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STAY OVER por Sakurako

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Notas del capitulo:

Disfrútenlo. 

Capítulo No. 8

 

 

-¡Estoy harta de todo esto Tetsuya…!- Ayana le espetó al bajista.

Hacía tiempo que las cosas no iban bien entre ellos. Los días se hacían largos y tediosos cuando estaban juntos. Era por eso que Ayana buscaba cada vez más trabajo, y Tetsuya se la pasaba prácticamente internado en su Compañía o trabajando en su proyecto en solitario. Cualquier cosa que lo mantuviera ocupado y alejado de su “hogar”.

-Basta, Ayana. Hoy no tengo ánimos para pelear contigo.- Pasó de largo y se encerró en la habitación.

Pero Ayana sí tenía ánimos de pelear, así que lo siguió, se detuvo en el umbral y lo observó por largo rato.

Lentamente, la modelo se acercó hasta el borde de la cama donde Tetsuya estaba echado, boca bajo, realmente se veía cansado. Se sentó en la orilla y comenzó a acariciarle la espalda. Tetsuya iba replicar algo pero…

-Estás muy tenso Tetchan.- Le dijo con voz suave, dulce. Voz digna de una mujer delicada, una mujer como ella, la dulce y siempre grácil Ayana.

Comenzó a masajear la espalda, los omóplatos, siguió con los hombros, el cuello y luego comenzó sacarle la camisa para después empezar a besar la zona descubierta, Tetsuya se tensó.

-¿Qué haces?- le preguntó el bajista algo confundido, separándose de manera violenta.

-¿Qué?, ¿te molesta? No te entiendo Tetsuya… intento hacer algo aquí. Siento que soy la única en esta relación yo…

-Por favor, Ayana. Te dije que estoy cansado.

-¿Quién es?- preguntó levantándose frenéticamente de la cama.

-¿Qué?- preguntó atónito.

-Dímelo, ¿quién es, con quién rayos te estas acostando, Tetsuya?- Era increíble que Ayana hiciera ese tipo de reclamos. –Ah… ya sé. Es ese estúpido vocalista tuyo, ¿no?, es él otra vez…

-Ayana…- siseo bajo, en claro tono de advertencia –no te permito que lo insultes, ¿de acuerdo? Hyde no tiene nada qué ver en todo esto.

-¿Ah, no? ¿Crees que soy idiota? Vi las fotografías, Tetsuya. Las publicó una revista. ¡Le mandaste flores a su concierto!- su tono dulce completamente olvidado –¡O mejor dicho, le llevaste flores a ese tipo, ¿no?!- utilizaba un tono sarcástico, que fastidió más al bajista. -¿A dónde crees que vas? Aún no he terminado contigo, Ogawa.

Tetsuya salió de la habitación y sin decir absolutamente nada, se colocó la chaqueta de nuevo y salió de allí. Azotando la puerta principal, única señal de haber perdido la paciencia.

 

*******

 

-Está bien, ¿dónde quieres que nos veamos?- preguntó Ken al teléfono.

Minutos antes Ken y Yukihiro entraban al departamento. Ken había ido a recoger al baterista al aeropuerto, a quien le habían invitado a un programa especial en Osaka, junto con su grupo, Acid Android. En cuanto cruzaron la puerta Ken había comenzado a recuperar el tiempo perdido. Ya lo tenía tendido en el sofá suspirando entre beso y beso, cuando el teléfono sonó insistentemente. Por un momento pensó en no atender la llamada. Pero como siempre, el baterista no se lo permitió.

-Contesta Ken, puede ser importante.- Le pidió Yukihiro, incorporándose y arreglándose un poco la ropa y el cabello.

-¿Diga?- Respondió Ken con la voz aún un tanto alterada.

-¿Ken?... soy yo, ¿podemos vernos?, necesito hablar con alguien.

-Claro. Oye… ¿estás bien?

-Sí. Es sólo que… ¿Yuki está contigo?- De repente recordó que el baterista regresaba ese día.

-Acabamos de llegar. ¿Por qué no vienes a cenar con nosotros? A Yuki le gustaría.- Mientras decía esto, le lanzó una mirada cómplice a su pareja, quien sólo sonreía en respuesta a la muda pregunta. (Puedo invitarlo, ¿cierto?).

-No. No quiero molestar, debe estar realmente cansado. Mejor otro día. Ahora me gustaría hablar contigo.

-Sabes que no eres una molestia, Tetsu. Pero… está bien, ¿dónde quieres que nos veamos?

-El bar de siempre, ¿te parece bien?-

-Me parece perfecto. Te veo en…- hizo cálculos rápidamente, mirando su reloj de pulsera. –veinte minutos, ¿sí?

-Gracias. Saluda a Yuki de mi parte.

La llamada se cortó.

-Tetchan te manda saludos, Yuki.- le dijo colocando la bocina en su lugar.

-¿Está bien?- por lo poco que había escuchado de la conversación, el líder parecía estar mal.

-Sí, no te preocupes. Sólo quiere desahogarse, supongo que ya regresó su esposa del viaje. Me encontraré con él en el bar. ¿Quieres venir?-

-No, Ken- se acercó un poco para poder besarlo a manera de disculpa –estoy cansado y quiero bañarme. Además supongo que Tetsu quiere hablar sólo contigo, ¿no?

-Sabes Yuki… a veces me das miedo.- Lo tomó de la cintura y lo atrajo para dejar otro beso en sus labios. –Pareces psíquico…- le dijo divertido.

-¿Quién te dice que no lo soy, Kitamura?- le dijo mientras se alejaba con una sonrisa en los labios, sabía que Ken lo seguía con la mirada.

Justo cuando cruzó la puerta del baño y abrió la llave  del grifo para llenar la tina, escuchó a Ken despedirse con un “no me tardo”. Él salió al pasillo para despedirle, pero en ese momento se escuchó la puerta cerrarse. Suspiró.

Sabía de qué querría hablar Tetsuya con Ken. Desde el momento en que había visto los periódicos con la nota, un tanto exagerada, del arreglo florar que Hyde había recibido en su último concierto con Vamps, de parte de su líder de L’arc en Ciel.

 

*******

 

Entraron juntos al bar. Se habían encontrado en la entrada. Pidieron la mesa de siempre y un par de bebidas, las de siempre, también.

-¿Y, bien Tetsuya, de qué quieres hablar?- preguntó Ken en cuento se sentaron a la mesa.

-Pelee con Ayana esta mañana.- Ahogó un suspiro. –Adivina por qué peleamos…

-Hyde- No era una pregunta. Sólo había dos cosas que ponían a Ayana en ese estado, uno era L’arc en Ciel, el otro era Hyde. Y considerando que la banda estaba en receso, un receso indefinido. Era obvia la respuesta. Tetsuya sólo asintió.

-¿Ahora que hizo el demonio?- continuó Ken –Tengo entendido que está de gira, ¿no?

-No, ya terminó.- Se quedó en silencio un rato. –Fui a verlo. Le pedí que…

-Tetsuya… ¿por qué no lo dejas en paz?- notó un deje de recriminación en sus palabras. Tetsuya se extrañó.

-Yo… aún lo quiero.- Suspiró. Era la verdad. No había podido dejar de quererlo, amarlo, en todo ese tiempo.

-Eso hubieras pensado cuanto tú mismo terminaste con él- realmente, Ken parecía molesto –Yo también fui a verlo.- se quedó callado, porque el mesero se había acercado con las bebidas. En cuanto se retiró continuó –El enano se ve bien, ¿sabes?, a pesar del daño que le hiciste.- Lo observó intensamente. -Porque le hiciste mucho daño Tetsuya. Aquella tarde cuando tú lo dejaste, él fue a verme, a reclamarme por qué no le dije nada. Él creía que tú, a pesar de estar casado, no estabas con tu esposa. Él creía que sólo habías jugado con él.- Lanzó una risilla irónica. –Yo también lo creí.- Lo miró con reproche, recordando.

-Ken, tú sabes que eso no es cierto. Sí. Admito que cometí muchos errores con él, con Ayana.- Bajó la mirada. –Mi matrimonio con Ayana el más grande de mis errores. Yo creí que casándome con ella las personas, la prensa, mi familia me dejarían en paz, tu sabes que yo…

-Lo sé- le interrumpió –Yo lo sé. Pero Hyde no. Nunca se lo dijiste, ¿cierto? Le hubieras contado. Le hubieras dicho, el enano te quería, él te hubiera entendido, te hubiera apoyado.

-“¿Quería…?”- susurró. -¿Crees que Hyde ya no me quiere, que él ya me olvidó?

-Tetchan…

-Voy a divorciarme.- Dijo con voz firme, decidido. Ya estaba cansado de todo eso, de llevar esa vida sin sentido. De esa tortura auto infringida. Ni él ni Ayana eran felices, entonces ¿para qué seguir, con qué sentido? –Ayer fui a ver al abogado. Mañana, pretendo instalarme en mi viejo departamento.

Ken se quedó callado, ¿qué podía decirle? Estaba sorprendido. Lo miró como si no lo conociera, como si el que le estuviera hablando fuera otro y no Tetsuya, su amigo de toda la vida.

-No me mires así- rio tristemente –ya lo venía pensando hace tiempo, desde el principio…- rió sin ganas –Se lo dije a Hyde.- Ken seguía mirándolo, como si de repente le hubiera salido otra cabeza. -Me hace daño estar con ella. Nos hace daño estar juntos.

-¿Y tu hijo?- preguntó de repente. A Ken no le gustaba la idea de que un niño tuviera que vivir sin sus padres juntos.

-Es lo único que me ha detenido, pero, no soy feliz, Ken. Ayana no es feliz y él comienza a notarlo.

-Entiendo… sólo puedo decirte que tienes todo mi apoyo, hermano. Cuenta con nosotros, conmigo y con Yuki, claro.

-Gracias, Ken.

Súbitamente se quedaron callados, cada uno inmerso en sus propios pensamientos. Acompañándose en el silencio. El único tipo de apoyo que podía brindarle el guitarrista en este momento.

 

 

Regresó a casa pasada la media noche. Cuando entró a la habitación, encontró a Yukihiro durmiendo plácidamente. Se sentó en la cama, contemplándolo. No pudo reprimir el impulso por más tiempo y se acercó para poder besarlo, con mucho cuidado, no quería despertarlo. Pero fue inútil, esos labios cobraron vida y sintió como el baterista le rodeaba el cuello con sus brazos y profundizaba el beso.

-¿Cómo está Tetsu?- preguntó todavía adormilado.

-Supongo que podría estar mejor. Pero no quiero hablar de Tetsuya.- Se quejó. -Te extrañé Awaji.- Apartó el cobertor que cubría al baterista y se trepó en él. –Bésame, Yuki.- Ordenó cariñosamente.

-Te estoy besando Ken.- Respondió entre beso y beso. Mientras sentía cómo el guitarrista comenzaba a sacarle el pijama. Yukihiro hizo lo propio con la ropa de Ken.

A los minutos estaban completamente desnudos, besándose, acariciándose, gimiendo, todo con una increíble sincronización.

Luego de un rato, mientras Yukihiro descansaba en el pecho de Ken, suspirando profundamente, recordando lo que acababan de hacer, notó la repentina melancolía que atacó a su pareja.

-¿Seguro que estás bien, Ken?- preguntó elevando el rostro para poder mirarlo a los ojos. Bostezó.

-Sí, Yuki, no te preocupes, duérmete…- sonrió ante el mohín de su amante. Se veía lindo todo adormilado.

-¿Seguro…?- se reacomodó en el pecho del guitarrista. Ken acariciaba sutilmente su espalda. En ese momento tan íntimo, tan único después de haber hecho el amor.

-Sí, es sólo que no quiero ni imaginarme cómo sería estar sin ti. No puedo.- le dijo atrayéndolo para besarlo.

-Yo no iré a ningún lado, no te preocupes…- susurró antes de cerrar los ojos.

Sin darse cuenta, ambos se quedaron dormidos.  

Notas finales:

Lo siento no pude evitar el Kenki. 

Continuará...


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