Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Corazón Mentiroso por Jesica Black

[Reviews - 98]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 9: Los Herederos.

 

Los ojos de Milo no estaban allí, aún continuaba dando vueltas a lo que su hermano le había dicho días atrás, se cubrió el rostro y cerró los ojos. Ya se acababa el año, tenía que relajarse, respirar profundamente.
Suspiró, no podía digerir aquello, todo se encontraba tan caldeado, los ánimos de los adolescentes. Ni siquiera había podido hablar de Aiacos en el tiempo que estuvo allí, pues el joven se despidió de sus compañeros el día anterior y ahora el espacio estaba desocupado. 
Se levantó y miró al alumnado, quien aún estaba observando atento aunque la clase había terminado hacía unos minutos. Mordió su labio inferior y les anunció que ésta sería su última clase y que les deseaba felices vacaciones. El murmulló comenzó al igual que el correr de los pasillos cuando sonó el timbre.

—Profesor —Minos se acercó temblando, Milo le miró un momento—. ¿Podemos hablar?

—Claro, ¿qué sucede?

—Creo….creo que….—no podía respirar y Milo lo notó, le tomó del hombro para calmarlo—. Estoy esperando un bebé de Aiacos.

—¿De….Aiacos? —preguntó, el joven asistió—. ¿Y qué puedo hacer para ayudarte?

—Necesito que me consiga algún dato de él, el que sea, yo no sé en qué lugar de París vive, por favor, usted es profesor, ayúdeme —le tomó la mano, Milo podía sentir el latir fuerte del corazón del joven y recordó a Camus, seguramente el terror que tenía este joven al no saber dónde estaba el papá de su hijo, era el mismo que sentía Camus cuando él lo rechazó meses antes.

—Haré lo que pueda.

—Gracias….muchas gracias —hizo una reverencia y salió de allí.

 

  Al verlo retirarse, recordó entonces lo que su hermano le había dicho. La verdad que ocultaba la mirada de su amada Melody. Cerró los ojos y los recuerdos vinieron a su mente. Kardia, recostado en la cama, le miró luego que él le cuestionara.  Suspiró y tranquilamente deslizó la mano sobre la suya, intentando tomarla mientras relataba lo que era un especie de cuento.

—Melody sabía que tú ya no la amabas o tal vez, que nunca la habías amado —le miró inquietante, Milo se sorprendía ante las palabras—. Hace unos años atrás, ella vino a mí para decirme que sentía temor, temor de que no vuelvas a amar nunca más en tu vida.

—¿De qué hablas?

—Tú sabes, a pesar de todo el tiempo que habían tenido juntos, tú te sumergías en el trabajo, en los libros y luego comenzaste tu obsesión con ese renacuajo de tu alumno, ‘Camus’ —sus ojos se dilataron y Kardia pudo ver lo que provocaba siquiera el nombre—. Creo que Melody siempre supo que te atraía ese joven, aun sabiendo que eras infiel con ella.

—¿Por qué nunca me lo dijo entonces?

—Tal vez porque volvías a sonreír después de mucho tiempo —sonrió, Milo miró para otro lado pero siguió escuchando—. Una tarde ella vino donde trabajaba yo ¿te acuerdas?

—La inmobiliaria.

—Exacto, ella vino algo atareada y me preguntó si yo sabía algo con respecto a tu alumno, ese que te sacaba de tus castillas y de quien hablabas con tanto amor. Yo le dije que sólo sabía su nombre, pero nada más: Camus Moulian.

—¿Y-Y qu-qué hizo? —Milo comenzó a ponerse nervioso, Kardia lo notaba.

—Dijo ‘¿Camus? ¿Camus? ¿Cam?’ sus ojos se abrieron rápidamente y supe que había algo raro en ella, como si recordara algo, no sé qué fue, supongo que ya conocía a Camus —el rubio frunció el ceño, claramente había recordado que era ‘el niño de la biblioteca’—. Fue a buscarlo a una biblioteca.

—¿Y qué pasó?

—No lo sé —alzó sus hombros—. Ni siquiera sé si se encontraron, bueno, probablemente si lo hayan hecho. Ella no volvió a hablar del tema, simplemente dejaba que tu hicieras y desasieras.

—¿Cuándo fue eso exactamente?

—¿El qué?

—¿Cuándo fue a buscar a Camus? —preguntó decidido.

—Hm, déjame recordarlo, creo que tu niño tenía unos cinco meses ¿no? Entonces fue en Agosto —se rascó la barbilla—. Sí.

—¿Cuándo? ¿Qué día?

—No lo sé ¿cinco? ¿Seis? ¿Por qué te importa? —La mirada azulina del menor se agrandó por la sorpresa—. ¿Qué pasa?

—Fue antes que tuviera sexo con él —cruzó los brazos—. Camus siempre había respetado la distancia y a pesar que teníamos acercamientos que podrían considerarse sexuales, no lo habíamos hecho tan tangible hasta ese día.

—¿Cuándo?

—El nueve de agosto —suspiró en la palabra, Kardia entendía entonces—. ¿Crees que ella le dijo que se acercara a mí?

—Deberías preguntarle a él, no a mí, hermano.

—Entonces, iré por él.

 

Y así había terminado la conversación, Milo al final no habló con Camus, pues estaba demasiado ocupado éste en demandar a sus padres y cuidar de su embarazo, no quería alterarlo tampoco. Caminó por los pasillos directo a la salida, luego fue a su automóvil y salió de allí hasta la casa, ahora que compartía con el adolescente. Durante todo el trayecto sus ojos miraban sin mirar, respiraba sin respirar, vivía sin vivir en los recuerdos sumergidos.
Ingresó a la casa para ver al joven sentado en la silla mientras escribía en un pedazo de papel, debido a los golpes que le proporcionó la madre, le dieron varios días de descanso y éste sería el último de ellos, por lo que pasaba todo el tiempo en la casa, a veces delante del computador o de una hoja que ahora estaba garabateada con hermosos trazos. Milo sonrió, se acercó y lo besó suavemente.

—Llegaste temprano —habló el joven—. Compré algo para cenar y unos víveres, eres un asco en la cocina.

—Sí, lo sé —se quitó la corbata, antes dejando su maletín en la mesa.

—¿Quieres algo? ¿Café? ¿Té? ¿Leche? —Milo no asistió a ninguna de ellas pero habló:

—Quiero algo, pero no es comida ni bebida —murmuró, se sentó en la silla y le observó con detenimiento—. Quiero que hablemos de tu encuentro con Melody —los ojos de Camus se abrieron sorprendidos.

—¿Cuál de todos? —Milo esta vez fue el sorprendido.

—¿Qué? ¿Hubo más de uno?

—Hmmm…. —el joven giró la cabeza hacia un lado y asistió.

—¿Có-cómo? ¿Te siguió frecuentando?

—A decir verdad, solamente una vez nos hablamos en persona antes de empezar una relación contigo, y una vez antes de su muerte —continuó—. Pero el resto de las veces que la vi, ella estaba muerta.

—¿A-A qué te refieres? —Camus volteó a verlo.

—Puedo ver muertos, Milo, aunque no suele pasarme todo el tiempo —se levantó, dejando caer la silla, Camus le imitó bastante aturdido.

—¿Qué tu qué….?

—Yo…..yo sé algunas cosas de tu pasado por tus ojos, veo en ellos a los muertos de tu vida —Se acercó, Milo giró la cabeza apartando la mirada—. No me evites.

—Lo siento, es difícil después de lo que me acabas de decir —musitó, Camus envolvió sus brazos en el pecho del joven hombre y se aferró a él.

—Te contaré lo que hable con ella….pero no me ignores por favor…. —Milo lo envolvió en sus brazos y se aferró más a él—. Fue hace mucho tiempo, ya no recuerdo, pero puedo decirte que fue el día anterior al que decidí dar el primer paso y besarte.

 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Relato de Camus Moulian (8 de agosto)

 

Estaba en la biblioteca, vestía de una forma casual, el calor aún estaba inundando el cuerpo de la gente, inclusive el mío; llevaba unos short y una camiseta holgada. A pesar que dentro del lugar había aire acondicionado, era demasiado grande para refrescarlo todo y había zonas muy calurosas. Tomé uno de aquellos enormes libros de tapa dura y sonreí, tendría algo digno para leer mientras planeaba la clase de mañana en mi mente, te vería de nuevo, y me ponía muy nervioso.

—Eres Camus ¿verdad? —giré ante la voz, para ver una muchacha joven, rubia y de hermosos ojos ámbar. Arqué la ceja, ella medía al menos diez centímetros más que yo, y se notaba al menos diecisiete años mayor—. ¿Eres el joven Moulian?

—S-si…. ¿usted es? —pregunté, ella sonrió.

—Melody de Onasis —abrí mis ojos ante la sorpresa, pero ella no parecía hacerlo—. Soy la mujer de Milo Onasis.

—Me di cuenta por su… ‘apellido’ —abracé el libro y bajé la mirada—. ¿Por qué desea hablar conmigo, señora?

—Es sobre mi marido —me asusté, apreté más las manos contra la portada y cerré los ojos—. Sobre como él te habla, sobre cómo te mira, te cuenta….

—¿Me….cuenta? —Alcé la vista, ella era bastante sincera con sus sentimientos—. No la entiendo, señora.

—Él no lo sabe aún, pero su corazón le miente —apretó sus labios, intentando ahogar sus lágrimas y continuó—. Él no me ama.

—¿De qué está hablando? —Me sentí cohibido, increíblemente nervioso, ella se acercó y apoyó su mano encima de mis brazos—. Señora…

—Él te ama a ti…. —no, no puede ser—. Te ama a ti y tú le amas a él.

—¡No! Él es mayor….él no…

—Camus, querido niño, necesitas amor en tu corazón ¿no? —Me miraba con tanta compasión que creí me derrumbaría frente a ella—. No ha sido fácil tu vida ¿verdad?

—¿Có-cómo sabe? —mi voz se quebró, ella era especial, muy especial, ahora sé por qué la amabas o porque tu corazón quería amarla.

—No lo sé, simplemente es intuición femenina —sonrió y se acercó a mí para darme un beso en la frente—. Por favor, cuida a Milo, ayúdale a ese corazón ver que tú le amas y que él te ama a ti.

—¿Có-cómo pu-puedo hacer eso….se-señora? —mis ojos comenzaron a lagrimear, mi vista se nubló y ella me secó las lágrimas con su mano.

—Mi marido te necesita.

—Sólo seré una ‘ramera’, una ‘puta’ o lo que fuera —bajó la cabeza—. Si voy a por él, lo trasformaré en un pederasta, no querrá verme jamás, sólo seré una mancha en su camino y en su piel.

—No hijo, tú debes persistir, lo debes hacer.

—¡No! ¡Sólo seré una zorra! Y más encima, mi familia me ha educado para eso, para robarle el marido a alguien, no para ser sincero, para amar, para querer. Si aparezco en sociedad con un hombre mayor, no sé cuántos insultos tendré que comer —el libro se deslizó por mis manos y cayó al piso—. Yo amo a Milo, lo amo más de lo que podría amar a alguien, por eso ¡No puedo hacerle esto!

—Él te necesita, Camus. Él te ama…

—¡No me ama!

—Él te ama….y yo lo sé, conozco a Milo desde antes que él se pueda conocer y te he visto a ti, eres perfecto, eres dulce, eres amable…

—¡No lo soy!

—Si lo eres, eres el dolor de cabeza de mi marido…..por favor….vela por él….

 

Los recuerdos son tan confusos, que siento que se desvaneció ante mis ojos. Luego la volví a ver una vez que el sexo con Milo se volvió cotidiano, fue un día antes de su muerte. Ella seguía animando a que continuara como estaba, que Milo había vuelto a sonreír a pesar de las desgracias. Pero no fue suficiente, porque al morir ella y el pequeño, terminé siendo lo que no quería ser. Lo que ella me pidió, ‘haz que el corazón de Milo deje de mentir’, no podía ser cumplido.

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

—Ella lo sabía —murmuró Milo, le abrazó más—. ¿Por eso me dijiste que me era infiel?

—Ella me lo pidió…..me lo pedía para alejarte de ella, para que no sufrieras al estar conmigo —murmuró, Milo le creyó, le creyó porque sabía que Melody era así—. ¿La amas?

—Amo su dulzura, amo su esencia, amo su presencia, pero te amo a ti….te amo de amar, de enamorarme terriblemente, de ti….desde el día que te vi…no cuando te conocí hace años atrás, sino cuando te vi, al final del último pupitre, con tus ojos carmesí clavados en mí, allí me enamoré de tu inasistencia, de tu no-presencia, de tu bronca y odio a la literatura….

—Mi-Milo…

—Me enamoré de tu sonrisa al ver un libro de Agatha Cristie….me enamoré de todas tus expresiones —le tomó el rostro y le mira a los ojos—. Me enamoré completamente de ti.

—Yo también me enamoré….me enamoré de tus ojos, de tu pasión, de tu fuerza, de tu vida….y de tu historia….Te amo Milo.

 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

Unos meses después

 

Dégel entró a la habitación que se le estaba haciendo costumbre. Kardia leía atento uno de los libros que le había traído su hermano sobre paternidad, comenzaba a pensar que Milo trabajaba en una biblioteca o algo así porque siempre conseguía cualquier mierda que se vendiera por ahí de cualquier tema. Cerró fuertemente por la tapa y dejó de costado el objeto para sonreí al ver a su ‘pareja’ comenzar a escribir en una libreta.

—Te vez gordo.

—¡Vete a la mierda, Kardia! —exclamó frunciendo el ceño, Kardia comenzó a reír.

—No tienes por qué enojarte, es lindo verse gordo ¿no? —la mirada fuerte de Dégel le decían que no lo era tanto.

—¿A quién le gusta que le digan gordo? Creo que ningún hombre o mujer se dejaría llamar así —bufó, molesto.

—Tal vez los que están contentos de lo que llevan dentro —sus ojos se cristalizaron y el peliverde pudo notarlo, se acercó suavemente y se sentó junto a él.

—Estoy feliz de ello ¿sabes? —Le besó la frente con dulzura, Kardia le pasó la mano por el vientre—. ¿Qué sientes?

—Que será una niña.

—¿Otra vez discutiremos eso? —preguntó enfadado.

—Déjame al menos decidir a mí que tendremos ¿quieres? Yo pongo el sexo ¿no es así? —Dégel se queda un minuto pensando, bueno, en definitiva dado que él tomó la pastilla de procreación en sus años adolescentes, sería algo así como ‘la mamá’.

—¿Cómo estás tan seguro que acertaste con el sexo? —preguntó arqueando una ceja.

—Porque pensé que tendríamos una nena mientras te follaba…

—¿Pensaste en que tendríamos un bebé cuando lo hacíamos? ¡Eres desagradable…!

—Pero me amas por eso ¿no? —sonríe, Dégel asiste y suspiró.

—Sabes, tu hermano y cuñado acaban de salir de la ecografía tridimensional —sonríe, Kardia arquea la ceja.

—¿Se dejó ver el niñato? —el menor asistió—. ¿Y qué es?

—Que son, dirás —los ojos de Kardia se abrieron—. Camus tendrá gemelos.

—¿Ge-gemelos?

—Sí.

—¿Esos que vienen de a dos?

—Claro, gemelos.

—¿Los que son iguales? —Dégel rodeó los ojos y suspiró, asistiendo—. Wooo, que mala suerte jajajaja, espera ¿el nuestro es uno, verdad?

—Claro.

—¿Estás seguro?

—Créeme, ¡Lo estoy! —afirmó con la cabeza, era obvio que si supiera que tendría más de un bebé, lo escucharían seguramente en todo el hospital del grito que pegaría—. Pero con respecto a ellos, me sorprende que no tuvieran trillizos, con la vida sexual que parecen tener. Y serán varones los dos.

—Dos varones….. —Ríe estúpidamente mientras le tomó de la mano—. Mi pequeña heredera.

—Hay alguien que tal vez quieras conocer —sonrió, Kardia se sorprendió cuando caminó hasta la puerta y la abrió, dejando pasar a un muchacho joven, de al menos dieciocho años, cabello negro y ojos rojizos, era realmente muy parecido a Milo—. Él es Aiacos Garuda, de Nepal. Es tu hermano.

—¿Qué? —preguntó, Aiacos se acercó tímidamente, detrás se podía ver a Minos observar, pero sin pasar.

—Los dejaremos solos —Dégel salió por la puerta. Aiacos se sentó en una silla que arrastró hasta al lado de la cama.

—¿Hermano? —preguntó—. Bueno, tienes un increíble parecido a Milo, pero….

—Yo…. —interrumpió—. Estoy muy triste de verte en estas condiciones, Kardia…—le tomó la mano—. Quiero contarte que fue lo que pasó en estos meses, por favor.

—Claro, soy todo oído —murmuró.

—Fui estudiante de intercambio en la clase de 3-2, donde Milo Onasis dictaba los viernes a las 9 Lengua y literatura —giró su cabeza echando un vistazo a la puerta, pudo ver el cabello de su ‘pareja’ y junto a este el de Radamanthys, su nuevo mejor amigo—. Desde el principio, tenía miedo de descubrir que su historia y la mía estaban conectadas, porque mi padre me ha dejado antes que naciera y solamente pude sentir el llanto por su parte.

—No entiendo…. ¿tu padre te ha abandonado antes de nacer? —Aiacos asiste.

—Siempre intenté buscarlo, pero solamente tenía su nombre: Rucio. Entonces, cuando me fui del colegio, Milo me volvió a contactar para hablar, me pidió que le preguntara a mi madre sobre el apellido de mi padre, pero ella no recordaba, fue entonces cuando le mencioné el ‘Onasis’ y su memoria volvió, lo recordaba, tuve que volver tan rápido como me fue posible, pero debido a problemas de documentación, no pude hacerlo hasta ahora.

—¿Mi padre…..? ¿Y él dónde está?

—Escucha…..—mira a su hermano a los ojos—. Mientras buscaba mis papeles para volver a Atenas, encontré algunas cosas que tal vez tú deberías leer…. —buscó entre su gran saco negro un papel que extiende del bolsillo, pasándoselo.

—¿Qué es esto?

—Es para ti, parece que papá nunca envió la carta por vergüenza, pero tal vez deberías leerla….

 

Los ojos de Kardia se cristalizaron, tomó con suavidad el papel y lo extendió para poder leer con lentitud. La letra era la de su padre al igual que la firma, su sello personal. Sonrió de costado y se derrumbó en llano. Aiacos le abrazó como pudo mientras el más grande se abrazó sus piernas angustiado y dejó caer el papel.

 

                Querido Hijo:

No pude nunca saber todo el dolor que has vivido estos años sin mí. Desearía tanto poder hacer algo por ti, probablemente ahora estas preguntando ¿qué clase de hombre fue mi padre que se separó de mi madre y se fue, nos dejó, nos abandonó? 
Para mí fue difícil enfrentar todo esto solo, pero debo admitirlo, debo decírtelo mi querido niño. Yo estoy enfermo, igual que tú.
Poco después de saber de tu padecimiento, fui a una clínica cercana, yo era joven, entusiasta, ‘sano’ y creí que probablemente podía ayudarte. Estaba pensando en suicidarme y darte mi corazón, entero para ti mi querido Kardia.
Cuando me analice, me salieron mal los exámenes, me dijeron que ya no hay salida para mí, que lentamente padecería lo que estas padeciendo tú.
Hoy ya debes tener veinte años, tu corazón y el mío están desgarrándose poco a poco. El tuyo por tu enfermedad y el mío por no poder ayudarte. Hago todo lo posible para concientizar a la gente que done sus órganos, no por mí, ya no tengo salida, sino por ti mi niño, el rey de mis ojos.

Quiero decirte, Kardia, Tu padre nunca te olvidó, aun en mi lecho de muerte pensaré en ti, rezando, para que llegue a ti la felicidad y sobre todo, para que llegue a ti un corazón, eso que necesitas para poder vivir una vida tranquila.

Te amo con todas mis fuerzas,

Tu papá.

Rucio Onasis.

 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

—¡No estoy discapacitado! —gritó Camus mientras intentaba caminar por sí solo, debido a su amplio cuerpo le era bastante difícil, pero no imposible.

—Sólo quiero ayudarte —bufó molesto Milo—. Al menos déjame cargar tus libros al auto.

—¡Ya déjame en paz, viejo! Puedo hacerlo por mí mismo —le dió una patada y Milo se tomó la pierna.

—¡Agh, mocoso maleducado! Ya no trataré de ayudarte —suspiró pesadamente y continuó el camino al auto, se subió en la parte del piloto y Camus la del copiloto—. No deberías esforzarte, tendrás gemelos.

—La mamá de Saga y Kanon también tuvo gemelos y no le pasó nada, podré con esto.

—Aun así, Sysifo dijo que no te esfuerces demasiado, es un embarazo de alto riesgo, por tu edad y condición —arrancó el auto—. No deberías tomar todas las horas del colegio.

—No lo haré ¡Mamá! —Camus se veía notoriamente molesto y no era de esperar, había engordado al menos diez kilos y le costaba muchísimo caminar—. Cada bebé debe pesar una tonelada, por dios ¡Quiero que salgan de aquí!

—Ya deja de gritar como niño.

—¡Soy un niño, viejo abusivo!

—¡Ahora eres niño! Haz estado todo el año diciéndome que eres un adulto y ahora actúas como un crío —golpeó su cabeza contra el volante—. Quiero morirme…

—No hasta que estos dos se vayan de casa, ¡Te necesito vivo al menos dieciocho años! Eso sino mueres por alguna enfermedad que le dan a los viejos —cruzó los brazos, Milo levantó el rostro con un aura oscura alrededor.

—Comienzo a pensar que la frase ‘El que se acuesta con niños amanece mojado’ es demasiado pequeña para esta relación —Camus giró la cabeza y sonrió, para luego lanzarle un beso y ablandar toda ira del más grande—. ¿Por qué eres así?

—Me gusta molestarte, ahora que estoy esperando dos niños, mínimo debería hacerte algunas bromas.

—¡Casi me produces un infarto! —Doblar en la esquina manejando directamente hasta el colegio—. Éste es tu último año, deberás poner mucho empeño en esto.

—Lo sé, lo sé —se relaja un poco.

—Bien, te dejaré aquí —se detuvo en la esquina.

—¿Qué? Debes estar bromeando… ¡Estoy esperando a tus hijos! No pretendas que camine hasta allí —señala la escuela, Milo suspiró.

—No pueden vernos juntos, Camus, ya es demasiado malo que estés en mi auto embarazado.

—¡Demasiado malo será la patada en el orto que te daré si me haces caminar hasta ahí! —Milo negó con la cabeza, en parte el muchacho tenía razón, pero ¿qué dirán? —. Puedes decirle que me encontraste de camino al colegio y al ver mi condición me echaste una mano.

—Bueno…—murmuró y suspiró pesadamente y dio marcha al auto para entrar al estacionamiento escolar, gracias a dios no había nadie y pudieron parar el vehículo y salir tranquilos.

—¿Me darás un beso?

—Camus, estamos….en…la escuela….—apretó sus dientes, Camus se acarició el vientre y Milo tuvo que hacerlo, le dio un suave y rápido beso—. Que tengas un buen día.

—Tú también.

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

                Querido Chico Becado:

Muchísimas gracias por tus hermosas palabras, realmente estoy emocionado y nervioso de viajar a Atenas, es un nuevo mundo para mí, dado que siempre he vivido en Francia y no sé si pueda sentirme cómodo, pero gracias a la gente del departamento de beca y también gracias a tu compañía a través de las cartas, me siento cada día más listo para incursionar este nuevo proyecto.

Antes que nada debo decirte que me alagas, en absolutamente todo lo que dices, creo que no lo merezco, aun así gracias por tanta muestra de cariño.
Como verás, en esta carta me he esmerado muchísimo para llegar a las diez líneas, creo que lo voy a lograr o eso al menos espero.  Agradezco que, a pesar de todo eso del internet, sigamos comunicándonos de la manera tradicional, aunque alguno de los niños del orfanato me dicen que debería usar paloma mensajera jajaja.

Gracias, chico becado, gracias por amarme como me amas, por esperarme como me esperas y por respetarme como me respetas. Espero vernos en el baile de fraternidad, creo que es de disfraces, pero por lo que me dijiste en la última carta, reconoces mi cabello verde, me pregunto ¿cómo sabes eso?

Gracias por todo, gracias….

Deshielo.

 

                Querido Deshielo:

Estoy feliz que tu carta fuera más larga que un telegrama o tuviera más que monosílabos, cada palabra tuya me ocasiona una inmensa felicidad. Me causa una profunda tristeza todavía no saber tu nombre, pero he buscado en internet algunos que pudieran tener como significado la palabra ‘Deshielo’. Empecé con el inglés: Thaw. Dudo que un francés tenga un nombre tan inglés como ese, por lo que lo descarté. Luego seguí con el Latín, hermoso idioma: Liquo, no veo en ese nombre la belleza que me inspira, por lo que terminé utilizando tu idioma, el francés y me topé con: Dégel.  Dégel, un nombre digno de alabanzas y belleza, creo que es perfecto para alguien como tú. ¿Puedo llamarte así a partir de ahora? Dégel, Dégel….es tan poético, que debería escribir una sonata para él, de esas que te gustan.
Sé tú color de cabello porque sin querer uno llegó a mis manos en tu carta, parece que el collar que me regalaste en el último envío postal te lo sacaste del cuello y quedó solamente un hermoso cabello enredado, color verde y lacio, largo, con un dulce aroma a vainilla, lo conservaré por siempre aunque me digan que soy un estúpido enamorado.
Te reconoceré inmediato el día del baile, aunque llevemos disfraces.

¡Es verdad! Dado que te llamaré por un nombre: Dégel, creo que mereces que yo también te de una pista sobre el mío, no sé si es lindo que me llames ‘Chico becado’ toda la vida y más que nos vamos a conocer y empezar una vida juntos.

Te daré una pista, mi nombre significa BLANCO o PRIMERO.

Te amo con todo mi corazón,

A.D.

 

Y esa había sido la última de las cartas que se habían mandado antes de conocerse en persona, pero aún estaban cubiertos por la máscara. Ese muchacho le robó un beso, uno suave, pero verdadero, y Dégel supo que ese chico no era el que estaba buscando, pero que tenía sinceros sentimientos hacia él, sentimientos de amistad nunca igualados. Continuó mandándole cartas y realizando una ‘boda’ de la que habían hablado, pero Dégel jamás contestó nuevamente.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

                Dirección.

Le habían llamado durante la tarde para hablar con el director, hacía mucho tiempo que no iba y probablemente querría comunicarse sobre la licencia que había pedido, pero al entrar, vio al viejo con un cuaderno abierto que observaba con extrañado. Milo pidió permiso e ingresó, mientras tomaba asiento frente al escritorio.

—Te preguntarás ¿por qué te he llamado? —Milo asintió, el director cerró el cuaderno—. Ha llegado a mí un comentario poco amigable por parte de la familia Moulian, ¿quisieras escuchar sobre ello? —la mirada de Milo se petrifica.

—E-ellos…

—Son borrachos, mala gente, la peor calaña, por lo que en un principio no hice caso, el embarazo de Camus nos ha dejado a todos boquiabiertos, docentes y alumnos —masculló y se levantó—. Por lo que trate de reafirmar que tú no tenías nada que ver, cuestioné a algunos alumnos y la mayoría dijo que no quería hablar del tema por respeto a Camus, ¿pero sabes qué? Dos adolescentes si hablaron.

—¿D-Dos?

—Valentino Benini y Zachary Louret ¿Los conoces? —Milo nuevamente volvió a asistir—. Ellos me dijeron que, efectivamente, vieron que tú y  el señor Moulian tenían relaciones sexuales en un aula a principio de año. Me dije: ¡Por dios, no puede ser! Observando las notas de dichos alumnos, creí que probablemente se debía a una venganza contra usted, pero, algo seguía molestándome..

—Di-Director —se levanta.

—Seré directo contigo, Milo Onasis…. ¿Eres o no eres el padre del niño que espera Moulian? —preguntó decidido, Milo queda completamente paralizado—. Sé sincero por favor.

—Yo…..—la voz le temblaba, ¿por qué estaba tan nervioso? —. Yo…. —no podía, ¿o sí? Tenía que ser sincero, pero sí lo era, perdería su trabajo. Miró al director y respiró profundamente—. Si Director, yo soy el padre del niño que espera Camus.

 

Y se supo. Milo y Camus tendrían un bebé (mejor dicho, dos), todos en la escuela se enteraron de ello ese día.

 

Continuará.

 

Notas finales:

Primero que nada quiero decirles que solo faltan 3 capítulos: el diez, el once y el doce que es el final, por lo tanto, espérenlos. Y mientras más comentarios me lleguen más feliz me harán y más rápido actualizaré y todos podremos comer y dormir sin necesidad de estar nerviosos por mis siguientes actualizaciones. Me estoy volviendo una experta en dejarlos con las ganas de más (orgullosa de si misma). Otra cosa, he hecho un cosplay de Dégel y se los quería mostrar, pero dado que no puedo subir imágenes o links acá los invito a pasar a mi deviantArt, mi usuario es: jesselblack (lo del medio es una L minúscula), allí encontrarán mi cosplay de Dégel.

Bueno, vamos a ver qué pasa con ésto ¿ustedes que creen? ¿Perderá Milo su trabajo?

Con respecto al chico becado, pues, ¿debería decirles acá su nombre completo? Bueno, creo que hasta el momento no había dicho el apellido de nadie más que el de (los protagonisyas) Elcid y Sysifo, por lo que les diré, el apellido del muchacho es: Diliwan y sabrán quien es en el próximo capítulo, igual creo que le di una pista, ósea, su nombre significa; BLANCO/PRIMERO y empieza con A (Por eso el A.D en la carta). Oseaaa daaah!! Más no puedo decirles, solo que NO ES UNITY por obvias razones…..es re fácil, solo vayan a google y lo encuentran rápido (eso hice yo XD)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).