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Asesino Encadenado por Suicide room

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Notas del capitulo:

Primero que todo les saludo, esperando que, ustedes lectores, estén bien.

 

Lamento la tardanza en subir capítulo, pero mi excusa, es simplemente trabajo, no había tenido tiempo verdaderamente.

 

En cuanto al capítulo de hoy, debo mencionar que hay cambios, pero sobre todo avisarles desde ya, que las edades de los personajes utilizados, son bastante diferentes a las que tienen en realidad, pero como es una historia AU, no creo que causé mayor inconveniente, al menos a mí, no me cuesta imaginarme todo, espero que a ustedes tampoco.

 

En fin, creo que eso es todo, y ahora… A leer. 

 

→ Viaje.

 

La rutina del trabajo seguía funcionando normalmente, Austin desempeñaba su labor impecablemente como siempre, el entorno seguía igual, el tiempo transcurría sin detenerse un mísero segundo para darle tregua… Era como si le repitiera a cada instante que todo debía avanzar, que su vida seguía, y por ello, debía intentar sacar el mayor provecho de ella mientras pudiese.

Un día le llamarón desde Seúl Corea del Sur –la familia de su madre se contactaba por primera vez con él– claramente no porque estuviesen preocupados por su persona o ese tipo de estupideces sentimentales, nada de eso, lo que tenían que decirle era mucho mejor que oír palabras vacías e hipócritas. Tenían una propuesta para él, la cual consistía básicamente en establecer el negocio y su oficio como mercenario en dicho país. Aquello sin duda resultó ser una propuesta tentadora para Kai, dejar la tierra que había habitado toda su vida… Ciertamente sonaba como la mejor idea que le había dado en mucho tiempo; deseaba más que nunca un cambio radical, ambiente nuevo, una cultura diferente en la que poder desenvolverse; no podía evitar sentirse extasiado al imaginarse viendo y “tratando” con personas tan diferentes y a la vez familiares, llegando a pensar incluso, que asesinarlas le resultaría placentero y divertido… Se sentía emocionado, no lo negaría.

A pesar de todos los pensamientos que se instauraron en su mente, lo único que tenía realmente claro en ese momento era que trataría de dejar su pasado donde tenía que estar, en sus recuerdos.

Ese pasado que le hizo convertirse en un ser retorcido y carente de emociones palpables, debía quedarse atrás como lo que era: el pasado que jamás olvidaría; ya que, pese a toda la sangre, el odio, la muerte y sobre todo la soledad, en el estaban también los recuerdos más valiosos de su existencia… Aquello que le hizo sentir lleno de vida, y sobre todo, que era un ser humano: el amor. Ese sentimiento que nunca pensó un asesino frívolo como él podría llegar a experimentar; empero, todo sin excepción, debía quedar atrás, dejar de atormentarse por cosas que ya no tenían remedio.

Su destino estaba trazado, él era un mercenario presidente de una corrupta y “clandestina” organización; debía dejar de lado todo lo que pudiese causarle debilidad,  cualquier tipo de vulnerabilidad estaba prohibida, porque sabía sus enemigos sacarían provecho de ello, y eso, resulta intolerable. Kai es un sujeto acostumbrado a sacar provecho de todo, pero que le paguen con la misma moneda, simplemente no es una opción.

Todo tipo de ideas y conclusiones pasaban por su mente mientras reflexionaba sobre su vida en Inglaterra, definitivamente tomaría la oferta de su familia en Corea, no precisamente pensando en la organización –de ninguna manera –era por sí mismo, porque quería experimentar cosas nuevas, y porque básicamente, le daba la gana irse. Nada le ataba a Londres ni a aquel país, estaba completamente solo, resultaba mucho más atrayente ir a un lugar donde no le conocían, y por ende, tampoco tendrían idea de lo que hacía. Era perfecto, empezaría de nuevo en la tierra que vio nacer a su madre y en la cual le esperaban muchas sorpresas.

 

 

Dos años pasaron, y en ellos no ocurrió demasiado, sólo un detalle marcaba mucho la diferencia. Cuando llegó a Corea de Sur, la idea de seguir llevando el apellido de su padre le estrujaba las entrañas, odiaba el apellido Lambert tanto como a su padre y a sí mismo por llevarlo; por lo que sin meditarlo demasiado –como todas sus acciones –decidió darse un nuevo nombre y apellido con el cual ser llamado y reconocido: Kim Jong In. Aquel claramente tenía una historia… Aún recordaba que su fallecida madre deseó bautizarlo con dicho nombre, pero de seguro a Louis no le agradó la idea.

Austin Lambert había quedado en Inglaterra junto con todo su pasado, si bien seguía siendo el mismo hijo de puta, se sintió aliviado una vez vio su identificación reconociéndolo con el apellido de su madre y no con el de su difunto padre, al cual por cierto, seguía odiando aún muerto.

Su vida sin embargo no cambió demasiado estando en Corea, su ofició seguía siendo el mismo: asesinar por altas sumas de dinero. Llevaba tantos años en lo mismo que, hasta le agradaba hacerlo, después de todo, la mayoría de sus víctimas eran sólo escoria.

Una noche, Jong In quiso ir a relajarse donde “siempre”… Un parque que se encontraba a las afueras de la ciudad. Aquel lugar era frecuentado por él desde que lo descubrió, tan tranquilo y majestuoso, la madre naturaleza siempre tan hermosa e imponente. No había odio ni fortuna que pudiese igualarse ante su evidente supremacía, le agradaba en demasía observar los encantos misteriosos que ésta mostraba entre las tinieblas de la noche, sólo siendo alumbrada por la tenue luz de la luna, que justamente, esa madrugada estaba llena… Se miraba más bella que nunca.

El moreno observaba el cielo recargando su espalda y nuca sobre el tronco de uno de los tantos árboles monumentales dentro del parque, respiraba el aire puro deleitándose con todo aquello que captaban sus sentidos; pero al parecer, no todo podía ser perfecto.

Kai instintivamente se puso a la defensiva cuando sus oídos captaron el ruido de unas torpes y estruendosas pisadas acercándose, cuando pensaba que podía estar tranquilo, su instinto asesino se activaba sin siquiera quererlo. Se puso de pie sin emitir sonido alguno, y justo en ese instante, escuchó un grito desgarrador, arrugó el entrecejo por mera reacción. Curioso observó tras el árbol que le había servido de apoyo hace sólo momentos, distinguió claramente la figura de un joven a sólo metros de sí, arrodillado, golpeando la tierra del suelo con los puños una y otra vez mientras sollozaba; pese a estar viéndole, por su mente no pasó absolutamente nada, sólo le observó inmutable… En silencio, ni su respiración era perceptible. Lo único que se oía, era el llanto de aquel sujeto.

–¡Maldito hijo de puta!... Me prometiste, me prometiste que no le harías daño –gritaba desesperado mientras sus manos viajaron del suelo hasta sus cabellos.

De un instante a otro Jong In se sintió aburrido de tener que presenciar tan estúpida escena. Se disponía a retirarse cuando de reojo sus orbes alcanzaron a distinguir lo que conocía a la perfección… El brillo inconfundible de un arma, y con ello, la voz del joven hizo eco nuevamente en el lugar.  

–No pienso verte la jodida cara de nuevo… No volverás a poner una asquerosa mano sobre mí maldito Sehun –sentenció con tal angustia que el mismo Kai pudo sentirla.

El joven con manos temblorosas posó el arma en su cabeza, apuntándose a sí mismo con evidente confusión… Miedo, evidente terror.  

Jong In logró vislumbrar la desolación en los ojos ajenos, la profunda agonía que experimentaba interiormente, no pudiendo evitar preguntarse: “¿Cómo los seres humanos pueden ser tan vulnerables y trasparentes?”, ese chico claramente no quería morir.

–¡Joder! ¿Qué acaso no puedes ser menos ruidoso? –irrumpió Jong In por primera vez haciendo acto de presencia, aquel tono grave e imponente que le caracterizaba se hizo oír por sobre cualquier otro sonido en el lugar.

El muchacho asustado apuntó hacia donde escuchó la voz desconocida. El moreno por su parte, salió de entre las sombras dejándose ver justo frente al sujeto, ni se inmutó al verse apuntado con un arma.

A paso lento se acercó al contrario, notablemente hastiado con la situación.

–Si quieres matarte, hazlo de una vez y deja de hacer tanto escándalo que me molesta –aquel tono frívolo y carente de emoción alguna se hizo oír nuevamente, el sujeto aludido, observó el rostro de Kai por unos segundos, evidentemente analizándole. Repentinamente sus orbes se expandieron en asombro, bajó el arma súbitamente.

Jong In le observó altivo mientras veía como el ajeno se ponía de pie y acortaba distancia tomándole fuertemente del brazo. Kai sólo alzó una ceja arrogante. –No oses tocarme con tus pútridas manos, si no quien te mate seré yo –advirtió con voz lúgubre comiéndose al contrario con la mirada; sin embargo, el contrario no le soltó.

–Eres tú… –Se limitó a decir mientras su iris se movía observando cada detalle del rostro ajeno. El moreno seguía impasible.

 

 

Su cuerpo estaba sudoroso, sus piernas temblorosas, sucias de sangre y semen que escurría desde su cavidad anal. Luhan había sido utilizado una vez más para satisfacer las mórbidas necesidades de su hermano, aquel sujeto que le violaba desde los ocho años.

Con apenas diecisiete años, Luhan había sido abusado infinidad de ocasiones por su hermanastro y padrastro, a veces incluso, entre ambos torturaban su cuerpo por mero placer… Un deseo enfermizo y pérfido por donde se le mirase.

El padre de Luhan falleció a causa de una enfermedad cuando éste sólo era un bebé. Su madre desorientada y sola con un bebé que cuidar, decidió casarse con un “empresario” que conoció en su trabajo como secretaria en un holding.

El pequeño, al no saber la desgracia que había ocurrido con su progenitor, creció viendo a su padrastro como única figura paterna, y al hijo de éste, como su hermano; visión que claramente se desvaneció al mismo instante que despertó una noche viendo a su supuesto padre sobre él… Desnudo, tapándole la boca para impedir que éste pudiese emitir sonido alguno.

Aquella maldita noche no la olvidará jamás, en ese mismo momento, comenzaría su infierno. Con tan sólo ocho años, Luhan era el objeto sexual de su propio padre, y no suficiente con ello, extrañamente su hermano Sehun –que por cierto era siente años mayor que él –comenzó a abusar de él poco tiempo después que su padre.

El infante sentía que agonizaba cada vez que aquellos salvajes le violaban, lloraba desconsolado y sólo deseaba desaparecer, o al menos poder encontrar refugio en los brazos de su madre; pero no, ambos le amenazaban constantemente con hacerle daño a ella si decía una palabra siquiera, era sólo un niño, tenía miedo, llegando a la conclusión de que debía callar y soportar el calvario que vivía para que su madre estuviese a salvo, y sobre todo, feliz.

Esa madrugada no fue diferente, Sehun entraba a su habitación como acostumbraba, pero pudo notar en la violencia con la que abrió la puerta, que el sujeto venía con un humor de mierda. Suspiró cansino justo en el instante que el invasor le descubrió bajo las colchas de su cama, Luhan le miró con ojos vacíos e inexpresivos, aquello ya era parte de su rutina diaria, como levantarse por las mañanas y asistir a la preparatoria.

El sujeto le volteó con una brusquedad inhumana bajando el pantalón que usaba para dormir, dejando así, su trasero al descubierto. Luhan podía oír la respiración fuerte y agitada del mayor tras de sí… Le perturbaba en demasía.

–¡¿Qué diablos te pasa?! –preguntó exaltado el menor, más por temor que por interés realmente. El contrario no respondió, sólo le tomó de las caderas y le penetró de una brutal embestida. Luhan gritó de dolor, pero alcanzó a poner la diestra sobre sus labios, acallando de aquella forma el jadeo azorado que se escapó de su garganta.

Aquel sujeto le tomó tan bestialmente, que su entrada sangró irremediablemente.

Una vez su hermano terminó de taladrar su sensible cavidad, pudo sentir como el semen caliente del hijo de puta se escurría por sus lechosas piernas, se sintió tan asqueroso como miserable. Cuando el hombre le soltó, Luhan se dejó caer muerto sobre la cama, humillado… Completamente acabado. Sehun por su lado, se sentó al borde de la cama, posando los codos sobre sus muslos, dejando caer su cabeza entre sus manos.

–Le mataron… Asesinaron a mi padre –se escuchó la voz inestable de Sehun a causa de la ira.

El menor sólo posó sus luceros acuosos sobre la figura de su hermano, una ligera sonrisa de satisfacción se fue dibujando lentamente en el rostro de Luhan, estaba disfrutando de la miseria ajena; lamentablemente, el contrario percibió aquello.

Como un animal enfurecido tomó de los cabellos al menor, jalándole hasta hacerle caer de la cama, le arrastró por el suelo hasta estrellar su figura contra la pared, le cogió del cuello, alzándole a su altura. Luhan apenas y podía respirar, el contrario le estaba asfixiando con claras intenciones de matarle, o al menos eso creía.

La mirada llena de ira en el rostro de Sehun le causó mucho temor, nunca había sentido tal sensación de real pavor. Estaba por desmayarse cuando escucha la voz de su hermano retumbar en sus oídos haciéndole espabilar del trance.

–Pagarás por esto pequeña puta –amenazó con tono sombrío, y justo cuando Luhan pensaba que se desvanecería, el contrario le arrojó al suelo.

Entre el terror y la tos que le causó la asfixia, vio a Sehun desaparecer tras la puerta de su habitación… Como odiaba a ese maldito. 

Notas finales:

A mí parecer es un capitulo bastante corto, pero creo, contiene lo justo y necesario para dejarlos con la incertidumbre de saber que vendrá en el siguiente jejeje

Nuevamente esperando os haya gustado, me retiro y nos leemos pronto… Trataré de actualizar lo antes posible. Les invito a dejarme sus comentarios, enserio me motivan mucho ^u^

Gracias por leer.


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