Capítulo No. 13
Los días, las semanas pasaban. Estaba aburrido.
Hacía una semana que Kaz se había ido de gira con los de Oblivion Dust.
Hyde había llamado a Ken y a Yukihiro pero, estos se habían ido juntos a la India. Estaban aprovechando el receso de las bandas, SOAP y Acid Android ya no tenían ningún compromiso y L’arc en Ciel comenzaba, hasta dentro de dos semanas, sus actividades.
Llamó a Anís, pero también estaba de gira con Monoral. Kiyoharu… de vacaciones con su familia. Comenzó a marcar el número de Yasu, pero un segundo después, dimitió, la verdad no estaba de ánimos para soportar la actitud empalagosa del intérprete. Pensó en Miyavi pero, recordó que estaba en EUA, filmando una película. Ese pensamiento le trajo la imagen de otro cantante, uno que solía apreciar, antes de que… bueno, eso ya no importaba.
Entonces, sin pensarlo ya había marcado un número que ignoraba, aún recordaba.
-¿Bueno?- le respondió una voz un tanto… ¿adormilada, tal vez?
-Tetsu, ¿te desperté?
-¿Hyde? No, claro que no- La voz del vocalista lo había sorprendido. -¿pasa algo? ¿Estás bien?
-Sí, perdóname, es sólo que tenía ganas de hablar contigo- era cierto, pero la verdad, no pretendía decírselo.
-¿Quieres que nos veamos? Estoy… arreglando unas cosas, pero si quieres, dime dónde estás y voy para allá.
-No hace falta, Tetsu- En realidad, si había pensado en que se reunieran, pero… no quería hacer cosas que después Kaz pudiera malinterpretar. -Llamé a Ken y a Yuki, adivina dónde andan…- le pidió en tono alegre.
-En la India, Uttar Pradesh, creo que así se dice...- Se escuchó un “hum” de decepción del otro lado de la línea. –Ken me contó que Yuki quería visitar el Taj Mahal, en la ciudad de Agra, y como no pudieron celebrar sus cumpleaños, pues Ken dispuso el viaje, como regalo para ambos.
-Ya veo... A mí no me dijeron nada.- Dijo el vocalista, desilusionado.
-Bueno, ya sabes cómo es Ken. Además, a mí tampoco me avisó. Es sólo que llamé el mismo día que se iban.
-¿Sabes, Tetsu? Me alegro mucho por ellos.- Se hizo un silencio incómodo. Ambos recordaban lo asépticos que estuvieron cuando se enteraron de la relación de Ken y Yukihiro.
-Quién lo diría, ¿cierto?- Fue Tetsuya quien rompió el silencio. El ambiente se volvió tenso, así que cambió el tema. –Hablé con los ejecutivos, empezamos a trabajar con L’arc la próxima semana…
-¿Tan pronto?, creí que nos reuniríamos hasta dentro de quince días…-
-No, ellos quieren que empecemos lo antes posible. Parece que el evento en Hokaido tuvo mucho éxito. Quieren aprovecharlo...- otra vez el silecio -Hyde…- lo llamó –me gustaría que habláramos.
-….Estamos hablando, ¿no?- tardó un poco en contestar. Suponía lo que el bajista quería decirle.
-Lo que quiero decirte no puede ser por teléfono. Podríamos reunirnos un día de estos.
-Tetsu… no hay nada de qué hablar… yo estoy con Kaz, y no pienso dejarlo- guardó silencio un momento, eligiendo cuidadosamente sus palabras, no quería lastimarlo. –lo quiero, de verdad, lo quiero...
-Debo irme, estoy un poco ocupado. Te llamo luego, ¿está bien?- Por un segundo Hyde creyó haber escuchado un sollozo.
-Adiós Tetsu…
“Tetsu, Tetsu, Tetsu”, ya no era “Tetchan”. Cuánto extrañaba ese mote cariñoso. Y claro, él ya no se atrevía a llamarlo Doiha.
La llamada se cortó.
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-¿Todo bien, Ogawa-?- preguntó un hombre de traje, sentado a la gran mesa de ese lujoso despacho.
-Sí. Perdóname, pero necesitaba tomar la llamada.- confesó el bajista, regresando a su lugar, justo frente al abogado. -¿En qué estábamos?
-Te decía que esta- dijo señalando unas hojas –es una lista de las propiedades que...
-Dale lo que pida.- interrumpió al hombre, que se quedó helado por la mirada tan fría en Tetsuya.
-¿Estás loco?, simplemente la casa te costó…
-No pienso discutir contigo, Shinohara-san. La casa es de ella. Deja que la venda, que la conserve, que haga lo que quiera. Tampoco voy a negociar la manutención de mi hijo. Sólo… dale lo que te pida.
-De acuerdo. En ese caso, si todo va bien, el divorcio no debe tardar mucho en salir.
-Sólo pido que ella no me aleje de mi hijo.
-No creo que sea problema. Sakai-san, hasta ahora, ha sido bastante razonable. No creo que haya nada de qué preocuparnos.
-¿Ya terminamos?
-Sí. Cualquier cosa yo me comunico contigo.- Dijo el abogado mientras acomodaba el montón de papeles en su maletín.
-Entones, cuento contigo.- Tetsuya se levantó de su lugar, y se despidió.
Toda esa semana había sido un verdadero infierno. Había tenido que mudarse a su nuevo departamento, había tenido que llamar a su abogado para ultimar asuntos acerca de su divorcio. Los ejecutivos de la Ki/oon habían agendado una reunión esa semana, querían hablar sobre el regreso de L’arc en Ciel.
Y antes de la llamada de Hyde, se había sentido tan abrumado por todo. Pero ahora, justo ahora en su mente ya no cabía nada más. Sólo Hyde. En su mente, repasaba una y otra vez la conversación.
A Tetsuya le extrañó la manera en que Hyde se dirigía, cómo si siguieran siendo los amigos de siempre. No es que le molestara, la verdad él también extrañaba a su amigo Hyde, aunque extrañaba más a su amante.
Pero, primero lo primero.
Y primero debía solucionar su asunto con Ayana.
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Justo cuando la llamada se cortó, entró otra. Contestó sin reparar en el identificador.
-¿Diga?- contestó Hyde aún con la mente en la llamada anterior.
-¿Todo bien Haido? Te escuchas un poco… distraído. ¿Todo bien por allá?
-Sí, no te preocupes. Es sólo que… no es nada.- Se arrepintió. Estuvo a punto de decirle que había hablado con Tetsuya, pero se arrepintió.
-¿Seguro?- tenía un mal presentimiento. Algo le decía que no debía dejar solo a Hyde. Quería, pero, no podía dejar de pensar. Algo en su pecho dolía. Dudaba.
-Kaz... Te extraño, ¿sabes?- y dijo como si estuviera leyendo la mente del guitarrista.
-También yo.- Se quedaron en silencio, pero no era un silencio incómodo. No, porque a pesar de estar lejos, parecía como si disfrutaran la cercanía que un simple teléfono les brindaba.
-¿Dónde están ahora?- preguntó Hyde, rompiendo el silencio.
-Yokohama… tocaremos esta noche.
-…mmm… suena genial. Podría ir, llegaría a tiempo para ver el show. Podríamos ir a cenar y luego, si tú quieres, podríamos… ya sabes…- le dijo en tono coqueto, lanzando una risilla sensual.
-No me tientes, Haido.- Le pidió siguiéndole el juego. –Sabes que no puedo resistirme a tus encantos.
Hyde rio, contagiando al guitarrista. Su humor había cambiado por completo.
-Tienes razón, no quiero que luego me culpen los de tu banda por tus despistes con la guitarra…- Hyde pudo escuchar como alguien, del otro lado del auricular, le decía algo a Kaz y este tapaba la bocina para responder y luego de un segundo regresaba a ella.
-Haido, debo irme. Está a punto de iniciar el ensayo. Te llamó más tarde, ¿de acuerdo?
-De acuerdo.- Y antes de cortar la llamada, agregó – Ah… ¡Y ni se te ocurra irte de faldas, Kazuhito!- le amenazó cariñosamente. -Le pediré a Masuda-san que me cuente todo lo que hicieron, con lujo de detalles, ¿eh?
Kaz rio ante las amenazas de su pareja. “Su pareja” se sonrojó levemente al pensar así del vocalista.
-De acuerdo. Procuraré que Rikiji no se dé cuenta, entonces.
Ambos rieron. La llamada se cortó.