Capítulo No. 17
Kaz había regresado a su departamento. Durante los dos primeros días no había salido de este. Desconectó el teléfono y había apagado el móvil. No quería que lo molestaran.
El día siguiente, luego de esa terrible noche, en el estudio de L’arc en Ciel, Tetsuya había sido el primero en llegar, como siempre, pero esta vez con la intención de interceptar a Hyde y poder hablar con él, disculparse e intentar arreglar las cosas, pero, fue inútil. Hyde no apareció, ni el día siguiente, ni el siguiente.
Ken, siempre tan perceptible, insistía en saber qué ocurría. Pero Tersuya tenía vergüenza de sí mismo. ¿Cómo decirles lo que había hecho sin que le odiaran?
-No contesta. Oye Yuki, ¿por qué no vas a su departamento? Tal vez…
-Déjalo, Ken. Hyde no vendrá más- era tanto el pesar en la voz de Tetsuya que casi se podía tocar.
-Tetsu…- Yukihiro se había acercado hasta él y había intentado consolarlo. –Hyde vendrá, no te preocupes. Tal vez se fue de vacaciones con Iwaike-san. ¿Ken, por qué no le preguntas? Tú tienes el número, ¿cierto?
-No Yuki, él jamás regresara, él me odia, y es mi culpa, si yo no hubiera…- Ya no podía más…
-¿De qué rayos estás hablando, Tetsuya?- Ken nunca había visto así a su amigo, y lo había visto en sus peores épocas.
Tetsuya estaba sentado en el lugar de siempre. En la mesa de trabajo, con el montón de papeles regados, los codos apoyados en la mesa, y la cara escondida entre sus manos. Temblaba. Pero tenía que contarle a alguien, necesitaba sacárselo o moriría envenenado por la culpa. Necesitaba ser condenado y pagar su error.
-Yo… la otra noche, luego de que ustedes se fueran, yo…- comenzó con el relato…
-¡¿Qué tú hiciste qué?!- Ken no podía creerlo, estaba sorprendido, tanto como molesto. Había esperado hasta que Tetsuya terminara su relato para intervenir.
-Tetchan… ¿cómo pudiste?- Yukihiro comprendía su desesperación pero, llegar a esos límites…
-No lo sé, yo, no sé qué fue lo que me pasó.- Había comenzado a sollozar –Cuando dijo su nombre, cuando lo escuché, yo, perdí la razón, yo…
-Tienes que hablar con el enano. No está bien dejar las cosas así. Iré a buscarlo al departamento de Iwaike.- Se levantó y con paso apresurado se dirigió a la salida.
-Ken… yo…- intentó Tetsuya, pero las palabras se le atoraban en la garganta.
-Está bien, Tetchan. Ya verás que todo se arregla, sólo, por favor deja de dañar a Hyde. Si realmente lo amas tanto como dices, deja de dañarlo…- Dicho esto salió del estudio rumbo al departamento del guitarrista de Vamps.
Las palabras de Ken hicieron eco en Tetsuya. Tenía razón. Sintió las manos del baterista tomar las suyas en señal de apoyo, de consuelo. Yukihiro no dijo nada, sabía que entre Ken y Hyde existía una amistad demasiado estrecha. Ken siempre había cuidado del vocalista como si este fuera su hermano menor, lo apreciaba mucho y trataba de protegerlo siempre, pero cuando se trataba de Tetsuya… bueno era algo complicado. Suspiró resignado.
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Esa mañana habían tocado su puerta un sinfín de veces.
Se dirigió a la entrada arrastrando los pies, cansado, dispuesto a gritarle a quien fuera que estaba del otro lado, molestándole, para que le dejara en paz. Pero…
-Oye, ¿Qué son estas horas de estar en la cama? Ah, ya sé, tú y Haido la deben estar pasando de lo mejor, ¿no es cierto?- Ju-Ken le giñó el ojo, pícaro. -Por cierto, ¿Dónde está el enano que no ha venido a gritarme por haberlos interrumpido?
-¿Qué rayos quieres?- le espetó molesto. Lo que menos quería era hablar de Hyde, no quería escuchar su nombre, aún le atormentaba. Hyde ahora debía ser feliz, con la persona que siempre había querido. –Ju-Ken, si sólo viniste a molestar, por favor vete de…
-No, de hecho vine por ustedes. Fui al departamento de Haido pero como no había nadie, supuse que los dos estarían aquí. Y no me equivoque.- El bajista se tiró en el sofá, desparramado, muy tranquilo. Kaz simplemente lo observó, no tenía ánimos ni para reprenderlo.
-Pues sí, te equivocaste. Haido no está aquí.- Desvió la vista y se dirigió hacia su habitación. Pretendía tirarse en la cama y esconderse entre las cobijas, como había hecho hasta ese día.
-Oye, ¿de qué diablos estás hablando? ¿Dónde está Haido? ¿Por qué no está contigo?- Ju-Ken iba detrás de él. Cuando lo escuchó prácticamente saltó del sofá.
-………- pero Kaz no contestó. Simplemente siguió su camino y cuando llegó a la cama, sencillamente se enredó entre las cobijas. Aislándose de todo, y todos.
-Kaz… Se supone que hoy teníamos reunión, ¿recuerdas? Hoy tenían que ver a J.- Ju-ken, sentado en la cama, intentaba que el guitarrista le prestara atención. Pero nada. Así que comenzó a tirar de las mantas para descubrirlo.
-Deja. Ya hablaré con J luego. Reprogramaré la reunión. Además Vamps está de vacaciones indefinidas…
-………- Ju-ken no dijo nada. Se quedó en silencio un rato. Tanto que por un segundo Kaz creyó se había ido. Así que se descubrió, entonces lo vio a sus pies, callado. -¿Me dirás que pasó entre el enano y tú?- preguntó sereno.
-Lo nuestro se acabó. Hyde ahora está con Ogawa.- Se quedó en silencio un momento. –Como siempre debió ser…- susurró.
-Levántate.- ordenó, sacando al guitarrista de la cama. –Vamos, levántate. – le tendió ropa limpia y entró al baño para preparar la tina. –Báñate. Cámbiate. Te espero a fuera. – Sin decir más, salió de la habitación.
Kaz no entendía muy bien qué estaba pasando. Pero por alguna extraña razón, obedeció.
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Había llamado a la puerta tantas veces que le dolían los nudillos. Marcó varias veces, pero nadie contestó el teléfono. Así que decidió dirigirse hacia el estudio de Vamps. Con suerte Hyde y Kaz estarían allí.
-Disculpe, estoy buscando a Hyde, ¿podría avisarle que Ken Kitamura está aquí?- le dijo a la joven recepcionista que atendía el mostrador en el primer piso.
-Un momento por favor.- contestó con una sonrisa amena y marcó algo en el intercomunicador. Luego se volvió un poco para hablar por la bocina. –Lo siento, Hyde-san aún no llega. Pero si quiere, puede pasar al estudio, Arimatsu-san lo espera. – Le indicó la dirección que debía tomar.
Cuando llegó al estudio, se encontró solamente con Arimatsu y Jin.
-Hola, Ken, ¿oye, no trajiste a Yuki?- saludó fresco el baterista.
-No. Vine solo.- Miró alrededor, buscando a Hyde con la mirada, pero, efectivamente, no estaba. -¿Hyde aún no ha llegado?
-No deben tardar. Ju-Ken fue por ellos.- esta vez respondió Jin, invitándolo a sentarse a su lado.
-¿A dónde?- preguntó al momento de tomar asiento.
-Kaz y Hyde, debieron quedarse dormidos. Ya sabes, los malos hábitos se pegan.
Ken sonrió a manera de respuesta. No entendía, él venía del departamento del guitarrista y había ido, el día anterior al del vocalista, y no estaban en ninguno. No dijo nada, simplemente pretendía esperar.
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-¿Puedo saber a dónde vamos?- preguntó curioso Kaz. Había supuesto que irían al estudio, pero no, se habían desviado en la última salida.
-Iremos a hablar con Haido. Tienes que arreglar las cosas con él.- Sentenció el bajista, sereno.
-No. No hay nada que arreglar. Él es feliz con Ogawa, y si él es feliz yo… yo también.- Ni siquiera él creía en sus palabras. Pero si las repetía mucho, algún día lo haría, ¿no?
Ju-Ken no dijo nada, simplemente se dedicó a conducir.
Luego de un rato, que a Kaz le pareció demasiado corto, llegaron al estudio de L’arc en Ciel. Ju-Ken recordaba, por propia voz de Hyde, tendrían una reunión. Hyde se había quejado porque sería justo después de la reunión con Vamps.
Al entrar al recinto, Ju-Ken simplemente le avisó a la recepcionista que subiría a hablar con los chicos de L’arc en Ciel. La recepcionista sin más que una sonrisa les dio el pase.
Justo antes de tocar la puerta del estudio, el bajista de Vamps pudo notar el nerviosismo de su amigo, pues sus manos templaban y el suspiro profundo que lanzó, no hizo más que evidenciarlo.
-Oye, todo estará bien, ya verás.- Intentó infundirle ánimos.
En el momento en el que Kaz le devolvía la sonrisa, se escuchó un “pase” del otro lado de la puerta.
Cuando entraron lo primero que hizo el guitarrista de Vamps fue buscar a Hyde con la mirada, no lo encontró. En su lugar, encontró a un Tetsuya bastante demacrado, triste, nervioso; incluso parecía haber estado llorando. Entonces se asustó.
-¿Dónde está Haido?- La voz le salió ronca, un poco desesperada.
En ese momento Tetsuya se levantó de su lugar y lo miró asustado. Yukihiro se dio cuenta y caminó junto con su amigo. Kaz y Ju-ken seguían de pie, en la entrada.
-Te hice una pregunta, Ogawa. ¿Dónde está Haido?- repitió ahora un poco más fuerte.
-¿No estaba contigo?- preguntó Yukihiro. –Ken fue a buscarlo. Ahora mismo debe estar en tu departamento. Nosotros creímos que…
-¿Tetsuya….?- Interrumpió. Kaz seguía con la mirada fija en el bajista. ¿Qué era esta sensación en el pecho? Tenía un mal presentimiento.
-Yo… lo siento. Yo… no quise… yo nunca quise hacerle daño… yo…- Cayó rendido en el sofá. Balbuceando una y otra vez, pidiendo por perdón. –Perdóname Doiha, perdóname…- susurraba, había escondido la cara entre las manos.
-¿Qué rayos fue lo que hiciste? ¿Qué es lo que Hyde tiene que perdonarte?- Kaz se acercó peligrosamente al bajista. Yukihiro y Ju-ken hicieron el amague de interponerse.
-Kaz-san, por favor. Yo te explicaré todo, ¿sí?- Pidió Yukihiro, intentando tranquilizarlo. –Sólo esperemos hasta que Ken vuelva, ¿está bien?- una vez que Kaz asintió y se sentó justo en el otro extremo de la habitación, Yukihiro aprovechó para mensajear a Ken.
“IWAIKE-SAN Y JU-KEN ESTÁN AQUÍ. AL PARECER HYDE NO ESTA CON ÉL. ESTOY PREOCUPADO. POR FAVOR NO TARDES” le había pedido en el mensaje.
“VOY PARA ALLA” fue la respuesta que recibió.
En realidad, Ken no tardó tanto en llegar al estudio, pero a Yukihiro le parecieron horas. La tensión que se sentía en ambiente era sofocante.
-¿Dónde está Kaz?- preguntó Ken a modo de saludo en cuento entró a la sala. -¿Cómo que Hyde no está con él? ¿Qué….?
-Ken…- interrumpió Yukihiro un poco alarmado.-Allá.- Señaló al rincón donde se encontraba el guitarrista de Vamps.
Al verlo, Ken podía darse cuenta que el guitarrista estaba conteniéndose, no era su pie que se movía con cierta desesperación, o sus manos tensadas en puño a punto de sangrar; era más bien su mirada. Nunca habían visto a Kaz de esa manera, dudaba que alguien lo hubiera hecho alguna vez.
Se acercó hasta él.
-¿Estás bien Kaz?- en realidad sabía la respuesta, pero no supo que más decir.
-¿Dónde está Haido? ¿Qué le pasó? ¿Qué fue lo que Ogawa….?- se había levantado tan bruscamente de su lugar que incluso asustó a Ken.
-No lo sabemos.- Se sentó en el sofá frente a él y con un ademán lo invitó a hacer lo mismo. –Hasta donde nosotros sabíamos Hyde estaba contigo. En cuanto a Tetsu… bueno, él…- su rostro se endureció, y la mirada tan grave que le dedicó, asustó a Kaz.
-Habla de una vez…- pero no pudo continuar. El teléfono comenzó a sonar insistentemente, intentó ignorarlo, pero, ¿y si era Hyde? Sintió un deja vú… pero en la pantalla marcaba número desconocido, aun así contestó.