Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Esposo Desea a Otro por Pocky Beagle

[Reviews - 67]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos! Aqui estamos con el nuevo capitulo, estoy muy segura con respecto a este... no se, intente arreglarlo pero... que se yo, no me sale de otra forma.

Nadie dejo comentario en el capitulo anterior xD Son malitos, ¿esta muy aburrido el fic? Aunque sean comenten criticas haber si puedo arreglarlo. Estoy muy insegura con respecto a esta historia. 

En fin, espero que esta actualización sea de su agrado. Enjoy.

SOBREDOSIS



Anne se acercó a su esposo mientras algunos invitados se estaban despidiendo para marcharse. Estaba emocionada por darle la noticia a James, se inclinó cerca de su oreja, sin poder disimular la sonrisa-Recién invite a Michael y me dijo que si-comentó. El castaño decidió girar el rostro para ocultar el sonrojo. Acaba de notar que cuando Michael accedió a quedarse era porque él le había invitado. Ahora le daba algo de vergüenza, pensó que en realidad el irlandés ya había aclarado todo con su esposa. 

Miró de reojo a Fassbender, que hablaba con su madre mientras le miraba de soslayo. Cuando sus miradas se chocaron el pelirrojo sonrió inmediatamente, de una forma que hizo iluminar su rostro y que James sintiera su corazón acelerarse. Tuvo que apresurarse a beber el contenido de su vaso para distraerse ¿qué mierda le estaba pasando con su amigo? Por dios, él no era gay. Él era completamente heterosexual, tenía una esposa ¿qué mayor prueba que esa? Tenía que desechar esas ideas absurdas de la cabeza. A él no le gustaba Michael Fassbender. 

Pero a pesar de que se repitió eso casi toda la noche no podía evitar mirarlo de reojo y sentirse cada vez más ansioso cuando alguno de los invitados se iban. La casa iba quedando cada vez más vacía y con suerte pronto podrían... pronto podrían hacer un trío, porque si, lo que a él le excitaba era la idea del trío, la idea de ver a su esposa con otro. Sólo eso. 

Cuando se despidió de su hermana, que era la última en irse, sus ojos volaron directamente a Michae que estaba apoyado en la pared mirándole con atención mientras bebía de su trago. Su estómago se revolvió, se sentía una presa ante esa mirada de depredador que tenían los ojos celestes. Y él no era una presa, era un semental. Anne estaba a su lado y la vio sonreír coqueta cuando la puerta se cerró. La mujer se soltó el cabello, que había estado atado en un elegante rodete. Caminó por el cuarto, directo al reproductor y puso una música más lenta. Se movía sensual y James la miró atento, estudiando su cuerpo, sabiendo que era atractivo. Igual no podía concentrarse mucho, sentía los ojos del pelirrojo aun clavados en él, cosa que le ponía sumamente nervioso. Michael debería interesarse en Anne, no en él. 

-¿Bailamos?-le preguntó su esposa y él le sonrió con cortesía antes de dejar la copa a un lado y caminar hacía a ella, envolviéndola en sus brazos y balanceándose al ritmo de la suave música. Anne se repagaba a él, eróticamente, como quisiera crear un espectáculo sensual. Al parecer la idea era tentar a Michael para que fuera hacía ellos pero los minutos pasaron y el susodicho ni se movía. Finalmente la mujer se giró, para mirarle coquetamente-¿Vienes?-le preguntó, notando que el hombre había tenido los ojos clavados en el piso con una expresión extraña. Eso la hizo sentirse un poco dolida ¿acaso no calentaba a Michael? Finalmente el irlandés la miró y sonrió, de una forma esplendida, robándole una sonrisa a la chica. Ella se giró, pegando su espalda al pecho de James y sus brazos se enredaron en el cuello del recién llegado. Los tres se balanceaban al unísono, lentamente, en armonía. 

James se sobresaltó al sentir la mano de Michael en su cintura, apoyándose con delicadeza, como si sólo estuvieran bailando y quisiera sujetarle. Intentó apartarse un poco, alejarse para dejarlos bailar solos y mirar pero esa mano le detuvo, jalándole más cerca. Si Anne no hubiera estado entre ambos seguramente hubiera terminado completamente pegado a él. Sus ojos se conectaron entre las hebras doradas del cabello de su esposa. Notó la forma en la que Michael le miraba, estudiando su rostro con detenimiento, con una chispa de deseo indisimulable. Eso le ponía nervioso. Se obligó a cerrar los parpados, cortando el contacto y enterró su rostro en la nuca de su esposa, olfateando su aroma, besando su piel, concentrándose en el hecho de que eso era lo que le gustaba. 

La mano del pelirrojo comenzó a hacerle lugar entre su ropa, buscando colarse por debajo de su camisa y acariciar con cuidado la suavidad de su piel. Al instante cada vello del cuerpo de James se erizó, erotisado por el contacto. Arqueó su espalda un poco, sintiendo su entrepierna abultarse cuando los dedos ajenos rasguñaron suavemente su columna vertebral. Tuvo que morder con fuerza el hombro de su esposa y en respuesta la escucho gemir-Ohh... James, estas ansioso...

La chica sentía el bulto de su esposo casi entre sus nalgas y el del otro hombre contra su pelvis. Era sumamente erótico, la hacía sentir tan caliente y enloquecida. Se apartó un poco de ambos y los miró coqueta antes de arrodillarse en medio. Liberó las erecciones de los dos hombres y su boca rápidamente voló a cubrir el pene de su esposo, sintiendo como se endurecía un poco más en su boca. Mientras tanto su mano masturbaba firmemente la virilidad del irlandés.

Michael se mordió el labio, excitado. Finalmente podía mirar a James sin reservas y la situación era sumamente erótica. Las mejillas y los labios del escocés se habían sonrojado y esos increíbles ojos azules cada vez estaban más dilatados. No pudo aguantarse de estirar su mano y colocarla en la nuca ajena tironeando suavemente el cabello. James cerró los ojos, mordiéndose los labios para acallar un gemido. Esa era la imagen más erótica que hubiera visto en su vida. El castaño era tan sensual. Se sentía hambriento, desesperado por devorar el cuerpo de su amigo. Se inclinó al mismo tiempo que lo jalaba desde la nuca, queriendo comer esa roja boca en un ansioso beso pero antes de poder hacerlo el menor había volteado el rostro, respirando sumamente agitado y con el ceño ligeramente fruncido. Michael le miró sólo un momento, con sus ojos entrecerrados. No se sintió desanimado, beso la piel de su mejilla, respirando agitadamente contra su nariz. Su mano seguía en la cintura de James y lo sentía temblar y estremecerse de a momentos. 

Su nariz se deslizó por ese blanco cuello, apenas decorado con unas claras pecas. Aspiró ese aroma masculino y sintió hambre. James olía tan delicioso, su piel era tan suave, su cuerpo era tan cálido. Besó la tersa piel, primero con suavidad. James suspiró entrecortadamente contra su oído y eso sólo lo provocó más. Era obvio la forma en la que el menor se volvía loco por su contacto ¿o acaso él lo estaba imaginando? Ese cuerpo parecía responder a su toque. James le deseaba, podía sentirlo. El simple pensamiento le desesperó y su boca besó más ansiosamente ese cuello, justo sobre la yugular, sintiéndola palpitar rápidamente. Mordió, lamió y succionó, sintiéndose más excitado cuando la blanca piel se sonrojaba más o quedaba con marcas. Las manos de James fueron a parar a sus hombros, y lo sintió crispar los dedos, rasguñárle por sobre la ropa. 

Dios, Michael ya no podía contenerse más, comenzó a desprendérle la camisa, mientras su boca besaba cada rincón de piel que descubría. Hubiera querido abrazarle con fuerza, pegarlo por completo a su cuerpo, pero Anne estaba entre los dos, devorando la verga de su esposo como una experta. James prácticamente chilló cuando le mordió la clavícula, Michael lo repitió nuevamente, ganándose un gemido bajo, pero al instante los brazos le empujaron y el menor se apartó varios pasos, ganándose una mirada de sorpresa por parte de Anne que había quedado arrodillada y con la boca abierta.

James la miró nervioso. Casi eyacula, pero no porque su esposa se la estuviera chupando, sino porque le excitaba peligrosamente notar la ansiedad de su amigo por besar y explorar su cuerpo. El entusiasmo de Michael le había turbado, se lo imaginaba devorando con esa misma ansia cada rincón de su piel y se sentía al borde del orgasmo. Los dos presentes le miraron asombrados, él estaba nervioso, pero a pesar de todo su virilidad estaba completamente endurecida. Sabía que debía decir algo, explicar por qué se había apartado, pero de pronto su mirada quedo eclipsada por la virilidad del otro hombre, la cual aún estaba sujetada por la mano de su esposa-Vamos... vamos al cuarto...-dijo, aclarándose la garganta para evitar mostrar lo turbado que estaba. 

Camino rápidamente, sin esperarlos. En el trayecto se quitó la ropa, ya que se sentía sumamente acalorado. Ni bien llego al cuarto se dejó caer en la cama. Su esposa entró primero y el rápidamente estiró los brazos. Cuando ella se acercó la rodeó y la jaló ansiosamente para que se recostara encima suyo. Necesitaba recordarse que él era heterosexual. Él amaba tener la curvilínea silueta de su mujer entre sus brazos. Amaba sus pechos y su cintura estrecha y sus caderas amplias. Bajó ansioso a besar sus pezones, convenciéndose de que toda la vida había amado eso, y que aún lo hacía. 

Sintió el peso de Michel en la cama, a su lado, y tuvo que abstenerse de mirarlo. Tenía que concentrarse en su esposa, en la mujer que amaba. Le fue retirando el vestido para dejarla semidesnuda pero, antes de poder hacer algo más, sus manos rozaron las de Michael que le estaba desprendiendo el corpiño. Se sintió nervioso y evitó nuevamente mirarle. Prefirió besar el cuello de su mujer, jugar con sus pechos y acariciar su espalda. Anne gimió con fuerza y el bajó la mirada observando como Michael besaba apasionadamente sus caderas, mordiendo y succionando la piel con completo deseo. Quizás no debía traumarse, Fassbender parecía apasionado todo el tiempo, quizás él era así... no tenía nada que ver con que se excitara con James, no, no. Seguramente Michael era apasionado todo el tiempo.

-Ohh... dios...-la línea de pensamiento se cortó cuando sintió la lengua de su amigo lamer el hueso de su cadera, ascendiendo lentamente por su vientre. James no pudo evitar mirarle, la imagen era sumamente erótica: Michael con los ojos cerrados lamía su piel, como si solo quisiera concentrarse en eso. Su respiración se aceleró y no pudo evitar enredar sus dedos en el cabello rojizo tironeándoselo suavemente. El irlandés finalmente abrió los ojos y le miró con completo deseo, una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios. Esa sonrisa hizo que James se sintiera cada vez más nervioso. De pronto esa boca, que había llegado hasta sus costillas, comenzó a bajar besando hambrientamente, saboreando su piel, mordiendo de a momentos. Su espalda se arqueó cuando lo sintió succionar el hueso de su cadera. 

Anne estaba encima de él, refregándose contra su virilidad, los brazos de su esposa estaban a cada lado de su cabeza. James sabía que Michael no tenía un acceso completamente libre a su cuerpo, pero eso no parecía importarle al alemán, porque este buscó acercarse más, queriendo colar su lengua entre ambos cuerpos, buscando la polla de James. Apenas logró darle una lamida pero sólo eso basto para que James gimoteara. Le tiró con más fuerza el pelo, apartándole y miró atento a su esposa-Anne, amor... cabálgame...-gimoteó, sumamente necesitado. 

La chica le sonrió y de un solo movimiento alzó las caderas y se dejó caer contra esa virilidad que estaba sumamente dura. James la miró con atención queriendo concentrarse en ese acto, en el acto de estar penetrándole. Pero no aguanto mucho antes de que sus ojos buscaran el rostro de Michael, quien lucía algo ceñudo por haber sido apartado. Sus ojos se encontraron y gimió al ver el deseo hambriento en los orbes celestes. Dios santo, Michael Fassbender había querido chupársela, realmente Michael quería chupársela. Fassbender quería atragantarse con su verga. Nervioso se removió y se tapó el rostro con su brazo, sin querer mirar a nadie. Debía concentrarse en el hecho de que estaba follando con su esposa, entrando en su cálido cuerpo.

Al no poder ver se sorprendió al sentir la boca de su amigo contra su cuello, besándole suavemente, lamiendo el contorno de su mandíbula. Gimoteó cuando esa lengua se enterró en su oreja, y se removió-No, no... no te atrevas a hacerlo-susurró sumamente bajo, angustiado, no queriendo entregarse a esas sensaciones que Michael le generaba. No supo si le había confundido o le había ofendido, pero el peso del cuerpo ajeno desapareció y por más que movió su mano a tientas en la cama no lo sintió cerca. ¿Acaso la había cagado y Michael se había ido?

-¡Ohhh dios!-abrió los ojos asombrado ante el gemido perturbador de su esposa. Cuando la miro notó que tenía el rostro completamente rojo, en éxtasis y los ojos firmemente cerrados. Gemía incoherencias, de a momentos escuchaba “me duele” o “no te detengas” pero casi inentendibles. Michael estaba detrás de ella muy concentrado en su tarea. Anne casi ni se movía o lo hacía muy irregular, y él se sintió un tanto impaciente-¡Métemela de una vez!-gimió ella y James abrió los ojos asombrado. Vio a Michael acomodarse y su cerebro proceso la idea rápidamente: estaba follando a su esposa. Y si él estaba ocupando su vagina a Michael sólo le quedaba... otra alternativa. La chica se derrumbó sobre él gimoteando y sollozando.

-Anne...--preguntó angustiado, acariciando el cabello de su mujer que había enterrado el rostro en su cuello-¿Estas bien?-de pronto se sintió un poco nervioso, pero ella sólo asintió y continuó gimiendo cada vez más fuerte. James miró a Michael, él se había encimado un poco sobre ambos y ni siquiera disimulo la sonrisa pervertida, comenzó a moverse suavemente pero profundo y de pronto las mejillas del menor ardieron. Esa imagen era sumamente sugerente. Si Anne no estuviera entre ellos.. Parecería como si le estuviera follando. La idea le hizo gemir y se removió un poco, excitado, sin poder despegar sus ojos de los ajenos. Dios, Michael le miraba como si realmente le estuviera follando, como si Anne no estuviera, como si se estuviera enterrando dentro suyo. El castaño estaba hipnotizado por la imagen de su amigo embistiendo encima de él, no podía dejar de verle. Agradeció que la mano de su esposa le hiciera girar el rostro para que se besaran. El cuerpo de la chica tembló y James pudo sentir el orgasmo, el gemido ahogado contra su boca. Parecía que su esposa disfrutaba de lo lindo, ya que no dejaba de gemir mientras su interior se contraía deliciosamente. 

Él no pudo evitar gimotear al sentir como Michael le jalaba los muslos, rasguñándoselos y levantándoselos un poco. Al parecer queriendo hacer más vivida la fantasía de estar follándolo. Eso le turbó y le excitó a partes iguales. Un estremecimiento surcó todo su cuerpo y gruñó contra los labios de su esposa antes de que su orgasmo estallara, llenando esa cavidad con su simiente. Michael embistió dos veces más, haciendo que los tres se movieran al unísono. Por la forma en que jadeó y las manos apretaron sus muslos, James suponía que acaba de tener su propio orgasmo. 

Los tres se quedaron quietos, intentando recuperar el aliento. Cuando se halló un poco más respuestó, James se dedicó a besar las húmedas mejillas de su esposa que aún parecía ida por el orgasmo. Bueno, al parecer finalmente habían hecho un trío como correspondida. La chica le miró, con su rostro ido de placer y su boca humedecida, le sonrió apenas antes de comenzar a besarle con suavidad. Era un beso delicado y amoroso, esos que se comparten luego de un espectacular sexo que hace pensar que todo es perfecto. James amaba a su esposa, amaba estar dentro de ella. No tenía que pensar idioteces, él era feliz así, con Anne entre sus brazos. Sonrió mientras le besaba y sus manos le acariciaron suavemente la espalda sintiendo la piel sudada. Él no estaba en mejores condiciones, estaba algo pegajoso.

Deberían levantarse par bañ...

Jadeó bajito al sentir la mano de Michael acariciar sus testículos. Abrió los ojos asombrado y su respiración se aceleró. Es mano le masajeó un poco y luego los acunó de una forma sumamente placentera. Al parecer Michael ya había salido de dentro de su esposa porque sintió la otra mano levantárle un poco la pierna y unos labios rodearon el pulgar de su pie. La sensación de una boca chupando su dedo lo hizo gemir y arquearse por completo. Su virilidad se puso completamente dura en un segundo, aún dentro del cálido interior de su esposa que gimió con gusto. 

Michael sonrió ante el resultado, soltó ese dedo y le dio un suave beso antes de que su boca continuara paseando por la pierna ajena. Le besó suavemente, haciendo ruidos húmedos, mientras iba inclinándose para poder besar la parte detrás de su rodilla. James estaba transpirado, pero el sabor salado de su piel era sumamente adictivo. Dios, James era tan delicioso... y él no podía evitar pensar que le gustaría hacer eso más seguido. Poder recorrer todo ese cuerpo con sus labios hasta saberse de memoria cada sabor, cada rincón, cada gemido que James podía emitir. 

Tuvo que sujetarle la pierna con fuerza cuando comenzó a removerse inquieto, al parecer detrás de su rodilla era un punto sumamente sensible. Michael succionó, lamió y mordisqueó, sintiendo su pene endurecerse al escuchar unos gemidos que querían ser acallados defectuosamente. Su lengua abandonó ese lugar para comenzar a lamer los blancos y tersos muslos internos, haciéndolo lenta y suavemente pero con una obvia dirección: la entrepierna de James. Tuvo que sujetarle con más firmeza ya que el menor quiso patalear, pero no se detuvo. El cuerpo de Anne le molestaba un poco, el aroma del menor se veía afectado por las feromonas de la chica y eso le jodía bastante. Michael succionó con fuerza ese pálido muslo logrando dejar una marca sumamente rojiza. James chillaba y se retorcía, moviendo sus caderas tanto como podía para seguir follándose a su esposa. 

Cuando finalmente el menor pareció darse cuenta de que Michael no iba a detenerse allí y que iba a chupar y besar lo que sea que encontrara disponible se sintió cada vez más nervioso. Con un pico de adrenalina apartó a la rubia, arrojándola a la cama y se sentó tan rápido que parecía un animal asustado. El irlandés no pudo evitar alzar una ceja y sonreír un poco. Aquello era sumamente divertido ¿cuánto tiempo más iba a seguir huyendo ese hombre de su toque? Era obvio que lo deseaba.

-Anne... ponte en cuatro amor, así puedo follarte bien-el tono era algo dulce para la situación. La chica asintió y se acomodó como su esposo pedía. Michael miró con atención como James la penetraba sin dudar. Todo eso le causaba algo de celos, le parecía patético estar excitándolo a cada momento para que fuera esa Anne quien disfrutara de ello. Apretó los labios mientras los miraba follar y decidió participar por su propia cuenta. Se acercó al castaño, arrodillándose a su lado y comenzó a besarle los hombros. No pudo evitar sonreír al verlo cerrar los ojos y tirar la cabeza hacia atrás mientras continuaba moviendo las caderas. Le gustaba mirar a James cuando estaba así: agitado, excitado, sobrepasado por el placer. Besó toda la extensión de su cuello, detrás de su oreja, sus hombros; mientras sus manos exploraban la suave espalda. Bajó lentamente hasta la curvatura de sus nalgas y primero tanteó terreno antes de animarse a apretarla, gruñendo de gusto al sentirlas tan firmes y redondas entre sus manos. Quería devorarlas. 

Las apretó un poco más pero segundos después las manos de James volvieron a apartarle, nervioso-Anne, Anne... cariño, chupásela a Mike, el pobre esta muy caliente-intenóo bromear mientras sus brazos seguían apartándole. Fassbender quiso protestar pero antes de poder hacerlo la mano de Anne rodeó su muñeca y lo jaló, atrayéndole. No quiso ser grosero y se dejó ir, acomodándose frente a la chica, suspirando con placer (a pesar de todo) cuando esa cálida boca rodeó su virilidad. Al menos tenía una buena vista. James estaba justo frente a él, sonrojado, excitado, con sus hermosos ojos azules nadando en lujuria mientras se movía rítmicamente, embistiendo contra su esposa. James Mcavoy era la cosa más sensual que hubiera visto en su vida. No quiso perderse detalle de cómo se mordía los labios, de cómo tiraba el rostro hacía atrás, de cómo dejaba caer sus parpados y miraba entre sus pestañas. Era tan sexy, tan jodidamente hermoso y sensual... y Michael solo quería besárlo, y acariciarlo, y tocar y besar cada rincón de ese cuerpo. Hacerlo completamente suyo. 

Anne Marie no pudo evitar gemir de gusto. Se sentía tan exquisitamente bien, su cuerpo se retorció de placer, sus manos apretaron las sabanas y sin duda hubiera soltado un gemido que hubiera resonado en todo el cuarto sino fuera porque tenía la enorme verga de Michael Fassbender ocupando toda su boca. Dios, que grande que la tenía ese hombre. Le ocupaba toda la boca, apenas podía respirar... pero se sentía tan bien. Al mismo tiempo se deleitaba con la verga de James que se enterraba en su vagina cada vez más rápido. Las manos de su esposo le apretaban las nalgas, se las estrujaban y ella solo podía continuar gimiendo de gusto.

Esto era el jodido cielo.

Michael la tenía bien sujeta del pelo para follarse su boca y ella sentía de momentos su cuerpo temblar. Si aún estaba en cuatro era porque estaba ensarta de ambos lados, sino ya se hubiera derrumbado. Sus piernas y sus brazos querían ceder por la sobreexcitación y el agotamiento. Esta noche había resultado mejor de lo que había pensado.

Gimió angustiada cuando Michael sacó el pene de su boca, levantó la mirada para verle pero notó como éste sólo miraba a James. Durante un segundo se sintió celosa porque ellos se miraban como si fueron los únicos en el cuarto, en el mundo. Pero se olvidó de todo cuando Michael apretó sus senos y ella pudo acariciar su clítoris, y tuvo un delicioso orgasmo. Fassbender era un increíble amante, eso no podía negarlo.

El irlandés se levantó, apenas pudo mirar de reojo como se colocaba detrás suyo y de James. Sintió algo de curiosidad pero se olvidó de todo, gimiendo de gusto, al sentir como los dedos del hombre empezaban a acariciar su clítoris. Si, eso era lo que quería. Los dos hombres dándole placer. Esos dos espectaculares hombres concentrados en acariciar su cuerpo y disfrutar de él, y hacerla gozar hasta que quedara en coma. James se movía profundo mientras esos dedos jugaban con su sensible botón. Era tan delicioso, se sentía en la cúspide, pronto podría tener un nuevo orgasmo y ya había perdido la cuenta de cuantos había tenido. Su cuerpo estaba agotado así que se dejó caer de frente, quedando sólo con las caderas alzadas. Con su boca mordía la almohada para acallar los gemidos de gusto y para poder normalizar la respiración por su nariz. Dios, estaba tan al borde... sollozó frustrada cuando la mano de Fassy dejo su clítoris. Sintió como James se removía un poco, antes de embestirla ansioso. El hombre empujó más profundo antes de gemir y quedarse quieto.

Eso la confundió un poco, su esposo no había terminado aún. Giró apenas el rostro y quedó quieta, incrédula ante lo que veía.

No tenía panorama completo pero era bastante obvio lo que pasaba: Michael había separado los glúteos de James y había enterrado el rostro entre ellos. Sin asco alguno estaba lamiendo su trasero, y al ver a James podía verlo con los ojos cerrados y la boca abierta en un gemido silencioso. Absoluto placer. James estaba ardido, al parecer avergonzado, las manos le temblaban, pero parecía no querer apartarse. 

El escocés estaba respirando agitado, sin poder calmarse. Debió haberlo apartado ni bien lo sintió en su espalda. No debió dejarlo acariciar sus glúteos, no debió dejarlo apretarlos, y definitivamente no debió dejar que empezara a besar su espalda baja. Ahora estaba allí, sobrepasado por las sensaciones. No supo cuándo la situación se había salido de su control y había terminado con el rostro de su amigo enterrado entre sus nalgas. Sabía que no debía dejarse hacer eso pero en algún momento dentro de toda esa locura su cuerpo había parecido ansiarlo tanto. La lengua de Michael era tan cálida, tan placentera, y bailaba contra su entrada de manera exquisita. Lo sentía presionar ligeramente y se sintió aún mas caliente cuando su entrada palpitó gustosa, comenzando a expandirse queriendo darle lugar al húmedo apéndice para que se colara dentro suyo. Su cuerpo le estaba traicionando, quería entregarse a ese placer que el otro hombre le estaba ofreciendo. Quería dejar que le hiciera lo que quisiera, pero sabía que eso estaba sumamente mal. Contradictoriamente no quería detenerle. 

-Oh dios...-sintió al irlandés abrirle más las nalgas, haciendo ceder su entrada y logrando que esa lengua se abriese paso dentro suyo. No pudo acallar el gimoteo de necesidad. No debería sentirse tan bien. No debería ser tan delicioso. No debería desearlo tanto. Pero lo hacía... alzaba más las caderas para que esa lengua llegara más hondo y sentía su espalda arquearse contra su propia voluntad. Su cuerpo estaba revolucionado, más que dispuesto a entregarse a ese tipo de goce que no había esperado sentir. Su pene se había puesto jodidamente duro y se sentía tan bien en el cálido interior de Anne, pero no quería ni moverse, notaba que la chica se estaba moviendo porque él no tenía fuerzas de hacerlo.

Michael se relamió los labios. Sus ojos no se apartaban del pequeño orificio y su lengua lo lamia como si fuera un manjar, sus delgados labios habían repartido suaves besos alrededor y se sentía más y más orgulloso de si mismo cada vez que James temblaba ante sus caricias. La zona había quedado empapada con su saliva y no dudo cuando su mano soltó uno de los blancos glúteos para acercarse a esa entrada que palpitaba como loca. Quería follárle, se sentía demasiado ansioso por enterrar sus dedos dentro, sentir el calor de James, expandir ese cálido y estrecho conducto hasta que tuviera suficiente espacio para recibirle. Quería follarse a James, justo allí, justo ahora, y siempre, cada vez que pudiera. Se mordió el labio, mientras algo inseguro comenzó a presionar. No contaba con el total consentimiento del escocés, pero como no se negaba iba a aprovechar. Aparte parecía desearlo por la forma en la que alzaba las caderas insinuantemente, por como ese trasero parecía estar ofrecido para que él le usara. Su dedo, ensalivado, fue haciéndose espacio en ese cálido y apretado hueco que palpitaba esforzándose por abrirse. 

James se mordió los labios con fuerza sin poder contenerse, al llegar hasta el fondo ese dígito giró con lentitud dándole una ligera molestia. Dolía un poco, se sentía incómodo y raro... y eso sólo lo hacía notar cuan incorrecto era esto. Estaba por frenar todo el asunto cuando sintió el dedo moverse, follándole, y ahí si no pudo acallar el gemido de gusto, aún más al sentir como la boca de Michael volvía a lamer y escupir la zona para asegurarse de que no faltara lubricación. Joder, quería entregase por completo a esto. Le encantaba la forma en que Michael le atendía, la forma tan deliciosa en la que sabía darle placer. 

La mujer dejó de moverse, sintiéndose algo extrañada, giró como pudo el rostro para mirar y continúo incrédula. No podía ver bien pero no era difícil imaginar: su esposo se estaba dejando dedear. No podía creer lo que estaba pasando ¡No podía creer que James se estuviera dejando tan mansamente! ¡Que lo estuviera disfrutando, por dios! Precia estar babeando de gusto. Sus ojos azules estaba apenas entreabiertos y cristalinos, su boca estaba húmeda y sonrojada. Realmente parecía disfrutarlo, lo cual era un poco perturbador. Vale, ella sabía que la próstata era muy sensible pero... era algo difícil de aceptar de momento. 

Un nuevo temblor cursó el cuerpo del menor cuando un segundo dedo se abrió paso por sus intestinos. El sudor había empapado su piel y no pudo evitar sollozar cuando esos dedos comenzaron a hacer tijeretas dentro suyo, buscando abrirle por completo. Su cuerpo cada vez se expandía más, haciéndole sentir un poco vacío, dándole una sensación extraña y abrumadora de querer ser llenado. Sabía lo que Mike quería, y debería detenerlo...pero el vientre le quemaba y tenía tanto deseo porque eso pasara. ¿No podía entregarse sólo por esa vez? Su interior parecía pedirlo a gritos. Le temblaban los muslos y se sintió nervioso, esa sensación de estar vacío, de necesitar algo atravesándole, era un tanto perturbadora. Sollozó, angustiado, pero un cálido beso en su nalga y un ronco “Shhh” le aliviaron un poco. Michael estaba siendo jodidmente dulce, tocándole con suavidad y delicadeza, preparándole con paciencia. El cariño que sentía en esos momentos hacía su amigo sólo hacía más enfermizo todo aquello. 

-Voy a agregar otro, avísame si duele-la voz era sumamente ronca. Se limitó a asentir. Estaba ido de placer y de deseo, ni siquiera tenía en cuenta el hecho de que se estaba dejando sodomizar frente a su esposa. Él, que ni siquiera gay supuestamente. Los dos dedos salieron de su interior y sintió los labios de Michael besar su orifico aún abierto, esa lengua colándose un poco en su interior, acariciando sus pliegues. Tembló de puro éxtasis y jadeó al sentir como le escupía dentro. Dios, eso debería darle asco, debería odiar que un hombre le usara así... pero no podía. Se sentía tan caliente, tan bien, su entrada y su próstata palpitaban y sin esos dedos se sentía vacío y desesperado. Necesitaba que Michael le llenara. Tres dedos se fueron abriendo paso dentro suyo y esta vez se adaptó un poco más rápido, su interior de pronto parecía dispuesto a albergar cualquier cosa, lo que sea, pero quería estar lleno, completo. Dios, quería que Michael se metiera dentro suyo, YA.

-Por favor, por favor...-la voz sonó apenas como un murmullo, ni él podía creer que estuviera suplicando. ¡Dios! ¿Cómo iba a ver a cualquiera de sus dos acompañantes luego? Iba a ser humillante, iban a pensar que era una maldita zorra necesitada. Pero en ese momento se sentía así, desesperado porque todo aquello continuara, ansioso porque Michael le llenara. No podía creer lo deseoso que estaba de sentirlo dentro, de sentir como le hacía suyo. La simple idea de pertenecerle le volvía loco. No dejaba de gimotear y sollozar, moviéndose algo ansioso, apretando fuerte las caderas de su mujer, desesperado por tener algo a lo que aferrarse. 

-Shhh, calma...-el aliento de Michael pegó directo en su oreja y le hizo estremecerse al ser consciente de que lo tenía afirmado por detrás. Se mordió los labios para contenerse de girarse y besarlo. Era tan tentador, aún más cuando estaba repartiendo besos dulces en su oreja y hombros. Los dedos salieron con lentitud de dentro suyo y emitió un suspiro antes de sentir ese pene acomodarse. Dios, sabía que Mike era grande... iba a partírle al medio, iba a romperle, iba a abrirle por completo. ¡Y lo deseaba tanto, joder! Deseaba poder sentirlo en su interior cada vez que se sentara, cada vez que se moviera recordar que lo tuvo bien a dentro. De a poco el pene se fue abriendo paso, jadeó cuando el glande entró y su orificio comenzó a palpitar como loco, envolviendo el capuchón sin querer dejarlo salir. La mano de Michael le mantuvo quieta la cadera para evitar que los temblores de su cuerpo lo hicieran moverse. 

El irlandés escupió en su mano antes de masturbarse humedeciendo mejor su virilidad. Estaba tan excitado con lo que estaba pasando que se le marcaban las venas. La idea de estar dentro de James era embriagante. Terminó de empujarse, lento y firme. La piel se fue abriendo para él, su pene llegaba más hondo que sus dedos y sintió a James jadear cuando su cuerpo le fue recibiendo bien profundo. Finalmente, de un último embiste sus testículos chocaron contra los blancos glúteos y soltó un ronco gruñido de puro gozo. Joder, ese interior era el mejor lugar del mundo. Él estaba hecho para estar allí dentro: apretado, prácticamente asfixiado por ese pequeño y cálido conducto. Era el lugar perfecto, a donde pertenecía. Quería poder enterrarse allí siempre, porque era delicioso y con solo moverse un poco supo que la sensación era adictiva.

James no pudo resistirlo, se dejó caer hacia adelante, colocándose encima de su esposa. Apenas y tuvo los reflejos de poner las manos a cada lado de Anne, sujetándose en cuatro. Eran un verdadero shandwich de personas, Anne sólo con las caderas alzadas, ofrecidas, James encima de ella, en cuatro y Michael arrodillado. La chica giró como pudo y miró la expresión de su esposo. Tenía los ojos firmemente cerrados y el ceño ligeramente fruncido, unas lágrimas en sus pestañas y la boca hinchada y roja. Podía afirmar que le dolía, pero cuando James entreabrió los ojos vio tal deseo, tan anhelo... una mirada tan lujuriosa y placentera, que se sintió abrumada por ella.

-¿Estas bien?-gruñó el pelirrojo. James apenas logro asentir, su cabello se agitó salpicando sudor para todos lados. Mike se inclinó lo suficiente para besarle el hombro y luego volvió a acomodarse, comenzando a moverse lentamente. El menor ni siquiera pudo contenerse, primero se mordió los labios con fuerza, soportando el roce, pero al sentirlo golpear su próstata comenzó a gemir, moviendo apenas las caderas queriendo que le diera siempre en el mismo lugar. De pronto un concierto de avergonzados gemidos y jadeos entrecortados llenaron el cuarto mientras el chico apretaba las sabanas, sobreexcitado, y alzaba las caderas en un ofrecimiento para que Michael le penetrara más profundo.

Anne comenzaba a sentirse frustrada, ya que sólo estaba allí haciendo de apoyo. Estaba por pedir que cambiaran de pose cuando sintió la mano de Michael de nuevo a acariciando su clítoris. La otra mano del irlandés sujeto la cadera de James y lo incentivó a moverse y, finalmente, el pene dentro suyo comenzó a follarla. Al fin, dios. En realidad ambos eran movidos por las embestidas de Michael, James casi se dejaba hacer como un muñeco. Estaba sobrepasado en sensaciones, siendo follado por primera vez y con su pene en una cálida vagina. Era tan... raro, nunca pensó sentir eso. Estaba completamente abierto, sintiendo la dura verga clavada dentro de él y su propio pene envuelto por la cálida vagina de su mujer. Dios, dios... era demasiado. Su cuerpo no dejaba de temblar. No podía evitar los suspiros que escapaban de sus labios, ni mucho menos los gemidos cuando ese duro pene chocaba su próstata. Veía estrellas cada vez que esa verga se enterraba dentro suyo. Quería alzar más las caderas, quería tenerlo más a dentro, más profundo... era tan condenadamente perfecto. Podía pasarse la vida así, dejándose follar por él, sintiéndolo en su interior. 

El aroma de Michael parecía embriagarlo todo, tan masculino, su colonia mezclada con su sudor y... joder, todo tan perfecto. Anne gimoteaba debajo suyo, y James se inclinó a besarla, logrando capturar los labios sollozantes con los suyos. Al menos era una forma de silenciar sus propios gemidos. Aunque preferiría besar a Mic... no, no. Desechó el pensamiento y se concentró en meter su lengua en lo profundo de su mujer. Los gemidos morían ahogados en esa boca húmeda. El pelirrojo comenzó a moverse rápido y James tembló entero. La mano que sujetaba su cadera se deslizó y llegó a su pene, cada vez que su virilidad salía de dentro de Anne sentía como esa mano la acariciaba, la apretaba, la estrujaba y era tan jodidamente perfecto y sobrepasador y...-Oh mi dios...-James tembló, mordió los labios de Anne y se vino sin poder contenerlo, derramó toda su simiente dentro de su esposa. Su pene se quedó mitad dentro y mitad apretado por la mano de Mike que siguió bombeándole hasta sacarle la última gota. Le había exprimido por completo. Gimoteó, sintiendo apenas unos momentos después como Anne se estremecía y su virilidad era bañada por jugos. Joder, su esposa se había venido con fuerza, se había girado para morder la almohada y no gritar... los dos acababan de correrse, y Michael seguía aún firme dentro suyo.

Sollozante se dejó caer como peso muerto sobre Anne. Sus brazos eran incapaces de sujetarlo. La mujerse había acostado, temblorosa, el cuerpo había liberado su virilidad y si James seguía con las caderas alzadas era porque Michael le sujetaba con firmeza. Le mordió los hombros a su esposa mientras el hombre seguía moviéndose dentro suyo, estaba súper sensible, y encima la mano se había envueltó alrededor de su pene y estaba masturbándole. Cada célula de su cuerpo temblaba hipersensible e intentó detenerlo, pero su amante gruño y siguió tocándole mientras le bombeaba. 

Michael estaba conteniendose para no venirse, no quería que se acabara, no ahora. Se sentía tan jodidamente bien. James se tensaba cada pocos segundos, estrujando su virilidad. Su cuerpo temblaba y lo escuchaba gimotear por lo bajo. Era tan perfecto tenerlo así, sobrepasado de placer, temblando, demasiado excitado. Dejó de moverse solo un momento y su mano dejó de acariciarle. Contó los segundos en su cabeza hasta llegar a cuarenta y sentir que el cuerpo del menor dejaba de temblar. Se le hizo jodidamente eterno, pero luego de eso continuó masturbandole, masajeando sus testículos, presionándolos un poco. Dio una embestida certera contra su próstata y sonrió con éxito al sentir esa virilidad volver a endurecerse entre sus dedos. Era justo lo que quería. 

Le acarició, escuchando gemidos cada vez más fuertes, y continuó embistiéndole, rápido y preciso, sintiendo su propio placer comenzar a desbordar por sus venas. No se aguantó y se inclinó, le tomó del cuello para levantárle un poco el rostro y le mordió la oreja con pasión-Voy a venirme a dentro...-afirmó y James gimoteó. El menor no controlo su cuerpo, sus caderas se alzaron en un claro ofrecimiento sin que pudiera razonárlo, y a los pocos segundos sintió un honda embestida y la monstruosa polla vibró en sus entrañas, sacudiéndose y liberando todo el semen dentro. Sólo basto con sentir esa honda embestida y esa simiente cliente dentro de él para que su cuerpo se estremeciera de nuevo, preso de un nuevo orgasmo que le robó las ultimas energías. Estalló, liberando apenas unas gotas se semen, estaba seco, pero el placer era tanto que sintió que la vida se le había en aquel orgasmo. Se sentía algo mareado, tonto, sobrexcitado. Tan sensible y vulnerable. Su interior acababa de ser regado por la esencia de su mejor amigo, era tan... extraño. 

Michael se quedó dentro mientras intentaba recuperar el aliento. Su mano ahora acunaba los huevos de James que de a poco se fue dejando caer, quedando recostado encima de su esposa. Tras pocos segundos, Mike salió con cuidado y se dejó caer sobre los dos. Al sentir el quejido de Anne, giró y cayó a un lado, mirando a la pareja que estaba acurrucada. De nuevo sintió ese punzón de celos y tuvo que contenerse de rodear la cadera del joven actor y arrastrarlo a sus brazos. 

James se dejó caer para el otro lado, casi sin energías, pero con la consideración de que no debía aplastar a su esposa. Anne le miraba con atención, él se obligó a mirarla con algo de vergüenza pero ella sólo le sonrió dulcemente. Le dio un beso en la pecosa nariz y luego la chica se levantó, ya que era la que estaba más repuesta-Voy a limpiarme...-le susurró a su esposo y le besó de nuevo la mejilla. James se veía destruido, realmente parecía haber disfrutado de todo ello, y esa había sido la idea. Con suerte pasarían noches de sexo espectacular antes de que debiera marcharse a Canadá. Eso era sumamente bueno. Miró a Mike que miraba el techo, intentando recuperarse también y apretó los labios antes de levantarse. Empezaba a dudar sobre lo que ese hombre sentía hacia su esposo. Aunque no debía pensar esas cosas, ellos eran amigos, ella fue quien los arrastró a esto. Se repitió a si misma que ninguno de esos dos hombres era gay. Era imposible, ambos habían tenido varias novias a lo largo de su vida. Y ninguno lucia o se comportaba como un gay, aunque sabía que esa era una excusa patética. 

Cuando Anne se fue, James se giró como pudo y vio que Michael le observaba. Se sintió algo avergonzado y tuvo que obligarse a no desviar la mirada. No debía ser tímid, o las cosas se pondrían raras y no quería arriesgar su amistad. A pesar de saber que no debía pensar así no pudo evitar notar que se veía hermoso después del sexo. El irlandés se giró un poco para observarle mejor y James se repitió a si mismo que debía actuar normal-No te lastime ¿verdad?-preguntó algo inseguro. Michael se había dejado llevar por el momento y realmente no le consulto a James si él deseaba aquello. Ahora que la excitación se había ido y podía pensar mejor se sentía algo culpable, asustado de haberse aprovechado de todo aquello. 

-No-fue lo único que pudo decir. Le sonrió apenas y Michael se mordió el labio antes de inclinarse un poco hacía el frente. Tenía demasiadas ganas de besarlo y James allí, sonrojado, satisfecho, adormilado, se veía simplemente hermoso. Moría por finalmente probar esos carnosos labios, se había imaginado su sabor tantas veces. Se movió, acercándose, y notó como el escocés entrecerraba los ojos y alzaba un poco su rostro. Michael sintió su corazón latir con fuerza, se relamió los labios y se inclinó un poco más. Joder, esa boca era el cielo. Besarla seria la...

-Estoy cansada-Michael se apartó de un salto y ambos se giraron mirando sorprendidos a Anne que estaba apoyada en la puerta. James de pronto sintió un nudo en su garganta, seguramente su esposa acababa de ver eso. Joder, de pronto se sentía más culpable de un beso que del sexo. Dios, su esposa casi lo atrapa besándose con su mejor amigo-Mejor vamos a dormir-se acercó unos pasos y se paró frente a la cama matrimonial-Michael tu...

-¿Te quedas verdad?-preguntó James girándose a mirarlo. Mike clavó sus ojos en los azules ajenos y quiso asentir sin pensarlo pero vio la forma en la que Anne apretaba los labios y desviaba la mirada. Volvió a mirar los ojos ilusionados de James y sonrió apenas, incomodo. Le hubiera encantado quedarse, más al notar la forma en la que su amigo lo miraba. Dios, sería la gloria despertarse juntos. Y solos; no pudo evitar pensar al mirar de reojo a Anne. 

-Debo volver a casa-comentó, sentándose y empezando a juntar su ropa. Se suponía que esto debía ser así. Él sólo era la aventura de ellos dos, no tenía por qué quedarse. Se puso los pantalones y las zapatillas y vio que James se sentaba también, pero Anne, que se había acostado, le sujetaba.

-Voy a acompañarlo-comentó el hombre, mirando a su esposa que le acariciaba el pecho. Ella le sonrió y miró a Michael.

-Es como de la familia, conoce la salida-dijo son una sonrisa. La chica observó a Michael, pero este volteó el rostro y se levantó colocándose la camisa. Genial, ahora que vio que casi beso a su esposo no podrá ni despedirlo en privado-No te molesta que nos acostemos, ¿Verdad, Michael? Ha sido un día largo-comentó. El susodicho se miró en el espejo, se acomodó el cabello y se giró a mirarlos con una sonrisa forzada.

-Claro que no. Descansen, saludos a Bren.-caminó a la sala, donde su campera reposaba en el sofá. La tomó y se la puso, buscando la llave de su moto y saliendo de la casa cerrando detrás. Caminó hacia su vehículo y se subió sin dudar pero no arranco al instante. Se quedó mirando la casa enfrente de él. Joder, esos dos le habían arrastrado a esa especie de juego... la primera vez había sido casual, nunca había pensado en eso. Pero luego de ver a James... así, como un amante, no podía sacarlo de su cabeza y comenzaba a sentirse un estúpido. Sabía que sólo lo estaban usando para reanimar la chispa, y no le importaba, pero hoy, cuando tuvo a James entre sus brazos y fue capaz de sentir el sabor de su cuerpo... todo había comenzado a cambiar. No era capaz de estar con ellos de nuevo, no así, no sabiendo que luego debía irse solo, a su departamento, donde estaba solo. 

Lo que realmente quería era quedarse con James, pero era completamente absurdo. Ellos sólo eran amigos, él tenía una esposa, un hijo, una familia. Estas sólo eran travesuras de casados, por más que James de a momentos lo mirara como si también lo quisiera, sabía que simplemente era algo fraternal. Él era el idiota que estaba confundiéndose. Desde la primera vez supo que esto era un juego y había pensado que no iba a repetirse, ahora lo habían hecho... pero seguía siendo sólo un condimento. Notó la mirada de Anne, ella lo quería allí sólo para el sexo, no para los arrumacos.

Él, y todos esos sentimientos que estaban naciendo en su pecho, tenían que arreglarse solos. En esa pareja él no era nada importante. Sus emociones eran suyas, hasta que el encontrara su propia compañía. Irónicamente la compañía que deseaba ahora estaba entre los brazos de su esposa. Sintió los ojos arderle y se puso el casco, queriendo distraerse. La moto rugió y él aceleró a todo lo que daba. 

Notas finales:

En fin, para quien me ha leido antes sabe que soy muy camionera en el +18. Este se me hizo largo, espero que no les aburra a la mitad, cada vez que quería recortar algo lo quitaba y al rato era como: "no, no, hace falta.". Al final creo que lo alargue más de lo que lo recorte. No puedo ser concisa u.u 

Encima odio escribir +18 con mujeres, o trios, no me sale jaja... necesito que sean dos individuos que se amen mucho. Me sobra lo cursi jaja

A pesar de todo espero que les haya gustado. No sean malitos y comenten. Besitos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).