Dedicación para: Camilita 4045
Personajes pedidos:
_Rey Vegeta
_Bardock
SUMISIÓN
-¡Hagan pasar al dichoso clase baja! ¿¡Qué diablos me vendrá a pedir ahora este muerto de hambre!?
Un molesto rey estaba sentado en su majestuoso trono entorno a sus numeroso lacayos colocados en fila a lo largo del enorme pasillo de la sala real. A derecha e izquierda se encontraban de pie sus dos hombres de confianza, su mano derecha e izquierda.
-Mi Rey, el sujeto a ser ahora juzgado se hace llamar Bardock.
-¿Bardock? –cuestionó sorprendido-
Zorn, su mano derecha, asintió con la cabeza.
-¿Por qué diablos me resulta tan familiar ese nombre? –Pensó detenidamente el Rey-
-¡¡¡Rey Vegeta!!!
Un joven guerrero de cabellos a picos ingresó ferozmente en la sala llevando el nombre del Rey en la boca.
-¡¡¡Rey Vegeta eres un desertor para el pueblo Saiyajin!!! ¡Aliarte con una lagartija asquerosa! ¡Usted nos ha vendido como pastor con sus ovejas!
-Cállate.
Bardock se calló. Unos cuantos guardias se abalanzaron sobre él, así inmovilizándolo.
-¡Llévenlo al calabozo! Lugar para ratas como tú.
El Rey comenzó a reír, y para enojar más al preso, lo saludo de una forma victoriosa.
-Zorn… -susurró en reclamo del sujeto- Quiero que esté preparado en 5 minutos.
El chico hizo una reverencia.
-Por supuesto, mi Lord.
El Rey se dispuso a alzarse del trono y comenzó a desfilar por el larguísimo pasillo hasta salir, todos los guardias se inclinaban ante él cómo muñecas temblorosas. Sumisión.
En muy poco tiempo el Rey ya se encontraba en frente del calabozo, el número 13 por cierto.
-¡Anda! Mi número favorito.
Ordenó a los guardias de vigilancia que le abrieran la puerta. Olía mal, a muerto, y el frío presente se penetraba en el interior de los huesos.
-Mal oliente y… Gélido. Oscuro. Me gusta.
El Rey entró con una sonrisa imborrable, cerrando tras suyo la puerta. Pero la sorpresa que se encontró fue aún mayor…
-La puerta está bloqueada, está a prueba de fuerza Saiyajin, no podrás escapar de aquí.
El Rey atónito, cegado por la obscuridad, comenzó a sentir miedo, un miedo interno camuflado por su orgullo. Se sentía desprotegido… y el frio helador de esa celda no era para nada reconfortante.
-Mate a mis acompañantes… se confiaron demasiado y me dejaron tan solo 2 guardias, que por cierto maté. ¡Qué pena! No pudieron encadenarme a tiempo.
El Rey no se dejó notar asustado por sus habladurías. Pero un leve roce en su capa lo hizo saltar de inmediato lanzando un poderoso ataque ki.
-¿Tienes miedo, Rey?
-Insecto. ¡Ya deja de decir estupideces!
Bardock descaradamente agarró fuertemente la entrepierna de Vegeta. Se acercó al oído de él:
-Ahora te tengo bien agarrado. ¡Agarrado de los huevos!
El Rey comenzó a reír junto con su atacante.
-Podríamos decir que así es.
Vegeta buscó los labios de Bardock, en cuanto se posó en ellos como respuesta recibió una fuerte mordida haciéndole sangrar el labio inferior. Fue ahora Bardock en tomar el control de la situación. Comenzaron a morrearse, una mezcla de saliva, lenguas y sangre. Los besos eran toscos pero apasionados. El frío ya no les importaba.
-Vaya besas igual que antaño.
Esa frase iluminó la mente nublada del Rey. El olor desprendido desde las hormonas de Bardock le estaba calentando el rabo.
-¡¿Eres el Gogo de la taberna?!
-Era… ¿Quieres experimentar lo mismo de nuevo? –ofreció- Esta vez, gratis. –susurró en el oído de su acompañante-
Ambos ahora estaban más tranquilos. Las resistentes armaduras fueron levadas de sus cuerpos en cuestión de segundos. Ahora era un juego fácil, un juego pasional de sexo y placer.
Ahora tocaba los preliminares, que de hecho eran la parte preferida de Bardock.
-Muérdeme el cuello, perra. –suplicó Bardock- Poséeme. –insistió-
Vegeta le mordió el cuello como si de un vampiro se tratara, sorbió un poco de su sangre. Para los Saiyajin eso quería decir que eran una pareja formal. Los abrazos, caricias y besos en cualquier milímetro de sus cuerpos. Ya no solo podían usar las manos para jugar con sus rabos, grandes y erectos.
Penétrame, guerrero. –ordenó Vegeta-
Bardock dedicó una sonrisa de satisfacción hacia su amante.
Los gemidos y sudor hicieron desaparecer por completo el mal olor a y frío helado. Ambos se iban turnando el quien era penetrado y el que penetraba, así hasta el nacer del sol en la mañana.
Zorn fue el único y exclusivo en asistir, sin querer, la escena. Pero no era el primer caso en que descubría su Lord fornicando con un guardia, hasta él estuvo a punto de caer en la tentación sexual que Vegeta le imponía.
Y lo más curioso de toda esta historia es que ocurrió todo a oscuras en ese calabozo, la débil luz de la luna les permitió ver más o menos que hacían.
Una vez terminado la pareja, iluminada por los rayos de sol que se filtraban en el lugar, descansaba satisfecha de su juego pasional. Abrazados ambos estaban.
-Vegeta… el espectáculo que hice ayer delante de toda la guardia real fue solo para poderme acercar a ti. –confesó-
-No importa. Aunque eso que dijiste sobre Freezer era cierto… Quiero seguirte viendo más. Ahora eres mío, te he poseído.
-¿Ahora soy otro sumiso más para ti?
-No. Eres mío.
Bardock enternecido por su cabezonería le propinó un dulce beso, esta vez de despedida. Tenía que partir hacia el Planeta Kanassa.
El día siguiente sería la (casi) completa extinción de la raza guerrera, así también llevándose su romance a la tumba.
¿Quién sabe? Puede que en el Infierno prosiguieran aun con su romance… No se sabe.
-FIN-