Capítulo No. 20
Al salir de la habitación lo buscó con la mirada. Ahí estaba, sentado en el mismo lugar. Suspiró, necesitaba darse ánimos para hacer esto.
-No has descansado, y me imagino que tampoco has comido nada, ¿cierto?- Fue lo único que se le ocurrió decir cuando estuvo frente a él.
-Estoy bien. Gracias.- Ni siquiera le dirigió la mirada. -¿Hyde está bien?
-Sí, un poco cansado, pero bien.- Kaz se sentó a su lado. –Creí que te habrías ido a casa con los demás.
-No puedo dejarlo aquí.- Suspiró pesadamente. Se notaba cansado. –Después de todo, esto es mi culpa…
Kaz lo miró un largo rato, luego agregó.
-Haido quiere saber si quisieras pasar a verlo…- Se sorprendió por el repentino cambio en el semblante del bajista, ¿miedo, tal vez, sorpresa? -¿Y bien…?
-Te estás burlando de mí, ¿cierto?- dijo con el ceño fruncido. Incrédulo.
-No, él quiere verte. Está esperándote.
Repentinamente bajó la mirada, estaba nervioso, Kaz pudo notarlo por la forma en que se mordía el labio inferior y por cómo jugaba con sus manos.
-¿Qué le digo?- preguntó el guitarrista.
Tetsuya le dedicó una mirada de agradecimiento, y sin más se levantó decidido de su asiento y caminó hacía la habitación, pero antes de tomar la perilla miró al guitarrista. Éste entendió el mensaje y caminó hacia él.
Kaz entró primero, observó a Hyde, asintió y le sonrió, luego le dio el pase al bajista.
Tetsuya entró con miedo, dudoso, las piernas le temblaban. Cuando cruzó la puerta iba con la mirada baja, entonces fue la voz de Hyde la que lo hizo levantar la vista.
-Pasa, Tetsu…-
-¿C-cómo… cómo estás?- preguntó en un murmullo, la voz le fallaba.
Pero Hyde no contestó, se quedó mirándolo, no podía creerlo, realmente Tetsuya se veía mal, esas grandes ojeras, el cabello alborotado y la ropa arrugada… no era propio de él… se veía tan mal… Ken tenía razón, sintió pena por el bajista.
-Hyde…- Tetsuya se acercó a la cama hasta quedar un par de metros del vocalista. –Yo… perdóname, Haido, por favor perdóname…- no pudo resistirlo más, se quebró, comenzó a llorar.
-Los dejaré solos para que puedan hablar…- anunció Kaz.
-¡No!- La voz de Tetsuya lo detuvo. Hyde se sorprendió. –No, por favor, quédate.
-¿Estás seguro?- preguntó el guitarrista, y al notar que Tetsuya asentía comenzó a caminar al lugar que había ocupado antes. La silla al lado de la cama de Hyde.
-Perdónenme ambos.- Pidió repentinamente. –Perdóname todo lo que hice Hyde, yo sabía que ustedes estaban juntos y aun así intenté acercarme a ti, yo...
-Aquella noche… ¿por qué lo hiciste, Tetsu?- Preguntó Hyde con dolor en su voz. Quería saber. No entendía y quería que Tetsuya le explicara. Kaz, al escucharlo, se tensó.
-No fue mi intensión, créeme. Yo, yo quería recuperarte, yo quería que tú… que todo fuera cómo antes… yo…
-Pero yo te lo dije, Tetsu, te dije que estaba con Kaz, te dije cuánto lo quería, y cuánto deseaba que lo nuestro funcionara…
-Lo sé, lo sé- dijo desesperado, se tomó la cabeza con ambas manos y las lágrimas volvieron a rodar. –Esa noche, tú te quedaste dormido en mi sofá, yo sólo quería tenerte conmigo otro poco, yo no pretendía, te lo juro, yo…- ahora lo miraba abatido –No pude reprimir el impulso de besarte…- susurró, apenado. –Y cuando sentí que me correspondías yo… No podía creerlo, estaba tan feliz… todo era perfecto… pero luego dijiste su nombre…- miró al guitarrista, quien permanecía en silencio, escuchando atento, buscando a tientas la mano de Hyde, Tetsuya sonrió triste. –Me volví loco de celos… Hyde, créeme, realmente lo lamento yo…
-Tetsu,- lo llamó –Lo que te dije aquel día, es cierto. Yo te quiero y mucho, Tetchan.- Tetsuya lo miró incrédulo, Hyde le sonreía tiernamente, ¿cómo era posible? -Pero ya no te amo…
-Lo sé, Hyde...- bajó la mirada.
-Y me gustaría mucho poder conservar tu amistad. Y la banda, L’arc en Ciel es nuestro sueño, ¿cierto?...
-Hyde…
-Pero por favor, Tetchan- Tetsuya lo miró atento, esperando las siguientes palabras del vocalista. –No vuelvas a hacer eso, ¿quieres?
El rostro de Tetsuya se iluminó -Jamás, Hyde, te lo prometo, jamás haría algo así de nuevo, yo…
-Tetchan…- Lo interrumpió. Sonrió divertido, lo que extraño tanto al bajista como al guitarrista –Ve a bañarte, hueles raro…- y estalló en carcajadas.
Tesuya se olió a sí mismo y sonrió, no era cierto, pero sí necesitaba una buena ducha y dormir, sobre todo dormir.
Rieron divertidos, la risa de Hyde era contagiosa, pero sobre todo la habían extrañada tanto, los dos. Ambos habían creído que jamás la escucharían otra vez.
Pero las cosas imposibles suelen pasar, ahí están los tres, riendo, en la habitación de un hospital. Algo que, tanto Kaz como Tetsuya, jamás imaginaron.