¿Que por qué hacemos algo? Existen muchos motivos para que una persona haga tal o cual cosa, a pesar de que a veces crea que es sin razón. Nunca lo es.
A veces lo hacemos por necesidad...
"Me siento cansado", pensó MinHo un día que regresaban de Japón y se encontraban en el aeropuerto esperando por sus maletas. No había asientos cerca y realmente necesitaba apoyarse aunque fuera en la pared para sacarse de encima un poco del cansancio que tenía. Sin siquiera pensarlo conscientemente, se recargó contra lo que tenía más a mano: el hombro de JinKi.
—MinHo-ssi, ¿tienes sueño? —le preguntó su líder sin molestarse por su actuar.
El alto simplemente asintió con la cabeza, restregándola contra el mayor, quien se rió por su actitud algo infantil.
—Está bien.
—Gracias, Onew-hyung.
Cerró sus ojos y se dejó llevar por la calma que JinKi le daba para relajarse.
Otras, por costumbre...
Siempre que estaban en el aeropuerto, fuera donde fuera, estuvieran en el país que estuvieran, el rapero se mantenía a corta distancia de Onew, sin tener ninguna razón en concreto, aunque ya sabemos que eso jamás ocurre. Así que cada vez que requería una superficie en la que recostar su cabeza, se acercaba al líder sin buscar asiento o pared. Ya nada le parecía mejor que la comodidad de aquellos hombros seguros, siempre dispuestos para él.
Y a JinKi dejó de parecerle extraño. A veces lo extraño era que MinHo se tardara en reducir las distancias y permanecía a la espera, en silencio, a que el menor llegara con sus ojos a medio abrir rogando por un descanso merecido.
Nunca se lo negó.
Y otras, porque es la única forma que encontramos para sentir que estamos haciendo las cosas bien.
¿Era necesario preguntarle si tenía sueño? JinKi creía que no. Estaba seguro que la felicidad estaba en las cosas pequeñas de la vida, esas que te dan una gran alegría aunque sea por unos instantes.
Y él era feliz teniendo a MinHo cerca, con su cabeza descansando sobre su hombro, buscando al mismo tiempo paz en su interior. No sabía el motivo, pero podía jurar que, si el alto no se le acercaba, se ofrecería para ser su almohada de carne y hueso.
— ¿Seguro que no te molesta? —MinHo le preguntó en una ocasión.
—Nop. Para nada.
Le sonrió amablemente, dejándolo hacer.
Y de pronto se halló entre sus brazos.
—Gracias por todo, hyung. Eres el mejor.
—Por nada.
Era tanta su alegría que JongHyun se lo quedó mirando, extrañado. "Creerá que estoy loco". Y quizá lo estaba, al menos un poco.
—Sólo tengo una condición.
— ¿Cuál?
JinKi puso una leve distancia entre ambos para mirarlo a los ojos:
—Nunca busques otro refugio, pues el mío siempre estará disponible para ti.
MinHo copió su expresión. Más contento no podía estar.
—Es una promesa, hyung. No lo haré.
—Promesa es, entonces.
— ¿La cerramos con un beso tierno del OnHo? —bromeó el más joven.
Supongo que no esperaba por respuesta un:
—Sólo si lo mejor lo dejamos para nosotros.
A lo que el alto se sonrojó.
—Estaré esperando con ansias, Onew-ssi.
Pero la mayoría de las ocasiones actuamos por impulso, o intuición, o como quieran llamarle.
A Onew lo carcomía la curiosidad. O sea, se había acostumbrado, sí, le gustaba esa cercanía, también, pero aún así quería saber. ¿Por qué lo elegía a él por sobre los demás? ¿Por qué prefería su hombro ante cualquier otro lugar donde descansar? Tenía ganas de preguntarle pero, a la vez, no quería escuchar la respuesta, puesto que tampoco sabía qué era lo que esperaba escuchar.
—Hyung, ¿estás bien? —MinHo le preguntó un día, cuando regresaban de Malasia. Volvía a tener su cabeza contra su cuello y JinKi hacía de todo para no mostrarse extraño con el tema.
—Sí, ¿por qué lo preguntas?
—Te veo incómodo.
—No es nada.
Y si MinHo no insistió, fue porque los salvó su manager al decirles que todo estaba listo y que debían marcharse.
Pero cuando llegaron a casa, el líder no tenía escapatoria.
El alto se alejó unos centímetros para poder ubicarse frente al mayor.
—Dime la verdad, hyung.
Los demás miembros habían salido del departamento a realizar sus actividades en solitario. Se suponía que el rapero también tenía cosas que hacer, pero ahí estaba, frente a él, mirándolo fijo, seriamente, en tanto JinKi desviaba la vista a cualquier parte.
—No sé de qué me hablas.
—Oh, por favor. ¿En serio crees que no te conozco? Sé que por edad eres más cercano a JongHyun-hyung, pero yo también te observo, sé que algo te pasa. Y quiero saber qué es.
—Me gusta tenerte cerca —dijo de pronto, sin pensar porque tenía muy claro que, si lo hacía, no lo haría y debía ser sincero con su dongsaeng—. Me gusta que siempre te apoyes en mí y me encanta que me hayas escogido por sobre todos los demás. Pero... ¿por qué?
—Por qué ¿qué? ¿Por qué tú? —Onew asintió con la cabeza—. Pues... no lo sé.
Vale, eso no se lo esperaba.
—Cómo que no-
—La primera vez —lo interrumpió— necesitaba un apoyo y tú estabas a sólo pasos de mí. No creí que hubiera algo malo en eso. Varias veces ocurrió así, aunque después ya sólo era por costumbre... o porque si estoy en otro lugar, siento que no es lo mismo. La razón eres tú, hyung.
—Y-¿Yo?
—Sí, tú. Cuando te prometí hace unos días no buscar a nadie más, fue porque tú me lo pediste. No iba a acercarme a otro a menos que me lo exigieras, que me dijeras que te molestaba mi presencia.
—Eso nunca va a suceder.
MinHo sonrió.
—Eso es lo que quería escuchar. ¿Estamos bien entonces?
Al menos Onew lucía más tranquilo.
— ¿Estábamos mal? —bromeó haciéndose el desentendido.
— ¡Hyung!
—Ya~ no te enojes —se le acercó para abrazarlo, mirándolo directo a los ojos.
—N-no lo estoy.
— ¿Mi kekoro está nervioso?
El menor tragó con dificultad.
—Y si digo que sí, ¿qué harás?
— ¿Qué haré? —Puso cara de pensárselo—… quizá un besito OnHo te ayudaría, ¿no crees?
MinHo no pudo no reírse. Por eso le gustaba su hyung, nunca sabías con qué iba a salir.
—Un beso no será suficiente, hyung.
Acercó sus labios y los rozó suavemente. Su respiración se aceleró al sentir la suavidad de la boca de JinKi contra la suya.
—Pues… —el mayor mordisqueó su labio inferior con deseo—, será mejor que te vayas pronto antes que tengas problemas.
—Créeme —contestó a sus actos con los mismos, arrancándole un suspiro—, ya los tengo.
—MinHo~
— ¿Sí?
— ¡Ve a trabajar!
Lo besó una última vez y salió corriendo a su cuarto.
— ¡Me las vas a pagar! —Le gritó riendo, antes de ir por sus zapatos a la entrada de la casa.
Porque la intuición de MinHo no había fallado. JinKi lo quería tan cerca suyo como él lo quiso desde que lo conoció. Y esa era la verdadera razón de su forma de actuar.