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El Corazón Mentiroso por Jesica Black

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Capitulo 10: Alex y Jean Onasis.

 

De camino a la clínica, Camus intentaba conservar la calma mientras Milo relataba su inminente despido, lo último que le faltaba en aquellos momentos era dar a luz a los dos bebés cuando su ‘amante/novio/marido’ había perdido el único ingreso que les quedaba. Apretó con firmeza la manija de plástico del auto en cada palabra, le dolía su bajo vientre y comenzaba  a traspirar, quería llegar rápido y gritarle a alguien, doctores, paramédicos pero sobre todo al profesor Onasis.
Dieron vuelta a la esquina e ingresaron al hospital dueño de todas las esperanzas. En la habitación 115 aún se encontraba Kardia quien daba pelea constantemente, todos le daban un mes o dos de vida, nunca creyeron que soportaría muchísimo más, luego de la sacudida que se dieron con Dégel, aunque eso le había devuelto algo de vitalidad y tal vez saber del nacimiento de su futuro hijo, que a raja tabla predicaba que sería niña.

Le ayudó a bajar del auto e ingresaron para avisar a los médicos que Camus tendría familia y las contracciones habían comenzado hace una hora. Les propusieron sentarse y aguardar a la llegada del anestesista. No les quedó otra que hacerlo:

 

—¡No puedo creer que te quedaras sin empleo justo ahora que nacen los gemelos! —criticó el muchacho al fin, luego de guardárselo todo el camino.

—¿En serio vamos a discutir esto ahora? —preguntó, el pelirrojo asistió con la cabeza.

—No sé si te has dado cuenta pero a partir de ahora tendremos que alimentar a dos bebés, necesitamos al menos el doble de lo que tenemos, apenas y compramos una cuna y algunos juguetes, necesitamos una pañalera más —bufó, a Milo le comenzaba a dar migraña.

—Sabes, en momentos así me haces dar cuenta que eres un niño.

—¡No soy un niño!

—Claro, eres y no eres niño cuando te conviene ¿verdad? —le miró de solayo y cruzó los brazos—. Mi ex esposa no era tan quejosa como tú.

—Tal vez porque tu ex esposa tenía más de veinticinco años y solamente dio a luz a UN bebé, yo tengo dos pelotas de un kilo en el vientre presionando contra mi vejiga —Camus tenía razón, para su joven edad, era demasiado estar en esas condiciones.

—Está bien, lo siento —le tomó la mano—. Pero podrías bajar la voz un poco, todo el mundo nos mira y ya es demasiado vergonzoso.

—¿Quieres estar en mi lugar? Te haré gemelos y tendrás que aguantar este maldito dolor, quisiera morder acero —se tomó el vientre y frunció el ceño, Milo sonrió y acarició la larga cabellera roja.

 

No pasó mucho tiempo cuando un hombre se sentó al lado de Milo y miró a la pareja sonriendo, él por su cuenta se encontraba también esperando la noticia como futuro padre y al ver la panza del más joven se sorprendió, seguramente era el primer niño de ese muchacho, dado que era extremadamente joven.

—¿Es el primero, no? —Preguntó, Milo giró y asistió con la cabeza—. Es un momento tan feliz, mi esposa también está dando a luz en este momento, mi hermano tuvo un bebé hace un par de meses con su marido.

—¿En serio? ¿Y cómo fue? —preguntó el rubio, Camus le presionaba la mano fuertemente por el dolor.

—Pues, bastante tranquilo, aquí te saben tratar —miró bien a Milo—. Debe ser sorprendente ser abuelo tan joven.

—¿Eh? ¿Abuelo dice? —preguntó sorprendido.

—Sí, porque usted es el abuelo ¿no? —los ojos del rubio se abrieron.

—¡No, él es el padre! Y si va a decir algo de la edad y esa mierda, puede irse a esperar a su cría a otro lado —la voz demandante de Camus apareció y asustó al otro futuro padre que inmediatamente se fue.

—Camus, no deberías ser tan agresivo.

—¿Viste cómo nos vio? Para él éramos bichos raros —Camus parecía molesto y no era de esperar, desde que había empezado a notarse su vientre, todos con los que se cruzaban pensaba que Milo era el abuelo de la criatura, un abuelo extremadamente joven.

—Somos bichos raros.

—¡No, no lo somos! Y deja de pensar en eso, viejo amargado, tú eres mi hombre y lo serás hasta que me muera….sino es que estos niños me matan primero —fruncióe el ceño, inmediatamente Sysifo aparece con una sonrisa en el rostro.

—Es hora, ya llegó el anestesista Regulus Sagitta —un muchacho de cabello castaño a rubio hizo su apareció y le mostró el camino.

 

Ambos, Milo y Camus, se encaminaron hasta la sala de partos donde ya se encontraban varios de los médicos que lo atenderían. Habían dos muchachos exactamente iguales que llevaban mascarilla y estaban completamente vestidos de verde, su cabello azulado resaltaba de su cuerpo y contrastaba con la pálida piel, también se encontraba un rubio alto, de elegante caminar: Asmita, el pediatra y su compañero, el jefe de pediatría y obstetricia: Sysifo Sagitta. El recientemente conocido Regulus, hermano menor de Sysifo, y Dégel, quien aun en su embarazo complicado, estaba allí para ayudarlo, también estaban allí.
Se acostó en la incómoda camilla, le habían ayudado a ponerse la túnica verde para la operación y lo dieron vuelta para inyectarle epidural (una anestesia local).

 

—Bueno, en un par de minutos ya podremos empezar —murmurar el doctor—. Mi nombre es Aspros Deliwan y seré quien te intervendrá quirúrgicamente.

—¿Do-Dos? —preguntó al señalar al hermano gemelo de éste.

—Oh, él es mi hermano gemelo Deuteros, deberías acostumbrarte a ver doble, dado que tendrás gemelos —se acomodó mejor el barbijo—. Bien, ya debe estar listo.

—Soy Deuteros, el instrumentador quirúrgico….—habló el muchacho y le extendió uno de los instrumentos a su hermano mayor.

—Yo soy Asmita, me encargaré del niño cuando nazca.

—Y tú me conoces, soy tu obstetra Sysifo y me encargaré de velar por ti y ayudar a Asmita con el niño —sonrió, Camus se sintió tranquilo pero al ver a Dégel se alteró un poco.

—¿Y por qué estás aquí? ¿No eres experto en cardiopatías?

—Durante el parto aumentará tu presión sanguínea, mi deber es controlártela, debes estar tranquilo, Aspros sabe lo que hace.

—¿Estás bien? —preguntó Milo tomándole la mano, Camus sonrió.

—Eso debería preguntarte a ti, estas sudando —el pelirrojo le acarició suavemente la mano y Milo hace un gesto dulce para él.

—Estoy extremadamente feliz, nunca he estado tan feliz en mi vida….—le besó la frente.

—Perdóname Milo, perdóname, por mi culpa no solamente tienes que lidear con la falta de trabajo sino también con dos niños que no sé si querías, jamás te consulté sobre ellos y sobre su concepción, jamás supiste que podía enge-…

—Era una posibilidad Camus —murmuró Milo—. Como adulto, debí cuidarte y no lo hice, creo que tengo parte de responsabilidad aquí para no decir ‘toda’.

—Pe…Pero…

—No sufras Camus, me has hecho el hombre más feliz del mundo….—le besó nuevamente la frente con ternura mientras se escucha un pequeño quejido.

 

Los ojos de Milo fueron a parar justamente a las manos de Aspros, quien logra sacar a un pequeño, muy pequeño, niño bañado en sangre. El mayor tragó de su propia saliva, pero al escuchar el pequeño gritillo de la criatura, su corazón vuelve a latir. Con este segundo niño, Aspros se comenzó a sentir más extraño aun, le miró directo a los ojos y tembló ligeramente: “qué le pasaba” ese pequeño le producía un cierto malestar, por lo que inmediatamente se lo dio a su compañero. Asmita limpió a la criatura mientras éste aclama por su hermano, a quien también Milo logró ver entre tanta emoción.

—Varones los dos….felicidades —sonrió Aspros mientras comenzó a dar puntadas a Camus para cerrar la herida—. Fe-Felicidades —mientras terminaba su trabajo, sus ojos giraron para ver al pequeño, al segundo bebé, con mucha insistencia. Sacudió su cabeza y volvió a lo suyo.

Los ojos del menor se llenan de lágrimas cuando lentamente le entregan a los dos bebés limpios. Su cabello era rojo y se notaba apenas la melena que sobresale de sus cabecitas. La piel blanca y suave los adorna, los faroles celestes en sus ojos le dan aquel punto que necesitaban para ser dos futuras bellezas, aun ahora, todos arrugados y pequeñitos, eran extremadamente hermosos. Milo toma a uno de los pequeños, el mayor, y lo abrazó contra su pecho, mientras Camus hace exactamente lo mismo con el menor.

—¿Has pensado en algún nombre? —preguntó Camus, Milo sonrió y asistió.

—Alexander —le besó la frente—. Es un nombre enteramente de mi tierra, de un luchador y conquistador, me gustaría que mi hijo fuera todo eso y más…..

—Yo quiero llamar a éste: Jean —le acarició suavemente la cabecita—. Es algo francés ¿No? Jean-Claudé, ¿te gusta? —Milo asiste y se acerca para besarle en el rostro, suave, dulce, cargado de sentimientos.

—Gracias Melody, por mandarme a estos ángeles….y Gracias Camus, por hacerlo realidad.

 

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—¿Pasó algo, Aspros? —preguntó Deuteros cuando los gemelos salieron de la sala de partos, el muchacho negó—. No puedes ocultarme nada.

—Bueno, ese niño, el bebé….ese…. —Deuteros no entendía.

—¿Alexander? —Aspros negó—. ¿Jean?

—Sí, ese, Jean….me produjo una sensación rara….—se abraza a sí mismo—. No sé por qué….

—Pensé que tendrías conexión gemelar con el mayor jajaja dado que tú eres mayor de los dos —Aspros le miró.

—He presenciado el nacimiento de muchos gemelos, pero nunca tuve algo así en mi vida —Deuteros comenzó a preocuparse—. Tengo la sensación, que ese niño, Jean Onasis, me producirá varios dolores de cabeza.

—¿Dolores de cabeza? —aún seguía sin entender—. ¿Te refieres a cuando sea grande?

—Tuve la sensación que….aaaah —suspiró pesadamente, temblando—. Debe ser nada, pero tuve una terrible sensación cuando lo vi nacer, no sé, me produce una….

—¿Mala energía? ¿Mala sensación?

—No, no, no…..no sé si es mala, pero me producirá varios dolores de cabeza, es algo que siento —se relaja—. Mejor vamos a comer algo….

—Sí.

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—Wooo, son chiquititos…—dijo con un tono de voz infantil y chillón el mayor de los Onasis mientras observaba fotos de sus sobrinos—. Realmente son hermosos.

—Debido a que nacieron antes de tiempo como todos gemelos, se quedarán en la incubadora un tiempo más, pero pudimos sacarle fotos con el celular —Milo estaba tan feliz que había enseñado fotos de sus hijos a casi todos los ocupantes del hospital, inclusive a gente en la calle y a varios de los alumnos que vinieron a visitar a Camus en su estadía.

—Me alegro que estés feliz ¿y qué harás con respecto a tu trabajo? —Milo bufó molesto, pero Kardia tenía razón.

—Bueno, he empezado a escribir un libro —cruzó los brazos y miró hacia otro lado.

—¿En serio? ¿Quieres ser escritor? —preguntó, Milo le observó y asiste—. ¡Eso es genial, Milo! Siempre tuviste pasta para eso, y dime, ¿de qué se trata?

—No quiero generar controversia, por eso decidí escribir sobre un enfermo del corazón y su amor por el doctor —Milo sonrió mientras Kardia razonaba.

—Suena como el libro: bajo la misma estrella, aunque en ese caso son dos enfermos termi….woo woo, espera ¿dijiste doctor? —Arqueó una ceja, Milo se golpeó con la palma de la mano—. ¡Vas a escribir sobre mi romance con Dégel!

—Por supuesto, ya las enfermeras de aquí quieren apartar un libro para cuando lo imprima, es digno de ver, una historia de amor entre dos jóvenes hombres que terminan teniendo sexo una noche en las oscuridades del hospital —Kardia sonrió de oreja a oreja—. ¿Te gusta?

—¿Escribirás las escenas de sexo? —Milo bufó—. Es lo que más me importa, debes hacerme una buena performance.

—No creo que pueda escribir como mi hermano se folla a un médico ocho años menor.

—Tal vez puedas hacer como un docente se folla a un alumno diecisiete años menor —gruñó, Milo suspiró.

Touché

—Bueno, al menos agradezco la victoria, se la dedico a mamá, a papá….

—Hablando de papá —miró el rostro de su hermano, palidecido—. ¿Leíste su carta? Yo no sabía…

—Sí, la leí, fue demasiado duro para mí….—suspiró—. Saber que en alguna parte del mundo papá estaba pensando en mí todo el tiempo, pero no entiendo por qué nunca me escribió.

—Tal vez por vergüenza —habló el muchacho más joven y se acercó a la ventana—. Papá siempre estuvo avergonzado de no haberte podido ayudar.

—¿Cómo sabes eso?

—Lo sé porque me lo dijo Aiacos —bufó—. Aunque papá lo dejó, tuvo un buen motivo para hacerlo, cayó internado pocos meses antes y como empezaba a olvidar cosas por el golpe que se dio al desmayarse, no sabía dónde debían ir los paramédicos a avisar a los parientes, por lo que murió solo en el hospital.

—¿Mu-Murió? —Milo asiste—. ¿Cuándo? ¿Hace cuánto?

—Hmm….déjame pensar, hace al menos dieciséis años —Kardia cerró sus ojos y dos lágrimas cayeron arrastrándose en sus mejillas, Milo se le acercó y da dos palmadas en la espalda.

—Papá no tuvo suerte…

—No, no la tuvo…—Kardia levantó la mirada y mira con terror a su hermano.

—¿Y si mi hija también tiene ese mal congénito, Milo? ¿Y si mi nena pasa por lo mismo que yo? ¡No soportaría ver a mi princesa en este estado! —se alteró, Milo intentó contenerlo.

—Tranquilo, tranquilo Kardia.

—¡No puedo estar tranquilo! Quiero que mi princesa esté conmigo toda la vida o al menos lo que dure con ella, no quiero que los tres: Papá, yo y ella, tengamos el mismo destino —abrazó a su hermano.

—Tranquilo, yo no heredé ese mal congénito, hay pocas posibilidades que ella lo herede….podrían heredarlo mis hijos…pero no fue así —Kardia negó en los brazos de su hermano.

—Tus hijos ya fueron sometidos a estudios con respecto a ese mal y salieron bien ¿no? —Milo afirmó—. Mi hijita puede heredar esta mierda ¡No quiero! —rompió en llano, su hermano lo abrazó, lo contiene, pero es imposible a sabiendas de una posible afección de su niña.

—Calma Kardia, calma tu corazón, tu hija estará bien, créeme —le besó la frente—. Será fuerte como tú, yerba mala nunca muere….

—Estúpido…

 

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—Estoy enamorado de él —una suave voz se escuchó en la sala de descanso, miró como pasaba de un lado al otro el embarazado muchacho de cabellera verde—. ¿Has sentido alguna vez que no quieres que llegue nunca el corazón? Es horrible pensarlo…

—No seas idiota…

—Lo siento, pero no puedo evitar serlo —masculló y se tapó el rostro—. Soy una persona horrible, he intentado hablar con él desde que entró aquí, intentado recordarle aquel casamiento frustrado, pero Kardia siempre fue su prioridad aun cuando sabía que moriría.

—Hmm, no hables —cruzó los brazos—. Solo te lastimas más, hermano.

—No puedo, yo le amo, quiero estar con él, pero es imposible ahora…..quiero que nunca llegue el corazón para Kardia, pero tampoco quiero verlo sufrir por eso, ¿soy mala persona?

—No Aspros, no lo eres —susurró Deuteros. Se levantó de la silla con elegancia.

—Aún recuerdo ese día que entró por aquella puerta, fue poco antes de asignarle a Kardia como paciente, ¿Lo recuerdas?

—¿Cómo no hacerlo? Tus ojos brillaban de fascinación por volverlo a ver —estaba algo celoso, pero sonrió de costado—. Cuando creí que habías superado tu obsesión por ese muchacho, comenzó nuevamente.

—¿Qué debería hacer? —preguntó.

—Si llega el corazón está en tus manos ser un buen médico y mantenerlo con vida, a pesar de todo el amor que sientes por Dégel, él tendrá un hijo con Kardia y debes aceptarlo.

—Debo aceptarlo.

 

Hace varios meses atrás, Dégel apareció junto al director del hospital. Sus mejillas estaban rojas por la vergüenza y su mirada gacha, vestía muy elegantemente y era extremadamente joven. El corazón roto de Aspros comenzó a latir nuevamente. 
El mayor de los gemelos era hijo de dos campesinos que vivían a las afueras de Athenas, sus padres trabajaron día y noche para darles educación a los gemelos y lo hicieron bien, particularmente con Aspros, quien llegó a cirujano. El mayor había comenzado una vida, tenido parejas y estuvo por casarse……con él…..

—Mi nombre es Dégel Dómine, soy estudiante de medicina en el área de cardiopatías y estaré aquí haciendo mis prácticas para graduarme —murmuró, Aspros se acercó, él era el encargado.

—Eres muy joven, ¿Cuántos años tienes? —preguntó, Dégel se quedó anonadado y le miró.

—Veintiséis.

—Veintiséis —sonrió de costado—. Yo tengo treinta y seis, mucho gusto, soy Aspros y soy el cirujano de aquí, ese de allá es mi hermano gemelos Deuteros, si necesitas algo, por favor, házmelo saber.

—Gracias, ehm ¿por dónde empiezo? —preguntó bastante nervioso, Aspros sonrió y le indicó donde pondría sus cosas y que papeleo debía llenar.

Eso fue hace varios meses y ahora estaba ahí, embarazado, con sus ojos se deslizaban una y otra vez por su cuerpo y continuaba, continuaba. Deuteros lo abrazó por detrás y apoyó su barbilla en el hombro de su hermano, le daba aliento, energía y apoyo, siempre habían sido así, los hermanos, los gemelos.

—Creo que debo dejarlo vivir……

 

Continuará.

 

Notas finales:

Bueno, acá se nos vino la noche. Aspros está enamorado de Dégel y eso ocasiona algunos problemillas pero no demasiados, me gusta Aspros, aunque bueno, no sé qué le pasa con Jean, ese niño ya trae problemas apenas nació jajajaja. ¡Dejen comentarios!

¡YA ESTOY PREPARANDO UN SEGUNDO FANFIC LLAMADO ‘PAINFUL LOVE’ Y PROTAGONIZADO POR DÉGEL, CAMUS, KARDIA y MILO! A diferencia de este fic, que es bastante romántico, Painful love es bastante sádico, así que espero que vean otra faceta de mí. Les dejaré todos los detalles apenas actualice el capítulo 1.  Solamente lo subiré en Amor-Yaoi dado que en fanfiction net casi no me comenta gente y es muy difícil responder los comentarios. Como la cuenta de amor-yaoi esta abierta para los anónimos, cualquiera puede comentar.


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