivo y que...?

-Por dios, Anne. Somos adultos, ambos sabemos que esas cosas tarde o temprano se acaban. Somos más profundos que esas niñerías. Llevamos mucho tiempo casados y es normal que pasen todas estas cosas, es sólo una etapa que vamos a superar. ¿Acaso quieres rendirte? ¿No quieres pelear por nosotros?-y cuando lo preguntó se sintió un tanto hipócrita, ella había sido quien había estado peleando con más fuerzas para que se mantuvieran juntos, ella fue quien notó el problema y quiso arreglarlo. Contradictoriamente, también fue ella quien colaboró para que se armara este enredo con Michael. 

-Esto no es una etapa, James. Tú y yo ya no somos esposos, somos mejores amigos que comparten cama. Desde hace cuatro años que no tenemos pasión ni espontaneidad ni nada nuevo... Hemos sido felices sí, pero una felicidad a medias. Tan feliz como puedes ser viviendo con tu mejor amigo. Y quizás colaboró que duráramos tanto el hecho de que nos veíamos poco. Si nos viéramos tanto como el resto de las parejas quizás esto se hubiera desatado antes. ¡Estos últimos dos meses han sido horribles! Hemos estado tan tensos y distanciados, casi sin poder hablarnos el uno al otro y...

-¡Es mi culpa, te prometo que voy a cambiar!

-Por dios, no es tu culpa. Tú eres perfecto tal cual eres. Sólo te enamoraste de alguien más, esas cosas pasan y no hay ningún culpable, no puedes castigarte por e...

-¿Enamorado de alguien más? ¡Yo no estoy enamorado de nadie más!-su voz fue completamente indignada, pudo escuchar su propio corazón latiéndole con fuerza en los oídos. La imagen de Michael llenó por un momento su cabeza pero se obligó a alejarla. Ahora lo único que importaba era su esposa, su familia, su vida. 

-Siempre has dicho que soy tu mejor amiga y creo que es cierto. Te conozco tanto que me doy cuenta lo que te pasa antes que tú mismo-la voz sonaba resignada y divertida a la vez. James se quedó estático, mirando sus propios pies mientras intentaba asimilar las cosas-. Lo amas tan sinceramente que ni siquiera te das cuenta, crees que es normal sentirte así. Dime, ¿lo extrañas?

-Sí-no pudo evitar responder, cerró sus ojos con fuerza ni bien lo hizo, sintiéndose un idiota.

-¿Y cuándo hablaste con él por última vez?

-Hace cuatro días.

-A mí no me ves hace más de un mes, ¿me extrañas como a él?-se quedó callado, al principio no pudo responder y luego no quiso hacerlo. No quería mentirle y tampoco quería lastimarla. Nunca quiso lastimar a Anne, ella era tan importante para él. Una risa triste se hizo escuchar, su corazón se encogió un momento, odiándose a sí mismo-Eres tan ingenuo a veces-nuevamente se hizo un silencio porque él no sabía qué decir. Finalmente, la chica soltó un suspiro-. Bueno, era eso. Será mejor que corte, luego hablaremos así aclaramos bien las cosas. Sé que es inoportuno decírtelo en medio de la filmación, pero será lo mejor James, habrá pasado un tiempo y cuando nos veamos ya estaremos ordenados. Luego te llamaré así hablas con Breen...

-No estoy enamorado de nadie, Anne-respondió rudamente, sintiéndose molesto de que la chica de pronto hubiera resuelto todo sin consultarle. ¡No podía creer que lo estuviera dejando así sin más! ¡Por teléfono! ¡Su esposa lo estaba dejando por teléfono!-. Ni bien llegue a Londres vamos a hablar y arreglar esto. Nosotros no vamos a div...

-Cuídate, James-el sonido de la llama finalizada cortó su discurso, quiso volver a llamarle pero el número figuraba fuera de línea. Se quedó mirando el aparato unos momentos, sin poder asimilar las cosas. Luego el mundo se le vino encima, haciéndolo sentirse sumamente cansado y roto.

Anne acababa de dejarlo porque lo acusaba de amar a alguien más. Y no podía culparla, la tuvo tan desatendida, la cuidó tan poco, ese último tiempo fue tan egoísta. Debió apreciarla más, esforzarse, enamorarla cada día... Quizás aún podía hacerlo.

”¿Lo extrañas?”. La respuesta había salido tan sinceramente de sus labios. Sí, lo extrañaba, y tanto. A Anne no la había extrañado, había estado muy preocupado por todo lo que estaban pasando, había estado asustado y pensando en cómo arreglar las cosas. Pero nunca la extrañó, no se sintió desesperado por estar con ella. Esa desesperación que sentía ahora por estar con su amigo. Necesitaba que Fassy le robara un par de sonrisas y le hiciera sentir relajado, como si nada más importara en el mundo. Necesitaba un abrazo profundo que le quitara el peso de sus hombros, necesitaba ver esa sonrisa contagiosa y el cariño plagado en esos ojos celestes. Lo extrañaba, pero lo que era mil veces peor era que lo necesitaba. 

El escocés se dejó caer de nuevo en la cama y abrazó con fuerza la almohada mientras las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas. 

Él no podía estar enamorado de alguien más, simplemente no podía. Y aunque lo estuviera... acababa de terminar con su esposa, todo eso era imposible. No podía ser.

Cuando salió del cuarto lo hizo con unos lentes de sol para disimular las ojeras y la hinchazón de sus ojos. Se sentía cansado y deprimido, con demasiadas ganas de quedarse encerrado en su cuarto y no hacer nada. Pero eso no era una opción, estaba trabajando, en media hora iban a empezar a filmar y tenía que obligarse a comer algo si realmente no quería desmayarse en medio de una escena. 

Al llegar al comedor se encontró con unos pocos compañeros, entre ellos Michael. Saludó cortésmente mientras miraba al mayor morder alguna bollería. El hombre le dedicó una mirada rápida, como lo hacía últimamente (al parecer no podía mantener los ojos mucho tiempo sobre él), pero luego volvió a mirarlo de manera interrogante, ligeramente preocupado. James se acomodó mejor los lentes preguntándose si acaso había notado algo, ¿él estaba siendo muy obvio o Michael lo conocía demasiado bien? Se forzó a sonreír y actuar como si nada mientras se servía un poco de café. Con suerte, el otro se tranquilizaba y lo dejaba por la paz.

Los ojos celestes no se apartaron de él en todo el desayuno. James se preguntó si acaso era muy mal actor. 

Ni bien terminaron de comer se dirigieron hacia las zonas que tenían que filmar, deseó que ese día no le tocara con Michael... pero sí, las líneas que había ensayado eran las de Charles y Magneto. Eso lo puso aún de peor humor. ¿El universo siempre iba a conspirar en contra suya? Notó que Michael parecía tener la intención de hablarle en más de una ocasión pero aparentemente se arrepentía o no juntaba el valor. Mejor así; realmente no quería enfrentar a nadie, menos a su “amigo”. Durante un instante estuvo muy molesto con Anne, ¿realmente tenía que decírselo en ese momento? Entendía el plan de llegar a Londres con todo asumido, ¡pero estaba trabajando, por dios santo! Y ella acababa de moverle el piso. Mínimo hubiera esperado hasta el viernes.... 

Pero bueno, su mujer también había estado sufriendo mucho y haciéndose cargo de su hijo. Tampoco debía ser fácil fingir normalidad.

Ese día no alcanzaba a decir dos oraciones que se le olvidaban las líneas, Michael normalmente bromearía al respecto, cualquier otra persona podría estar un poco molesta, pero en realidad lo único que ocurría era que la preocupación aumentaba más y más en esos ojos celestes. Cuando les indicaron hacer una pausa, James prácticamente corrió hacía donde había unos cafés, pensando que si terminaba de despertarse su cerebro volvería a funcionar y colaboraría con la causa. Estaba endulzándolo cuando alguien se paró a su lado, apoyado relajadamente en la mesa. Al mirar de reojo vio el cabello colorado y contuvo el bufido. No podía lidiar con la amabilidad de Michael ahora. 

-Ni siquiera el maquillaje disimula que has estado llorando. ¿Qué pasó?-la voz preocupada removió algo en su interior, algo que todavía no se animaba a enfrentar. Todas esas cosas que Michael siempre le hacía sentir y de las que ahora parecía más consciente.

-Es el drama de la escena-respondió dándole otro sorbo a su café, aún sin mirarlo y sonriendo apenas, casi sin energías. 

-No eres tan buen actor-al parecer el mayor quería aligerar el ambiente, normalmente ese comentario le haría robado una carcajada pero ahora sólo hizo que apretara el vaso en su mano. Hubo un silencio algo incómodo, el irlandés se acercó casi imperceptiblemente y luego una mano acarició confortadoramente sus hombros. James tuvo que retener el aire en sus pulmones porque sentía que si lo dejaba salir su mundo se vendría abajo. Sólo con un toque y había logrado derrumbar todas sus defensas, sentía sus manos temblar y sus ojos arder con más fuerzas. La necesidad de girarse y fundirse contra el cuerpo ajeno se instaló en su pecho. Pero tenía que contenerse, porque si lo hacía iba a sentir esos brazos envolviéndole (tal cual necesitaba) e iba a terminar de derrumbarse y no podría parar de llorar.

Sin saber qué hacer, con qué distenderse, dejó el vaso sobre la mesa. Al no tener qué apretar, ni con qué descargar sus emociones, fue más consciente de sí mismo y notó su barbilla temblar. Cuando quiso controlar el movimiento, su rostro terminó de traicionarle y las lágrimas empezaron a caer. No esperó ni medio segundo para llevar la mano a limpiarlas rápidamente, deseando que el otro no las viera. Imposible. Al instante siguiente, una mano sujetó con firmeza su muñeca, apartándosela del rostro y obligándolo a girarse. James bajó inmediatamente la mirada, pero a pesar de todo sentía los ojos ajenos prácticamente penetrando su piel.

-¿James? Dios, ¿Qué demonios está suc...?-la otra mano voló a acariciar su rostro, buscando borrar el surco de lágrimas en sus mejillas. Él dejó escapar un abatido suspiro entre sus temblorosos labios. Esa simple caricia lo hacía sentir que iba a desintegrarse, que iba a derrumbarse y romperse si Michael no lo tomaba entre sus brazos en ese momento y le sujetaba con fuerza, con tanta fuerza que todos sus pedazos rotos volvieran a unirse.

-No me toques-no podía sentirse así, no podía lidiar con eso ahora. No podía romperse allí porque seguramente ni Michael ni nadie iban a arreglarlo, simplemente se derrumbaría y estaría solo. La mano se quedó estática contra su piel, como si esas palabras hubieran congelado a su compañero. Él se obligó a apartarla, conteniéndose de sujetarla con la suya y hacer que le abrace-. No quiero que me toques ni que te acerques-era mentira, era justo lo que quería pero no estaba listo para enfrentarlo. Notó que el irlandés dio un paso tambaleante hacia atrás. Cuando se atrevió a subir la mirada contempló la expresión ajena: completamente desecha y descompuesta entre la tristeza y el temor. Ni bien lo vio quiso disculparse, se sintió arrepentido pero ninguna palabra quiso abandonar sus labios.

-¿Es eso? ¿Me quieres lejos?-se contemplaron en silencio. Cuando pasaron unos pocos segundos pudo ver a Michael apretar la mandíbula y desviar sus ojos, que durante un segundo se vieron húmedos-Bien-el tono de voz fue rudo, al momento siguiente el hombre se estaba apartando de él a pisadas grandes y bruscas.

James se sintió mil veces peor. ¿Iba a lastimar a todo el mundo?

Realmente no supo cómo fue que terminaron de grabar las escenas. Cada vez que se escuchaba “corte”, Michael volteaba el rostro y lo ignoraba olímpicamente, alejándose a toda velocidad. Era asombroso que esa tensión y enojo no se traspasaran a los personajes, sin duda ambos estaban siendo profesionales. Bueno, James tan profesional como podía ser en ese momento. Cada vez se sentía más culpable de haberle tratado mal, no había sido la intención pero había estado condenadamente asustado.

Michael hacía que su cuerpo y su mente se revolucionaran y no estaba listo para afrontarlo. No ahora, no cuando hace pocas horas Anne lo había dejado por teléfono. Al mismo tiempo, era insoportable, necesitaba alguien con quien hablar y su más grande confidente allí era... Michael. Mierda.

Para su suerte, el día se pasó más rápido de lo que hubiera imaginado. En cada momento en que chocaba con el irlandés su corazón se encogía, sintiéndose oprimido al notar cómo este lo miraba entre molesto y dolido antes de ignorarle. Había sido un idiota. Hace sólo unos días Mike le había confesado que estaba enamorado de él y él lo estuvo tratando evasivamente, y cuando finalmente le volvió a hablar lo trató de esa manera tan mala. Podía imaginar lo que su amigo sentía: el desamor, la traición, el dolor, el enojo, todo mezclado.

Sabía que en realidad no podía hacerse cargo de que Fassy sufriera por desamor, él no le había mandado a enamorarse pero... hubiera preferido ser más amable, más sensible, capaz de mantener la amistad. Pero, ¿cómo era posible cuando sus propios sentimientos querían atacar? Igualmente debía hacerlo, necesitaba a Michael cerca, esa era una realidad que ya había aceptado hace tiempo.

Luego de la cena fue rumbo a su cuarto, haciendo tiempo en el pasillo, deseando que Michael y Hugh no se quedaran demasiado tiempo conversando. Aún sentía la chispa de celos que sabía que no debería sentir y deseaba realmente no quedar en patético esperándolo en la entrada de su cuarto. Quizás venía “a los besos” con Jackman y eso sería jodidamente incómodo. Mientras esperaba, se apoyó en la puerta del cuarto de su amigo y se concentró en mirar la punta de sus pies. Debió preparar un discurso pero esperaba, deseaba, que las palabras se encontraran por sí solas y fueran completamente sinceras. Sabía que debía empezar con una disculpa.... mierda, últimamente vivía disculpándose con Michael. Eso le daba a entender qué tan mal estaban las cosas.

Cuando escuchó unas risas subiendo por las escaleras volteó la cabeza, era de suponerse que ambos hombres vinieran juntos. James no pudo evitar sentir un desagradable tirón en el pecho al ver que Michael lucía un poco más relajado. Jackman venía unos pasos atrás contando un chiste y durante un segundo no pudo evitar odiarlo un poco. Antes él y Mike eran así. Carraspeó y los ojos celestes del irlandés se despegaron del mayor para posarse sobre él. Nuevamente Fassbender se vio incómodo. 

-Necesito hablar contigo-quizás si no fuera por los celos hubiera sido menos directo o hubiera iniciado tal cual pensó: “Quería disculparme por...”, pero ahora sólo quería separar a aquellos dos y hablar con el pelirrojo a solas. Michael apretó los labios en un rictus molesto.

Jackman fue el primero en juntar valor para volver a hablar:-Mejor dejamos los tragos para mañana, Mike. Me vo...

-No, me doy un baño rápido y te busco-cortó el aludido, quitando sus ojos del menor para mirar al actor de Wolverine por un momento. No le pasó desapercibida la forma incómoda en la que el hombre los miraba a ambos.

-Necesito que hablemos, a solas-repitió James, esta vez con mayor seriedad. Le dedicó una mirada a Hugh intentando ocultar la molestia pero, por como éste se removió, supuso que no lo hizo muy bien.

-Mañana los tomamos-repitió el australiano antes de sujetar el picaporte de su propio cuarto-. Descansa Mike, James-con un asentimiento de cabeza se despidió de ambos y entró a su cuarto. El par de ojos claros no se despegó de él hasta que la puerta se cerró, luego los dos hombres volvieron a mirarse.

-¿Qué quieres?-preguntó algo malhumorado el mayor, buscando la tarjeta para la puerta en su billetera. Para James era bastante obvio que estaba buscando excusas para no enfrentarle. No pudo evitar sentirse algo intimidado, pero buscó valor de alguna parte para poder enfrentarle. 

-Quería disculparme contigo por lo que pasó hoy. Sé que no debí tratarte así, tú estabas siendo amable y...

-Ahorrémonos todo esto, James-le interrumpió, levantando el rostro para mirarle por un momento-. Mira, las cosas no volverán a ser lo de antes. No puedo evitar sentir lo que siento y obviamente no sabes lidiar con ello. No es tu culpa. Sinceramente, yo no sé cómo me comportaría en tu lugar. Es sólo que pensé que con nuestra amistad de por medio podríamos... aunque sea intentar seguir siendo los mismos amigos.

-¡Quiero que sigamos siendo amigos!-protestó aunque una parte de su cabeza le dijo que eso era mentira. Prefería acallar de momento esas cosas, no podía lidiar con tanto al mismo tiempo. Mike se había girado hacia la puerta y estaba pasando la tarjeta para abrirla. Él no pudo evitar sentirse algo impotente de que no le estuviera mirando, aunque no le pasó desapercibido que la mano del mayor temblaba un poco.

-Bueno, quizás tenemos que dejar que pase un tiempo. En este momento ni siquiera soportas que te toque-ni bien terminó la frase una mano sujetó su muñeca y lo obligó a girarse, sus ojos chocaron con los azules de su amigo que estaban algo acuosos, cosa que le hizo fruncir el ceño-. ¿Q...?-la pregunta murió en sus labios cuando James se abalanzó contra él, buscando acogida contra su cuerpo. Lo sintió temblar mientras esas manos rodeaban con fuerza su cuello y su espalda. Se quedó estático sin saber qué demonios hacer.

-Anne me dejó-las palabras abandonaron su boca sin permiso y las últimas silabas se transformaron en un sollozo. Michael se puso más rígido si era posible y lo único que James atinó a hacer fue a hundir el rostro en su pecho. De pronto el llanto convulsionaba su cuerpo de una manera que era incontenible-. Por favor, abrázame, siento que voy a desaparecer si no lo haces-los fuertes brazos le rodearon al instante. Allí fue cuando James entendió que tenía que ser sincero y que Michael inmediatamente sabría qué hacer: en ese momento le apretó de una manera en la que le hizo sentir que volvía a unir los pedazos rotos de su alma. Él sólo pudo aferrarse más a su cuerpo mientras continuaba sollozando, sobrepasado por las emociones. Ese hombre sabía cómo armarlo y desarmarlo a su antojo, lo hacía sentir sumamente vulnerable pero protegido. Ahora podía llorar cuanto quisiera, siendo consciente de que Michael no lo dejaría derrumbarse.

Una mano acarició su cabello con cariño, haciendo que se pegue más al cuerpo ajeno mientras el mayor caminaba hacia atrás, entrando en su cuarto. James se dejó arrastrar, como un muñeco entre sus brazos-Sh, calma. Estoy aquí-le susurró con cariño, olvidando cualquier enojo que hubiera sentido momentos antes. Era imposible estar enojado con él cuando se mostraba tan frágil. Las manos del menor tironearon su ropa, sus dedos enterrándose contra la tela como si quisieran traspasarlas y estrujar su piel. A pesar de que se estaba comportando lo mejor que podía, era imposible no estar afectado por esa noticia, sorprendido y shockeado. También era imposible no sentirse ligeramente culpable, ¿él había tenido que ver con todo esto?-¿Estás seguro? Quizás ella sólo...

-Quiere que nos separemos-repitió, con la voz tomada por el llanto pero completamente segura.

-Pero, ¿por qué?-seguía sin creérselo. James y Anne eran... justo eso: James y Anne, inseparables. Y aunque él estuviera enamorado de su amigo era perfectamente consciente de esa verdad, de que eran una pareja muy unida. Mierda, mierda, ¿acaso él había destrozado un hogar?

-No estábamos bien hace un tiempo. Y luego de...-pasó saliva y se repegó más al cuerpo ajeno-Cree que siento algo por ti-esas palabras lo dejaron helado por dos razones: la posibilidad de ser correspondido y la responsabilidad de saber que sí era su culpa en parte.

-Pero acaso le dijiste que yo... ¿Que estoy enamorado de ti?-preguntó con temor imaginándose cuanto lo debía estar odiando la rubia de ser así. James negó, apenas y despegando la cabeza de su pecho. No se atrevieron ni a mirarse ni a separarse, Michael no sabía qué demonios hacer, cómo actuar, qué decir.

-Dijo que soy bastante obvio-respondió con una mezcla de risa y llanto. Los ojos celestes bajaron para mirarle el rostro y su corazón se estrujó al verlo tan destruido. Nunca en su vida había visto así a James.

-Si quieres puedo hablar con ella, puedo decirle que está equivocada, que tú y yo somos amigos. Seguramente entenderá y...

-No tendría caso-resolvió, sintiendo los ojos arderle nuevamente y arrugó el entrecejo, queriendo contener el llanto pero sin poder hacerlo. En cuestión de segundos las lágrimas caían nuevamente por sus mejillas mientras su boca temblaba de manera incontenible-. Abrázame fuerte, por favor, siento que voy a romperme en mil pedazos.

-Te tengo. No voy a dejar que eso pase-le respondió una voz ronca al oído mientras esos brazos le apretaron aún más. Jadeó dentro del abrazo, sintiéndose más contenido. Estaba seguro de que si seguía en pie y no se había derrumbado era porque su amigo lo estaba sujetando, le estaba dando las fuerzas que no tenía.

-No puedo creer que quiera divorciarse. He estado haciendo todo tan mal, comportándome como un idiota. La descuide, fui egoísta, no fui capaz de amarla como se merecía. Soy un reverendo idiota-James no se había dado cuenta que Michael había estado retrocediendo, sin liberarlo del abrazo. Continuó con sus lamentos sintiendo que se le aligeraba un poco el nudo en la garganta pero al mismo tiempo se le asentaba el dolor en el pecho-. He estado siendo tan imbécil, incluso contigo... fui incapaz de...

-Sh, estabas viviendo muchas cosas, es compresible-mientras dijo estas palabras se fue apartando de un renuente James que se negaba a dejarlo ir. Él se aseguró de mirarlo a los ojos para darle la confianza de que estaba allí, mientras lo iba empujando para que se sentara en la cama. Era consciente de cómo las piernas de su amigo temblaban como gelatina y no quería sumar a toda su tragedia un fuerte golpe que podía evitarse-. Tranquilo James, vamos a encontrar juntos la forma de arreglarlo. Te prometo que voy a ay...

-No hay nada que arreglar, ¡está convencida de dejarme! Le dije que hablaríamos cuando llegara a Londres, pero ella dijo que use este tiempo para asimilar lo del divorcio. ¡No puedo creerlo!-la voz era completamente angustiosa, Michael intentó limpiar el surco de lágrimas que ensuciaba las pálidas mejillas, pero no había caso ya que más y más gotas saladas continuaban cayendo. Los brazos de James volvieron a rodearle, éste lo jaló buscando su abrigo y segundos después él terminó también sentado en la cama, fundiendo el cuerpo del menor entre sus brazos.

-Seguramente está estresada, cuando lo r...

-No quiere estar conmigo y tiene razón, soy un mal esposo, fui incapaz de hacerla feliz-sollozó, abrazándose más a su amigo, enterrado su rostro en la unión de su cuello y su hombro. El pelirrojo atinó a acariciarle el cabello mientras le decía cosas dulces pero nada parecía funcionar, James continuaba sollozando y lamentándose por lo bajo. En algún momento ambos se derrumbaron, quedando enredados en la cama, el menor aún buscando aferrarse al cuerpo de Michael.

-Seguro eres un gran esposo. Eres perfecto, muy atento y dulce y...-la cabeza ajena negó y él dejó escapar un suspiro. James parecía inconsolable. Se limitó a acariciar su espalda y dejarlo quejarse. Se acomodó mejor en la cama y lo atrajo encima de si, queriendo ignorar lo agradable que le resultaba el calor ajeno. No era el momento.

-Dios, me duele muchísimo la cabeza y llevo días sin dormir bien-gimoteó acurrucándose entre los brazos ajenos. Michael le ofreció buscar una aspirineta pero el menor se negó, prefiriendo quedarse como estaba: su rostro enterrado en el pecho ajeno sintiendo cómo latía su corazón, mientras él continuaba llorando en silencio. En algún momento las manos de Michael habían comenzado a acariciar su espalda y podía sentirlo tararear una canción que pudo identificar como una cuna irlandesa. Siendo arrullado por la suave melodía de a poco se fue dejando llevar por los brazos de Morfeo. 

Al sentir como la respiración ajena se calmaba y el llanto cesaba paulatinamente, Michael dejó de cantar y le depositó un beso en la frente. Dios, estaba perdidamente enamorado de ese hombre y no le gustaba para nada verlo sufrir de esa manera. James no había dejado de llorar en aproximadamente una hora y si se detuvo fue porque el sueño le ganó. Él quería creer que descansar le iba ayudar a calmarse. Por su parte, también necesitaba dormir, la culpa aún danzaba en su cabeza... Anne creía que James estaba interesado en él. ¿Eran ideas al azar o podía ser cierto? Y aunque fuera cierto, ¿podría pasar algo? Lo mejor era no hacerse ilusiones.


Cuando James volvió a abrir los ojos la luz de la calle se filtraba por la ventana, y le generó escozor. Se removió molesto, enterrando su rostro en el pecho de Michael y fue invadido por su aroma. Quizás se hubiera deleitado si no fuera por el hecho de que la cabeza le dolía muchísimo, los ojos le pesaban y aún se sentía demasiado triste y agobiado. No había dormido tanto como hubiera deseado y como le pasaba últimamente le costó alejar los pensamientos de su cabeza y retomar el sueño. Quiso concentrarse en Michael, en seguir el ritmo de su respiración, esperando que aquello lo relajara pero no funciono. Algo frustrado sollozó, quizás con demasiada fuerza, ya que segundos después el irlandés se removió y abrió los ojos perezosamente.

-¿Cómo estas?-preguntó ni bien sus orbes chocaron, la voz se escuchaba ronca y el acento sumamente marcado. Era un tono extraño, pero sumamente intimo. Durante un segundo, James, se quedó cautivado por lo transparente que era la mirada ajena, aún mas al estar los ojos vidriosos por el sueño.

-Me duele la cabeza-admitió, sintiéndose algo patético por ser tan quejoso. Le asombraba que Michael no lo mandara al carajo. El hombre le acarició el cabello un momento, de una forma relajante, antes de que se volteara un poco y estirara el musculoso brazo para tomar el reloj y mirar la hora. Soltó un quejido bastante gracioso, él nuevamente se sintió culpable por molestarlo-. Pero ya se me pasara y...

-Te ves fatal-dijo sinceramente cuando volvió a mirarlo. James parpadeó desconcertado, sin saber si sentirse ofendido, aunque Mike no parecía decirlo con mala intención. Instantes después el hombre se estaba desperezando, soltándolo del agarre de sus brazos y haciéndolo sentirse solo y pequeño. Increíblemente la sensación se apaciguó un poco cuando la mano de Michael volvió a acariciarle el cabello-. Ve a darte una ducha, te va a ayudar a sacar las energías negativas-comentó. El mayor no parecía de las personas que hablaran de energías pero... aquí estaba-. El agua caliente te aliviara los músculos y va a relajarte-no era una invitación más bien parecía una orden. Mientras hablaba el irlandés se fue levantando y hurgó su mesa de noche. Pareció no encontrar lo que necesitaba ya que al instante bufó, luego miró de reojo a James como asombrado de que siguiera allí-. Hay toallas en el baño-ante eso, el escocés no pudo evitar sentirse algo... echado, por lo cual sin ganas se levantó y se fue a la ducha.

Realmente no tenía ganas de bañarse, ni de nada, quería quedarse tirado en la cama llorando su miseria y quejándose. Pero lo cierto fue que, una vez que estuvo en la ducha, el agua caliente cayendo contra su espalda relajó sus músculos. Cerró los ojos y se dejó absorber por el sonido suave de la lluvia. Tras unos minutos se sintió algo más calmado, aunque el dolor de cabeza seguía allí como una constante molestia.

Luego de un rato se dignó a salir del baño, tomó una tolla y se la enredó en la cintura. Miró su ropa sucia y no se sintió con ánimos de ponérsela. Quizás Michael podía prestarle algo, o él podría volver a su cuarto a buscar su pijama. Cuando entró a la habitación la notó un tanto desolada, cosa que llamó su atención. Un pantalón de franela y una remera blanca estaban en la cama, junto con unos boxers. Era bastante obvio que Michael los había dejado allí para que se los pusiera-¿Mike?-llamó, un tanto desconcertado. Miró a todos lados pero comprobó que estaba solo. Algo inseguro se puso la ropa, sin saber como sentirse ¿acaso Michael se había cansado de él y lo había dejado? Quizás estaba harto de tenerlo a su lado llorando cual magdalena y había preferido ir a buscar otra habitación. Al final él terminaba cansando a todo el mundo, estaba destinado a acabar solo y tr...

La puerta se abrió y entró el pelirrojo, James se fijó rápidamente en la campera y zapatillas que llevaba puesta-¿A donde te fuiste?-no pudo evitar preguntar. En respuesta Michael le pasó una bolsita blanca con el logo de una farmacia. James parpadeó confundido.

-Te fui a buscar aspirinas; parecías estar muy mal-dijo a modo de respuesta, mientras se quitaba la campera. James abrió la bolsa y efectivamente vio un paquete de aspirinetas. 

-¿Fuiste a buscar aspirinas... para mi?-preguntó, sintiéndose extraño. De pronto su corazón había comenzado a latir muy rápido y él prefería no pensar demasiado en el porqué.

-Si, pensé que tenía pero al parecer se me había acabado-mientras hablaba fue al minibar y tomó una botella de agua que luego le entregó a James-. Tómatela así se te va el dolor-el menor aún le miraba sin saber que decir, sus ojos se habían quedado colgados de la figura de su amigo y cada tanto tenía que recordarse a si mismo que necesitaba parpadear.

-Espera... tú... ¿fuiste... caminando, a buscar una aspirineta para mi?-su propia voz sonaba cada vez más incrédula. Michael le miró con la ceja alzada.

-Si, no muy lejos hay una farmacia abierta las veinticuatro horas. Hace unos días me sentí mal, salí a caminar y la descubrí. Por suerte seguía abierta-comentó, confundido por el shock que James parecía tener. Sin darle más importancia al asunto se fue al ropero a buscar su pijama y comenzó a cambiarse sin pudor alguno. En ese momento el escocés no estaba ni para escandalizarse ni para notar la desnudes ajena.

-Pero ¿no podías pedírsela a alguien del hotel?-preguntó, sin poder superar el tema. O sea, era Michael Fassbender, varios fans más que dispuestos hubieran ido a buscar lo que necesitara si él simplemente lo pedía. 

-Son las cuatro de la mañana, James. No voy a despertar a alguien por una aspirina-protestó, terminando de ponerse la remera. El menor parpadeó un par de veces, aún sin procesarlo.

-O sea, que te fuiste caminando hasta una farmacia cercana, esperando que estuviera abierta, ¿sólo para comprar una aspirineta porque a mi me dolía la cabeza?

-¿Ya la tomaste?-fue la respuesta que obtuvo. Inmediatamente agarró una pastilla y se la tomó, aunque la cabeza ya ni le dolía, el shock parecía haber superado todo y cualquier molestia había sido remplazada por una sensación de... ternura. Al verlo Michael sonrió suavemente-Espero haga efecto pronto-cuando notó que James sólo le miraba como si fuera un extraño frunció el ceño y se acercó unos pasos-¿Estás bien? ¿Te duele mucho? 

-No-respondió sinceramente-. Es que estoy shockeado-el entrecejo ajeno se frunció, en una clara expresión de confusión. James sintió la ternura propagarse por su pecho-. Es sólo que... lo que hiciste, fue muy dulce-susurró, casi tímidamente. Ahora el sorprendido era el alemán.

-Sólo son pastillas, James-respondió mirándole curioso.

-Si, pero fue dulce... que te preocupes por mi-agregó a ultimo momento sintiendo sus mejillas arder un poco. Michael le contempló con atención durante unos instantes, luego volteó el rostro, al parecer avergonzado. Miró la toalla sobre la cama y se inclinó a tomarla, luego caminó hacía James y se la colocó en la cabeza, para secarle un poco el cabello. El menor se dejó hacer, sintiéndose ridículo pero importante, querido. 

-¿Vamos a dormir?-susurró Michael, en un tono muy bajo y dulce. Arrojó la toalla al cesto mientras caminaba a la cama, una vez que se sentó en esta miró de nuevo a James. Lucía nervioso, como si tuviera miedo de que el menor se fuera; pero éste no tardo demasiado en asentir e ir a la cama.

Cuando los dos estuvieron acostados mirando el techo, durante un segundo, todo fue incomodo. Ninguno sabía como actuar. La ternura y el cariño se habían expandido por el pecho de James, la tristeza aún estaba allí, pero parecía un poco más fácil de superar, el dolor menos pesado. Tímidamente volteó el rostro, sólo un poco, para mirar de reojo a su amigo-¿Me abrazas?-susurró bajito. Michael al instante se giró a mirarle, como un resorte reaccionando a la presión. Sus ojos preocupados y cargados de cariño.

-¿Aún siente que vas a desaparecer?-preguntó al mismo tiempo que con sus fuertes brazos lo rodeaba y lo atraía hacía su pecho, invadiéndolo con su aroma y su calor. Haciéndole sentir de nuevo paz.

-No-de nuevo fue sincero, y se sorprendió al notar la verdad en sus palabras-. Sólo quiero que me abraces-agregó. Los dos se quedaron a escasos centímetros, mirándose, sus cuerpos firmemente unidos y enredados el uno con el otro. Las manos de James no habían tardado en encontrar su lugar, aferrándose a la amplia espalda ajena. 

No despegaron sus ojos, como si de pronto fueran las únicas personas del mundo. Michael pasó saliva con fuerza, su nuez de adán subiendo y bajando rápidamente. Luego de inclinó y durante un segundo James sólo pudo cerrar sus ojos y sentir su pecho estallar ante la esperanza de un beso que sería depositado en sus labios. Pero no fue así, el beso cayó en su mejilla, haciéndole cosquillar la piel-Descansa-susurró la voz ronca y adormilada de su amigo. Se quedaron mirándose un momento más, entre las pestañas, como si no quisieran perder la imagen del otro mientras la inconsciencia los arrastraba al sueño.

Por primera vez en mucho tiempo James sintió que estaba justo en el lugar donde debía estar. En su hogar.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. ¿Comentarios?

En fin, ojalá leernos pronto. Besos!! Buen sabado (?)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).