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Mi Esposo Desea a Otro por Pocky Beagle

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! ¿Qué tal? Aqui traigo la nueva actualización, quizas se les haga algo densa, lo bueno es que luego de este cap Anne aparecera muchisimo menos. Eso es bueno ¿no?

Ojala les guste! Gracias por sus comentarios.Enjoy 

P/D: para este capitulo hay que tener en cuenta que Alicia Vikander es la novia de Michael Fassbender, es decir, es la misma chica con la que James lo escucho follando en el tercer capitulo. Y termino con ella antes del capitulo anterior, osea que ahora seria su ex (?) 

Para aclarar, supongo que en la vida real aun son novios. Nada da a entender lo contrario. Solo detalles xD 

P/D2: Toda esta info la saco de una genial pagina de Facebook de Cherik y Fassavoy y que si son fans de este fandom deberian seguirla :D https://www.facebook.com/cherikmcbender?fref=ts

 

 

 

Sobrellevando la Abstinencia



Las cosas eran muy complicadas últimamente. James estaba de mal humor, triste, decaído. Había que arrastrarlo prácticamente para que asistiera a una celebración o premier, incluso para hacer las entrevistas. Era completamente extraño porque él era muy profesional. Lo bueno era que fuera del hogar fingía muy bien, actuaba de buen humor y como si nada pasara... pero cuando estaban a solas, en la casa, simplemente se dejaba caer en el sofá, miraba alguna película, o estaba todo el tiempo usando el celular o durmiendo. 

Anne ya no sabía qué hacer ni que pensar. ¿James estaba pasando por una crisis o algo así? Quizás tenía la crisis de los cuarenta, aunque recién estaba por cumplir los treinta y seis. Pero no encontraba muchas más explicaciones. Primero pensó que estaba peleado con Michael, se escribían poco... pero era normal, el mayor estaba en Estados Unidos trabajando, siempre se desconectaba cuando trabajaba. Pero esa vez su esposo no parecía entenderlo así. 

Se acercó y se acostó a su lado, intentando hacerse lugar entre sus brazos. James no tardó en abrazarla, se acurrucaron en el sofá mientras veían una película. Anne le miró de reojo, los ojos azules no se despegaban del televisor aunque no parecían muy atentos tampoco. Llevaba horas así y ella empezaba a preocuparse. El escocés era activo, no era de los que se quedaran en el sofá-¿Quieres bañar a Bren? Estoy cansada-comentó. James la miró y sonrió antes de asentir, se levantó con pereza y luego caminó hacía la habitación de su hijo, que estaba en su siesta-¡Y luego dale de comer!-agreóo en un grito, acomodándose en la manta que su pareja había dejado. En realidad podría hacerlo ella pero quería que se moviera. Estar con Bren siempre relajaba a James. 

Algo centelló en el sofá, los ojos de la chica se toparon con el teléfono que su esposo acababa de olvidar. Miro de reojo a la habitación de su hijo y luego lo tomó. ¿Acaso James estaba coqueteando con alguien por teléfono? Últimamente lo usaba mucho.

“He estado ocupado. Me quedare en Nueva York unos días más. La pase bien en mi cumpleaños, gracias por recordarlo :)”. El mensaje era un tanto impersonal para lo que ellos solían escribirse. Anne miró los mensajes anteriores, todos eran de James hacía Michael que respondía cada tanto. No eran muchos pero si demasiados si no te respondían. Preguntaba siempre como estaba, si le había ido bien, que había hecho, si volvería antes... varias veces si volvería antes. Hace unos días le había deseado feliz cumpleaños, un mensaje un poco más largo que los de más, diciendo que le hubiera gustado verlo y regalarle algo. Michael recién contestaba, cinco días después. Copió el número para agendárle en su teléfono, luego dejó el ajeno donde lo había encontrado. 

Varios minutos después se levantó y fue hacía el baño. Se quedó parada en el umbral con una sonrisa. James y Bren habían hecho un desastre de espuma pero al menos su esposo estaba sonriendo de nuevo, feliz, ilusionado, viéndose relajado nuevamente. Ese era el James que ella amaba: el chico feliz, el padre cariñoso, el bromista relajado. Y allí estaba, haciéndole un peinado de espuma a su hijo, como si no hubiera problemas en la vida. Anne de pronto sintió sus ojos arder ¿quizás era ella quien hacía infeliz a James? El hombre se veía relajado en cualquier momento, excepto cuando estaba en casa con ella. Entonces sólo le quedaba pensar que el problema era suyo.

James no la deseaba, James ya no era feliz a su lado. Su familia se estaba viniendo abajo. 
Tuvo que cerrar la puerta y caminar rápidamente hacía la habitación, las lágrimas habían empezado a caer y no podía contenerlas. 


**


La cena era tensa, lo notaba. Se había ofrecido a alimentar a Bren y Anne apenas había sonreído. James le miró de reojo, atento durante toda la cena. Su esposa estaba tensa, se notaba, sus ojos apagados, ligeramente hinchados, casi no hablab, y no lo miraba. Que no lo miraba era un signo inequívoco de que algo sucedía, de que él había hecho algo mal. A lo largo de los años había aprendido a leer a su mujer, estaba orgulloso de eso: de que ambos se conocían muy bien, como si fueran... hermanos. 

Prefirió dejarlo pasar durante la cena, se concentró más en su hijo, prefería aclarar todo en su alcoba. No le gustaba ver a Anne mal y se sentía aun peor si él era el culpable. Él realmente quería a su esposa, quería que fuera feliz, podría hacer cualquier cosa con tal de no verla mal. Ella era muy importante en su vida, era su familia, era su mejor amiga, era la madre de su hijo, ¡era su esposa, dios! 

Estiró la mano para tomársela y ella le miró sólo un momento. Sonrió escuetamente y luego siguió comiendo. James suspiró y continuó alimentando a Bren. ¿Qué carajos estaba haciendo mal? Terminaron de comer en silencio. Siguieron la rutina de todas las noches: acostaron a Bren, lavaron todo y se fueron a dormir juntos. El castaño se quedó acostado en la cama miraádo a su esposa, que estaba en el baño terminando de ponerse una crema y acomodarse para dormir. Seguía sin hacer ninguna expresión, eso no era bueno, iba a explotar en cualquier momento.

Esperó que volviera a la cama, cuando la tuvo a su lado la rodeó con un brazo y sintió como se tensaba antes de apartarse. Él no había apagado la luz de su velador, así que cuando la observo, la tenue iluminación le permitió ver los ojos llorosos-¡Anne!-gimió afligido, intentando abrazarla pero la chica negaba, buscando apartarse-¿Qué pasa cariño, por qué lloras?-finalmente logró rodearla, el cuerpo delgado convulsiono entre sus brazos antes de que los sollozos se dejaran escuchar en la habitación.

-No es nada, James, sólo... déjame, quiero dormir, estoy cansada...-de nuevo se removió, queriendo escapar, pero él la sujeto firmemente. Forcejearon unos segundos pero momentos después la chica había enterrado el rostro en su pecho y empezó a llorar libremente.

-Mi amor, por favor... no te pongas así...-acarició los rubios cabellos intentando consolarla-Dime lo que sea que es, vamos a poder solucionarlo, vamos a poder hacerlo...-el castaño la apretó con fuerza. Se sentía impotente, sentía que el mismo podría largarse a llorar. ¿Qué carajos estaba pasando en su matrimonio? ¿Qué estaba haciendo de su vida?-Sea lo que sea que haya hecho voy a arreglarlo, Anne, disúulpame de verdad. Yo sólo quiero...-sintió las uñas de su mujer clavarse en su espalda y se quejó por lo bajo. La apretó con más fuerza, como si quisiera fundirla contra su cuerpo. Hacía tanto que no estaban así de cerca, así de unidos... ¿por qué ya no compartía esos momentos con su mujer? 

-¿Aún me amas?-la voz fue apenas un hilo desgarrado por el llanto. James sintió todo su cuerpo tensarse y de pronto se quedó en blanco. No entendía porque se sentía tan tenso. La apretó entre sus brazos, pero sus labios se negaban a responder. ¿Qué le pasaba? Era Anne, era su vida, era su esposa, era una pregunta fácil. La chica se apartó para mirarle a los ojos. Los orbes de sus ojos estaban empapados en lágrimas, las mejillas húmedas, se veía sumamente destrozada-¡Dime! ¿Aún me amas? ¿Cómo antes? Porque... ya no me besas, ya no me buscas, ya no me tocas ¡ya ni bromeas conmigo! Cada día que estas aquí pareces... ¡ausente! Ocupado en otra cosa, triste, deprimido ¿eres infeliz a mi lado?-la voz no era acusadora, era simplemente desgarradora, y James sintió su pecho lleno de angustia. 

-Claro que te amo-las palabras salieron forzadas de sus labios aunque no quiso pensarlo. Él la amaba, era su esposa. ¡Debía amarla! Le limpió las lágrimas, sintiendose cada vez peor. Estaba lastimando a la única persona que no quería lastimar. Era un idiota. Debía ordenar sus ideas, sus pensamientos, sus prioridades: Anne era lo más importante en su vida, lo era. Debía cuidarla-Amor, amor...-le acarició el pelo intentando calmar su llanto, por lo menos ya no temblaba, simplemente lloraba en silencio-Soy un idiota, mi amor, lo siento tanto... no era mi intensión hacerte sentir así. Eres mi vida, mi mejor amiga, mi esposa, mi familia... lo eres todo. Sólo ando liado, por favor...-la tomó del mentón para hacer que la chica lo mirara a los ojos-Sé que soy un idiota, voy a solucionar mis cosas. Realmente no sé que me pasa, pero soy muy feliz a tu lado, claro que lo soy, bebe-desparramó besos por la frente de la chica, limpió sus mejillas y luego unió sus bocas en un cariñoso beso, buscando calmarla.

Era uno de los besos más tristes de su vida, sabia a sal y la boca de Anne temblaba, la angustia no se iba de su pecho, sólo aumentaba mientras sus bocas se fundían más y más. Pero intentaba ignorarlo, quería concentrarse en el beso, quería concentrarse en calmarla. Se fue dejando caer en la cama, arrastrándola con él, quedando los dos completamente acostados. Se abrazaron con fuerza y continuaron besándose con calma, queriendo relajarse, acompasar sus respiraciones, sentirse seguros. Sus brazos se apretaron, sus piernas se enredaron, ambos con necesidad de tocarse. 

Cuando se separaron la mujer ya estaba más calmada, James la miró con atención-Perdóname mi amor, sé que he estado raro... creo que me he estresado, o... deprimido. Pero no eres tú, soy muy feliz contigo y con Bren-su mano buscó la de la chica, enredándose en ella, apretándolas juntas.

-Entonces ¿no es que te estés desenamorando ni que... te guste alguien más?-James se quedó estático un segundo, pero luego se rió.

-Claro que no mi amor, tú eres la única-le dio un beso sin borrar la sonrisa. Finalmente Anne sonrió también. Los brazos de ella se enredaron en su cuello, atrayéndole, queriendo quedarse bien juntos.

-Por un momento pensé que ibas a dejarme-dijo, intentando sonar divertida, aunque el hombre notó al angustia en su voz.

-Anne, no podría vivir sin ti-James enterró su rostro en la curvatura del cuello de su mujer. Aspiró su aroma, le abrazó con fuerza y sintió los bazos ajenos apretarle también-. Eres mi mejor amiga-murmuró, y le besó el cuello con cariño. Ella soltó una risa cristalina.

-Y tú el mío-murmuró, con un poco más de alegría burbujeando en su voz. Se fundieron por completo en su abrazo, de a poco ambos se calmaron más y más. No hicieron falta palabras, simplemente se quedaron así, y se dejaron arrastrar por la relajación y el sueño. 

James apretó a Anne cuando la sintió roncar muy suavemente. Él no se pudo dormir con tanta facilidad. La angustia en su pecho se negaba a desaparecer, se sentía vacío, inconcluso. ¿Por qué le había costado tanto decirle a Anne que si la amaba? Dios, si no se ordenaba pronto sólo iba a seguir lastimándola, poniendo en peligro su matrimonio y su familia.

El castaño cerró los ojos con fuerza, queriendo ignorar el hecho de que cuando Anne le pregunto si le gustaba alguien más, la imagen de Michael llenó su cabeza. Fue casualidad, fue casualidad. Sólo eso.


**


Se acomodó los lentes, apretó la gorra contra su cabeza, queriendo ocultar la mayor parte de su cabello. Miró su reflejo en el celular y le pareció que iba lo suficientemente disfrazado. Joder, se sentía nervioso y patético. No podía creer lo que estaba haciendo, ¡y a su edad! Pero bueno, necesitaba arreglar las cosas en su matrimonio. Y esto era una parte necesaria. Caminó hacía dentro del local con las manos en los bolsillos, pasó rápido y sin querer levantar los ojos del piso. 

Por suerte a dentro no había gente. Se dirigió al mostrador donde estaba el chico que atendía, este le saludo cortesmente. James se forzó a sonreír pero luego se mantuvo con el rostro gacho, mirando al sujeto atreves de sus lentes-Hola, em... veras, ando buscando algo con que emmm... digamos, que algo con que subir mi libido sexual-comentó. Sintió sus mejillas arder. Notó la mirada de curiosidad y picardia del joven antes de que asintiera. Lo siguió con los ojos mientras el chico iba a buscar unas pastillas. 

Joder, joder, no podía creer que aún no llegara ni a los cuarenta y ya tuviera que estar recurriendo a esas cosas. Pero bueno, había intentado esos días lograrlo por su propia cuenta y no había podido. La comunicación con Anne había mejorado desde esa noche donde “aclararon” las cosas. Ahora se estaba esforzando en ser abierto y sensible. "Esforzando" era la palabra clave, porque en todo momento sentía que tenía esforzarse. Pero bueno, lo mejor de la comunicación es que ella parecía entender ese tema. El seguía recurriendo a la excusa del estrés pero sabía que no iba a poder continuar con ello mucho tiempo más. 

El chico finalmente volvió y le dejó las pastillas enfrente. James las miró con atención y frunció el ceño-Y... ¿esto es como el viagra o qué es exactamente?-mientras tanto sacó su billetera, poniendo el dinero necesario. 

-Bueno, legalmente no, no es como el viagra, técnicamente... pues sí, es como el viagra-comentó con simpleza, el chico tomo la caja y le mostró las indicaciones-Treinta minutos antes... y ¡pumm!-la sonrisa era algo divertida, era obvio que lo que estaba acostumbrado a trabajar con el nerviosismo de la gente. James miró con atención el puño que el chico alzaba, como referencia de dureza y firmeza. Alzó la ceja y finalmente soltó una risa.

-¿Y no tiene contraindicaciones?-preguntó con curiosidad. 

-Bueno, esas cosas siempre es mejor consultarlas con un médico, pero sí de salud no tienes problemas, no creo que pase nada malo-afirmó, y luego le entregó el producto en una bolsa. James lo tomó, sintiéndose algo más calmado luego de la conversación y dando las gracias se retiró de allí. 

Esa noche iba a hacerlo, como fuera. Necesitaba hacerlo, para poder terminar de arreglar las cosas. Esa semana había estado fingiendo que todo estaba en orden, que podían ser felices juntos. Y de a momentos lo creía: podía ser feliz así, con esa tranquilidad, riendo con Bren y Anne, teniendo una vida “normal”. Él podía ser completamente feliz sin sexo, a la larga todas las parejas dejaban de hacerlo... pero su esposa estaba algo preocupada al respecto. Al parecer tenía miedo de que le fuera infiel, de que las cosas empezaran a estar mal. Bueno, si, eran jóvenes aun, pero... James no necesitaba de eso para ser feliz. Era feliz con Anne porque se entendía con ella, porque se querían, porque eran mejores amigos, porque tenían una vida juntos. 

Pero en fin, de momento quería poner todo en orden, relajar a su esposa, relajarse él. Afirmar a ambos que ellos seguían siendo los de antes: la perfecta y joven pareja, ilusionada y con toda una vida juntos por delante.


**


Anne bostezó, y abrió los ojos con pereza. Oh, ya era de día. Se acurrucó contra el cuerpo desnudo de James, aprovechando su calor. Sabía que en poco tendría que levantarse, Bren ya debería estar por despertarse, pero quería quedarse abrazada al cuerpo de su esposo un poco más. Estaba relajada, y feliz. 

Esos últimos días habían sido perfectos. James había superado el estrés. Hacían el amor cada noche. Quizás no con la pasión de la juventud, aún era algo mecánico, pero lo hacían: sin necesidad de porno, sin necesidad de hablar de nadie, sin necesidad de cosas raras. Ahora su esposo la abordaba, ya “feliz” y luego se iban directo al acto. Era agradable, y luego se dormían juntos, y James parecía estar de mejor humor.

Al fin, después de tanto esfuerzo las cosas iban bien. Y justo a tiempo porque les quedaban pocas semanas juntos antes de que su esposo marchara para Canadá. James abrió perezosamente los ojos, Anne durante un momento notó que no brillaban como siempre, sino que lucían muy apagados. El chico se refregó contra la almohada, cuando la miró una sonrisa adoraba sus labios. Anne frunció el ceño, los ojos azules aún no brillaban. Le acarició la mejilla, el hombre besó su mano y volvió a cerrar los ojos, como si quisiera continuar durmiendo-¿No vas a levantarte?-preguntó ella en un murmullo. James sonrió aún con los ojos cerrados.

-En un rato-las manos del chico la abrazaron, y ella reposo con él solo un momento, antes de levantarse para ir a buscar a Bren. Cambió y vistió a su niño, lo llevó al comedor para darle de comer, cuando volvió a la habitación se detuvó en el umbral. James estaba sentado en la cama, tenia el celular en la mano y lo miraba con demasiada atención. Lo vio suspirar con pena y dejarse caer hacía atrás, rendido. Sólo pudo fruncir el ceño. ¿Qué estaba pasando ahora? 

A los pocos minutos James se levantó, se notaba desganado. Anne lo observó ir al baño. Cuando el chico cerró la puerta ella entró al cuarto y toóo el teléfono que había quedado en la cama. Lo tocó e inmediatamente la pantalla encendió en los mensajes de texto. La conversación con Michael. Y como siempre, varios mensajes por parte del castaño y pocas respuestas de su amigo. 


J: Vi que volviste con Alice
M: No es cierto
J: Ohh, ahora me mientes. Vi sus fotos jajaja ¿por qué no lo admites?
M: No volvimos James.
J: Ok. Estas distante ¿estas enojado?
M: No. 
M: Solo cansando.
J: ¿Sigues en Canadá?
M: Acabo de llegar a Europa. 
J: ¿No vendrás a Londres?-ese último mensaje había sido la noche anterior. El doble tilde celeste dejaba más que claro que el mensaje había sido visto, y Michael figuraba en línea. Anne apretó los labios.


**


Michael había llegado a su departamento en Londres hacia unas horas. Dejó la maleta en la entrada y caminó a abrir las ventanas, necesitaba aire fresco. Había estado pocos día en Alemania, su madre había notado que estaba medio raro y decidió volver antes para huir de sus constantes interrogantes. Malditas madres que se daban cuenta de todo. Él había intentado actuar como si nada, pero ella ni bien lo vio le pregunto quién era la chica que hacía que sus ojos se vieran más opacos y que si tenía ese efecto en él quería conocerla. No importó cuantas veces dijera que no había nadie especial y luego no importo cuantas veces dijera que no podía conocerla a la “chica” porque no quería nada con él, su madre no se cansó de repetir que él era irresistible y podría tener a quien quisiera.

Bueno, justo a esa persona no podía tenerla. No románticamente, al menos.

Tenía pereza de desempacar pero igualmente quería revisar toda la ropa para ver qué llevaba a Canadá. Pusó el agua a calentar para prepararse un café para recuperar energías, tanto volar le agotaba un poco.

Ese día se lo paso acomodando su departamento, revisando toda la ropa, desarmando las maletas y preparándose para armar otra. En realidad no solía preocuparse mucho por la ropa, toda la ropa que tenía se aseguraba de que le quedara bien y que se viera elegante y adecuada aunque fuera simple. Pero bueno, necesitaba algo para distraerse. 

Estaba por acostarse cuando el teléfono vibró. Lo tomó, seguramente era su madre ya que había olvidado avisarle que llego bien. Frunció el ceño cuando vio que era un número que no tenía agendado. No era como si él le diera su móvil personal a mucha gente. Abrió el mensaje algo intrigado.

"Se que estas en Londres, James esta desanimado, vamos a festejar su cumpleaños. Ven a verlo. Quiero darle una sorpresa ;). Anne."-Michael miró el mensaje de nuevo y suspiró. Esa pareja iba a volverle loco. Él que quería superar todo eso, distraerse, pero no había caso. Se iba a Estados Unidos para distraerse y trabajar y no lograba hacerlo. Incluso se juntó con Alicia para ver si retomando esa relación las cosas mejoraban, si lograba olvidarse del absurdo pensamiento de que James le gustaba. Pero no, incluso así no había podido. El intento de regresar con Alicia había fracasado miserablemente, la chica lo quería muchísimo, y él la apreciaba pero no con tanta profundidad. Por eso terminaron la primera vez, ella merecía alguien que la amara con igual intensidad. Cuando quiso volver, finalmente ella dijo que no estaban funcionando. Que era obvio que Michael tenía la cabeza en otra cosa, o en alguien más.

Fue sumamente humillante escuchar aquello. Por suerte la sueca había sido muy amable. Quedaron como amigos, de nuevo, y él decidió que no había más que hacer en Estados Unidos, y lo mejor era ir a Alemania. Recién cuando volvió a Europa se sintió en condiciones de responder el mensaje que James le había enviado por su cumpleaños. No había querido ignorarle pero quería que las cosas con Alicia funcionaran y si se distraía con él obviamente no lo haría. 

Cuando llego a Alemania pensó que pasar tiempo con sus padres estaría bien. Además tenía unas sesiones de fotos allá. Pero bueno, ver a su familia no fue como esperaba. Su madre era demasiado inteligente y lo conocía muy bien. Durante un momento Michael odio esos ojos que al parecer todos amaban, hubiera preferido que en ese momento fueran menos expresivos. Hizo la sesión de fotos y huyó del continente hacia Londres para no tener que enfrentarse a la mirada de aquella mujer que le hacía notar una verdad que no quería asumir.

James solo era un gusto pasajero, no era como si se estuviera enamorando. Era una tontería que se le metió en la cabeza, y que pronto se le pasaría, ni bien conociera a una chica que le gustara todo ese tonto pensamiento saldría de su cabeza. ¡Él era hetero por dios! Bueno, quizás no tan hetero.

Miró de nuevo su teléfono y se tiró en la cama, revolviéndose el cabello. ¿Cómo carajos Anne se enteró que estaba allí? No debió sacarse fotos con nadie, seguro que alguien había subido alguna a esas paginas web. O vaya saber cómo se enteró. Pensó en negarlo, pero tarde o temprano alguien lo vería por allí. ¿Cómo decir que no quería ir a la fiesta de James? No quería enfrentarlos, aun no ordenaba sus pensamientos. ¿Y si lo veía y quería comerle la boca a besos? El problema era que al mismo tiempo se moría de ganas de ir a verle. 

Releyó el mensaje. Esta vez se centró en el hecho de que Anne recalcaba que James estaba desanimado ¿Qué le andaría pasando? Ahora le daba más curiosidad y tenía aún más ganas de ir. Pero ¿era una buena idea? El plan era tomarse un tiempo, alejarse, distraerse, ante todo ordenarse. No quería confundirse más y hacer alguna tontería. 

Se quedó mirando el techo un momento antes de volver a tomar el celular.

”Si puedo iré”. Corto, conciso y practico. Al parecer Anne se dio por satisfecha ya que solo le respondió con un guiño. Aún faltaban dos días para el sábado que se haría la fiesta, bah, suponiendo que era el sábado. Eso dijo James cuando lo saludo para su cumpleaños. De ir, iría ese día. 

Tenía algo de tiempo para pensarlo bien. 


***


-¡¡Jimmy, Feliz Cumpleaños!!-Joy abrazó con fuerza a su hermano mayor, le dio un beso en la mejilla y luego se apartó para darle su regalo. James sonrió, saludándola con cariño e invitándola a pasar. Tenía que repetirse así mismo de que no estaba desilusionado, de que no había esperado que fuera Michael el que estuviera en la puerta cuando fue a atender. El hombre no le confirmó que iba a asistir, no se escribían desde su cumpleaños, y no había garantizado nada. De llegar a asistir seguramente hubiera avisado-¿Dónde anda mi sobrino?

-Creo que anda siguiendo a Anne, pidiendo que le dé pastel-comentó, cerrando la puerta y volviendo a la sala donde estaban alguno de sus familiares y amigos más cercanos. Realmente él no había tenido ganas de festejar, pero su esposa se había visto muy ilusionada con hacer ese encuentro, y era adecuado ya que en unas semanas se iría para Canadá y era bueno ver a su familia antes. 

Anne andaba con un exquisito vestido rojo, quizás un poco demasiado formal para una reunión tan íntima, pero se veía muy bien. Se llenó de felicitaciones y él también, no sólo por su cumpleaños sino también por tener tan perfecta familia. James se sintió un poco incómodo, él sabía que tenía una familia perfecta, amaba a su esposa y a su hijo, era feliz con ellos… pero a veces deseaba que las cosas fueran diferentes. Deseaba no tener que esforzarse para mantener esa idea de familia perfecta ¿Por qué no podía ser algo natural? Como era hace unos años, como era antes, cuando eran más jóvenes, cuando su hijo recién nacía… cuando todo era más fácil.

Bebió una copa y conversó con todos, mantuvo la sonrisa todo el tiempo aunque cada tanto miraba su reloj o su teléfono. Ya eran casi las diez de la noche, Michael no iba a venir. Suspirando fue a buscar algunos bocadillos a la cocina, ya que se habían acabado.

-Pronto sacare el pastel-anunció Anne y él se forzó a sonreír emocionado. Treinta y seis años y aún era incomodo cuando le cantaran feliz cumpleaños. Prefería saltarse esa parte-Trae las mini empanaditas, yo llevo estos mini sándwiches.

James frunció el ceño-¿Por qué todo es mini?-preguntó, mientras se metía un mini sándwich en la boca. Anne le miró divertida antes de reírse y negar con la cabeza. El actor frunció el ceño mientras la veía volver a la sala, él lo había preguntado de verdad. ¿Acaso no era mejor que todo fuera tamaño normal? El timbre de la casa sonó y dejo la bandeja en la mesada antes de ir a abrir. 

Ni bien abrió la puerta dejó de masticar de golpe y abrió los ojos grandes: Michael. 

-James, feliz cumpleaños, bro-el irlandés sonrió y James se obligó a tragar. Luego se arrojó a sus brazos, casi sin pensarlo, sintiendo su corazón latir rápido. El mayor dio un paso atrás, sorprendido, y apenas alcanzó a abrir los brazos para recibirlo. No se había esperado tanta efusividad. 

-Mike, que sorpresa, no sabía que ibas a venir…-dijo, ahora sí sin poder dejar de sonreír, de pronto estaba sumamente emocionado. Fassbender estaba algo asombrado, apenas y le devolvió el abrazo con un brazo, ya que el otro lo tenía ocupado con el regalo. El actor más joven se apartó, sintiéndose un poco avergonzado de haberle saltado encima, pero no había podido contenerse. Había deseado tanto verle.

Michael pasó saliva, sin querer mirarle demasiado. Joder, ¿Por qué James tenía que ser tan condenadamente guapo y tan cariñoso? Le sonrió en respuesta y le extendió el regalo-Estaba en Londres y no podía perdérmelo-comentó divertido. James le invitó a pasar y cerró la puerta detrás-Se me hizo algo tarde pero…

-No, no, llegas perfecto-aclamó el menor mirando el regalo entre sus manos. Dios, ¿Por qué estaba tan emocionado por eso? Toda la noche forzándose a sonreír y ahora no podía dejar de hacerlo-Muchísimas gracias por el regalo, no debiste molestarte, que vinieras ya estaba bien-empezó a abrirlo, principalmente porque quería quedarse un momento más allí, solos. Al ver el regalo no pudo evitar soltar una risa-¿Esto es una insinuación?

-Escuche por allí que iba a pasar-comentó, mirándole divertido. James negó con la cabeza, sus ojos se posaron en la sonrisa ladina de Michael.

-Aun no me decido ¿Qué tal quedaría calvo?-preguntó curioso mientras observaba la rapadora que su amigo le había regalado. El mayor soltó una risa antes de enterrar sus dedos en la cabellera castaña, no podía contenerse de tocarlo. El escocés se dejó hacer con gusto, sintiéndose sumamente agradable.

-Igual te verías bien. Supongo…-entrecerró los ojos celestes, como meditándolo-Me cuesta un poco imaginarlo. Quizás pierdas un par de cientos de fans, pero yo te seguiré queriendo-bromeó. James soltó una risa y negó con la cabeza, sin poder ignorar el cosquilleo que esas palabras le producían; volviendo a guardar la maquinita en el paquete.

-También tengo un regalo para ti…-comentó, girándose y haciendo que Michael le siga a la cocina-Quería dártelo antes, pero te desapareciste-comentó, entregándole un pequeño estuche. El mayor lo tomó con una sonrisa y lo abrió, al instante sonrió.

-No te hubieras molestado, ya había comprado otras… igual estas me encantan-se puso las gafas un momento y se acomodó el cabello-¿Me veo irresistible?-preguntó coqueto y pasó saliva al ver la forma en la que James se mordía los labios. El menor asintió antes de soltar una risa nerviosa y bajar la cabeza.

-Como siempre-comentó, algo avergonzado, conteniéndose de responder al coqueteo ajeno. Cerró los ojos al sentir un beso en la mejilla. De esos besos que al parecer Michael había vuelto su firma personal, y que hacían que su corazón se pusiera histérico. Sus manos dejaron el regalo en la mesa y volaron rápidamente a los hombros ajenos, queriendo mantenerlo en su lugar. Sintió como el mayor suspiraba contra su piel, y un estremecimiento cruzo su espalda. Comenzó a respirar agitado, sintiendo la piel sensibilizada. Los labios de Michael no se apartaron, depositaron otro beso, y otro, igual que aquella noche en el callejón. Y James dejó escapar el aire despacio, intentando normalizar los latidos de su corazón. 

El escocés entreabrió la boca al sentir los delgados labios ajenos continuar con su camino. Relamió los propios algo ansioso ¿Michael iba a besarle? Dios, la simple idea le ponía ansioso. La boca ajena había dejado un beso a milímetros de la suya, que le hizo estremecerse y crispar sus dedos contra esos amplios hombros.

-¡¿JAMES?! ¡Cariño! ¿Quién llego?-la voz de Anne los hizo separarse de un salto. Los dos se miraron un momento, un poco más incómodos, ligeramente sonrojados. Michael se revolvió un poco el pelo, dando unos pasos hacia atrás. Sentía el corazón palpitando en los oídos. Durante un segundo odio a Anne, una vez que juntaba valor y el momento parecía prestarse les interrumpían. 

-Es Michael-respondió un poco más alto y se giró, para no mirar a su amigo y para tomar los bocadillos. ¡Dios! ¿Qué carajos estaba haciendo? Deseando que Michael le bese, con Anne en la habitación del lado. Por dios santo, él era heterosexual. Él tenía una esposa e hijos. A él no le gustaba Michael, él deseaba a Anne. Claro que si, era su esposa, la madre de su hijo, su mejor amiga-¿Vamos?-preguntó, sin girarse a mirar al pelirrojo. No se atrevía a enfrentarlo, debía empezar a cuestionarse si cada vez que viera a Michael iba a ser igual de “incomodo” o iban a superarlo pronto. 

El irlandés tomó unas cosas para ayudarle y ambos salieron hacia la sala. Anne sonrió radiante y se acercó a saludar a Fassbender, abrazándole un momento. El hombre le sonrió un poco forzado, le agradeció por la invitación y luego siguió saludando al resto de los invitados. Con Bren se quedó un rato más, sacándole charla y jugando con él. El niño parecía encantado con que le presten más atención, sobre todo si le permitían expresarse sobre lo mucho que deseaba comer pastel. 

Michael no pudo evitar sentirse algo enternecido, ese niño tenía los ojos azules igual que James, y una nariz pequeña y pecosa. Era simplemente perfecto. Sintió un deje de añoranza de tener su propia familia, aunque luego lo desecho. Aún no era el momento, no había una persona indicada, y quien le gustaba no podía darle hijos. Obviamente. Quizás esa era otra razón para desechar ese sentimiento ridículo: no podía gustarle un hombre heterosexual, que era su mejor amigo, que estaba casado y con un hijo, alguien con quien no podría tener su propia familia.

Miró de reojo a James, los ojos azules se apartaron al instante de los suyos. El escocés le había estado observando obviamente. ¿Y qué tal si James no era tan heterosexual como él creía? No debía serlo, o al menos era curioso. Porque James era quien le provocaba muchas veces, y quien le miraba, y quien se dejaba abrazar, y quien le sujetaba para que siguiera besando su mejilla. 

El castaño huyó a la cocina para distraerse, su esposa le siguió de cerca, yendo a buscar más bebida-Michael vino-comentó con una sonrisa. James le sonrió en respuesta, tomando una copa y sirviéndose vino-¿Estas feliz?-ella se acercó coqueta, comenzando a acariciarle el pecho por encima de la camisa-¿Por qué no lo invitamos a quedarse? Como regalo especial de cumpleaños-susurró, mordiéndole la oreja juguetonamente. El castaño le dio un sorbo a la copa, tragando con fuerza al escuchar la idea de su esposa. Recordó como el pelirrojo le había besado la mejilla y su cuerpo se había erizado por completo. ¿Y acaso no había querido hacer un trío bien hecho? Pero… joder, no debía hacer eso si creía estar confundido.

-No creo que quiera quedarse-comentó, Anne sólo soltó una risa pegándose un poco a él.

-Si tú se lo pides no creo, pero si se lo pido yo… seguramente sí. Ya sabes, encanto femenino.-la vio acomodarse los senos en el vestido, y soltó una risa-Son poderosos lo sabes…-James la besó rápidamente. 

-Lo sé-comentó divertido. Acarició el cabello de su esposa, contemplándola un momento-. Eres hermosa Anne-ella agrando la sonrisa viéndose completamente feliz. James sintió su pecho doler un poco-. Sabes que eres mi mejor amiga ¿verdad?

-Claro que sí, James. Y tú el mío-le dio un beso en la mejilla y luego le robó un sorbo de vino-. Volvamos a la fiesta, somos los anfitriones… es irrespetuoso desaparecerse-salieron juntos de la cocina, Anne tomaba su mano con fuerza. La chica miró la sala y le guiñó un ojo-Voy a hablar con Mike-susurró. James solo asintió y sonrió, antes de apoyarse en una pared a disfrutar su copa de vino. Contempló a su esposa que se había acercado a Michael y le hablaba sin dejar de sonreír. Se sintió un poco molesto sin poder evitarlo. Apretó los labios al ver sonreír a Michael, de esa manera que hacia resplandecer su rostro. Tuvo que tomar un largo trago de su copa, casi acabándosela. A pesar de que la idea del trío le ponía muchísimo, no les gustaba verlos coqueteando. Quizás porque Anne era su esposa, si, debía ser eso. Fulmino la mano que Anne tenía sobre el hombro ajeno y tuvo que girarse e ir al baño para dejar de mirar. 

Cuando salió del baño Anne le sonrió y fue a la cocina, minutos después volvió a la sala con el pastel en la mano, las velas prendidas y una gran sonrisa en el rostro. Todos empezaron a cantar y James sintió su rostro arder ligeramente. No sabía a donde mirar, aplaudió y luego tomó a Bren entre sus brazos, alzándolo para que soplara las velas con él. Miró un momento a Michael que le sonreía con cariño y cuando la canción se acabó sopló las velas con su hijo y luego le besó la mejilla. Por instinto volvió a mirar a Michael y este alzo la copa en señal de brindis.

-Amor ¿traerías más platitos?-le preguntó Anne mientras comenzaba a cortar. James asintió y dejó a Bren en el piso intentando que su madre le diera del dichoso pastel-Oh y cucharas, y servilletas-agregó un poco más alto.

-Te ayudo.-al escuchar la voz ronca de Michael se giró a mirarle y se sintió un poco nervioso. Le sonrió sin mirarle y caminó hacia la cocina sintiendo los pasos de atrás muy de cerca. Se pusó a buscar los platos y los vasos, evitando mirar a su amigo-¿Y qué tal la estás pasando?-se sobresaltó al escuchar la voz de Michael tan cerca, se giró a mirarle y sonrió. Finalmente el irlandés había ganado algo de confianza y quería ver hasta donde podía llevar eso.

-Bastante bien, ¿y tu?-Fassy puso esa sonrisa coqueta y James le contempló un momento antes de voltear el rostro. 

-Bien.-Michael se acercó un paso más y el dio un paso atrás hasta chocar con la mesada. El mayor le sonrió divertido y sintió su corazón acelerarse-Feliz cumpleaños-susurró, antes de inclinarse a besarle la mejilla. James ni siquiera pudo disimular el suspiro. Se quedó con los ojos cerrados, quieto en su lugar, sin saber exactamente que hacer. 

-Gracias, pero no es hoy…-bromeó, intentando relajar el ambiente. Volvió a girarse para tomar las servilletas. Aprovechando que ya no estaban cara a cara juntó algo de valor-Entonces ¿vas a quedarte?

-¿Quedarme?-si lo hubiera estado viendo hubiera notado la expresión de confusión del mayor. 

-Si ya sabes, a Anne la hace ilusión-si, lo mejor era echarle la culpa a su esposa. No quería admitir que era él quien quería que se quedara, la única vez que le invitó fue rechazado, no quería que pasara lo mismo en este momento. Su mente ya se había hecho la ilusión de que Anne lo conseguiría, de que pasarían otra noche juntos.

-Oh, quedarme-repitió, como si recién cayera en cuenta. El irlandés miró la espalda de James, que al parecer todavía no se atrevía a hacerle frente. Miró de reojo hacia la sala asegurándose de que todos estaban en lo suyo-Si a Anne le hace ilusión-comentó y se acercó hasta quedar atrás de James. Sintió el estremecimiento ajeno cuando apoyó sula mano en su cintura, se inclinó para besarle la unión del cuello y del hombro (James tenia una piel tan condenadamente suave y una fragancia que… uff), y luego se acercó a su oreja. Miró de reojo la expresión del menor, tenía los ojos cerrados y respiraba profundo. Eso le dio algo de confianza-Pero, ¿tú quieres que me quede?

-Si quieres si-James se mordió los labios, sentía el aliento ajeno chocar su oreja y lograba sensibilizarse. ¿Desde cuándo era tan sensible a simples caricias? Se sentía como cuando aún era un adolescente hiper caliente, que ante el mínimo roce se hacia la peli porno en su cabeza. Giró apenas su rostr, para mirar a Michael y sus narices chocaron, los ojos celestes de su amigo brillaban de la misma manera que lo hacían esa noche frente a su casa. James sentía que ya adoraba esa chispa algo pervertida en la mirada ajena. La mano en su cadera le hizo girarse y quedaron frente a frente. Sus ojos volaron de los ajenos a esa delgada boca, y mordió sus labios. 

-Pero ¿tu quieres, James?-la manó en su cadera sujeto la cinturilla de su pantalón y lo atrajó un poco más. Podía sentir el macizo cuerpo de Michael contra el suyo, podía imaginarse los abdominales, los pectorales. La otra mano del pelirrojo había ido a sujetar su nuca y dejó escapar todo el aire de sus pulmones cuando Mike le acerco aún más, haciendo que sus narices se rozaran, sus labios quedaron a escasos centímetro de distancia. No pudo despegar sus ojos de los ajenos, algo hipnotizado-¿Quieres que me quede contigo?-la voz era insinuante y ronca

James se estremeció y tuvo que bajar el rostro, al ver que el otro había tenido la intención de unir sus labios. No podía, no podía hacerlo, él tenía una esposa. Escuchó el suspiro ajeno y tuvo que obligarse a quedarse con el rostro abajo-No soy gay-murmuró y escuchó una risa un tanto irónica.

-Yo tampoco-Michael se había apartado ante el rechazo. Durante un segundo pensó que James iba a dejar que le besara, que finalmente iba a poder saborear esos labios rojos que tanto había deseado. Pero no, tenía que recordar su lugar allí: era solo el condimento de ese matrimonio. Todo esto era absurdo-Llevare esto a la sala-comentó, tomando los platitos. Lo mejor era retirarse aún con dignidad. Miró de reojo como James tomaba el resto de las cosas.

-Michael-escuchó, justo cuando estaba por salir. Se detuvo, más no se volteó a mirarle-. Yo quiero que te quedes. Por mi…-susurró, con voz ronca, sintiendo su rostro arder por la vergüenza de estar aceptando aquello en voz alta. Michael se giró a mirarle, sin poder ocultar la sonrisa en sus labios. Esas palabras le habían dado gusto, pensar que no eran solo ideas de Anne que se quedara, sino que el propio James le deseaba. 

Sus ojos celestes brillaban al chocar con los azules ajenos-Entonces si me quedare-respondió. El castaño se quedó contemplando esa hermosa sonrisa, atrapado en la belleza de su amigo-Por ti-agregó Michael, antes de salir de la cocina.

La promesa de esas palabras hizo que el corazón de James latiera con fuerza. 

Notas finales:

¿Y? ¿Que opinan? Bueno, espero que no les haya desilucionado. Queria terminar de establecer las cosas (?)

Proximo capitulo: Michael miro el cuerpo desnudo de su amigo y se mordio los labios para contener un poco el deseo. Tomaría de él lo que podía tomar, necesitaba calmar su ansiedad.


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