No entendía que estaba sucediendo, un segundo estaba en uno de los mejores momentos de mi vida y al otro veía a Evans fuera de sí. Cuando salimos del hospital intente hablar con él pero parecía no escucharme así que intente agarrarlo del hombro para que me hiciera caso, gran equivocación, justo en ese momento soltó un grito diciendo que no lo tocara lo cual hizo que me alarmara. Pensé que estaba enojado, pero no entendía la razón, ¿Qué hice para que se enojara? Y cuando volteó no encontré la mirada de furia que esperaba, en su lugar vi miedo en sus ojos ¿miedo a que? ¿A mí?
-por favor Derek… no te me acerques.
Eso me confundió todavía más, sin embargo, a pesar de mi preocupación, decidí respetar lo que él quería, pero por una vez… no estoy por completo seguro de si esa es la decisión correcta.
Subimos al auto, ya voy en el asiento del copiloto debido a la petición de Evans, echo unos vistazos a sus acciones por el espejo, su mirada sigue igual: muy nerviosa, aterrada pero de alguna forma… es como si enterrara algo, me parece que no tengo otro método para describir cierta expresión, está ocultando algo. También se rasca los brazos, lo suficiente para dejar marcas rojas que van de desde sus codos hasta sus muñecas y, de vez en cuando van un poco más alto o bajo, a sus hombros y a la parte de arriba de su mano.
8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8
Regresamos a casa, cuando llegamos Alexis subió a su cuarto lo más rápido que pudo y se encerró ahí azotando la puerta. Me preocupé demasiado, a veces oía algunos ruidos ahí dentro aunque no su voz, ni una palabra, ni un grito o un susurro… absolutamente nada proveniente de su boca. En si los ruidos eran de golpes, no de cosas duras como madera o vidrio, eran más secos, tal vez una almohada o ropa.
Se supone que al regresar íbamos a comer, así que me atreví a tocar la puerta. No obtuve respuesta. Entonces toqué una vez más, ligeramente más fuerte que antes, quizá se había quedado dormido, aunque no lo creía debido a que los ruidos secos seguían. Fue cuando decidí hablar, procurando que el nivel de mi voz sonara relajado, jamás creí que algo como eso se me hiciera tan difícil.
-Evans… ¿te encuentras bien? Ven a comer algo, tú necesitas-
-¡LARGATE!
Fue la respuesta que recibí a cambio, el tonó que uso me alertó más, trate de tranquilizarme e insistirle.
-Por favor, tienes que hacerlo por-
-¡DIJE QUE TE FUERAS!- y algo golpeó la puerta desde adentro. Me rendí y me fui a mi cuarto también.
Pero no pude tranquilizarme, quiero saber que pasa en ese cuarto. La idea de que se lastime me aterra, he leído libros de psicología antes, pero eso no me hace psicólogo. No entiendo del todo la mente de las personas, mucho menos la de la persona que se supone quiero, no sé qué debo hacer. No lo conozco, no puedo ayudarlo, y eso me frustra.
Es entonces que se me ocurre una idea.
No lo conozco, pero sé de algunas personas que sí. La primera persona que se me cruza por la mente es Masner, solo que 1) yo lo odio, 2) él me odia, 3) no tengo su número y 4) probablemente él tampoco sepa muy bien qué hacer. Luego pienso en sus padres, serían la opción perfecta solo… que entre ellos y Ale aun hay un ambiente muy pesado. Y así únicamente hay una opción la cual si está registrada entre mis contactos.
Saco el teléfono y doy clic al único usuario cuyo nombre comienza con la letra “N”.
-¿bueno?
-Natalia hola.- siento que soné algo formal al decir eso y me da un poco de vergüenza.
-¡Jimmy Neutrón! ¿Qué tal todo? ¿Cómo les fue en la ecografía? ¿Es niño o niña? –son muchas preguntas las cuales, por motivos justificados, decido ignorar.
-Alexis… no está bien.- al decir eso ella guarda silencio y después reacciona.
-¿qué le pasa? –dice en un tonó seco, pero por la experiencia que he tenido con ella, estoy casi seguro de que está muy preocupada.
-creo que… el vaso se desborda.- digo recordando lo que él me dijo aquella vez.
-entiendo…- ¿qué clase de repuesta es esa? Es como si no le importara.- Mira… yo no puedo ir hasta dentro de un par de horas, hasta entonces haz lo siguiente; cuando no escuches ningún ruido entra con él, trata de no hablar mucho tú… solo quédate con él hasta que se tranquilice.
-¿y estará bien?- hay un silencio que me inquieta.- dime Natalia.
-Espero que tú lo ayudes con esto.
No me dejo decir nada más.
Resoplé y me pasé una mano por el cabello, ¿quedarme con él hasta que se tranquilice? ¿Eso es todo? No me parece que su prima esté en lo correcto, pero hasta que ella venga no hay otra cosa que pueda hacer.
Hay veces… que realmente pienso que debería rendirme. Sé que quiero a Evans, aunque luego pienso que esto nunca funcionará por la manera en que hice las cosas; me aproveché de él en el peor de los momentos y encima lo obligué a estar conmigo ¿Qué clase de pretendiente soy? Aparte del bebe, lo único que me motiva a seguir intentándolo es ese amor que le tengo a Alexis (¿o es una obsesión?) bueno, no importa lo que sea, solo sé que quiero estar con él.
Me acerco a su puerta y no escucho nada, ningún ruido, entonces tomo la perilla y la giro, veo la habitación intacta, nada está roto, como si hubiera recogido todo ni siquiera está el objeto que arrojó a la puerta ase un rato, cuando veo su cama está toda des-tendida y el enterrado bajo todas esas sabanas y colchas. Trato de que mis pasos no suenen tan ruidosos, luego me doy cuenta de que no hay ninguna razón para hacer eso y camino normal. Me siento a un lado de la cama y lo destapo. Tiene el cabello todo desarreglado, sus brazos tienen arañazos que probablemente se los hizo el mismo, eso quiere decir que se hizo daño a él mismo, lo cual no es nada relajante, noto también que está usando una camisa de futbol americano color carmesí y el número tres en la espalda, la cual le queda bastante ancha pero si se pone de pie estoy muy seguro de que le quedaría bien del largo. No dice nada durante los primero quince segundos, y cuando menos lo espero me habla.
-te dije que te fueras.- no existe tono de enojo o de miedo, es un tono demasiado seco.
-estaba preocupado por ti.- hablar poco, hablar poco.
-¿por qué? –se voltea y sus ojos purpuras se encuentran con los míos, y es cuando puedo observar que no son purpuras como siempre pensé, son azules, un azul bastante profundo, que no expresan nada, o están dando un mayor esfuerzo por no demostrarlo.
-por qué te encerraste-
-no, ¿por qué dices que me quieres? –la pregunta me impacta un poco y siento frio en la espalda, estoy tan dudoso de lo que diré que solo se me ocurre decirlo de una manera algo confusa para él.
-bueno, tú dices que no hay amor a primera vista, y según estudios puede que tengas razón. Se supone que primero está el impacto visual hacía una persona, eso es lo que se llama “atracción”, luego tienes interés por conocer a esa persona, y de acuerdo a ciertos caracteres de esa persona llega el “gusto”, y al pasar un tiempo ese gusto se convierte en el deseo de reproducción.- me di cuenta de lo que dije y mi corazón empezó a bombear sangre muy rápido.-o… la simple necesidad de compartir tú vida con ella… el nivel más alto es la fidelidad, es la fase más fuerte del “amor”.-Empiezo a percatarme de que en realidad no estoy respondiendo a su pregunta (aunque es en parte lo que quería), sacudo mi cabeza y vuelvo a hablar.- este… el punto es, que yo sentí una atracción la primera vez que te vi y me gustaste demasiado pronto también.- ¡rayos! Se supone que no debía hablar mucho.
-y luego quisiste reproducirte.-un escalofrío me recorrió el cuerpo.- solo estoy jugando.- hace una mueca similar a una sonrisa. No se me ocurre muy bien como seguir el tema después de eso, pero lo intento de todos modos.
-¿A qué se debe esa pregunta?- se agacha un poco y su fleco desarreglado le tapa la vista.
-No entiendo porque me quieres, así como no entiendo porque Nat dice que soy lindo. Yo arruino todo lo que haga, puedo tener responsabilidades de ciertos tamaños, desde hacer mi tarea, hasta cuidar la casa por tres días.- Levanta un poco más la cabeza y lo siguiente lo dice en susurros.- aunque eso tampoco lo hice muy bien.
-no creo que lo arruines todo.- entonces frunció el ceño, apretó los dientes y me dirige una mirada asesina.
-para ti es fácil decirlo, tú tienes tantas responsabilidades porque lo haces bien.- solo cerre los ojos y respiré hondo, no voy a iniciar una tonta discusión sobre esto.- Sabes… -. Lo estoy escuchando sin embargo mis ojos siguen cerrados.- esa noche… no la recuerdo muy bien, pero estoy seguro de una cosa.
Siento que Alexis se mueve en la cama, creo que se está sentando (¡!) siento una presión en mis labios y abro los ojos de golpe, es cuando me doy cuenta de que Evans me está besando, no es un beso cualquiera es… como con mucha desesperación. No puedo negar que me gusta pero algo no está bien aquí. Él se separa primero. Pero hace otra cosa, se sienta sobre mí, esto se empiezo a poner raro, aun más cuando me besa el cuello. ¡Esto no está bien!
-¡Detente Alexis! –Digo apartándolo.- no tienes que hacer esto.
-¡si tengo!- me responde.- necesito que lo hagamos.
-no es-
-¡claro que sí!- me interrumpe.- toda mi vida… he vivido ahogándome en mis propias emociones.- dice con una voz suave.- pero… esa noche me hiciste sentir bien, es lo único que sé, y quiero que lo hagas de nuevo.
Fue entonces cuando se quitó esa camiseta enorme, dejando a la vista esa pancita redonda al igual que un pecho ligeramente hinchado. Debo admitirlo, su apariencia lo hacía ver adorable. Volvió a besarme y yo le correspondí. “No” mi mente se empezó a aclarar, e intento alejarlo de mí con cuidado.
-¿Qué sucede? –puedo darme cuenta por el ligero tono de rudeza en su voz.
“No cometeré el mismo error dos veces”.
-Este no eres tú.- El se baja de la cama y va hacía el cajón por una nueva camisa en lugar de volver a ponerse la de futbol.
-¿entonces quién soy yo? –Su pregunta hace que me confunda un poco hasta que sigue hablando.- ¿Soy el pequeño femino al que tus amigos les gustaba molestar o él que fue contigo a una cita? –Me quedo callado por el momento. No exactamente porque no tenga nada que decir, es más bien porque veo lo mucho que se retiene, tiene los ojos cristalinos, sin embargo no suelta ni una lagrima.- yo… yo… no me conozco.- se sienta en el piso y mi primer impulso es ir a abrazarlo.- ¿Q-que haces? ¡Suéltame! –intenta zafarse pero lo sostengo más fuerte.
-Eso no importa, yo te quiero.- dejo de retorcerse, se quedó completamente quieto.- Tú me dijiste que estabas impresionado con el yo de la oficina y odiabas al que golpeó a Masner.- le digo con una voz que lo tranquilice.-pero… no importa que versión de mí veas, todas ellas aceptan a todas las versiones tuyas. Aunque no se conozcan bien.- No escucho nada hasta que:
-¡no!- deshice un poco el abrazo para ve que sucedía, mi sorpresa fue a ver a Alexis muy molesto viendo sus dedos, los cuales estaban empapados, vi su cara en la cual tenía marcado el camino que siguió una lágrima desde el rabillo de su ojo hasta la mitad de su mejilla.- ¿Por qué lo hiciste? –Creo que me lo dice a mí pero sigue viendo su mano.- yo no debo llorar… no puedo…
Fue cuando lo comprendí, llorar es la manera más fácil de descargar los sentimientos, un mecanismo de defensa que tenemos para deshacernos del estrés, la irritación, la tristeza, así como también sirve para demostrar felicidad. Sin embargo muchos lo señalan como un símbolo de debilidad, por eso la gente utiliza frases estúpidas como “los chicos no lloran”. Evans ha vivido varios años de su vida acumulando todas esas emociones únicamente para no verse débil.
“No dejaré que eso siga pasando”
-Está bien si lo haces.- le digo y vuelvo a abrazarlo, solo que esta vez el me corresponde.
Aunque solo nos llevemos tres centímetros de estatura, hay veces que es tan pequeño, más no es débil. Al contrario. Es fuerte al resistir toda esa carga emocional dentro de él.
8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8
Me quedé con él hasta que se quedo dormido, sus ojos terminaron muy hinchado de tanto llorar. Uno dice “llorar le hace daño a los bebes”, en este caso no, yo creo que fue mejor que sacara todo eso o si no ambos se verían muy afectados, con sus hormonas trabajando como locas hubiera sido demasiado.
Cuando voy a la sala veo a Nat entrando muy acelerada y en cuanto me ve empieza a hacerme preguntas sobre su primo, yo le explico todo lo que sucedió y nos sentamos para platicar sobre eso un buen rato.
-entonces fue por el bebe.- junta las manos y se queda mirándolas.
-¿qué tiene de malo que el bebe sea como él?
Deja de mirar sus manos, voltea a verme y suelta un gran suspiro, entonces saca su teléfono (un iPhone 6s) y después de mover y picotear la pantalla táctil unas cuantas veces me muestra la pantalla. Es la foto de… una foto, se nota porque se ve el pulgar de Nat (el cual reconozco porque es la única persona que he visto con las uñas decoradas con las cabezas de las tortugas ninja). Puedo ver a una señora con dos niños, después al observarla bien me doy cuenta de que no es realmente una señora, es una chica, le calculo unos quince o dieciséis años, me confundí cuando vi su cabello blanco, algo demasiado inusual. Los niños son una Natalia de ocho y un pequeño Alexis de siete. No terminaba de entender porque ella me enseñaba está foto.
-Veras… cuando Ale y yo vivíamos en la misma casa teníamos una vecina, su nombre era Malori.- un nombre muy lindo en mi opinión. Al igual que ella.- íbamos a su casa todos los días, tenía un jardín hermoso que ella cuidaba sola.
-¿tenía padres? –Ya sé que no está bien interrumpir pero me invade la curiosidad.
-Sí, aunque ambos trabajaban demasiado, pero no parecía que le importará mucho, decía que nosotros le hacíamos el día muy feliz.- se quedo viendo la foto, con una sonrisa medio nostálgica. Un extraño sentimiento me invade y no puedo resistir preguntar.
-¿Por qué me cuentas esto Natalia? –no parece prestarme atención hasta que guarda el teléfono.
-¿Sabes porque estábamos juntos? –Dice.- porque los tres teníamos algo en común; nos molestaban en la escuela.- No estoy seguro de que expresión tengo ahora, estoy constipado.- A mi por ser la única niña que le gustaba coleccionar insectos, a Malori por su cabello canoso y Ale pues…- no hizo falta decirlo.- Ale y Malori lo pasaban peor que yo debido a que el abuso llego más allá de la escuela, la pequeña ciudad en la que vivíamos se enteró de la condición de Ale.
-eso es bueno ¿no? De seguro así podrían parar los abusos.- ella negó con la cabeza.
-en un pueblo religioso no. Muchos veían a Ale como una aberración, un demonio o algo así.- podía sentir la sangre subir a mi cabeza, me enfurece que alguien atente así con un niño.- La iglesia no lo veía de ese modo, pero la estúpida gente sí. Su único consuelo éramos su familia, y por supuesto que ella, nunca quisimos permitir que se sintiera un fenómeno, si no que se comportara como lo que era: un niño, y uno bastante adorable.- hay un pequeño silencio, que ella decide llenar.- Pero… sucedió algo y debido a eso Ale y sus padres se mudaron, desde ese evento Ale se obsesiono con la normalidad.
-¿y que sucedió que hizo que se volviera de ese modo? –ella bajo su mirada y se abraza a ella misma, al decirlo su voz se quiebra un poco.
-Malori falleció.- no rompe en llanto, pero si se le escapa una lagrima, la cual seca con su dedo índice, un escalofrío me recorre por la espalda.- técnicamente fue un asesinato, pero trata de combatir con unos mocosos estúpidos que dicen “solo era una pequeña broma”.
-lo siento.- soy idiota.
-No tienes que, eso pasó hace tiempo, pero Ale se afectó mucho por aquello, desde ahí no quiere que lo llamen “Alex”, porque fue ella la que le puso ese apodo. Aún recuerdo lo que me dijo antes de irse “Los anormales llevan una vida tranquila, de ahora en adelante seré como ellos”.
No estoy muy decidido de lo que tengo que hacer o decir a partir de que se todo esto. Comprendo muchas cosas, y estoy confundido respecto a otras. De lo que si estoy seguro es de que no dejaré a Ale solo con esos sentimientos, lo ayudaré a superarlo, es mi nueva meta.
8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8-8
Cuando se fue Natalia volví al cuarto de Alexis para asegurarme de que todo estuviera bien, él seguía dormido pero sin taparse, agarré la orilla de las sabanas y cuando estaba dispuesto a taparlo no pude resistirme a tocar ese vientre tan abultadito, mi sorpresa fue que cuando lo hice este empezó a golpear. Esos tiernos e indefensos golpecitos.
-mnh…- aunque seguía dormido, Evans soltó un pequeño quejido y sus cejas se arquearon, parece que el bebe lo golpea demasiado fuerte.
-shh… no le hagas más daño a tú… mami (?)- Dije y para mi sorpresa los golpes se detuvieron y Evans relajó su expresión.-descansen.- di un pequeño besito al bebe y terminé de tapar a Evans, después salí sin hacer ruido.