Capítulo No. 3
El tiempo había pasado.
Ya habían cumplido casi con todas las fechas, ya sólo faltaba una presentación más, el cierre. Llevaban ya más de cuatro meses fuera de casa, de ciudad en ciudad, habían recorrido dos continentes. Estaban felices y muy cansados.
Esa noche, luego del penúltimo concierto, habían ido, como todas las veces, a festejar el éxito. Habían llegado ya muy de madrugada.
Pasaba del medio día, y ni Hyde ni Kaz habían bajado todavía a desayunar. Aunque Jin había ido a llamarlos, y si bien en la habitación de Kaz, este le había dicho que no tardaba, de la de Hyde no había recibido respuesta alguna. Supuso que éste, que aunque no había tomado la noche anterior, seguiría tan dormido que no lo escuchó ni tocar.
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-…Ugrh…- gruñó Kaz, complacido al sentir que alguien comenzaba a besarle el hombro, recorrer el cuello alcanzar la mejilla y seguía hasta llegar a los labios. -Buenos días- alcanzó a decir entre beso y beso.
-Buenos días- respondió mientras se trepaba en el guitarrista y se sentaba a ahorcajadas en su vientre. Hyde comenzaba a desabotonar la camisa del pijama y besar la zona descubierta.
-Hyde…- se quejó bajo, aunque su rostro no mostraba molestia alguna –tenemos que bajar…- pero Hyde no hizo caso, se sacó su propia camisa y pegó su pecho desnudo con el del guitarrista. Kaz lo abrazó, lo besó profundamente y giró con él en brazos para quedar sobre el vocalista y comenzar a besar el cuello y pecho de éste. Mientras sus manos acariciaban cada parte del cuerpo tantas veces recorrido.
-¡Aahh!- gimió –descuida no… no van a extrañarnos…- con los pies logró bajar el pantalón del guitarrista. Kaz soltó una ligera risilla al sentir que lo desprendía de la prenda con tanta facilidad.
Él lo imitó y se deshizo de la última prenda de Hyde, era una suerte que a Hyde le gustara dormir en bóxer, quedando ambos en igualdad de situación.
Kaz se mecía, lo tocaba, lo acariciaba, provocando sonoros gemidos por parte de Hyde. Éste se contorsionaba, se estremecía.
Entonces sintió las piernas del vocalista envolverle la cintura, logrando que su miembro rozara la entrada del vocalista.
-Hazlo… Kaz… no aguanto más… hazlo…- Kaz no pensaba desobedecerlo. Así que estiró la mano hacía el buró y del cajón, sacó un pequeño tubo de lubricante. Sin deshacer el abrazo, sin separarse, y como pudo vertió un poco del líquido en su mano y lo untó en la entrada de Hyde, quién se estremeció al sentir la sustancia fría.
Kaz sonrió al ver ese gesto. Paseaba su mano, sus dedos alrededor de la zona. En el momento justo en que el guitarrista comenzaba a introducir el primer dedo, Hyde lo detuvo.
-No… te quiero a ti. Ah… ahora- Sin pensarlo mucho, Kaz vertió otro poco del líquido y lo untó en su propio miembro, bastante endurecido. Y lo penetró con mucho cuidado, pues no lo había preparado.
Esperó un momento, pero Hyde, siempre impaciente, inició el movimiento, incitándolo. El vaivén era lento, pausado. Pero las caderas de Hyde lo obligaban a incrementar el ritmo. Pedía “más y más fuerte” entre gemidos y jadeos. Kaz sólo obedecía. Porque siempre era así. No podía negarle nada a ese ser que yacía bajo suyo. A su merced.
Entonces, un jadeo especialmente agudo y un espasmo especialmente diferente le anunciaron que estaba a punto de terminar. Y así fue, en ese momento sintió un líquido tibio entre sus vientres. Sólo un segundo después él mismo se vino en el interior del vocalista.
Ambos cayeron rendidos, con la respiración agitada. Ninguno se movía aún. Estaban exhaustos, pero era un cansancio especial, agradable.
Kaz comenzaba a llenarlo de besos, la frente, las mejillas, los labios. Besos tiernos, duces; como si temiera romperlo si el beso se hacía más apasionado. Entonces lo abrazó y giró con él para dejarlo descansar en su pecho.
A Hyde le gustaba eso. La primera vez le había parecido algo cursi, pero ahora, ahora esperaba esos besos con ansias.
En ese momento alguien tocó la puerta. Era Jin, que le avisaba a Kaz que hacía horas el desayuno estaba listo. Y preguntándole por Hyde, pues había tocado su puerta y éste no había contestado.
Hyde rio por lo bajo, cuando vio la cara de preocupación del guitarrista. Kaz le tapó la boca, porque conociéndolo, era capaz de contestar él mismo sólo para que supieran que estaba ahí, con él. Y dejar que la imaginación del tecladista volara, no es que se equivocara pero…
-Ya vamos… quiero decir- se corrigió en seguida -¡ya voy!- dijo un poco más fuerte, esperando que no hubieran notado el plural la primera vez. Hyde se moría de la risa. Kaz era bastante adorable cuando se ponía nervioso.
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El último concierto había iniciado.
Justo ahora se encontraban en el escenario, haciendo lo mejor que sabían hacer. Era el último live del año, así que tenían que terminar con todo, dar lo mejor de sí.
Mientras ellos disfrutaban, mientras tocaban sus instrumentos como si en ello les fuera la vida; mientras Hyde cantaba, bailaba y se deshacía en el escenario, el pasillo comenzaba a llenarse de arreglos florales, felicitándolos por su éxito.
Cuando el concierto terminó, los chicos de Vamps salieron a ver los arreglos, miradas superficiales, todos echaban un vistazo nada más, antes de pasar a las duchas. Todos, menos Kaz, le gustan esa clase de muestras de afecto, de solidaridad por parte de sus adversos, por así decirlo, así que se tomaba su tiempo, notando cada una. Pero justo al final del pasillo un arreglo llamó especialmente su atención.
No podía creerlo, ¿cómo se atrevía?, después de lo que le había hecho, esto era una burla. Llamó a alguien del staff y pidió que llevaran todos los arreglos al estudio, todos menos ese, él se haría cargo personalmente de ese.
Esperaba que Hyde no lo hubiera notado, aunque sabía lo despistado que era este, así que confió en que no lo vio. Supuso que de haber sido así le habría dicho de inmediato.
Regresó al camerino, él también necesitaba un baño. Pero alguien allí ya lo esperaba, bueno, no a él pero… alguien estaba esperando.
-¡¿Pero, qué rayos…?!- no pudo evitar ese tono tan grosero, estaba sorprendido. -¡Será mejor que te vayas antes de que…!- pero no pudo terminar la frase, alguien más había entrado.
-Oye Kaz, ¿ya viste que…?- se quedó estático -Tetsu…- susurró al verlo, la mirada en el vocalista sólo reflejaba incredulidad. La tasa de café que llevaba en la mano derecha se le resbaló. El ruido que hizo al estrellarse contra el suelo, resonó en toda la habitación.