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Mi Esposo Desea a Otro por Pocky Beagle

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Notas del capitulo:

¡Hola Hola! Me deben estar odiando por la tardanza, pero he andado enferma, y con exámenes y... de hecho sigo enferma y hoy tuve un examen. Crucemos los dedos por que creo que me ha ido mal. Pero bueno, tengamos fe.

Asi que bueno, como ando en esta época de exámenes y parece que estoy sensible al frió este año, quizas siga con un ritmo un poco más lento al que tenía antes. Pero seguire actualizando, de eso no tengan dudas :*

Gracias a quien sigue el fic, mas notitas al final. Enjoy!

PROBANDO TRATAMIENTOS



Michael se masajeó la cabeza mientras se sentaba en la cama. Joder, se le partía el cerebro al medio. Definitivamente la noche anterior no salio productiva. Él no era gay, diablos, fue un maldito error ir a ese bar e intentar ligar con alguien. Los hombres no le iban, a pesar de que ese chiquito de ojos azules que apenas rayaba la legalidad le resultó muy atractivo. Pero no podía mentirse, sólo le atrajo porque se parecía a James. Porque él, como un idiota, se había enamorado de James. No entendía como, cuando en realidad a él le gustaban las chicas, pero su amigo era especial: era la única persona con la que siempre se sentía a gusto, con quien se sentía completo, con quien podía pasar horas hablando de todo y nada a la vez, con él no tenía que esforzarse nunca porque siendo quien era bastaba, con él cualquier cosa podía volverse increíble... porque James era divertido, alegre, ocurrente, siempre tenía un comentario gentil, y era amable y entendía su humor. Y estar juntos era como hacer que el mundo deje de existir para volverse una burbuja donde sólo importaban ellos. Entonces, cuando notó la posibilidad de tenerlo como amante todo había sido perfecto, por que si, su cuerpo ardía en llamas por fundirse con el de su mejor amigo. Era jodidamente perturbador, porque con todo lo anterior James ya era una persona importante en su vida, pero si además él deseaba, realmente deseaba, y disfrutaba de tener relaciones con él... joder, todo se volvía más complejo. 

Pero era claro que todo eso era imposible, James estaba casado, con un hijo, la vida hecha. Y aparte eran actores ambos, si bien el medio hollywoodiense parecía haberse adaptado, no era todo el mundo. Además, ellos ya no eran jóvenes, los medios iban a empezar a decir que llevaban toda una vida escondiéndose, cuando no era así. ¡Él acababa de descubrir que podía llegar a gustarle un pene! Y resultaba que sólo era uno, porque ahora se empezaba a sentir medio demisexual y no quería acostarse con nadie que no fuera James. Todo esto era patético, ¡él era un sexsimbol! Él salia con hermosas mujeres, andar tonto y sufrido por un amor no era su estilo. En ese momento era irónica la forma en la que habían cambiado las cosas, le daría gracia si no se sintiera tan turbado al respecto.

El teléfono vibró y lo tomó. Un mensaje. Frunciendo el ceño lo abrió: 

“Donde estas? Llevo días sin saber de ti. Estas bien?”

Suspiró al ver el mensaje de James y deóo el celular al lado. No era el primero. Desde esa ultima noche que se vieron lo había estado evitando. Al principio sutilmente, diciéndole que estaba ocupado, pero últimamente ya ni le contestaba en lo más mínimo. No sabía que decirle, no quería arriesgarse a explotar, ¿qué tal si no lograba contenerse y soltaba alguna tontería como que lo quería, o que le gustaba o que estaba enamorado? Dios, sería un papelón. No creía que el escocés fuera de esas personas que se sintiera escandalizado de que un hombre sintiera atracción por él, pero igualmente les dejaría algo incómodos. De a momentos se ilusionaba y pensaba que si le había permitido follarlo quizás la atracción era mutua. Pero luego recordaba que en ningún momento le pregunto, simplemente se le fue encima, y aunque no hubo rechazo tampoco mostró deseos por ese tipo de actividad. Si era sincero, no sabía que pensaba James... y no quería quedar en ridículo. Era muy factible que el escocés se riera de él (aunque lo hiciera sin maldad), porque era obvio que todo esto había sido un juego. Que Michael se enamorara no había estado en los planes de nadie. ¿Pero cómo podría haberlo evitado? Si su amigo a sus ojos ya era perfecto, y verlo así, tan sensual, escucharlo gemir, ver esos increíbles ojos sedados de placer... ¿cómo carajos alguien podría no enamorarse? 

Lo peor de todo era que sólo faltaba poco más de una una semana para empezar con la tercera película de X-Men. Durante este tiempo había querido tomarse un respiro, relajarse porque el año anterior había estado trabajando muchísimo, pero definitivamente todo le salió al revés. Nunca más iba a tomarse un descanso de su carrera si las cosas terminaban así. ¡Enamorándose de su mejor amigo! ¡Dudando de su sexualidad! Dios, casi tenía cuarenta años, ¿óomo recién ahora podía atraerle un hombre? Un hombre... James. ¿Qué carajos iba a hacer cuando estuvieran en Montreal? Tendrían que pasar muchísimo tiempo juntos e iba a ser difícil. Encima ese maldito bromance que habían creado ¿cómo iban a seguir con eso? Seguro el menor actuaria como si nada, ya que esto no le había afectado, y él iba a volverse loco. Se volvería loco porque querría besarle, y tocarle, y volver a tenerle. Iba a querer volver todo ese juego real, no se sentía capaz de fingir sobre eso ahora.

Tenía que usar esta semana para ordenarse, para aclarar sus sentimientos, para borrar esa tonta idea y estar perfectamente normal para la filmación y para enfrentar a James. O sea, todo esto era una locura. Simplemente no podía ser, no podía ser amor. Cualquier cosa menos amor. Él nunca se enamoraba tan fácilmente, simplemente no podía ser. Estaba delirando, cuando superara lo del sexo se le iba a pasar e iba a notar que sólo lo veía como un amigo.

El teléfono vibró de nuevo y lo miró de reojo, la linea de sus pensamientos había sido interrumpida. 

“ :( “

Una maldita carita triste. Se imaginaba a James haciendo un puchero y se sintió tentado a responder, pero sabía que lo mejor era que no. Tenía que alejarse, tenía que calmarse y aclararse a si mismo que esto simplemente no era nada. Así podría enfrentarlo de nuevo, cuando se calmara todo volvería a ser normal. Ellos volverían a ser los mismos amigos de antes que podían bromear sobre cualquier cosa. Incluso sobre romance. 

Miró de nuevo la hora, eran casi las once de la mañana y él debía ir a entrenar. Se levantó sin ganas, sintiendo el dolor en su cabeza asentarse. Con pereza caminó hacía la ducha y se metió sin dudar, aliviado cuando el agua fría toco sus músculos y los relajo. 


**

James había estado mirando el celular de reojo todo el tiempo. Michael llevaba varios días sin responderle, cosa que era algo rara, él solo se desaparecía cuando tenía trabajo y cuando se habían juntado la primera vez que estuvo en Londres había mencionado estar libre hasta que iniciaran la filmación de X-men. Ahora sólo faltaban unos días y al parecer no iban a poder juntarse antes. No debería alterarse, una vez estuvieran en Canadá se verían bastante seguid,, pero algo le daba mala espina. Su amigo estaba raro desde la ultima vez que se vieron, desde esa vez que ellos habían... se sonrojó de sólo pensarlo y se revolvió el pelo. 

¿Acaso por eso Michael no quería enfrentarlo? ¿Estaba arrepentido de lo que había pasado? No entendía como podía estarlo, ¡si fue él quien inicio todo! O sea, se suponía que él quería hacerlo. ¡Por dios, le había follado sin siquiera preguntarle! Y James se había dejado sin quejas, porque había podido detenerle, pero no había querido hacerlo. Se había dejado follar... ¡enfrente a su esposa, por dios! ¡¿Cómo fue capaz de hacerlo?! Por suerte Anne no había mencionado nada. Y él hubiera preferido que Michael actuara normal, porque ahora sentía todo el tiempo un nudo en el estomago y tenía dudas de que hubieran estropeado su amistad. ¿El irlandés estaba molesto por eso? ¿Se había arrepentido de follarlo? ¿Ahora que habían cruzado esa linea las cosas no volverían a ser como antes? Dios, había sido una tontería, no iba a pasar nunca más... pero quería que actuara normal. No quería que se sintiera extraño, no quería que mencionara el asunto, sólo deseaba fingir que eso nunca paso. 

¿Por qué las cosas no podían ser como siempre? Como si nada hubiera pasado. Él no se sentía distinto. Bueno, a excepción del hecho de que sentía su cuerpo arder al recordar las manos de Fassy sujetando sus caderas, la boca besando dulcemente sus hombros para calmarlo, la virilidad entrando dentro suyo, haciéndole temblar. Los ojos hambrientos de Michael se presentaron en su cabeza y tuvo que sacudirla para eliminar el pensamiento. Eran amigos, por dios, tenía que olvidar esas cosas. Volvió a revolverse el pelo y tomó el teléfono de nuevo, revisando los mensajes. Nada nuevo.

Todo este asunto lo tenía muy tenso, no veía las horas de estar en Canadá y poder verle, cada momento en su casa parecía eterno. No le gustaba estar así, había tratado mal a Anne Marie sin que se lo mereciera, muchas veces le respondía feo y otras simplemente prefería evitarle. Eso no era normal, ellos normalmente eran muy cariñoso, incluso cuando tenían los problemas sexuales. ¿Qué carajo le estaba pasando? 

Tomó las llaves del auto y se dirigió a la entrada-Voy a comprar las cosas que necesito para la semana que viene-comentó, antes de salir de la casa. No necesitaba nada con urgencia, tenía bastante ropa, quizás necesitara algunas zapatillas, pero nada esencial. Solamente quería salir de la casa. Condujó sin rumbo fijo, pensó en caer de sorpresa al departamento de Michael y obligarle a enfrentarlo, pero sabía que no era apropiado, si no le contestaba era por algo. Quizás... quizás estaba con una chica, no podía caer así como así. El simple pensamiento le hizo gruñir y tomó el teléfono para escribir otro mensaje.

“Estoy cerca de tu departamento ¿puedo pasar?”

Dio un par de vueltas, odiando el transito, distrayéndose con la música de la radio. No quería alejarse mucho. Notó una cafetería cercana y se detuvo a tomar algo. Estaba haciendo tiempo, esperando una respuesta, pero todo esto era absurdo. Michael no iba a contestarle. Por alguna desconocida razón estaba evitándole. Y dolía, no quería pensar que su mejor amigo prefería tenerle lejos. Joder, no debió dejar que avanzaran en toda esa tontería, no debió dejar que Anne Marie le arrastrara a ello la primera vez. Debió negarse, aclararle a su esposa que eran amigos... pero no pudo, prefirió dejarse llevar por el morbo y todo acabó siendo raro. Esa maldita locura y perversión los había llevado a terminar follando ¿Por qué carajos se dejo hacer eso? Si sabía que ese tipo de cosas sólo arruinaban las amistades. Arruinaba amistades entre hombres y mujeres, era más que obvio que sólo haría estragos con un par de amigos hombres heterosexuales. 

Quizás él y Michael nunca podrían volver a verse normalmente. Tal vez las cosas nunca volverían a ser como antes. La idea le llenaba de angustia, quería volver el tiempo atrás y regresar al punto donde todo era normal en su vida. Donde el veía a Fassbender y veía a su amigo, no tenía ninguna imagen de él como un posible compañero sexual. Donde el bromance solo era un juego y cuando les preguntaban cuantas veces habían follado podía inventarse un numero al azar porque era todo imaginario. Quería regresar a ese punto donde tenía a Michael con él, como mucho más que un amigo pero poco menos que una pareja. Todo había sido perfecto en ese punto porque no había habido dudas, ni malos entendidos, ni posibles distanciamientos. 

Todo esto le pasaba por idiota. Por una tontería había arriesgado una amistad y el profesionalismo de su carrera, porque ¿cómo carajo iban a hacer para trabajar como si nada? Tenían que solucionar eso. Y no, no podía esperar a que Michael actuara. Tomó el teléfono y comenzó a llamarlo. Más de tres tonos y paso al contestador, y probó de nuevo, y de nuevo, y de nuevo... y hubiera probado de nuevo sino fuera por que empezaba a sentirse como una adolescente desesperada. No iba a atenderle, tenía que aceptarlo.

Michael prefería ignorarle, y él sólo podía sentirse más triste y frustrado. 


**

Contuvó la respiración mientras veía el teléfono vibrar, la imagen de James sonriendo ocupaba toda la pantalla. Ver esos ojos azules hacía que le costara más ignorarlo pero tenía que hacerlo, no estaba listo para enfrentarle, aún estaba muy confundido. ¿Qué iba decirle? ¿Cómo iba a actuar? Aún no sabía como haría para enfrentarle y ser el de siempre, como ignoraría esos ojos profundos que siempre le habían afectado más de la cuenta, como iba a soportar que le mirara todo el tiempo (¡maldito James y su capacidad de hacer sentir a las personas como el centro de su universo!), que se le apoyara y buscara tocarlo a cada momento, que estuviera cada maldito segundo a su lado. Nunca le molestó su compañía pero ahora no iba a poder aguantarla, simplemente no podría.

Tenía que aprender a ignorarlo y si el teléfono era el primer paso iba a iniciar así. Michael siempre se tomaba muy en serio sus propias premisas, tenía que volverse inmune al encanto escocés. Era lo mejor que podía hacer para el bien de todos.

Cerró los ojos cuando el teléfono estaba vibrando de nuevo, iba a ser difícil ignorarlo si era tan insistente. Por suerte el aparato se detuvo antes de que sus instintos le ganaran. Algo más relajado se dejó caer en la cama, esperando que Mcavoy no tuviera la brillante idea de pasarse por su departamento. ¿Qué carajos iba a hacer para mantenerse alejado? Necesitaba unos días libres para distraerse y ordenarse, y era obvio que en Londres no los iba a encontrar. Podría irse a Alemania pero su madre iniciaría con todo tipo de preguntas y realmente no se sentía de ánimos para estar actuando y mintiéndole. Aparte su madre era la única persona que no se creía sus mentiras, iba a darse cuenta, igual que la ultima vez, y todo se volvería más complicado. No era como si pudiera decirle “Mamá creo que soy gay... o al menos quiero follarme a James Mcavoy ¡Si, si se que te encanto en Penelope!”. Sonrió irónicamente a pesar de todo, sería muy bizarro.

Paseó la mirada por la habitación, esperando que las paredes le dieran alguna respuesta y aunque pareciera increíble lo hicieron: justo en la esquina del cuarto estaba su valija. ¿Y qué si se iba unos días antes? Aunque los del elenco no se hubieran reunido aún el resto del equipo ya debía estar preparando todo. No importaba si era el primero en llegar, quizás en parte sería mejor para aclimatarse.

Apretó los labios un momento, pensativo, y luego sacó el teléfono para llamar a su agente:-Consígueme un vuelo para Montreal, cuanto antes-dijo sin vacilaciones.


**


Cuando volvió a su casa actuó lo mejor que pudo, había comprado unas zapatillas sólo para fingir pero Anne ni lo notó porque ni bien lo vio se marchó emocionada a hacer sus propias cosas. Él se quedó con Bren y se sintió algo culpable de haber estado tan preocupado por otras cosas y pasar poco tiempo pensando en su hijo. Era lo más importante de su vida, no debería preocuparse por nada más... mucho menos cuando estaba a pocos días de irse y pasar una temporada lejos. Debería aprovechar cada momento con él en vez de liarse la cabeza con otras cosas.

Aprovechó esa tarde para ver películas con él, jugar sin prisas, tomar un baño y preparar la comida juntos. Eso le sirvió bastante para distraerse, estar más relajado, y darse cuenta de las cosas que sí eran importantes en su vida. Su familia era lo principal, mientras estuvieran bien todo lo de más se podía arreglar. Seguro pronto solucionaría las cosas con Michael, lo más probable era que no pasara nada raro, que sólo debieran superarlo con el tiempo.

Anne llego emocionada justo para la cena, acomodó al niño mientras James preparaba la mesa. Le gustaba la vida hogareña en ese sentido, le hacía sentir bastante bien, en confianza. A veces no notaba esos pequeños detalles, los dejaba pasar como si no fueran importantes. Pero ahora, contemplando a su familia, no podía negar que él era lo que era porque los tenía. Bren era su amado hijo y Anne Marie era su compañera y mejor amiga. Eran las personas más importantes para él en el mundo. Nunca se arriesgaría a perderlos, por nada. Por nadie.

Estando un poco más confiado y calmado con respecto a su vida pudo comer con tranquilidad, bromeando con Anne y jugando de a momentos con su hijo. Se sentía de nuevo en su zona de confort, apacible, tranquilo, seguro. Supo que no tenía que preocuparse por nada más, mientras él pudiera volver a su hogar y disfrutar de su familia todo estaría bien, lo de más podría solucionarse. Anne y Bren eran lo más importante. 

Cuando acabaron levantaron todo, su esposa fue a acostar al niño mientras él lavaba. Se tomó su tiempo para hacer las cosas, disfrutando de estar en su casa. Cuando estuviera filmando pasaría gran parte del tiempo en una habitación de hotel muy básica. Mejor apreciar su hermosa y espaciosa cocina. Se preparo un té para terminar de relajarse y lo bebió con calma antes de ir a su cuarto.

Anne lo esperaba acostada, al parecer algo ansiosa. A diferencia de lo que había pasado las ultimas veces que Michael hacía alguna aparición, esta vez las cosas no habían tomado un tono más candente. Luego de lo que ocurrió aún le costaba un poco enfrentar a su esposa, sintiendo algo de vergüenza mientras hacían el amor. Esta vez decidió poner algo de si para que funcionara, se acercó a ella y cuando se arrojó a la cama la sesión de besos no tardo en iniciar. James acarició la hermosa lencería, toco el cuerpo de su mujer, repitiéndose en su mente cuanto la amaba.

Las cosas fueron subiendo de tono y él se fue quitando la ropa mientras no apartaba las manos del cuerpo de su mujer. No se sentía ansioso y pasional, pero al menos era agradable. Estaban refregándose el uno contra el otro, buscando estar más cerca, compartiendo su calor, dejando que sus manos recorran sus cuerpos... pero todo se detuvo de golpe al sentir una de las manos de su esposa hurgando entre sus glúteos, buscando su entrada trasera. No pudo evitar el sobresalto, se apartó algo asombrado, la sorpresa brillando en sus ojos azules. Anne sonrió tímidamente:

-Compre algo-susurró ella a modo de respuesta, estirándose hacía la mesa de noche y tomando un vibrador. James la miró algo curioso sin saber muy bien que opinar al respecto.

-Genial, pero... ¿no habíamos comprado hace un tiempo?-comentó, tomando el objeto que le pasaba su esposa y sujetándolo sin saber que hacer. Contempló la curvatura un poco extraña que tenía al final y luego volvió a mirar a su esposa algo confundido-Tiene una forma curiosa...

-No es como el otro-respondió ella, mordiéndose el labio antes de volver a sonreír, aún nerviosa, pero intentando lucir confiada-. Tiene una función particular que es... estimular la próstata-la chica tocó un botón y el aparato empezó a mover la parte curvada rítmicamente, de una manera que era algo perturbadora, según James. El escocés arrugó las cejas antes de mirar incrédulo a su esposa. 

-Tu no tienes próstata-contestó brillantemente, negándose a creer lo que esta le insinuaba. Anne se mordió el labio, pero sonrió, aun queriendo mostrarse confiada.

-Obviamente. Pero... como la otra vez disfrutaste tanto ese tipo de estimulación, pensé que podríamos intentarlo-había pensado mucho sobre que palabras usar y esas le parecían las más adecuadas. James dejó caer el objeto al instante y se apartó un poco de ella. Si, Anne pretendía hacer eso que él había preferido no imaginarse siquiera. Un escalofrió le recorrió el cuerpo pero no el mismo tipo de escalofrió que sintió cuando fue consciente de que Michael iba a penetrarle, este fue un escalofrío helado, desagradable.

-No vas a meterme eso en el culo-respondió a la defensiva, mirando a su mujer como si acabara de decir una completa locura. La chica estaba esperando algo de resistencia así que volvió a tomar el objeto y lo apago, paraóque no siguiera moviéndose cual lombriz sobre la cama. Ambos se miraron a los ojos, James no estaba molesto, pero si asombrado y definitivamente no simpatizaba con la idea. A pesar de esa evidencia, Anne no quiso dejar el tema. Esa era una de las alternativas más interesantes que había encontrado, una que realmente parecía satisfacer el tipo de curiosidad que su esposo había sentido días atrás.

-Pero el otro día realmente te gusto, ese es un punto muy sensible y cuando se lo est...

-¡No vas a meterme un vibrador en el culo, Anne! Por dios, es una completa locura-las mejillas habían empezado a arderle al hombre, se apartó un poco tapándose el rostro con una de sus manos. Esto era definitivamente bizarro, nunca se imagino una conversación así con su mujer. No sabía que responderle exactamente, no quería escuchar nada sobre ese tipo de estimulación, prefería pensar que nunca nada había entrado por esa parte de su cuerpo-¿Por qué carajos se te ocurrió esa idea? Es... es completamente absurda, anormal, yo no dis...

-James, dios, no esta mal que te guste. Y sé que te gusta, lo note cuando Mi...

-¡Pero eso era completamente distinto!-respondió, sintiendo que de por momentos se le iba la voz de lo nervioso y avergonzado que se encontraba. Definitivamente nunca espero pelear por esto. Joder, estaba peleando con su esposa porque se negaba a que le follara por el culo ¿a cuantas personas le pasaba eso? Seguramente sólo a él. Alguien en el cielo debía estar divirtiéndose a costa suya. Y él sólo quería que se lo tragara la tierra. Y luego Anne hizo esa pregunta, la pregunta que él no quería responder porque no tenía una respuesta:

-¿Distinto por qué? Te estaba penetrando, es exactamente lo mismo-la mujer sonó algo ruda también, no había esperado tanta resistencia. No cuando había visto la cara de placer de su esposo mientras le hacían eso. Una parte de ella se sentía encaprichada al respecto, se había repetido a si misma que no iba a presionarle, pero ahora no podía evitarlo. Tenía que admitir que se había sentido celosa cuando los vio juntos, compartiendo una química que sólo parece real en películas románticas. No podía evitar querer hacerle notar a su esposo que ella era capaz de satisfacer cualquiera de sus necesidades, que James no necesitaba a nadie más.

-No es lo mismo, ¡tu eres mi esposa, por dios! No voy a dejar que mi esposa me... me... ¡me sodomice!-la miró incrédulo, queriendo que ella entendiera. No podía creer que le estuvieran planteando esto, ¿cómo carajos vino esta idea a la mente a Anne? Bueno, si sabía cómo le llego la idea a su mente pero no podía concebir el momento exacto en el que a su mujer le pareció extraordinaria la idea de comprar un vibrador. ¡Estaba demente! Él en la puta vida se metería algo como eso por el culo, era enfermizo. 

-¿Por qué? ¿acaso Michael puede darte por el culo y yo no?

-¡Por dios, Anne! ¡¿Te estas escuchando?!-James se deslizó a la otra esquina de la cama, alejándose de su mujer. Ahora tenía mucha menos confianza para enfrentarla, sabía que no había sido una buena idea dejar que Michael le follara, tarde o temprano le jugaría en contra. Aunque nunca pensó que las cosas llegarían a este extremo. Volvió a mirar el vibrador que su esposa aun sujetaba, era cierto que la parte de la penetración era exactamente lo mism, pero la idea de meterse eso no le calentaba... de hecho se moría de vergüenza, le humillaba la simple idea de que Anne lo hiciera. No era igual que tener a Michael acariciándole, haciendole desesperar, preparándole hasta que se sintió ansioso por tenerle dentro, empujándose suavemente, despacio, caliente, real. Se removió algo incomodo ante el pensamiento y se llevó las manos a la frente, masajéandose la sien. No, un vibrador no era lo mismo, el vibrador no le excitaba, encambio Mike... -Entiendo lo que quisiste hacer, pero sinceramente no disfruto de la idea de que me follen...

-Bueno, con Michael si la disfrutas-comentó ella, molesta, tomando el juguete y devolviéndolo a su lugar en el cajón-. Y pensé que, como ya no te muestras tan interesado en follarme, quizás te gustaba más la idea de que yo te folle a ti-su voz seguía sonando brusca. James apretó los labios ante aquellas palabras sin poder evitar sentirse dolido y culpable. Sabía de donde nacían todas las ideas raras de Anne, él era en gran parte responsable. Si él actuara como debería estas cosas no pasarían, si él fuera capaz de hacerla feliz nada de esto hubiera ocurrido nunca. La miró de reojo y notó que estaba tensa, había vuelto a recostarse y taparse por completo con las sabanas. El castaño se revolvió el pelo y luego fue a recostarse a su lado.

-No es que no me interese follarte, sabes que si... tú me encantas-su mano buscó el muslo ajeno y lo acarició suavemente, queriendo volver a encenderla, pero la única respuesta que obtuvo fue un manotazo.

-Por dios, no me mientas. ¿Te piensas que soy estúpida? No te interesa, tengo que esforzarme por que te interese... esforzarme todo el tiempo. Si Michael no esta metido entre nosotros, aunque sea omnipresentemente, ni siquiera me tocas un pelo-la mujer miraba fijamente al techo y James no pudo evitar sentirse cada vez más nervioso. ¿Qué podía responder ante eso? Negárlo sería completamente absurdo pero tampoco estaba listo para afrontarlo. Se acomodó para mirar el techo también y se quedo en silencio, pensando qué podía decir al respecto. Su mente parecía buscar una excusa, tan convincente para él como para su mujer, pero todo sonaba absurdo. Dios, las palabras de Anne parecían ser ciertas y eso le daba miedo. No podía responderle ahora, porque realmente no se sentía capaz de negarlo. Quizás lo mejor era quedarse callado y hacerse el dormido, podrían hablar de esto mañana cuando las cosas estuvieran más calmas... o mejor nunca más volver a hablarlo. 

Continuó mirando el techo, sin poder evitar recordar estos últimos meses de su matrimonio. Se había sentido algo vació y la única chispa de emoción que tenía en la vida era cuando estaba en el trabajo o con su amigo. ¿Era normal? ¿Los matrimonios pasaban por estas etapas? ¿Algún día volverían a ser como antes las cosas o ya entrarían en esa fase donde les quedaba toda una vida sin pasiones juntos? Bueno, si Anne y él seguían siendo mejores amigos no le importaba, se divertía con ella, pero los fallos en su vida sexual estaban desarrollando tensiones en el resto de su vida compartida. Más allá de todo eso, le daba culpa, porque era obvio que su mujer estaba muy afectada al respecto. Él la estaba haciendo infeliz... no era la primera vez que lo notaba, y tampoco lo hacía de forma intencional. Sólo que en su andar natural hacer feliz a Anne ya no se daba, de hecho, todo lo contrarió. Cada interés que le surgía, cada nueva cosa que quería experimentar, sus ultimas aspiraciones o anhelos ya no parecían incluirla. Y hace no mucho ella era la mayor parte de sus aspiraciones y anhelos, ella era el centro de todo. ¿Cómo habían podido cambiar tanto las cosas?

-James, ¿te gusta Michael?-la pregunta llegó a su mente en medio del silencio, en un momento que estaba pensando en cualquier cosa menos en eso. Le tomó por sorpresa y sintió su corazón acelerarse y las mejillas arder. Sólo pudo sentir vergüenza de si mismo cuando la imagen sonriente de su mejor amigo llego a su mente. Recordó esa noche en el bar, cuando salieron juntos en la moto, donde todo había parecido un interminable coqueteo. 

¿Le gustaba Michael? Le gustaba su sonrisa contagiosa y su mirada tan sincera, disfrutaba de tenerlo cerca y de hablar con él, y trabajar juntos. Era feliz teniéndolo alrededor, quería llamar su atención todo el tiempo, le gustaba la complicidad que compartían y como al estar juntos todo parecía más interesante y divertido. Le gustaba hablar de él y hablar con él, también era molesto pasar demasiado tiempo sin saber qué sucedía en su vida. Pero... ¿le gustaba Michael? Lo quería, pero eso no era lo mismo ¿verdad? Lo quería con absoluta convicción, sin duda alguna, porque todo Michael era digno de ser querido,. Nada en su ser podía ser negativo o detestable a los ojos de James. ¿Cómo no quererlo? ¿Cómo no disfrutar de estar con él? ¿Cómo Michael podría llegar a no gustarle?

-¿Por que preguntas eso?-la confusión era palpable en su voz, esa pregunta había desatado en su cabeza un millón de dudas y cosas sin resolver que al parecer había estado evitando por mucho tiempo.

-Porque... de mucho pensar, sólo llego a la conclusión de que... o eres gay, o te gusta Michael-la chica susurraba, compartiendo sus pensamientos algo avergonzada, sin poder evitar tener una parte de ella gritando, rogando por que ninguna de esas cosas fuera verdad. Quería que James la amara, porque el hombre era el amor de su vida, no quería perderlo, pero otra parte de ella también le decía que ya lo había perdido. El silencio de James, el tiempo que se tomaba para pensar, sólo le dejaba más dudas. Como quuería que simplemente la abrazara y prometiera que nunca podría amar a nadie más.

-Claro que no soy gay, estoy casado contigo hace años. ¡Años! Y tenemos un hijo juntos-la voz sonaba ansiosa, algo desesperada. Anne rodó los ojo, sin poder evitar sentirse dolida de que lo más importante en ese momento fuera defender su heterosexualidad. 

-Bueno, bisexual...-finalmente se giró a mirarlo. Sus ojos estaban cristalinos de lagrimas, le había preguntado aquello, pero ahora tenía mucho miedo de escuchar la respuesta. ¿Y si en ese momento James decía que si? ¿Qué pasaría con ellos, con su matrimonio?-Pero la cuestión es, ¿te gusta Michael?

-¡Claro que no!-James ahora respondió al instante, de nuevo a la defensiva. Ahora que ya había repensado el asunto le resultaba más fácil negarlo, aunque hacerlo le hacía sentirse algo culpable. Tenía tantas dudas ahora ¿Le gusta Michael? Bueno, si, le gustaba como amigo, como persona ¿pero le gustaba de una manera sexual? Que llevara días pensando en él de forma sexual no parecía ser suficiente pista, quizás era que él era un jodido pervertido y poco tenía que ver con un verdadero gusto. ¿Podía gustarle? No sonaba como una opción, no a su edad, no cuando ya tenía una familia, no cuando había vivido toda una vida como heterosexual.

-Es decir que... no has deseado repetir lo de la otra noche, ¿solos tu y él?-las mejillas del hombre volvieron a arder. ¿Si lo había pensado? Oh dios, si, de eso era jodidamente culpable. Varias veces lo había pensado, recordado, imaginado, como era tener las manos ajenas sobre su cuerpo, como era sentir sus labios, su piel contra la suya, su calor haciendo que se derrita, volver a sentir esa ansiedad y desesperación y extremo placer que sintió mientras le follaba. Pero normalmente se escandalizaba de sus propias ideas antes de meditarlas demasiado, recordándose que aquello no era posible.

-N-no-fue imposible evitar que su voz temblara un poco. Estaba mintiéndole descaradamente. Notó la forma en la que Anne frunció el ceño y desvió su mirada, incapaz de hacerle frente. La rubia dejó escapar un suspiró, y luego se dio vuelta en la cama, dándole la espalda y tapándose con las colchas.

-Esta bien. Descansa-la luz del velador fue apagada al instante y James se quedó en la oscuridad sin saber que decir ni que pensar. Obviamente la había cagado, de nuevo, pero no había esperado que ninguna de esas cosas ocurriera justo esa noche. ¿De verdad era necesario? Él ya tenía suficiente con sus propias dudas y pensamientos para que ahora Anne llegara y revolviera todo aún más. Maldito sea el momento en que todo se complicó tanto. ¿Justamente la crisis de su matrimonio tenía que coincidir con el momento en el que empezaba a sentir un tipo de atracción hacía su amigo? Que mierda de inoportunidad. 

Se mordió el labio mientras continuaba contemplando la oscuridad de la habitación. Ahora, sin Anne mirando y haciendolo sentir en juicio, podía pensar. Aunque realmente lo que quería hacer era dormir y no pensar ni una mierda, no volver a pensar nunca más al respecto de esto, nada jamas. Pero no pudo evitarlo. ¿Por qué le resultaba tan distinta la idea de Michael a la del vibrador? Más allá de que uno fuera una persona y lo otro un juguete, Anne tenía razón en el hecho de que la estimulación de la próstata si iba a darse y eso había sido exquisito. Pero igualmente era distinto. Al pensar en el vibrador no le generaba nada pero al pensar en Michael como su amante no podía evitar sentir un tirón en la entrepierna. Algo que no le sucedía ni siquiera cuando pensaba en follar a Anne de forma apasionada. La simple idea de tener la mano de Fassbender sobre su virilidad le excitaba y la idea de follar era deliciosa: dejarse follar, follarlo, que se la chupe... chupárselo. Se sintió algo culpable cuando su virilidad se puso más dura ante esas ideas que cuando tomaba viagra. 

Bueno, quizás era hora de admitir que Michael le gustaba, más allá de como amigo, le gustaba sexualmente. El problema es que si le gustaba como amigo... y también como compañero sexual... quizás le gustaba un poco, mucho, como pareja. Y eso no era posible, no cuando estaba con Anne, no cuando el anillo de casados seguía en su dedo.

Y separarse de Anne no era una opción que el fuera a meditar.


**


-Quiero que nos tomemos un tiempo-quitó la vista de su maleta, incrédulo ante lo que acababa de oir. Había estado preparando sus cosas para mañana irse al aeropuerto y eso lo tomó por completa sorpresa. Estudió la expresión seria de Anne que estaba apoyada en el umbral con los brazos cruzados sobre el pecho.

-¡¿Qué quieres qué?!-no pudo evitar que su voz sonara muy nerviosa, incluso algo brusca. Anne no se mostró sorprendida por el tono, mucho menos intimidada. Dejó caer las cosas en la maleta y se quedó sentado en la cama, estático, sin saber qué decir y mucho menos qée hacer. Parpadeó un par de veces y luego no pudo evitar sonreír, shockeado-Estas bromeando ¿verdad?-su sonrisa quedó congelada al ver como Anne apretaba los labios y bajaba la mirada.

-No.-respondió ella segura, mirando con concentración el piso. No era tan fácil como se lo había imaginado, era James, su esposo desde hacía tantos años, el padre de su hijo, la persona que más le había hecho feliz en su vida. Pero llevaba días pensándolo y necesitaba hacerlo.

-¿Me estas dejando?-la voz del menor era angustiosa, de pronto se hallaba demasiado confundido, sacado de si, incrédulo. 

-Dios, James-bufó y cuando lo volvió a mirar se sintió algo culpable, los ojos azules se veían muy confundidos. Tuvo deseos de echarse para atrás pero sabía que era lo mejor para ambos-. No, no te estoy dejando... quiero que nos tomemos un tiempo, que... descansemos de esta relación, que aprovechemos que vas a estar lejos para distraernos y pensar. Meditar, si nos extraños, si somos felices, si queremos estar juntos o es la costumbre... Es un tiempo para pensar-el escocés aún la miraba atento, parecía un poco más relajado, pensativo... como si estuviera considerándolo, y eso la puso algo nerviosa-Pero... pero no es como si pudiéramos estar con alguien más en ese tiempo, James. Es sobre nosotros, para aclarar nuestra historia. No se aceptan terceros metidos ¿esta bien?-no pudo abstenerse de aclararlo, que James se fuera a Montreal y que haya estuviera Michael le ponía nerviosa. Se sentía muy asustada de que algo pasara entre ellos. 

El castaño parpadeó un par de veces y luego dejó escapar el aire de sus pulmones-Claro que nada de terceros, estamos casados-acordó al instante. La chica sonrió apenas, sin poder evitar aliviarse al notar lo segura que sonó la voz de su esposo. James volvió a mirarla con duda, sin saber que decir-. Esta bien, pero... ¿estas segura?

-Creo que es lo mejor, para los dos. Hacer una pausa y calmarnos... y entonces sabremos cuan importante somos el uno para el otro... o si no lo somos-ante lo ultimo bajó la mirada y apretó sus brazos, presionándolos más contra su cuerpo. El castaño al observarla se acercó y la abrazó, sin saber que decir ni que hacer. Ahora todo era raro, aún más que antes.

-Esta bien-besó la oreja de Anne y al instante sintió como los brazos de la chica lo rodeaban. El cuerpo ajeno tembló entre sus brazos, en un llanto contenido, y no pudo evitar sentirse culpable. Sabía que todas estas cosas se iban desencadenando por sus actitudes, por sus dudas, porque él había cambiado.

-Voy a extrañarte con locura-susurró la chica contra su cuello, sujetándole con más fuerza.

-Y yo a ti-respondió él en un susurro.


**


En el viaje se la había pasado pensando, la propuesta de Anne le había tomado por sorpresa, pero debía admitir que le venía bien aclarar las cosas. Últimamente su cabeza estaba ocupada en cosas ajenas a su matrimonio. Desde que notó que Michael podía gustarle como pareja se sentía nervioso, incomodo, pero por sobre todo ansioso. Quería verle, quería saber si verlo generaba algo en él... pero más allá de eso, necesitaba ver a su mejor amigo, hablarle, estar juntos como antes. Saber que su relación seguía allí a pesar de todo, a pesar de que las cosas cambiaran. Sabía que este tiempo no era una invitación a estar con nadie más, que era para pensar... pero necesitaba a Michael a su lado, como amigo.

Estaba seguro de que cuando volviera a verlo y las cosas fueran como siempre olvidaría cualquier pensamiento absurdo. Ellos serían los de siempre, eran mejores amigos. Esas cosas nunca iban a cambiar. 

Ni bien llegó al hotel había dejado las maletas en su habitación, ni se había preocupado por desempacar, no era lo que realmente le interesaba en ese momento. Sabía que Michael estaba allí y quería creer que estaba en el hotel. Aún era temprano a la mañana, así que no esperaba encontrárselo en otro lado, seguramente no había desayunado todavía. Se miró en el espejo de la habitación, se acomodó un poco el cabello y luego salió del cuarto.

Fue mucha coincidencia, y a pesar de esperar verlo le tomo con algo de sorpresa, que al mismo tiempo que él salía Michael también salía de su habitación. Sus cuartos estaban solo a tres habitaciones de distancia, a James le había tocado la habitación al final del pasillo, mientras que la de Mikeera la penúltima puerta del lado derecho. El escocés al verlo no pudo evitar sentirse algo ansioso. Contuvó la respiración un instante, mirando el cabello pelirrojo, la barba algo crecida y el look casual. Michael siempre había sido guapo, su amigo guapo, eso no iba a poder cambiar nunca. James siempre se había sentido así al verlo, a pesar de la ansiedad aún podían ser los amigos de siempre. ¡Podían serlo!

-¡Michael!-su voz sonó demasiado ansiosa, ilusionada. Cuando el otro se giró a mirarlo James no pudo evitar sonreír de oreja a oreja. Finalmente volvía a verle y a pesar de que lo había odiado un poco por lo mucho que lo había confundido en este tiempo, ahora se sentía feliz de volver a encontrarle. Ahora podrían hablar, estar juntos, ser los de siempre... lo volvería a sentir cerca, como un amigo, y todo se ordenaría. Estaba seguro de ello. Sería como en las dos películas anteriores, la misma preciosa y envidiable amistad que habían tenido siempre. 

El pelirrojo sonrió de costado, los ojos celestes le miraron un momento, antes de que hiciera un gesto con la cabeza-James ¿qué tal?-Fassbender volteó el rostro, sin dedicarle mayor atención. James durante un segundo se quedó estático sin saber que hacer. No había esperado un reencuentro tan frió. Se balanceó sobre sus propios pies, inseguro. Tan acostumbrado estaba al verle y ambos fundirse en un abrazo, que ahora se sentía completamente fuera de su zona.

-Bien ¿y tu?-los ojos celestes volvieron a mirarle con esa sonrisa que no se parecía en nada a la que estaba acostumbrado. Era diminuta en comparación de la otra, radiante, que mostraba todos los dientes y hacía que su rostro brillara. 

-Bien, bien-el hombre guardó la tarjeta del cuarto en su billetera antes de girarse para mirarle un momento y darse la vuelta-Bueno, nos vemos-mientras estaba de espaldas le hizo un gesto de despedida con la mano mientras caminaba por el pasillo, sin voltearse siquiera a mirarlo.

James se quedó estático en su lugar. ¿Qué carajos acababa de pasar? Sabía que las cosas entre él y Mike estaban algo raras, pero definitivamente no espero ese reencuentro. Había esperado mínimo un saludo, un abrazo, una conversación... algo. No quedarse solo en medio de un pasillo sintiendo tirones en su vientre que le hacían sentirse ligeramente descompuesto.

Apretó los labios y volvió a meterse dentro de su cuarto, pensando que lo mejor iba a ser ponerse a desempacar. No había esperado sentirse tan malhumorado, desilusionado y triste tan temprano en la mañana el primer día en Montreal. 

¿Michael pensaba comportarse así todo el tiempo? La simple idea era tan... extraña. ¡No quería eso, no quería actuar diferente! Quería ser lo que siempre fueron, como si nada hubiera pasado.


**


Había bajado corriendo por las escaleras porque sentía las rodillas temblar. Joder, James y su maldita sonrisa, sus malditos ojos azules que parecían brillar, su maldita emoción, y esa horrible manía de mirarlo como si él fuera el centro de su universo. Maldito Mcavoy tan guapo, con esos labios tan rojos que sólo daban ganas de empujarlo contra la pared y comerle la boca de un beso... jalárlo al cuarto y tirarlo en la cama hasta volver a tenerlo ansioso y jadeante debajo de su cuerpo.

Estaba jodido, jodido, jodido, jodido. Sólo necesitó volver a verlo una vez para confirmarse que estaba total y perdidamente enamorado de James. 


Esto iba a ser un desastre. 

Notas finales:

En fin, ¿que opinan?

espero que no se les haya liado mucho los pensamientos de los personajes. Soy consciente de que se lian, se contradicen, se enredan... pero no es que lo he hecho descuidadamente, si no que intentaba imitar un poco la negacion. Al menos como yo la siento que sería "Es lindo. --- definitivamente es un idiota --- bueno,es adorable --- pero no me gusta --- ay es hermoso, me encanta --- lo odio, lo odio!! --- lo encuentro solo y lo violo e.e-- " Asi son mis etapas, quizás las del rest de la humanidad no xD Pero bueno, creo que cuando estamos en negacion siempre estamos en un tira y afloja.

Buenas noticias para ustedes, Anne no aparecera por por un tiempo largo. Malas para mi, por que a ella la escribo como quiero. 

termine de subir esto y se rompio mi teclado. Ojala pueda arreglarlo mañana u.u

bye


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