Capítulo No. 2
-Entonces… es todo por hoy. Descansen bien. Por favor no se metan en problemas. Nos vemos pasado mañana, salimos a las ocho en punto, y no lleguen tarde.- Kaz había dado el último discurso antes de iniciar el tour de promoción.
-Mira quien lo dice…. Ustedes son los que siempre llegan tarde…- dijo Ju-ken sarcásticamente, burlándose al notar la mirada asesina que Hyde le había dedicado.
-¡Vaya, Ju-Ken, gracias por ofrecerte a hacerte cargo del embarque de los instrumentos, el camión estará aquí…!- Hyde lo pensó un poco y con una media sonrisa y una mirada llena de maldad, se giró hacía donde estaba Kaz -¿A qué hora dijiste que llegarían?, Ah… sí, mañana a las siete de la mañana, pero, tienes que estar antes para hacer el papeleo.
-¿Qué? Ah, No. Ese no es mi trabajo, además…
-¿También quieres hacerte cargo de las pruebas de sonido, iluminación y vestuario, tú solo?- la mirada de desafío que le lanzó el vocalista, casi los asustó, casi…- Además, nosotros SIEMPRE llegamos tarde, ¿No?
-Enano del demonio… -Siseó, completamente derrotado. Detrás de él se podían escuchar las risas de los demás, las venganzas de Hyde eran épicas, y justo ahora estaban presenciando una. No se lo perderían por nada.
-Déjalo, Ju-Ken, ya se harán cargo los del staff...- Intentó intervenir Kaz.
-No, ya le diré a Takagi-san qué tú- señaló al bajista –te harás cargo esta vez.- Ju-Ken abrió la boca para replicar, pero lo pensó un momento y supuso que, si decía algo más, la venganza sería aún peor. –Y ni se te ocurra dejárselo a alguien más, ¿eh?- El bajista sólo asintió. Eso le pasaba por molestarlo, sabiendo que estaba de malas.
Ju-Ken ya había convencido a Kaz de hablar con Hyde para levantarle el castigo. Ya todos se habían retirado, ahora ya sólo quedaban Hyde y Kaz. Este último revisando los últimos detalles para el inicio del tour.
Hyde estaba cabeceando, se estaba quedando dormido en el sofá, Kaz lo miraba de reojo, le gustaba verlo así, tan natural. Justo en ese momento, alguien llamó a la puerta.
-Adelante- dijo Kaz, desde su lugar. Supuso que era alguien del staff.
-Hola, Iwaike-san. Cuánto tiempo sin vernos.- Dijo alegré el Guitarrista de L’arc en ciel.
-Ken-san, pasa. Pero llámame Kaz, por favor.
-¡Ken!- gritó el vocalista, que había despertado al escuchar su inconfundible voz. Hacía mucho tiempo que no lo veía. –Ken, ¿vienes sólo?, ¿no trajiste a Yuki?
-Hola, Haido, no, vine solo. Tenía una sesión de fotos a tres cuadras de aquí y pensé en pasar a saludarte.
-¿Para tu trabajo de solista?- preguntó.
-Sí. Oye, ¿quieres ir a tomar algo?
-Claro. Aún quedan algunas cosas que terminar, pero ya fal…
-Ve, Hyde. Yo termino. Nos vemos después.- Kaz lo miraba dulcemente, el gesto de felicidad en el rostro de Hyde era increíble. Hacía mucho tiempo que no veía a su amigo. Hyde había estado molesto con él durante mucho tiempo y sabía que se moría de ganas por hacer las paces.
-¿Nos vemos mañana?- Hyde se había acercado y le había susurrado la pregunta al oído.
-Claro, te llamo en cuanto termine. Y por favor no tomes, ¿Sí?, recuerda…
-Sí, sí, ya sé, no te preocupes. Vamos, Ken-chan. Rápido, te has vuelto viejo, ¿eh?- bromeaba divertido. Realmente estaba feliz.
-Y tú, más maligno… ¿eh?- le siguió el juego.
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Hacía rato que habían llegado al bar. Habían hablado prácticamente de todo, menos de lo que realmente querían hablar. Ambos evitaban el tema, Tetsuya.
-¿Y Yuki?- Preguntó Hyde, era verdaderamente extraño que Ken saliera sin su baterista. No desde que estaban juntos.
-Trabajo. Ya sabes. Justo ahora está de tour, promocionando el nuevo álbum de Acid Android. Hace meses y medio que no lo veo.- El rostro de Ken se ensombreció. Tomó la cerveza que tenía en frente y de un solo sorbo la terminó. Realmente extrañaba a su pareja. Desde que estaban juntos, nunca se habían separado por tanto tiempo. – Y aún le quedan otro par de meses para terminar.
-¿Y sigues con vida?- se burló.
-Bueno, tengo qué, ¿no?- de repente se quedó callado, con la vista gacha, pensado, eligiendo las palabras. –Oye, Haido, yo… lo siento.- Lo miró de soslayo, apenado.- Lamento mucho lo que pasó, sé que yo debí haberte dicho…
-Ya no importa Ken-chan- le sonrió. –Ya no importa- repitió, ahora con la mirada perdida en la botella de su cerveza sin alcohol que había pedido. -Y… ¿Lo has… visto?- La verdad era que no quería preguntar, no después de lo que le había hecho.
-No realmente. He hablado con él, por teléfono. Al parecer tiene mucho trabajo, con lo de su compañía y su trabajo en solitario, además, creo que Ayana ha tenido mucho trabajo también, creo que estuvo de gira en una pasarel…- De repente se dio cuenta, que como siempre, hablaba de más. Supuso que lo último que a Hyde le interesaba, era saber que Tetsuya era “feliz”.- Perdóname, soy un idiota, ¿verdad?
-No, está bien. La verdad es que ya no duele, tanto. Creo que por fin lo he superado.- Tomó la cerveza y la bebió de un solo trago.- ¿Y cómo van las cosas con Yuki?
-¿Eh?, pues… bien. Hace seis meses que decidimos vivir juntos, ¿sabes?- El rostro se le iluminó por completo. Sonreía bobamente. Hyde reprimió el impulso de sacar el celular y tomarle una fotografía. –Pero sabes… se la ha pasado trabajando, casi no lo veo. Cuando yo estoy libre, él trabaja. Cuanto él está libre, yo estoy trabajando. Creo que nos veíamos más antes…- Iba a seguir con la perorata, pero la cara divertida que puso Hyde se lo impidió.- ¿Qué?
-Ken…- Hyde se carcajeaba hasta casi caer al piso- Ken… pareces una vieja quejosa.
-Enano del demonio.- Dijo bastante sonrojado. Las carcajadas se volvían cada vez más fuertes. -¡¡Cállate, ¿quieres?!!
-Será mejor que me vaya.- Se puso de pie y se colocó la chaqueta. -No quiero que te pongas a llorar en mi hombro- y soltó una nueva carcajada antes de despedirse con un gesto de mano. –No podría vivir con ese trauma.
-Muy gracioso, Enano.- Negó con la cabeza, ese era Hyde. La verdad le había preocupado que este hubiera cambiado, que las circunstancias lo hubieran cambiado, pero realmente se veía bien.- Y no te preocupes, yo invito.- Le gritó. Hyde sólo levantó la mano, sin voltear, en señal de haberlo escuchado.
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Hizo parar un taxi. Había llegado al bar con Ken y al estudio con Kaz. “Hace tiempo que no manejo mi auto”, pensó de repente, mientras lo abordaba. Le indicó la dirección y el taxista sólo asintió a modo de respuesta y se puso en marcha.
Justo cuando el taxi se detuvo en su edificio, cambió de idea. Le dio la nueva dirección al taxista, que sin decir nada, con un simple asentimiento, retomó el camino hacia su nuevo destino.
Llegó al edificio, pagó al taxista, subió por el elevador, llegó al piso y se detuvo en la puerta. Iba a llamar, pero algo lo detuvo, un presentimiento; tomó el pomo y lo giró, estaba abierta. Sonrió. Seguramente Kaz sabía que él llegaría y le había dejado la puerta abierta.
Caminó hasta la recamara. La puerta también estaba abierta. Kaz parecía estar dormido, pero aun así le había dejado un lado libre. Sonrió. Eran esos gestos los que más le gustaban de él. Así que se desvistió en la oscuridad, tomó una camisa del guitarrista y se metió a la cama.
Hyde se acercó a él. Escondiendo el rostro en la nuca de éste. Introdujo sus manos debajo del pijama de Kaz, recorriéndole el abdomen, acariciándolo. Entrelazó los pies, sintiendo cómo Kaz empezaba a retorcerse debido a la frialdad de su cuerpo, contrastando con el cuerpo cálido del guitarrista. Se sentía tan bien.
-Hyde… estás helado.- Se giró en su lugar para poder corresponder el abrazo. -¿Estás bien?,- Hyde parecía triste- No tomaste, ¿cierto?- inquirió curioso.
-Sólo una cerveza, sin alcohol, no te preocupes.- Sonrió para sí. –Y ahora sí, todo está bien…- levantó el rostro para poder besarlo. Se acurrucó mejor en el pecho del guitarrista y se quedó dormido.
A veces Kaz pensaba que Hyde parecía un gatito indefenso, esa idea lo hacía sonreír.